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Transcript

Gráficos: : Elena CRISTINO

2022

con meditaciones de Francesco de Sales

Preparado por D. Paolo Mojoli sdb

Via Crucis

Oración final

Índice

ESTACIONES I - IV

ESTACIONES XIII - XIV

ESTACIONESV - VIII

Introducción

ESTACIONES IX - XII

Entre sus muchos testimonios de fe, esperanza y caridad, en este Vía Crucis hemos elegido sus Cartas para inspirarnos –dentro de las meditaciones–. ¿Por qué precisamente las Cartas? Los estudiosos más atentos y fascinados por la figura de este santo coinciden en que «la correspondencia es la historia más completa de su vida y la más fiel. Allí y solo allí es donde el santo se manifiesta plenamente; sin que él lo haya pretendido, permite contemplar fácilmente y estudiar en todos los aspectos su personalidad tan rica de fascinación».

«Estoy crucificado con Cristo; vivo, pero no soy yo el que vive, es Cristo quien vive en mí. Y mi vida de ahora en la carne, la vivo en la fe del Hijo de Dios, que me amó y se entregó por mí» (San Pablo a los Gálatas 2,19b-20).El Señor Jesús verdaderamente nos amó «hasta el extremo» (Jn 13, 1). Tras el testimonio de san Pablo, el obispo y doctor de la Iglesia san Francisco de Sales no permaneció indiferente a este inmenso amor.

Introducción

Title 1

San Francisco de Sales ofrece a los destinatarios de sus cartas, y también a nosotros, una transmisión de la fe que no es solo formal o intelectual, sino que puede transformar completamente la vida. El «corazón» del que oiremos hablar a menudo en las Cartas no tiene nada de intimismo o de sentimental. Más bien, vuelve a asumir el valor bíblico, como centro vital de la persona completa y de toda la existencia.

En particular, se da la vuelta por completo a un pensamiento que quizás todavía esté muy extendido: el temor de que San Francisco de Sales esté hecho de una pasta excesivamente melosa o azucarada. A veces ha sido injustamente reprendido. La suya, en cambio, era una personalidad de noble luchador a favor de Aquel que, crucificado y resucitado, había conquistado cada fibra de su persona. En todo caso, aunque sabía defenderse con la espada, prefirió conquistar los corazones mediante la caridad de Cristo, el celo pastoral y la misericordia.

Title 1

San Francisco de Sales ofrece a los destinatarios de sus cartas, y también a nosotros, una transmisión de la fe que no es solo formal o intelectual, sino que puede transformar completamente la vida. El «corazón» del que oiremos hablar a menudo en las Cartas no tiene nada de intimismo o de sentimental. Más bien, vuelve a asumir el valor bíblico, como centro vital de la persona completa y de toda la existencia.

En particular, se da la vuelta por completo a un pensamiento que quizás todavía esté muy extendido: el temor de que San Francisco de Sales esté hecho de una pasta excesivamente melosa o azucarada. A veces ha sido injustamente reprendido. La suya, en cambio, era una personalidad de noble luchador a favor de Aquel que, crucificado y resucitado, había conquistado cada fibra de su persona. En todo caso, aunque sabía defenderse con la espada, prefirió conquistar los corazones mediante la caridad de Cristo, el celo pastoral y la misericordia.

Title 1

Lc 2,33-35

Mt 27,24-26

Is 53, 4

Jesús cae, por primera vez, bajo el peso de la cruz

Jn 19, 16-17

Jesús cargado con la cruz

Encuentro con la virgen

Jesús sentenciado a muerte

Title 1

Lc 23,38-29

Mc 15,21

Col 1, 24 - 26

Segunda caída en el camino de la cruz

Sal 26, 7 - 9

La Verónica enjuga el rostro de Jesús

Jesús consuela a las hijas de Jerusalén

El Cirineo ayuda al Señor a llevar la cruz

Title 1

Lc 23, 44-46

Heb 5,7-9

Lc 23, 33 - 34

Jesús clavado en la cruz

Jn 19, 23 - 24

Jesús despojado de sus vestiduras

Jesús muere en la cruz

Jesús cae por tercera vez

12

11

10

Title 1

Jn 19, 31-34

Stabat Mater dolorósa iuxta crucem lacrimósa, dum pendébat Fílius. Cuius ánimam geméntem, contristátam et doléntem pertransívit gládius. O quam tristis et afflícta fuit illa benedícta Mater Unigéniti! Quae moerébat et dolébat, Pia Mater dum videbat nati poenas íncliti. Quis est homo, qui non fleret, Matrem Christi si vidéret in tanto supplício? Quis non posset contristári, Christi Matrem contemplári doléntem cum Filio? Pro peccátis suae gentis vidit Jesum in torméntis et flagéllis sùbditum. Vidit suum dulcem natum moriéndo desolátum, dum emísit spíritum.

Jn 19, 40 - 41

El cadáver de Jesús puesto en el sepulcro

Jesús en brazos de su madre

14

13

Title 1

Padre nuestro, Ave María

Mt 27, 24-26

Santa Madre, haz que las heridas del Señor se impriman en mi corazón.

De las Cartas de san Francisco de Sales¿Sabe lo que hacen los pastores de Arabia cuando ven relámpagos, oyen truenos y se dan cuenta de que el aire está atravesado por relámpagos? Se retiran bajo los laureles con sus rebaños y manadas. Cuando vemos que las persecuciones o las contradicciones nos amenazan con algún gran dolor, debemos retirarnos, junto con todos nuestros afectos, bajo la Santa Cruz, creyendo firmemente que "todo" servirá "para el bien a los que aman a Dios" (Rom 8, 28).

Te adoramos oh, Cristo, y te bendecimos. Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Al ver que no se llegaba a nada, sino que aumentaba el tumulto, Pilato hizo traer agua y se lavó las manos delante de la multitud, diciendo: «Yo soy inocente de esta sangre. Es asunto de ustedes». Y todo el pueblo respondió: «Que su sangre caiga sobre nosotros y sobre nuestros hijos». Entonces, Pilato puso en libertad a Barrabás; y a Jesús, después de haberlo hecho azotar, lo entregó para que fuera crucificado.

Jesús sentenciado a muerte

Padre nuestro, Ave María

Santa Madre, haz que las heridas del Señor se impriman en mi corazón.

Jn 19, 16-17

Te adoramos Cristo, y te bendecimosPorque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

De las Cartas de san Francisco de SalesAmo tu progreso en la sólida virtud; y este progreso debe lograrse superando las dificultades, para que puedas practicar a la escuela de la Cruz, la única en la que nuestras almas se pueden perfeccionar; y, sin embargo, no puedo dejar de sentir ternuras maternales, que me hacen desear dulzuras para mis hijos. Solo sé valiente, mi queridísima hija. Las rosas espirituales no son como las corporales: en estas quedan las espinas y pasan las rosas; en aquellas, las espinas pasarán y las rosas permanecerán.

Entonces Pilato se lo entregó para que lo crucifiquen, y ellos se lo llevaron. Jesús, cargando sobre sí la cruz, salió de la ciudad para dirigirse al lugar llamado «del Cráneo», en hebreo «Gólgota».

Jesús cargado con la cruz

Padre nuestro, Ave María

Santa Madre, haz que las heridas del Señor se impriman en mi corazón.

Te adoramos Cristo, y te bendecimosPorque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

De las Cartas de san Francisco de SalesHumildad y paciencia. Sí, mi querida hija. y cada vez más amada. Estás rodeada de cruces mientras tu esposo está enfermo. Bueno, el amor sagrado te enseñará bien que, a imitación del gran Amante, debes estar junto a la cruz con humildad, como si no fueras digna soportar algo por amor a Aquel que ha sufrido tanto por nosotros, y con paciencia, por no querer bajar de la cruz, hasta después de la muerte, si así le place al Padre Eterno. Oh, mi queridísima hija, recomiéndame a ese divino amor crucificado y crucificante, para que crucifique mi corazón y todas mis pasiones, para que ya no ame nada más, excepto Aquel que, por nuestro amor, quiso ser tan dolorosa y amorosamente crucificado.

Pero él soportaba nuestros sufrimientos y cargaba con nuestras dolencia, y nosotros lo considerábamos golpeado, herido por Dios y humillado.

Jesús cae, por primera vez, bajo el peso de la cruz

Is 53, 4

Padre nuestro, Ave María

Santa Madre, haz que las heridas del Señor se impriman en mi corazón.

Te adoramos Cristo, y te bendecimosPorque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

De las Cartas de san Francisco de SalesPor mucho tiempo has querido servir a Dios y has entrado en la escuela de la Cruz, Y, por tanto, no solo lo aceptas con paciencia, pero estoy seguro de que la abrazas con serenidad y con amor, pensando en Aquel que llevó la suyay fue a su vez llevado hasta la muerte, y a aquella que, teniendo un solo hijo, pero un hijo incomparablemente amado, lo vio morir en la Cruz, con los ojos llenos de lágrimas y el corazón lleno de dolor, sino de un dolor dulce y suave en consideración a nuestra salvación y la del mundo entero.

Su padre y su madre estaban admirados por lo que oían decir de él. Simeón, después de bendecirlos, dijo a María, la madre: «Este niño será causa de caída y de elevación para muchos en Israel; será signo de contradicción, y a ti misma una espada te atravesará el corazón. Así se manifestarán claramente los pensamientos íntimos de muchos».

Encuentro con la virgen

Lc 2, 33 - 35

Padre nuestro, Ave María

Santa Madre, haz que las heridas del Señor se impriman en mi corazón.

Te adoramos Cristo, y te bendecimosPorque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

De las Cartas de san Francisco de SalesAyer di una charla sobre la Pasión ante las monjas de Santa Clara, que tanto me habían suplicado, después de haberme asistido al discurso que yo mismo pronuncié en la ciudad. Y cuando llegué al punto en que contemplé cómo fue cargaba la Cruz sobre los hombros de nuestro Señor y cómo la abrazó diciendo que en su Cruzy junto con ella, Él aceptó y tomó todas nuestras pequeñas cruces para Él y las llevó consigo para santificarlas, pero especialmente cuando bajé a los detalles diciendo que besó nuestra sequedad, nuestras contradicciones,nuestras amarguras, te aseguro, querida hija, que me sentí muy consolado y me costó mucho contener las lágrimas [...]. Que nuestras pequeñas cruces puedan unirse siempre a la grande suya.

Como pasaba por allí Simón de Cirene, padre de Alejandro y de Rufo, que regresaba del campo, lo obligaron a llevar la cruz de Jesús.

El Cirineo ayuda al Señor a llevar la cruz

Mc 15, 21

Padre nuestro, Ave María

Santa Madre, haz que las heridas del Señor se impriman en mi corazón.

Te adoramos Cristo, y te bendecimosPorque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

De las Cartas de san Francisco de SalesRecordando esa cruz exterior que llevabas en tu corazón cuando tuve la alegría de verte, te diré que ames mucho tu cruz, mi querida Señora, porque, si la miras con ojos de amor, es toda de oro. Y aunque, por un lado, ves el Amor de tu corazón muerto y crucificado entre clavos y espinas, por otro lado, encontrarás un número suficiente de piedras preciosas para componer la corona de gloria que te espera, si, esperando poseerla, con amor llevas la de espinas con tu Rey, que tanto quiso sufrir entrar en su felicidad.

¡Escucha, Señor, yo te invoco en alta voz, apiádate de mí y respóndeme! Mi corazón sabe que dijiste: «Busquen mi rostro». Yo busco tu rostro, Señor, no lo apartes de mí. No alejes con ira a tu servidor, tú, que eres mi ayuda; no me dejes ni me abandones, mi Dios y mi salvador.

La Verónica enjuga el rostro de Jesús

Sal 26, 7 - 9

Padre nuestro, Ave María

Santa Madre, haz que las heridas del Señor se impriman en mi corazón.

Col 1, 24 - 26

Te adoramos Cristo, y te bendecimosPorque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

De las Cartas de san Francisco de SalesEl otro día, cuando vino aquí la buena señora de aquella ciudad cercana, pude conocer las muchas penas en que vives, queridísima hermana, hija mía. Y ciertamente, sentí compasión por ella, pero más aún, consuelo, porque estoy seguro de que Dios os tomará con su santa mano y os conducirá, por el camino que él mismo os ha abierto, a una alta perfección, porque quiero creer, mi querida Hermana, que permanecerás eternamente atada a la santísima voluntad de aquella divina Majestad a la que has consagrado toda tu vida.

Ahora me alegro de poder sufrir por ustedes, y completo en mi carne lo que falta a los padecimientos de Cristo, para bien de su Cuerpo, que es la Iglesia. En efecto, yo fui constituido ministro de la Iglesia, porque de acuerdo con el plan divino, he sido encargado de llevar a su plenitud entre ustedes la Palabra de Dios, el misterio que estuvo oculto desde toda la eternidad y que ahora Dios quiso manifestar a sus santos.

Segunda caída en el camino de la cruz

Padre nuestro, Ave María

Santa Madre, haz que las heridas del Señor se impriman en mi corazón.

Pero Jesús, volviéndose hacia ellas, les dijo: «¡Hijas de Jerusalén!, no lloren por mí; lloren más bien por ustedes y por sus hijos. Porque se acerca el tiempo en que se dirá: "¡Felices las estériles, felices los senos que no concibieron y los pechos que no amamantaron!"

Lc 23, 28 - 29

Te adoramos Cristo, y te bendecimosPorque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

De las Cartas de san Francisco de SalesSeñora, si Dios te ha hecho más fuerte y más valiente ante la adversidad, demos gloria a su Bondad, que está siempre dispuesta a socorrer a las almas que esperan en Él. Por eso, espera siempre en Él, Señora, y, para poder esperar en Él, sé siempre toda suya. Inmola. Con frecuencia, tu corazón al suyo en el altar de la Cruz, sobre el que Él inmola el suyo por el tuyo. La Cruz es la puerta regia que introduce en el camino de la santidad: los que la buscan en otra parte, nunca encontrará una pizca de ella. Señora, no te diré que no tengas en cuenta de las aflicciones, porque tu espíritu, que siempre está dispuesto a responder, me diría que se notan necesariamente con la atrocidad del dolor que te causan: te diré que solo las ves a través de la Cruz. De esta manera, te parecerán pequeñas, o al menos, te parecerán tan agradables, que las amarás más que a cualquier consuelo que puedes tener sin ellas.

Jesús consuela a las hijas de Jerusalén

Padre nuestro, Ave María

Santa Madre, haz que las heridas del Señor se impriman en mi corazón.

El dirigió durante su vida terreno súplicas y plegarias, con fuertes gritos y lágrimas, a aquel que podía salvarlo de la muerte, y fue escuchado por su humilde sumisión. Y, aunque era Hijo de Dios, aprendió por medio de sus propios sufrimientos qué significa obedecer.

Heb 5, 7 - 9

Te adoramos Cristo, y te bendecimosPorque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

De las Cartas de san Francisco de SalesQue gracia estar no solo a los pies de la Cruz, sino en la Cruz o al menos un poco crucificada con nuestro Señor! Se valiente, mi querida hermana; haz virtud de la necesidad, y no pierdas la oportunidad de dar a Dios una hermosa prueba de tu amor por él en medio de las tribulaciones, como Él te dio una gran prueba del suyo en medio de las espinas.

Jesús cae por tercera vez

Padre nuestro, Ave María

Santa Madre, haz que las heridas del Señor se impriman en mi corazón.

Jn 19, 23 - 24

Te adoramos Cristo, y te bendecimosPorque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

De las Cartas de san Francisco de SalesVive en paz, con gran amor. por la voluntad y la providencia divina; vive con nuestro salvador crucificado en el centro de tu corazón. Hace algún tiempo, vi a una niña que llevaba un cubo de agua sobre la cabeza, en el centro del cual había colocado un trozo de madera. Quería saber por qué, y ella me dijo. que se lo había puesto para romper el movimiento del agua y así evitar que se volcara. Entonces, dije, de ahora en adelante, tendremos que poner la Cruz en el centro de nuestro corazón para atraer nuestros afectos a esta madera y por medio de esta madera, para que no se vuelquen sobre otras cosas, como las inquietudes y perturbaciones del espíritu.

10

Después que los soldados crucificaron a Jesús, tomaron sus vestiduras y las dividieron en cuatro partes, una para cada uno. Tomaron también la túnica, y como no tenía costura, porque estaba hecha de una sola pieza de arriba abajo, 24 se dijeron entre sí: «No la rompamos. Vamos a sortearla, para ver a quién le toca.» Así se cumplió la Escritura que dice: Se repartieron mis vestiduras y sortearon mi túnica. Esto fue lo que hicieron los soldados.

Jesús despojado de sus vestiduras

Padre nuestro, Ave María

Santa Madre, haz que las heridas del Señor se impriman en mi corazón.

Cuando llegaron al lugar llamado «del Cráneo», lo crucificaron junto con los malhechores, uno a su derecha y el otro a su izquierda. Jesús decía: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen». Después se repartieron sus vestiduras, sorteándolas entre ellos.

Lc 23, 33 - 34

Te adoramos Cristo, y te bendecimosPorque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

De las Cartas de san Francisco de SalesLas mejores cruces son las más pesadas, y las más pesadas son los que más repugnan a la parte inferior de nuestro corazón. Las cruces que se encuentran en la calle son excelentes, pero son aún más excelentes. las que se encuentran en casa. Y cuando son más molestas, son mejores que los cilicios, las disciplinas, los ayunos y todo lo que fue inventado para la austeridad. Estas revelan la generosidad de los hijos de la Cruz y de los habitantes del monte sagrado del Calvario.

11

Jesús clavado en la cruz

Padre nuestro, Ave María

Santa Madre, haz que las heridas del Señor se impriman en mi corazón.

Era alrededor del mediodía. El sol se eclipsó y la oscuridad cubrió toda la tierra hasta las tres de la tarde. El velo del Templo se rasgó por el medio. Jesús, con un grito, exclamó: «Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu». Y diciendo esto, expiró.

Lc 23, 44 - 46

Te adoramos Cristo, y te bendecimosPorque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

De las Cartas de san Francisco de SalesPero hablemos un poco de este corazón de mi queridísima hija: si ella se enfrentara a un ejército de enemigos, este corazón atribulado que se deja turbar ¡no haría maravillastan profundamente frente a una hijita un tanto terca e irreflexiva? ¡Pero no te turbes en absoluto, mi queridísima hija! No hay molestia más insoportable que la formada por pequeñas, pero apremiantes y continuas perturbaciones.Nuestro Señor nos permite que seamos incapaces de superar estos pequeños inconvenientes, para que aprendamos la humildad y comprendamos que, si hemos sabido vencer ciertas grandes tentaciones, no se lo debemos a nuestras fuerzas, sino a la ayuda particular de su divina bondad.

12

Jesús muere en la cruz

Padre nuestro, Ave María

Santa Madre, haz que las heridas del Señor se impriman en mi corazón.

Jn 19, 31 - 34

Te adoramos Cristo, y te bendecimosPorque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

De las Cartas de san Francisco de SalesLas cruces que hacemos o que nos inventamos nosotros mismos son siempre un poco demasiado delicadas: en ellas hay algo nuestro, y por eso son siempre menos crucificantes. Humíllate, pues, y recibe con gozo las que te son impuestas sin que las hayas pedido. La duración de la Cruz les da valor, porque no hay pena más dura que la que se prolonga por mucho tiempo. “Sé fiel hasta la muerte, y te daré la corona de la vida” (Ap 2,10).

13

Era el día de la Preparación de la Pascua. Los judíos pidieron a Pilato que hiciera quebrar las piernas de los crucificados y mandara retirar sus cuerpos, para que no quedaran en la cruz durante el sábado, porque ese sábado era muy solemne. Los soldados fueron y quebraron las piernas a los dos que habían sido crucificados con Jesús. Cuando llegaron a él, al ver que ya estaba muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados le atravesó el costado con la lanza, y en seguida brotó sangre y agua.

Jesús en brazos de su madre

Padre nuestro, Ave María

Santa Madre, haz que las heridas del Señor se impriman en mi corazón.

Tomaron entonces el cuerpo de Jesús y lo envolvieron con vendas, agregándole la mezcla de perfumes, según la costumbre de sepultar que tienen los judíos. En el lugar donde lo crucificaron había una huerta y en ella, una tumba nueva, en la que todavía nadie había sido sepultado.

Jn 19, 40 - 41

Te adoramos Señor, y te bendecimosPorque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

De las Cartas de san Francisco de SalessNadie ha sabido nunca con certeza de qué madera estaba hecha la Cruz de nuestro Señor; y creo que sucedió así, para que amásemos por igual a todas las cruces que nos enviase, de la madera que fuesen, y no dijésemos: "Esta o aquella cruz no merece ser amada, porque está hecha de esta o de aquella madera».

14

El cadáver de Jesús puesto en el sepulcro

Este amor es el que justamente nos hace esperar en que un mundo mejor es posible; sólo basta que el hombre esté dispuesto a dejarse alcanzar por la gracia que viene de Ti. Oh, Dios, eterna luz y día sin ocaso, colma de tus bienes a los que se dedican a tu alabanza y al servicio del que sufre, en los innumerables lugares de sufrimiento de la humanidad. Por Cristo nuestro Señor. Amén. Papa Francisco

Señor Jesús, una vez más te entregan a las manos del hombre, pero esta vez te acogen las manos amables de José de Arimatea y de algunas mujeres piadosas venidas de Galilea, que saben que tu cuerpo es precioso. Estas manos representan las manos de todas las personas que nunca se cansan de servirte y que hacen visible el amor del que el hombre es capaz.

Title 1

Cruz en el lugar donde estaba el Château de Sales. Aquí nació Francisco el 21 de agosto de 1567.

Title 1