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Transcript

...cuando termina el vínculo

¿Qué teclas se tocan en un duelo?

Hay caminos que acaban

¿Qué es duelo?

Hasta quien te quiere te puede mentir

Y para saber más

Lo que pudo y no fue

¿Qué dificultades pueden aparecer?

Y ahora soy consciente que hay caminos que acaban en otros y hay personas que acaban en otros porque sí: en ocasiones nos hacemos preguntas sobre por qué una relación ha terminado, sobre las causas que han llevado a ello. Ante la pérdida, de poco sirve hacernos preguntas que no tienen respuesta, preguntas que juegan en contra del bienestar emocional. Por lo tanto, aceptar y ser consciente de que la otra persona puede querer algo muy diferente a lo que queremos nosotros es el comienzo para poder sanar…

“El sentimiento de lo que pudo y no fue”: hay que aceptar, hay que elaborar y gestionar ese futuro. Un futuro que veíamos asegurado, pero que ya no tiene presente, ya ha finalizado y por lo tanto pertenece al pasado. Aferrarse a una idea o a una posibilidad, cuando la realidad nos dice lo contrario, es una fuente de sufrimiento incalculable. Una persona también es fuerte cuando es capaz de soltar aquello que le daña, aún cuando es lo que quiere. El duelo puede darse de una forma mucho menos visible por las personas, por ejemplo, el duelo ante las expectativas incumplidas. En ocasiones tenemos que vivir una realidad que no es la que querríamos o imaginábamos. Las personas tenemos ilusiones, metas, esperanzas y somos capaces de planificar a largo plazo, sin embargo, hay veces que no conseguimos aquello que nos proponemos.

“Me di cuenta que hasta quien te quiere te puede mentir”: en esta afirmación podemos entender un duelo por el cual hemos tenido que aceptar que aquella persona que pensábamos que nunca nos mentiría, al final nos miente. La idea y expectativa que habíamos generado para esa persona se rompe, se pierde.

El duelo duele, como indica la propia palabra. Para conceptualizar, hablaremos de duelo como el proceso que ocurre tras una pérdida, por ejemplo, la pérdida de una persona o animal cuando fallece y requiere aprender a vivir una realidad diferente a la que queríamos. Síntomas del duelo - Dolor y tristeza profunda - Mareos y sensación de despersonalización - En ocasiones, búsqueda de la soledad y aislamiento - Pérdida de la capacidad de atención, concentración y memoria - Ansiedad - Dificultades para conciliar y/o mantener el sueño - Pérdida de interés en las actividades que antes proporcionaban placer - Miedo a la muerte - Trastornos alimenticios - Falta de energía - Debilidad muscular - Preocupaciones - Alucinaciones breves y fugaces (visuales y/o auditivas) ¿Cuáles son las etapas del duelo? Según Elisabeth Kübler-Ross el duelo puede describir en 5 fases diferentes: 1- Negación: fase que consiste en negar el suceso de la pérdida o en negar la importancia que supone la pérdida en sí. Negar consiste en un mecanismo de defensa que tiene el objetivo de protegernos. 2- Ira: la aparición del enfado y de la ira vienen asociadas a la incapacidad de poder modificar las consecuencias de la pérdida. En esta fase se buscan culpables respecto a la pérdida. Pueden ser personas externas o nosotros mismos. 3- Negociación: en dicha fase la persona cree que tiene la capacidad de poder realizar algo para influir en la situación, de esta forma no se producirá ningún cambio. Por ejemplo, una persona que necesita la amputación de un miembro (no hay ningún alternativa), busca la manera para que esto no ocurra. 4- Depresión: la persona ya empieza a asumir la pérdida, lo que le lleva a sentimientos de tristeza, falta de motivación y a aislarse socialmente. 5- Aceptación: fase en la cual la persona comprende que la muerte es un fenómeno natural y llega a un estado de calma.

¿Qué dificultades pueden aparecer en el proceso de duelo? Una de las mayores dificultades es la no aceptación de la pérdida. Si la persona no es capaz de aceptarlo, no podrá realizar el proceso de la forma más sana posible. Podríamos decir que la persona se encuentra bloqueada y/o estancada, impidiendo así la elaboración del duelo, en ocasiones se denomina duelo aplazado. No aceptar y resignarse conlleva gastar unas energías que nunca darán resultado. Será todo lo contrario a invertir la energía en sanar. Además, no aceptar la pérdida conlleva un estado frustración elevado que puede dar lugar a trastornos emocionales y somatizaciones en el cuerpo. Resulta importante tener en cuenta que es normal sentirse mal cuando hemos sufrido una pérdida y no debemos forzarnos a estar bien lo antes posible. Es un proceso y como todo proceso tiene unos tiempos. El obligarnos y el presionarnos solo hará que consigamos todo lo contrario, estar peor y que nos enfademos y frustremos por no mejorar como nos gustaría. Es común escuchar que el tiempo lo cura todo, sin embargo, lo más importante es qué hacemos con ese tiempo. Ahí será donde este la clave de nuestro bienestar. Si el duelo se prolonga de forma excesiva y/o nos habilita en nuestro día a día, es momento de poder pedir ayudar a un psicólogo especializado.

Propuestas: 1. Anota en un papel qué emociones han ido surgiendo en ti a lo largo de las canciones anteriormente escuchadas. No las juzgues, puedes dibujarlas y/o de forma imaginaria darles un color. Por último, intenta percibir en qué parte del cuerpo sientes más esa emoción (piernas, barriga, brazos, cabeza…) y si te pide que hagas algo. 2. Piensa en cómo puedes ayudarte a ti y/o a otra persona que se encuentra en un proceso de duelo. 3. Busca información sobre los rituales que realizan diferentes países sobre la muerte y compárala con las de tu país. 4. Realiza una lista de todas aquellas cosas que la persona te aportó, una lista en la que puedas agradecer todo lo que pudiste compartir con la persona y lo afortunado de haber entrelazado vuestros caminos. 5. Elabora una lista de tus personas cercanas, anota cuáles son las características más positivas de ellas y cómo pueden ayudarte y/o acompañarte en el proceso que estás transitando. 6. Siéntate en una silla y coloca otra delante de ti. La silla que tienes delante puede estar vacía o con una fotografía de la persona que has perdido. A continuación pregunta lo que necesites y expresa todo aquello que quieras contarla, aquello que te preocupa, aquello que no pudiste decir, o simplemente compartir algo sobre tu vida. A continuación cámbiate de silla e intenta “ser la otra persona” contestándote a aquellas preguntas que le hiciste al principio (creando un diálogo) 7. Escribe una carta para aquella persona que hayas perdido. Refleja lo que sientes por ella y todo aquello que le dirías si pudieras tenerla delante, aprovecha a transmitir todo aquello que quizá no pudiste en su momento. Si en un primer momento te cuesta, déjate llevar, deja que tu mano escoja las palabras, da igual que tenga o no sentido lo que escribas nunca estará mal, se trata de liberar y poder expresar emociones.