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Beato Padre Marianito

Patrono de:

UN SACERDOTE EJEMPLAR

En un municipio de Antioquia, llamado Yarumal, conocido por estar ubicado entre grandes y hermosas montañas, nació el 14 de octubre de 1845, el niño Mariano de Jesús Euse Hoyos. En un hogar de padres casados y al mismo tiempo consagrados a Dios, por su fe y sus tradiciones católicas, se preparó su llegada, que, como bendición, sería no sólo alegría para su familia, sino también esperanza y motivación para muchas personas.

Pertenecer a un territorio distante de las grandes ciudades era oportunidad para reconocer el valor de las gentes, que gracias a su trabajo en el campo o en las instituciones, era acompañado por la voz iluminadora de la Iglesia, encargada de predicar y de asistir a los habitantes en su camino espiritual, en su búsqueda de Dios.

Con esta realidad antes mencionada, fue creciendo Mariano, que gracias al acompañamiento de un tío sacerdote (el padre Fermín Hoyos), iba animándose y respondiendo a sus primeras inquietudes vocacionales.

De oración asidua y de Eucaristía permanente, Mariano tenía una especial cercanía con lo sagrado y como testimonio que recibía por parte de un miembro de su familia, como pastor de almas y guía espiritual en ese momento, alimentaba su convicción personal sobre Dios e iba idealizando su meta para convertirse en ministro del altar.

Poco a poco fue dando pasos hacia lo que sería la consecución de su meta principal, no como una pretensión, sino como un servicio a sus hermanos, pero también como una aceptación a sus intenciones y lo que sería su proyecto de vida, su felicidad.

Por eso, el 3 de febrero de 1863, ingresó al Seminario Conciliar de Medellín y fue compañero de personajes ilustres en años posteriores en el país, particularmente de Marco Fidel Suárez, reconocido escritor y estudioso, quien además fue presidente de la república. Como seminarista empezó la carrera como sembrador y más adelante su oficio sería de cosechar, de recoger, de ver los frutos.

Fue así, como después de su proceso formativo por el seminario, fue consagrado diácono, que es el primer grado del Orden, el 7 de julio de 1872 y ocho días después, recibió su ordenación presbiteral.

Tuvo varias experiencias por diferentes parroquias, como fueron: San Pedro de los Milagros, Yarumal y Angostura, donde ofició como coadjutor. Y como párroco, en Sabanalarga y Angostura, esta última población en la que ejerció la mayoría de tiempo, su ministerio sacerdotal.

De oración asidua y de Eucaristía permanente, Mariano tenía una especial cercanía con lo sagrado y como testimonio que recibía por parte de un miembro de su familia, como pastor de almas y guía espiritual en ese momento, alimentaba su convicción personal sobre Dios e iba idealizando su meta para convertirse en ministro del altar.

Como habitante de la región y conocedor de sus necesidades, dirigía su misión al anuncio del Evangelio, teniendo como principal referencia a Cristo y su opción por los pobres, pero sin discriminación o gusto destacado por alguno en particular.

Así como hubo momentos de luz y de esperanza en el ejercicio de sus funciones, también le tocó enfrentar situaciones difíciles por el ambiente social que se vivía en ese entonces. Ataques a la Iglesia, ideas que iban en contraposición con la fe, no fueron motivo para desistir, sino para animarse con más fortaleza a continuar su tarea de testimonio, de entrega y servicio.

Murió el 13 de julio de 1926, justo 46 años después de su ordenación sacerdotal. Fue sepultado en la capilla de la Virgen del Carmen, que él mismo había hecho construir. Su muerte fue muy sentida por el pueblo, que participó en pleno en los funerales junto con varios sacerdotes y las autoridades.

A mitad de junio de 1926 se vio obligado a guardar cama. El 12 de julio tuvo un ataque de enteritis, que es una enfermedad casi siempre causada por comer o beber cosas contaminadas con bacterias o virus.

Fue beatificado el 9 de abril del año 2000, por S.S Juan Pablo II.

El padre Marianito, como es llamado con cariño por los fieles de esta región y de Colombia, como de otros lugares del mundo, fue un hombre virtuoso, que con su ejemplo, enseña que en cada decisión que se tome, debe estar impregnada la buena fe, la pronta y oportuna respuesta a Dios, para que siendo felices, los hombres opten por la santidad. Quizá un camino imposible para muchos, pero totalmente esperanzador y motivante para quienes aún con temores, avanzan hacia el encuentro con Jesús, en la práctica del amor.

E-Catequesis tiene como objetivo no sólo enseñar la doctrina católica y los sacramentos, sino también celebrar y vivir la fe. Por eso, exaltar la persona y la santidad de quien supo conjugar con su vida el amor a Dios en sus hermanos, no es la excepción. Aprender de él, de su ejemplo, es reconocer que la llamada es para todos. ¿Cómo estás respondiendo? ¿Qué medios estás utilizando para lograrlo? Y recuerda esta invitación de Jesús, cuando dice: “Sed santos como vuestro Padre celestial es santo”. (Mt 5,48). O como también lo expresa el apóstol San Pablo: "Los santificados en Cristo Jesús, estamos llamados a ser santos". (l Co 1,2).