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Aprender con el Ajedrez

Cuento

aCTIVIDADES

Autoría

@LourdesGiraldo

La Diosa Caissa y el reino del Ajedrez

Hace mucho, mucho tiempo, al este de un hermoso reino cuadriculado, había un castillo en donde vivía el rey LUZ. Apenas el sol asomaba en el horizonte e iluminaba sus campos blancos, se vestía con su camisa y sus pantalones blancos, una capa blanca como la nieve y se colocaba en su cabeza una preciosa corona blanca. El rey vivía junto a su hija, la princesa LUCECITA, que al igual que su papá también vestía de color blanco, con un largo y hermoso vestido de seda. Juntos paseaban durante el día hasta que comenzaba a oscurecer.

Al otro lado del reino, al oeste, había otro castillo en donde vivía el rey OSCURO, que vivía junto a su hija, la princesa OSCURITA. A diferencia de LUZ y LUCECITA, al rey OSCURO y a OSCURITA les gustaba vestirse de color negro y salir a pasear por sus campos también negros en cuanto se ponía el sol. Y se marchaban a su castillo en cuanto comenzaba a amanecer.

Así vivieron durante mucho, mucho tiempo, sin saber los unos de los otros, hasta que un día una Diosa llamada CAISSA mezcló los campos de LUZ y OSCURO, colocando de forma alternada en todo el reino campos blancos y negros. Además, CAISSA alteró el tiempo, de manera tal que fuera día y noche a la vez, para que ambos reinos se dieran cuenta de lo que había pasado al mismo tiempo:¿Qué ha pasado con mis campos? ¡La mitad de ellos están de color negro! –le comentaba preocupado el rey LUZ a la princesa LUCECITA.No lo sé, padre. Además no puedo entender si es de día o de noche. Deberíamos llamar a nuestros consejeros para que nos digan que debemos hacer.

Al otro lado del reino, el rey OSCURO se quejaba exactamente de lo mismo, pero en su caso le molestaba que la mitad de sus campos estuviera de color blanco. La princesa OSCURITA le sugirió a su padre, al igual que LUCECITA al suyo, que hiciera venir a los consejeros.Ambos reinos tenían dos consejeros. Eran altos y delgados y tenían la boca muy grande, por lo que siempre estaban sonrientes. Los consejeros de LUZ, como todo en su reino, eran de color blanco, y los consejeros de OSCURO eran negros.Oh mi rey, –decían los consejeros del rey LUZ. Lo mejor es que construyamos dos torres muy altas, en las esquinas del reino para poder observar que es lo que ha ocurrido.

Así pues, en el reino de LUZ se pusieron manos a la obra y construyeron dos enormes torres, también de color blanco. Los consejeros del rey OSCURO vieron lo que estaba pasando, y también decidieron construir dos torres en las esquinas del reino, pero en este caso de color negro.Consigo distinguir algo muy a lo lejos –dijo OSCURITA, subida a una de las torres, a su padre-. Parece un reino de color blanco.¡Alguien debería ir a investigar que ocurre! –dijo, muy enfadado, el rey OSCURO.Podría ir hasta allí si quieres, padre.¡Ni hablar! Mi hija es demasiado valiosa para ir sola a ver qué ocurre. Los consejeros deben estar a nuestro lado, y las torres las necesitamos para vigilar desde lejos. Enviaremos a un par de caballos negros, que vayan saltando por los campos, para que averigüen exactamente qué está pasando.

Mientras tanto, en el reino de LUZ, cuando vieron que se acercaban dos caballos negros, decidieron hacer lo mismo: enviaron a dos caballos blancos al otro lado del reino.La caballería se dio mucha prisa, y tanto los blancos como los negros se dieron cuenta que no eran los únicos que habitaban en el reino cuadriculado.¡Rey LUZ! –gritaban los caballos blancos, que regresaban rápidamente tras haber inspeccionado el reino- ¡Al otro lado, donde acaba el reino, hemos descubierto un castillo de color negro, habitado por un rey y una princesa negra, dos consejeros, dos torres y dos caballos de color negro…! ¡Ellos deben ser los causantes de que la mitad de nuestros campos sean ahora de color negro!Al mismo tiempo, los caballos negros del rey OSCURO llegaban a la misma conclusión: habían descubierto un castillo blanco, con un rey, una princesa, dos consejeros, dos torres y dos caballos de color blanco.

¡Vamos a prepararnos para la batalla! –gritó el rey OSCURO- ¡Llamaremos a ocho valientes soldados, que no tengan miedo a luchar! ¡Llevarán una armadura negra y no les estará permitido retroceder!Cuando el rey LUZ vio que estaba haciendo el rey OSCURO decidió imitarlo: también llamó a ocho soldados, que se colocaron delante del rey y de la princesa, de los consejeros, de la caballería y de las torres. Todos llevaban una armadura blanca.Llegó el momento de la batalla y tanto el ejército del rey LUZ como el del rey OSCURO estaban preparados para ir a la guerra y de esa forma decidir quién reinaría en el reino cuadriculado.¡Ríndete, OSCURO! –gritó el rey LUZ- ¡Mi ejército blanco te derrotará y te obligará a marcharte!¡Eso nunca! –contestó el rey OSCURO- ¡Mi ejército negro está preparado para la batalla y dominar cada campo del reino!

¡Un momento! ¡Nada de batallas! –dijo una voz de mujer desde algún lugar del reino-¿Quién ha dicho eso? –preguntó LUCECITA.¡Sí! ¿Quién ha sido? – agregó OSCURITA.Soy yo, CAISSA. –dijo la voz- Soy la Diosa del ajedrez, y quien ha hechizado el reino de manera tal que ahora están mezclados campos blancos y negros, y que no podáis diferenciar el día de la noche.¿Y por qué has hecho eso? –dijeron a coro los dos reyes-Para que luchéis por la conquista del reino, pero no quiero que haya derramamiento de sangre. ¡No hace falta que luchéis en el campo de batalla!¿No? –dijeron los soldados quitándose las armaduras y dejando caer sus espadas.No –agregó CAISSA- Tenéis que ser capaces de imitar la batalla en un tablero cuadriculado, una simulación del reino. Como podéis ver –dijo, sacando un tablero de 64 casillas, blancas y negras de forma alternada- así es como ha quedado ahora vuestro reino. Y cada uno de vosotros dispondrá de un ejército igual al que poseéis en la realidad. Rey y dama, dos torres, dos alfiles, dos caballos y ocho peones.

¡Es una gran idea! –dijo LUCECITA- ¡De esta manera, nadie habrá de morir en la batalla!Efectivamente –respondió CAISSA- Lucharéis por el reino, pero sin haceros daño. No triunfará aquél que sea más grande o más fuerte, sino el que sea más inteligente y sepa planear mejor la estrategia para derrotar al otro.¡Genial! –agregó OSCURITA- ¡Vamos a jugar!El rey LUZ y el rey OSCURO se sentaron uno frente al otro, colocaron el tablero cuadriculado en el medio, y colocaron las piezas que CAISSA les había dejado sobre el tablero. Las princesas, los consejeros, los caballos, las torres y los soldados se arremolinaron alrededor de sus reyes para observar la gran batalla que estaba a punto de comenzar…

Fin

Autoría- El cuento es de Carlos Salgado Allaria, Ilustraciones de Natalia Romero Núñez de la web verkami.com del cual he modificado las imágenes, algunos fondos, y le he añadido audio.Otras imágenes de Pixabay @LourdesGiraldo

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