Las artes industriales

Las artes industriales

Durante los siglos en los que floreció el arte gótico hubo una gran actividad en el ámbito de las artes industriales, que pueden definirse como aquellas en las que unas materias primas se transforman en unos productos a través de una tecnología determinada. El uso de categorías como artes menores, aplicadas, utilitarias e industriales durante la Edad Media, en contraste con las llamadas bellas artes, debe matizarse, puesto que tanto la arquitectura, como la pintura y la escultura eran practicadas por maestros y no por artistas, en una concepción artesanal. Sin embargo, para efectos didácticos, y sin negar la unidad que existió entre las artes, de cara, principalmente, al embellecimiento de los templos y palacios, se estudiarán en esta unidad las otras actividades artísticas que no han sido abordadas de manera específica, como la orfebrería, el tallado del marfil y de la madera, el arte del textil, etc.

La identificación de Dios con la Luz, y el deseo de paladear por anticipado el esplendor de la Jerusalén celestial determinó que la estética medieval sintiera una gran predilección por el uso del oro y de otros materiales suntuosos. La habilidad técnica de los orfebres produjo durante la época gótica joyas, relicarios y objetos de uso litúrgico, que materializaron la voluntad de consagrar las materias más ricas al culto divino. La realeza y la aristocracia, así como los prósperos burgueses, destinaron buena parte de su riqueza para el culto divino. Los trabajadores, agrupados en gremios y cofradías, embellecieron las capillas en las que veneraban a sus santos tutelares.

Entre los materiales suntuosos el marfil siguió despertando una gran fascinación, como ya lo había hecho en el arte bizantino, carolingio, otónida y románico. Con la preciosa materia se elaboraron objetos de carácter sacro y secular. El período de esplendor de la talla del marfil durante la época gótica se dio entre 1230 y 1380. A finales del siglo XIV y principios del siglo XV hubo una disminución en la llegada del marfil al norte de Europa, por lo que los artesanos y los mecenas lo trataron como a una piedra preciosa. El trabajo de la madera y la producción de textiles también gozaron de un gran impulso en tiempos del gótico; al lado de la producción de retablos e imágenes portátiles se debe mencionar la riqueza de las sillerías talladas en madera, en particular en tierras hispánicas. En el caso de los tapices, Francia y Flandes fueron los centros de producción más destacados. A mediados del siglo XV los tapices flamencos se encontraron entre las obras más apreciadas de Europa.