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TALLERES BIBLIOTECA 1º ESO

Transcript

BIBLIOTÉCA-TCOSER Y CONTAR Escritura creativa con 1º ESO MICRORRELATOS ENTRE COSTURAS

Érase una vez, hace ya muchos años, una reina roja que nació con una sed de ilusiones infinita.Un día se dio cuenta de que la vida era como un sueño y que quería volar. Entonces supo que cerrando los ojos podía cumplir todos sus sueños. Había descubierto el arte de volar, sin necesidad de tener alas.

La reina roja (1)

Hubo un tiempo en el que el río de Persépolis se secaba, inexplicablemente, todos los jueves. Cerca de allí había una ratonera habitada por los ratones que se alimentaban de la basura que bajaba por el río. Aquel jueves se acercaron demasiado a la flor que salió de debajo de las aguas y murieron envenenados con su aroma. Desde entonces, cuentan los habitantes de Persépolis que, si no queremos acabar como los ratones del río, tendremos que cuidar y respetar la naturaleza.

La ratonera de Persépolis

El caso de los niños perdidos

Allá por el S.XV, un rey contrató al Caballero de Olmedo para que investigara el caso de los niños perdidos.. Un día encontró el cuerpo de un niño sin vida con una flauta a su lado. Sin duda, el asesino era Verde Verderol. Una batalla a sangre fría dio la victoria al Caballero de Olmedo y los niños perdidos regresaron a la aldea. A partir de ese momento nunca más se repitieron los secuestros.

El domador de palabras

Hubo un tiempo en el que existió un hombre con sombrero que podía domar las palabras, incluso con frío o nieve. Un día lo llamaron para hacer una guardia en la biblioteca. Las ventanas estaban abiertas y la gente tenía mucho frío. El domador de palabras no sentía lo mismo porque él llevab su sombrero. Desde entonces, todo el mundo usa sombrero para entrar a la biblioteca.

Una visita insospechada

La reina roja se enamoró del caballero de Olmedo y quiso que viviese con ella en su castillo.Pero un día, Paco Roca, el hermano pequeño de la reina acudió llorando a ella porque se había despertado lleno de arrugas, y eran contagiosas.Desde entonces viven los tres en el castillo y comparten cada día su sed de ilusiones infinitas.

El encuentro

Hubo un tiempo en el que el domador de palabras tuvo como amigo a un extraño hombre con sombrero que se hacía llamar “el poeta de guardia”. Un día el hombre con sombrero robó todos los versos de su amigo. El domador de palabras, lleno de tristeza, deseó encontrar el poema adecuado para recuperar a su amigo. Aquella noche soñó que la vida era un sueño y que los sueños ayudan a vivir. Ahora que ya tiene una respuesta, el domador de palabras sigue esperando a que el hombre con sombrero regrese de cumplir su sueño y puedan volver a soñar la vida juntos.

Hubo una vez un domador de palabras que vivía junto al río de Persépolis. Un día, muy cerca de su casa, encontró una enorme ratonera. Decidió taparla con unas ramas para que nadie cayese en el pozo. De repente, escuchó un sonido extraño a su espalda. El río se había secado y esto era terrible para la ciudad de Persépolis. Buscó las palabras mágicas y consiguió que el agua volviese al río, pero no siempre… Desde entonces, y no se sabe por qué, el río de Persépolis se seca los jueves.

El río de Persépolis

Mariano, el hombre bondadoso.

Cuentan que en la ciudad de Persépolis vivió un hombre llamado Mariano que era todo corazón. Normalmente, en Persépolis el único río que había se secaba los jueves y Mariano disfrutaba viendo cómo se escondían las aguas. Pero un jueves el río no se secó y Mariano sintió en su corazón que algo estaba cambiando. Desde aquel día Mariano duerme profundamente y su vida es un sueño.

Había una vez un hombre llamado Fernando Arrugas. Todas las mañanas iba a ver el río, pero los jueves era su día preferido porque el río se secaba y podía ver la flor que vivía bajo las aguas. De repente, aquel jueves escuchó a un grupo de niñas que gritaban “sí”. Era el sí de las niñas, esa palabra mágica para devolver las aguas al río. Desde entonces, ya nunca se secó el río, pero la flor desapareció en el fondo para siempre y Fernando Arrugas no volvió a sonreír.

El río que se secaba los jueves

El domador de palabras encontró el cadáver de un hombre con sombrero. La noticia sorprendió a todo el mundo, pero nunca más se ha vuelta a hablar del crimen. Quedan los tristes versos de un poeta de guardia.

Un crimen misterioso

Penélope Green sabía que en el bosque Verde Verderol podría encontrar a las hadas que podrían enseñarle el arte de volar.

Las hadas aparecieron aquel día y Penélope pudo cumplir su deseo y el de todas las niñas que decían que sí.

Cuando las hadas desaparecieron, Penélope y las niñas salieron volando.

La niña que quiso volar

Hubo un tiempo en el que el río de aquel lugar se secaba los jueves. Verde Verderol era el dueño del río y amaba con pasión la naturaleza. Pero sucedió que un día Verde Verderol quiso aprender a volar y todas las niñas le decían que sí. Fue así como descubrió el arte de volar. Ahora, tristemente, el río dejó de secarse porque Verde Verderol se marchó volando.

Verde, verderol

El poeta de guardia

Aquella librería tenía siempre un poeta de guardia. Una noche llamó el Caballero de Olmedo porque necesitaba urgentemente un verso para su amada. Sin embargo, ocurrió algo inesperado: un hombre con sombrero robó el verso que le había entregado el poeta de guardia. El caballero de Olmedo llamó al domador de palabras. El domador de palabras consiguió que las palabras regresaran al verso y el caballero ganó la batalla al hombre con sombrero.

Una reina de color rojo sufría una insaciable sed de arrugas. Su vida era un sueño de ilusiones infinitas.De repente, las arrugas verdes llenaron su cara y luego siguieron las arrugas multicolores.Desde entonces, su sed se ha calmado y sus arrugas van cambiando de color según su estado de ánimo.

Sed de arrugas

Penélope Green (1)

Había una vez una niña llamada Penélope Green que había nacido inmortal. Un día, abandonada por su marido, tuvo que regresar con su madre a la ratonera de Persépolis.

Allí decidió plantar una flor de todo lo que queda, pero su madre, que era alérgica al polen, murió.

Desde entonces, nunca ya salió de la ratonera y el silencio reinó eternamente en su casa.

Hubo un tiempo en el que la reina roja reinaba sangrientamente en el reino de Arrugas. Pero un día el Caballero de Olmedo tomó la decisión de destronar a aquella malvada reino. Y lo consiguió.

Ahora, la sed de ilusiones infinitas habita en el reino de Arrugas, y la reina roja cumple una condena perpetua, mientras sueña con una venganza implacable.

La reina roja (2)

Había una vez una niña llamada Penélope Green que odiaba los días de lluvia. Su ciudad, cerca del bosque Verde Verderol, siempre tenía nubes.

Uno de estos días de lluvia, Penélope entró en el bosque con su paraguas y descubrió el arte de volar. Dentro del bosque era posible volar con paraguas, e incluso se podía ver el sol por encima de los árboles.

Desde entonces, Penélope espera con ilusión los días de lluvia. Nadie más conoce su secreto: Penélope es la superheroina voladora del bosque Verde Verderol

Días de lluvia

Desde aquel día la reina vive con la piel perfecta.

Cuando conoció al caballero de Olmedo, su problema se resolvió. Aquel caballero tenía en su poder la poción mágica de la juventud.

La ilusión de la reina

La reina roja tenía la ilusión infinita de permanecer sin arrugas.

Desde aquel día la siguen todas las niñas africanas y, mientras bailan, mueven la cabeza para decir que sí.

Poderes musicales

Érase una vez una muchacha llamada Penélope Green que vivía en la selva africana. Era una niña especial porque poseía el arte de volar. Un día encontró un mapa del tesoro que la llevó a conseguir la flauta verde verderol.

Hubo un tiempo en el que Penélope Green quiso aprender a tocar la flauta para encontrar a los niños perdidos que habían dicho que sí.Pero un día también Penélope se perdió a las afueras de la ciudad y fue entonces cuando necesitó aprender el arte de volar para poder escapar de aquel paisaje oscuro. Ahora, Penélope Green sobrevuela la ciudad y puede escuchar el sí de las niñas y de los niños antes de cada canción.

Penelope Green (2)

Cuentan que en un prado verde verderol cercano a un río, hubo unas niñas que quisieron aprender a volar con la ayuda de otras niñas que les dieron el sí.

De pronto, el río comenzó a secarse los jueves, justo el día en que entrenaban el vuelo sobre sus aguas. Y probaron los miércoles y también se secó. Y los martes, y los sábados…y todos los días sucedió lo mismo.

Las niñas no pudieron entender qué pasaba y lo lamentaron mucho. Desde entonces, ese río ya no lleva agua y la desilusión de las niñas ha impedido que puedan volar libres.

El arte de volar

dominar los alrededores de su país y poseer un mundo entero de ensueño.De pronto, un ruido extraño y todo se apagó. ¿Había muerto? No. Había sido, como la propia vida, un sueño que soñaba un niño de ensueño.

Érase que se era, hace muchos muchos años, una reina roja que reinaba en un lejano país de ensueño.Sin embargo, un día la reina notó que las arrugas comenzaban a llenar su cara y que se estaba haciendo vieja. Decidió entonces cumplir su último deseo antes de fallecer:

Un sueño

Ahora que ya tiene una respuesta, el domador de palabras sigue esperando a que el hombre con sombrero regrese de cumplir su sueño y puedan volver a soñar la vida juntos.

Sin saber por qué, el río comenzó a secarse los lunes, los martes, los miércoles… LLegó un día en que el río se secaba todos los días a las doce.

La ratonera

Érase una vez una niña llamada Persépolis que era toda corazón. Todos los días paseaba hasta la ratonera, pero los jueves era su momento favorito porque se secaba el río.

Penélope no pudo controlarlos con su canción y murió trágicamente de mordedura de ratón.Desde entonces, ese día cae sobre la ciudad una flor de todo lo que queda, una flor que baila la misma melodía que acompañaba a Penélope Green.

La canción de Penélope Green

Hubo un tiempo en el que Penélope Green siempre silbaba la canción de los niños perdidos cuando salía a pasear.Pero un día se escaparon de sus ratoneras todos los ratones del mundo y se reunieron en el bosque de Persépolis.

Hubo un tiempo en el que los hombres llevaban sombrero para pasear a sus perros y los domadores de palabras vivían dentro de los sueños.

Si se encontraban en el parque, conversaban en verso. Eran poetas de guardia.

Secretos de poeta.

El guardia de Olmedo

Había una vez un guardia que vigilaba todos los otoños que no entrará a su ciudad el hombre con sombrero . Todo el mundo lo conocía como “el caballero de Olmedo”. Entonces, el domador de palabras le propuso una adivinanza al guardia para impedir que el hombre con sombrero entrara a la ciudad. Fue una buena idea. El hombre con sombrero no encontró la solución y decidió buscar otra ciudad. Desde entonces, el guardia presume de haber vencido al Caballero de Olmedo y el domador de palabras continúa escribiendo adivinanzas para impedir que entren los enemigos.

Volar

Había una vez una Reina roja que todos los días despertaba con una sed de ilusiones infinitas de viajar. Pero no tenía amigos y le encantaría tener un compañero de viaje. De repente apareció en su vida el Caballero de Olmedo, un joven que llegaba a su palacio para buscar un remedio a su enfermedad: su cara se había llenado de arrugas. De todos era conocido que la Reina roja poseía un remedio para este mal. El Caballero de Olmedo recuperó su piel joven y besó la mano de la Reina. Desde entonces ya nunca se separaron. La Reina y el Caballero recorrieron el mundo juntos.

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Equipo biblioteca 2022/23

Gracias al alumnado por participar y a nuestros compañeros y compañeras por ponérnoslo siempre fácil