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Transcript

¿Qué teclas se tocan en un duelo?

Mantente con los brazos abiertos

¿Qué es el duelo?

Nunca muere aquel que no se olvida

Y si quiero saber más

Hay un ángel que nos cuida

¿Qué dificultades pueden aparecer?

Canciones que acompañan pérdidas

“Mantente con los brazos abiertos, que algún día voy a abrazarte cuando me toque ir arriba”: es común pensar en un futuro en el cual pueda existir un reencuentro con la persona que hemos perdido. Un pensamiento que genera nuestra mente con el objetivo de vislumbrar un momento futuro en el que sí haya ocasión de volver a juntarse.

“Les hablaré a mis hijos de que sí hay un ángel que nos cuida y que es aquello a lo que llamamos suerte”: a menudo pensamos que una persona que ya no está entre nosotros nos ayuda de alguna manera, asumimos ciertas consecuencias como resultados de ella. Además, personas que no la han conocido (como los futuros hijos) pueden integrar y aprender enseñanzas de ella, que previamente han sido transmitidas por las personas que sí que convivieron con ella, de esta forma la persona sigue y seguirá presente.

“Dicen que nunca muere aquel que no se olvida y que a través de su recuerdo no se escapa de la mente”: perder a una persona físicamente no significa que se haya perdido todo de ella. Siempre se podrá seguir hablando de cómo era, de las enseñanzas que nos proporcionó y sobre todo, de cómo nos hizo sentir. La emoción y la memoria nos ayudarán a que viva dentro de nosotros y mientras tanto, siempre vivirá y se cobijará en nuestro interior.

El duelo duele, como indica la propia palabra. Para conceptualizar, hablaremos de duelo como el proceso que ocurre tras una pérdida, por ejemplo, la pérdida de una persona o animal cuando fallece y requiere aprender a vivir una realidad diferente a la que queríamos. Síntomas del duelo - Dolor y tristeza profunda - Mareos y sensación de despersonalización - En ocasiones, búsqueda de la soledad y aislamiento - Pérdida de la capacidad de atención, concentración y memoria - Ansiedad - Dificultades para conciliar y/o mantener el sueño - Pérdida de interés en las actividades que antes proporcionaban placer - Miedo a la muerte - Trastornos alimenticios - Falta de energía - Debilidad muscular - Preocupaciones - Alucinaciones breves y fugaces (visuales y/o auditivas) ¿Cuáles son las etapas del duelo? Según Elisabeth Kübler-Ross el duelo puede describir en 5 fases diferentes: 1- Negación: fase que consiste en negar el suceso de la pérdida o en negar la importancia que supone la pérdida en sí. Negar consiste en un mecanismo de defensa que tiene el objetivo de protegernos. 2- Ira: la aparición del enfado y de la ira vienen asociadas a la incapacidad de poder modificar las consecuencias de la pérdida. En esta fase se buscan culpables respecto a la pérdida. Pueden ser personas externas o nosotros mismos. 3- Negociación: en dicha fase la persona cree que tiene la capacidad de poder realizar algo para influir en la situación, de esta forma no se producirá ningún cambio. Por ejemplo, una persona que necesita la amputación de un miembro (no hay ningún alternativa), busca la manera para que esto no ocurra. 4- Depresión: la persona ya empieza a asumir la pérdida, lo que le lleva a sentimientos de tristeza, falta de motivación y a aislarse socialmente. 5- Aceptación: fase en la cual la persona comprende que la muerte es un fenómeno natural y llega a un estado de calma.

¿Qué dificultades pueden aparecer en el proceso de duelo? Una de las mayores dificultades es la no aceptación de la pérdida. Si la persona no es capaz de aceptarlo, no podrá realizar el proceso de la forma más sana posible. Podríamos decir que la persona se encuentra bloqueada y/o estancada, impidiendo así la elaboración del duelo, en ocasiones se denomina duelo aplazado. No aceptar y resignarse conlleva gastar unas energías que nunca darán resultado. Será todo lo contrario a invertir la energía en sanar. Además, no aceptar la pérdida conlleva un estado frustración elevado que puede dar lugar a trastornos emocionales y somatizaciones en el cuerpo. Resulta importante tener en cuenta que es normal sentirse mal cuando hemos sufrido una pérdida y no debemos forzarnos a estar bien lo antes posible. Es un proceso y como todo proceso tiene unos tiempos. El obligarnos y el presionarnos solo hará que consigamos todo lo contrario, estar peor y que nos enfademos y frustremos por no mejorar como nos gustaría. Es común escuchar que el tiempo lo cura todo, sin embargo, lo más importante es qué hacemos con ese tiempo. Ahí será donde este la clave de nuestro bienestar. Si el duelo se prolonga de forma excesiva y/o nos habilita en nuestro día a día, es momento de poder pedir ayudar a un psicólogo especializado.

Propuestas: 1. Anota en un papel qué emociones han ido surgiendo en ti a lo largo de las canciones anteriormente escuchadas. No las juzgues, puedes dibujarlas y/o de forma imaginaria darles un color. Por último, intenta percibir en qué parte del cuerpo sientes más esa emoción (piernas, barriga, brazos, cabeza…) y si te pide que hagas algo. 2. Piensa en cómo puedes ayudarte a ti y/o a otra persona que se encuentra en un proceso de duelo. 3. Busca información sobre los rituales que realizan diferentes países sobre la muerte y compárala con las de tu país. 4. Realiza una lista de todas aquellas cosas que la persona te aportó, una lista en la que puedas agradecer todo lo que pudiste compartir con la persona y lo afortunado de haber entrelazado vuestros caminos. 5. Elabora una lista de tus personas cercanas, anota cuáles son las características más positivas de ellas y cómo pueden ayudarte y/o acompañarte en el proceso que estás transitando. 6. Siéntate en una silla y coloca otra delante de ti. La silla que tienes delante puede estar vacía o con una fotografía de la persona que has perdido. A continuación pregunta lo que necesites y expresa todo aquello que quieras contarla, aquello que te preocupa, aquello que no pudiste decir, o simplemente compartir algo sobre tu vida. A continuación cámbiate de silla e intenta “ser la otra persona” contestándote a aquellas preguntas que le hiciste al principio (creando un diálogo) 7. Escribe una carta para aquella persona que hayas perdido. Refleja lo que sientes por ella y todo aquello que le dirías si pudieras tenerla delante, aprovecha a transmitir todo aquello que quizá no pudiste en su momento. Si en un primer momento te cuesta, déjate llevar, deja que tu mano escoja las palabras, da igual que tenga o no sentido lo que escribas nunca estará mal, se trata de liberar y poder expresar emociones. Una vez terminada la carta puedes enterrarla o quemarla en algún lugar que sea significativo para ti o que lo fuera para vosotros.