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Lee aquí el Evangelio

El primer día de la semana, María la Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro.Echó a correr y fue donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo:«Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto».Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; e, inclinándose, vio los lienzos tendidos; pero no entró.Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio los lienzos tendidos y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no con los lienzos, sino enrollado en un sitio aparte.Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó.Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos.

¿Cómo puedes anunciar la VICTORIA SOBRE LA MUERTE? ¡Con tu alegría! Esta semana toma el compromiso de contagiar de alegría a los que tienes alrededor, a tu familia, a tus amigos... ¡recuerda que has encontrado el tesoro más grande del mundo: ¡Jesucristo que murió y resucitó por ti, que ha vencido a la muerte, y que está vivo, a tu lado, para acompañarte siempre!

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Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso enmedio y les dijo:«Paz a vosotros».Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:«Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo».Y, dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo:«Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos».Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían:«Hemos visto al Señor».Pero él les contestó:«Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo».A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo:«Paz a vosotros».Luego dijo a Tomás:«Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente».Contestó Tomás:«Señor mío y Dios mío!».Jesús le dijo:«¿Porque me has visto has creído? Bienaventurados los que crean sin haber visto».Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Estos han sido escritos para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre.

¿Cómo puedes anunciar la SALVACIÓN? Dale gracias a Jesús en tu oración por las personas que han hecho crecer en ti el don de la fe: tus padres, abuelos, catequistas, sacerdotes, amigos... Escribe sus nombres en tu rincón de oración. Y atrévete a acercarte a alguna de estas personas y darle las gracias por ayudarte a querer más a Jesús. ¡Seguro que será un gesto muy bonito!

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Aquel mismo día (el primero de la semana), dos de los discípulos de Jesús iban caminando a una aldea llamada Emaús, distante de Jerusalén unos sesenta estadios;iban conversando entre ellos de todo lo que había sucedido. Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos. Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo.Él les dijo:«¿Qué conversación es esa que traéis mientras vais de camino?».Ellos se detuvieron con aire entristecido, Y uno de ellos, que se llamaba Cleofás, le respondió:«Eres tú el único forastero en Jerusalén que no sabes lo que ha pasado allí estos días?».Él les dijo:«¿Qué?».Ellos le contestaron:«Lo de Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras, ante Dios y ante todo el pueblo; cómo lo entregaron los sumos sacerdotes y nuestros jefes para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que él iba a liberar a Israel, pero, con todo esto, ya estamos en el tercer día desde que esto sucedió. Es verdad que algunas mujeres de nuestro grupo nos han sobresaltado, pues habiendo ido muy de mañana al sepulcro, y no habiendo encontrado su cuerpo, vinieron diciendo que incluso habían visto una aparición de ángeles, que dicen que está vivo. Algunos de los nuestros fueron también al sepulcro y lo encontraron como habían dicho las mujeres; pero a él no lo vieron».Entonces él les dijo:«¡Qué necios y torpes sois para creer lo que dijeron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto y entrara así en su gloria?».Y, comenzando por Moisés y siguiendo por todos los profetas, les explicó lo que se refería a él en todas las Escrituras.Llegaron cerca de la aldea adonde iban y él simuló que iba a seguir caminando; pero ellos lo apremiaron, diciendo:«Quédate con nosotros, porque atardece y el día va de caída».Y entró para quedarse con ellos. Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando. A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron.Pero él desapareció de su vista.Y se dijeron el uno al otro:«¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?».Y, levantándose en aquel momento, se volvieron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once con sus compañeros, que estaban diciendo:«Era verdad, ha resucitado el Señor y se ha aparecido a Simón».Y ellos contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.

¿Cómo puedes anunciar la VIDA? Jesús siempre nos habla al corazón con su Palabra para que vivamos como hijos de Dios. Busca un momento este domingo para leer el Evangelio con tu familia antes de ir a la Eucaristía. Así estarás más atento y podrás descubrir lo que Jesús quiere en tu vida.

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¿Cómo puedes anunciar la ETERNIDAD? Igual que Jesús cuida de nosotros como buen pastor, elige alguna persona cercana a ti a quien puedas cuidar de manera especial esta semana, sin que ella lo sepa. ¿Qué puedes hacer para cuidar de ella?

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En aquel tiempo, dijo Jesús:«En verdad, en verdad os digo: el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ese es ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A este le abre el guarda y las ovejas atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz; a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños».Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba. Por eso añadió Jesús:«En verdad, en verdad os digo: yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon.Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos.El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estragos; yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante».

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En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:«No se turbe vuestro corazón, creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas moradas; si no, os lo habría dicho, porque me voy a prepararos un lugar. Cuando vaya y os prepare un lugar, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino».Tomás le dice:«Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?».Jesús le responde:«Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí. Si me conocierais a mí, conoceríais también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto».Felipe le dice:«Señor, muéstranos al Padre y nos basta».Jesús le replica:«Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: “Muéstranos al Padre”? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, él mismo hace las obras. Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre en mí. Si no, creed a las obras.En verdad, en verdad os digo: el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aun mayores, porque yo me voy al Padre».

¿Cómo puedes anunciar las MARAVILLAS DEL SEÑOR? ¡Dando gracias al Señor por todas las cosas que te regala en tu vida! Estate atento a todo lo que otras personas hacen por ti: por ejemplo, quien prepara la comida o lava la ropa en casa, o quien te dice algo bueno o te saluda con una sonrisa… Da las gracias esta semana a todas las personas que hagan pequeñas cosas por ti.

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¿Cómo puedes anunciar las OBRAS DE DIOS? ¡Con tu amor! Elige un día de la semana y trata de hacer todas las cosas desde el amor: levantarte por la mañana sin protestar, atender en clase sin quejarte, compartir con los compañeros siendo generoso, decir palabras amables a los demás, ofrecerte a ayudar en casa… Cuando acabe el día, revisa todo lo que has hecho y dile a Jesús que le amas.

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En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:«Si me amáis, guardaréis mis mandamientos. Y yo le pediré al Padre que os dé otro Paráclito, que esté siempre con vosotros, el Espíritu de la verdad. El mundo no puede recibirlo, porque. no lo ve ni lo conoce; vosotros, en cambio, lo conocéis, porque mora con vosotros y está en vosotros. No os dejaré huérfanos, volveré a vosotros. Dentro de poco el mundo no me verá, pero vosotros me veréis y viviréis, porque yo sigo viviendo. Entonces sabréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí y yo en vosotros. El que acepta mis mandamientos y los guarda, ese me ama; y el que me ama será amado por mi Padre, y yo también lo amaré y me manifestaré a él».

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¿Cómo puedes anunciar la GLORIA DEL SEÑOR? ¡Con la alabanza! La alabanza es una forma de hacer oración en la que le decimos al Señor lo bueno y maravilloso que es. Escribe en una hoja todas las cosas buenas que podrías decir de Jesús (puedes hacer letras bonitas y colocarla en tu rincón de oración). Después… ¡dile todas esas cosas a Jesús!: Jesús te alabo porque eres…

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En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado.Al verlo, ellos se postraron, pero algunos dudaron.Acercándose a ellos, Jesús les dijo:«Se me ha dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado.Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el final de los tiempos».

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¿Cómo puedes anunciar la PRESENCIA DEL ESPÍRITU? ¡Con tus obras y con tus palabras! Piensa en alguien a quien puedas invitar a participar en tu grupo de la parroquia o en alguna convivencia o actividad que realicéis. ¡Cuéntale lo feliz que te hace seguir a Jesús y compartirlo con otros!

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Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:«Paz a vosotros».Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:«Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo».Y, dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo:«Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos».