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En algún recuerdo lejano

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El hombre se acercó a la polvorosa estantería de madera vieja, con pequeñas grietas y telarañas, buscando su vinilo especial. La gente que lo visitaba, decía que lo llamaba "la cápsula de tiempo". No le costó alcanzarlo, pues siempre lo tenía a su alcance. Lo agarró con sus temblorosas manos, y lo insertó en su tocadiscos con mucho cuidado. Y allí comenzó la magia.Las paredes moradas le transmitían calidez, aunque el no pudiera identificar su color y estuvieran gastadas. Se balanceaba lentamente de un lado a otro, con algo de esfuerzo y dolor, pues sus caderas le dolían ya de la vejez. Mientras la melodía sonaba, la recordaba.La recordaba a ella

La recordaba como si aún siguiera consigo, como si aún pudiera verla.Es más, si la veía, por medio de recuerdos amarillos.Recordaba millones de cosas, pero las más memorables eran tres:

Recordó las veces en las que fueron a pasar el día en el campo juntos. Ella, por más que fueran casi todos los fines de semana, corría por todo el sitio estampado de flores como si fuera la primera vez, y agarraba cada planta que veía.El cielo, el cálido sol del mediodía que les acariciaba el rostro a ambos, el canto de las aves. La brisa de primavera. Todo sonó en su cabeza de nuevo.Habrían puesto una manta en el césped, para hacer un picnic, acostarse y ver las formas de las nubes. Eran admiradores de la naturaleza, sin lugar a dudas.Él sólo la veía, sonriendo, apreciando su inocente alegría, como el color amarillo. El amarillo que le teñía la mirada, desde que tenía memoria.Amaba verla, amaba estar cerca de ella. Ella se caía mientras reía, el se apresuraba risueño a ayudarla, la levantaba y se abrazaban.Y, por una pequeña fracción de tiempo, sintió los rizados cabellos de la mujer en sus mejillas, ahora arrugadas; como si aún estuviese presente.

Escuchó como las gaviotas, las olas del mar y la poblada playa sonaban como un eco lejano, y sintió sus pies embarrados de arena mojada, y también el olor a algas .Pronto se encontraba con la mitad del cuerpo bañado en el agua salada, mientras miraba buscándola, hasta que vio que ella se dirigía hacia a él, nadando.- ¿Hiciste alguna vez natación? - le preguntó achinando los ojos, pues la luz color oro del atardecer no lo dejaba ver bien- Uff - dijo ella suspirando algo agitada - años, antes de que nos casáramos.- Y nunca lo dijiste - respondió dramáticamente, abriendo la boca forzando un gesto de sorpresa- Dos años casados, y no me confiaste tu secreto!- No seas así..El agua les goteaba del cabello, y vio esa sonrisa que tanto adoraba nuevamente.Se refugió en esa memoria, en ese ambiente; antes de que viajara de nuevo a su tocadiscos y a Elvis Presley.

Un maullido de gato se coló en su mente.Y así se despertó si, en la misma sala en la que estaba: su living. La única diferencia era su esposa, algo enferma, recostada en el sillón mientras llamaba al gato, y, para su sorpresa, él mismo cuando era joven. No pasaba los 32 años.- Vamos, ven aquí, no es tan difícil! - tosía ella entre medio de cada palabra, con un pañuelo ahora húmedo en sus manos.- A ver.. - exclamó su yo joven, con un tono preocupado al verla en ese estado por ya dos semanas; agachándose para agarrar al gato, y recostarlo junto a ella.- Gracias.. -le respondió con un tono aguado, y con una débil sonrisaProcedió a acariciar al animal con sumo cuidado.- Y.. ya que fuiste al médico, ¿sabés el por qué de tu visión amarilla?- Parece que esto de ver amarillo es un tipo de cromatopsia, un trastorno de la visión que altera la forma de ver los colores- Ah?..- Nada, olvidalo, ni yo se que es -suspiró.- Uh, bueno, no te enojes.. Pero mirando el lado bueno, el amarillo es el color de la felicidad! De seguro desbloquearás más alegrías en tu vida.. Si lo querés ver de ese modo, claro.Le regaló una mueca contenta. Ese optimismo era lo que necesitaba, y contrastaba con su ligero pesimismo.El gato se quedó dormido por los mimos. Sus ronroneos sacaron a su yo actual de la escena, dándole fin a su joven recuerdo.

Emergió finalmente de su mente y volvió a la realidad, en la que estaba solo, bailando al ritmo de la música en su sala, vacía y fría. Lo único que la mantenían cálida eran los tenues rayos de sol que pasabn por las cortinas, y la chimenea. Quizás se pueda decir que esas memorias de la juventud lo abrigaban, y lo protegían del invierno.Cerró los ojos y derramó una lágrima, llena de nostalgia, mientras se abrazaba a si mismo para sentirla en sus brazos de nuevo, como si todavía estuviera allí, con él, como si aún vivieraLa canción acabó, y el vinilo pasó a otra.Se detuvo. Bajó sus brazos suavemente y se quedó pensando.Si veía todo en color amarillo, ¿por qué su destino ha de ser tan triste?Y se quedó pensando de nuevo...Y recordando...

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