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LA COLMENA

LA NOVELA SOCIAL DE LA DÉCADA DE LOS AÑOS 50 Se suele marcar como inicio de esta época el año de 1951 con la publicación de La Colmena y La Noria de Luis Romero. En esta década la mirada del novelista se vuelve hacia la colectividad en momentos críticos con urgencia en buscar soluciones, el tremendismo de la década de los años 40 da paso al "realismo social". Se narran temas como la dura vida campesina o del trabajo urbano, los problemas de las clases trabajadoras y de la burguesía...con intención de ofrecer testimonio y servir de revulsivo político. AMBIENTACIÓN DE LA NOVELA Ambientación en espacios cotidianos del Madrid de la posguerra: bares o cafés, casas particulares, casas de citas, comercios, calles, descampados, suburbios… ESTILO Son relevantes las descripciones, que no suelen ser demasiado largas, a diferencia del realismo decimonónico, sino impresionistas, hechas con muy pocos pero muy expresivos rasgos, más al modo de Baroja. Lenguaje realista: empleo del registro coloquial, incluso vulgar: vulgarismos, insultos, expresiones coloquiales, frases hechas, refranes, muletillas…; uso del diálogo como forma de expresión dominante para caracterizar a los personajes, pero también de las descripciones, sobre todo, el retrato, con un gusto por seleccionar lo feo, lo desagradable o repugnante, así como rasgos deformantes (animalizadores o cosificadores): «Doña Rosa tiene la cara llena de manchas, parece que está siempre mudando la piel como un lagarto»; «... él limpia [ ... 1 retoza a su alrededor como un perrillo faldero»; «... dos pensionistas, pintadas como monas ...»; «El niño es vivaracho como un insecto»; «Doña Rosa respira como una máquina»... También se usa la técnica impresionista en algunas descripciones, y está presente el humor y la ironía.

LA COLMENA, CAMILO JOSÉ CELA

TEMAS

CONTEXTO SOCIAL

TIEMPO

EL TIEMPO EN "LA COLMENA". Este libro abarca poca más de dos días invernales del citado año 42 o 43. Su disposición es curiosa y se ha prestado a diversas interpretaciones. Hoy se nos impone la interpretación dada por Sibejana en 1978 y que sigue R. Asún y D. Gutiérrez en sus citados trabajos. La disposición del tiempo : Capítulo I: primer día, por la tarde. Capítulo II: primer día, al anochecer. Capítulo III: segundo día, por la tarde. Capítulo IV: primer día, por la noche. Supone un salto atrás y enlaza con el capítulo II. Capítuo V: segundo día, tarde y noche; enlaza con el capítulo III.Dentro de este capítulo no siempre se ordenan las secuencias por orden cronológico. Capítulo VI: Segundo día, amanecer, se sitúa cronológicamente entre los capítulo II y III y a continuación del IV. Final: una mañana, tres o cuatro días después.

NARRADOR

EL NARRADOR EN LA NOVELA La realidad de la obra es muy compleja, por la abundancia de personajes en continuo movimiento. El autor dejó que los personajes se expresasen por sí mismos, por lo que domina el diálogo. Esto ha contribuido a que algunos críticos la consideren modelo de novela behaviorista y objetiva. En esta interpretación pudo haber influido alguna declaración del propio Cela. Darío Villanueva dice que se puede comprobar que la voz del narrador interviene reiterada y decisivamente y su perspectiva es un elemento muy importante. Admite la presencia de otra voz, la del autor implícito, que por encima del narrador puede hacer determinadas especulaciones dirigiéndose a un lector implícito, al que sugiere o impone una forma de lectura. El narrador se dedica a describir ambientes y figuras, mientras que el autor implícito valora, amonesta, advierte o exclama, advierte al lector, etc. Incluso usa la primera persona narrativa, en lugar de la tercera:"Doña Rosa va y viene por entre las mesas del Café, tropezando a los clientes con su tremendo trasero. Doña Rosa dice con frecuencia "leñe" y "nos ha merengao". Para doña Rosa, el mundo es su Café, y alrededor de su Café, todo lo demás. Hay quien dice que a doña Rosa le brillan los ojillos cuando viene la primavera y las muchachas empiezan a andar de manga corta. Yo creo que todo eso son habladurías: doña Rosa no hubiera soltado jamás un buen amadeo de plata por nada de este mundo. Ni con primavera ni sin ella". El narrador es ubicuo y omnisciente. Conoce el nombre y la vida de los personajes. Cuando aparece uno nuevo, nos proporciona toda la información oportuna. A veces parece darnos su ficha, como si fuera un policía (II, 2)."Su biografía es una biografía de cinco líneas. Llegó a la capital a los ocho o diez años, se colocó en una tahona y estuvo ahorrando hasta los veintiuno, que fue al servicio. Desde que llegó a la ciudad hasta que se fue quinto no gastó ni un céntimo, lo guardó todo. Comió pan y bebió agua, durmió debajo del mostrador y no conoció mujer. Cuando se fue a servir al Rey dejó sus cuartos en la Caja Postal y, cuando lo licenciaron, retiró su dinero y se compró una panadería; en doce años había ahorrado veinticuatro mil reales, todo lo que ganó: algo más de una peseta diaria, unos tiempos con otros. En el servicio aprendió a leer, a escribir y a sumar, y perdió la inocencia. Abrió la tahona, se casó, tuvo doce hijos, compró un calendario y se sentó a ver pasar el tiempo. Los patriarcas antiguos debieron ser bastante parecidos al señor Ramón". Conoce el estado y reacciones físicas de los personajes. Incluso tiene más información que ellos mismos (V, 5):"El difunto marido de doña Juana, don Gonzalo Sisemón, habia acabado sus días en un prostíbulo de tercera clase, una tarde que le falló el corazón. Sus amigos lo tuvieron que traer en un taxi, por la noche, para evitar complicaciones. A doña Juana le dijeron que se había muerto en la cola de Jesús de Medinaceli, y doña Juana se lo creyó. El cadáver de don Gonzalo venía sin tirantes, pero doña Juana no cayó en el detalle". Conoce sus deseos y sueños no realizados (IV, Elvira y Celestino). Se permite la reiterada aplicación de una perspectiva animalizadora, degradante, en contraposición a la asepsia del behaviorismo. “El de al lado sonríe como un alumno ante el profesor: con la conciencia turbia y, lo que es peor, sin saberlo” (I, 35). La omnisciencia del narrador se percibe asimismo en la minuciosidad de los datos que ofrece acerca de los personajes: el narrador conoce su vida presente, su nombre y apellidos, edad,... y se remonta incluso al pasado ofreciendo con gran detalle datos acerca de su vida (secuencia en la que habla de los antecedentes de la señorita Elvira). Este narrador omnisciente muestra su mayor grado de subjetividad en el tratamiento de los personajes, ya que selecciona aquellos aspectos de los personajes que le sirven para sus propósitos. Muestra claramente sus simpatías o antipatías hacia determinados personajes (p.ej. doña Rosa aparece caracterizado como un personaje repulsivo:"Doña Rosa tiene la cara llena de manchas, parece que está siempre mudando la piel como un lagarto. Cuando está pensativa, se distrae y se saca virutas de la cara, largas a veces como tiras de serpentinas. Después vuelve a la realidad y se pasea otra vez, para arriba y para bajo, sonriendo a los clientes, a los que odia en el fondo, con sus dientecillos renegridos, llenos de basura". La Uruguaya aparece descrita también con repugnancia (IV, 10). Otros personajes son presentados con una estética deformante cercana al esperpento, por ejemplo, la presentación de Dorita (VI, 1):"A Dorita la echaron de su casa y anduvo una temporada vagando por los pueblos, con el niño colgado de los pechos. La criatura fue a morir, una noche, en unas cuevas que hay sobre el río Burejo, en la provincia de Palencia. La madre no dijo nada a nadie; le colgó unas piedras al cuello y lo tiró al rio, a que se lo comieran las truchas. Después, cuando ya no había remedio, se echó a llorar y estuvo cinco días metida en la cueva, sin ver a nadie y sin comer. Dorita tenía dieciséis años y un aire triste y soñador de perro sin dueño, de bestia errabunda". Al autor implícito hay que atribuirle las secuencias totalmente digresivas, que no tienen un personaje protagonista concreto (I, 3; IV, 5; VI, 1):"Los clientes de los Cafés son gentes que creen que las cosas pasan porque sí, que no merece la pena poner remedio a nada. En el de doña Rosa, todos fuman y los más meditan, a solas, sobre las pobres, amables, entrañables cosas que les llenan o les vacían la vida entera. Hay quien pone al silencio un ademán soñador, de imprecisa recordación, y hay también quien hace memoria con la cara absorta y en la cara pintado el gesto de la bestia ruin, de la amorosa, suplicante bestia cansada: la mano sujetando la frente y el mirar lleno de amargura como un mar encalmado". Hace comentarios directamente relacionados con la función narrativa (I, 2), hace suposiciones (I, 18). Incluso adelanta la reacción de los personajes (V, 4). Se convierte en editor (III, 23), se autocita (V, 19). Rompe la monotonía del relato con la emotividad de una exclamación (II, 8) e implica a un lector implícito. Ejemplos: «A mí no me parece...», «Digo esto...», «Ya dijimos...». En alguna ocasión, Cela se dirige incluso a los lectores con un «ya sabéis». "La mañana sube, poco a poco, trepando como un gusano por los corazones de los hombres y de las mujeres de la ciudad; golpeando, casi con mimo, sobre los mirares recién despiertos, esos mirares que jamás descubren horizontes nuevos, paisajes nuevos, nuevas decoraciones. La mañana, esa mañana eternamente repetida, juega un poco, sin embargo, a cambiar la faz de la ciudad, ese sepulcro, es cucaña, esa colmena... ¡Que Dios nos coja confesados! "Pero, sobre todo, son muy abundantes sus reflexiones sobre el comportamiento o la índole de los personajes (se encontrarán ejemplos fácilmente), así como sobre la vida en general. “Se llama Mauricio Segovia y está empleado en la Telefónica. Digo esto porque, a lo mejor, vuelve a salir”. “Era un gitanillo muy simpático pero ya muy visto” (II, 46).Pero en muchas ocasiones aparece un narrador en tercera persona objetivo, que desaparece para dejar actuar a los personajes. Así, hay secuencias en las que sólo se registra el exterior de los personajes y sus palabras (IV, 2: Victorita habla con su madre). En estos casos la técnica empleada se acerca a la cinematográfica. A veces el narrador muestra su desconocimiento de las cosas por medio de expresiones como: “parece ser que...”, “nadie sabe por qué...”, “según dicen por el barrio...”. Incluso parece desconocer los nombres de los personajes:”un señor de barbita blanca...”,”un jovencito melenudo...” En estas ocasiones actúa como un narrador testigo.Del contraste entre la objetividad del diálogo de los personajes y las voces alternantes del narrador y el autor implícito nace el distanciamiento e incluso el cinismo con que la mayoría de los personajes son vistos.Cela utiliza un narrador omnipresente con su vigorosa personalidad y no puede hablarse —pese a la apariencia de muchas páginas— de «objetivismo» en sentido propio. En alguna ocasión recurre al uso del monólogo interior, que nos permite conocer el pensamiento caótico de un personaje en un momento de máxima tensión:"Martín empieza a pensar muy de prisa. ⎯¿De qué tengo yo miedo? ¡Je, je! ¿De qué tengo yo miedo? ¿De qué, de qué? Tenía un diente de oro. ¡Je, je! ¿De qué, de qué? A mí me haría bien un diente de oro. ¡Qué lucido! ¡Je, je! ¡Yo no me meto en nada! ¡En nada! ¿Qué me pueden hacer a mí si yo no me meto en nada? ¡Je, je! ¡Qué tío! ¡Vaya un diente de oro! ¿Por qué tengo yo miedo? ¡No gana uno para sustos! ¡Je, je! De repente, ¡zas!, ¡un diente de oro! "¡Alto! ¡Los papeles!" Yo no tengo papeles. ¡Je, je! Tampoco tengo un diente de oro. ¡Je, je! En este país, a los escritores no nos conoce ni Dios. Paco, ¡ay, si Paco tuviera un diente de oro! ¡Je, je! "Sí, colabora, colabora, no seas bobo, ya darás cuenta, ya..." ¡Qué risa! ¡Je, je! ¡Esto es para volverse uno loco! ¡Éste es un mundo de locos! ¡De locos de atar! ¡De locos peligrosos! ¡Je, je! A mi hermana le hacía falta un diente de oro. Si tuviera dinero, mañana le regalaba un diente de oro a mi hermana. ¡Je, je! Ni Isabel la Católica, ni la Vicesecretaría, ni la permanencia espiritual de nadie. ¿Está claro? ¡Lo que yo quiero es comer! ¡Comer! ¿Es que hablo en latín? ¡Je, je! ¿O en chino? Oiga, póngame aquí un diente de oro. Todo el mundo lo entiende. ¡Je, je! Todo el mundo. ¡Comer! ¿Eh? ¡Comer! ¡Y quiero comprarme una cajetilla entera y no fumarme las colillas del bestia! ¿Eh? ¡Este mundo es una mierda! ¡Aquí todo Dios anda a lo suyo! ¿Eh? ¡Todos! ¡Los que más gritan, se callan en cuanto les dan mil pesetas al mes! O un diente de oro. ¡Je, je! ¡Y los que andamos por ahí tirados y malcomidos, a dar la cara y a pringar la marrana! ¡Muy bien! ¡Pero que muy bien! Lo que dan ganas es de mandar todo al cuerno, ¡qué coño! Martín escupe con fuerza y se para, el cuerpo apoyado contra la gris pared de una casa. Nada ve claro y hay momentos en los que no sabe si está vivo o muerto".

PERSONAJES

Personajes: gentes mediocres y, a menudo, de baja talla moral, vulgares, despreciables (especialmente entre los acomodados); son frecuentes, los hipócritas, los ridículos (presencia del protagonismo colectivo: la sociedad mediocre y miserable madrileña de los años cuarenta) Personajes más destacados: Martín Marco, intelectual bohemio, se dice irónicamente de él que "no es uno de tantos", pero en realidad ese escritor no deja de ser un pobre hombre, que va dando tumbos por la vida. doña Rosa, dueña del café "La Delicia" donde se reúne buen número de los personajes de la novela. Es hermana de doña Visi. Tiene un carácter violento. Adinerada y tacaña, odia e insulta así como explota a sus empleados. La señorita Elvira, prostituta marchita, condenada a la soledad; Filo, ejemplo de mujer sacrificada por las estrecheces económicas, esposa de don Roberto y hermana de Martín Marco. Familia de los Moisés: Doña Visi: esposa de don Roque y hermana de doña Rosa. Don Roque: engaña a su mujer. Hijos: en especial Julita, se reúne con su novio en la casa de citas.

ESTRUCTURA

ESTRUCTURA DE "LA COLMENA": En el prólogo de la primera edición de la obra Cela afirma: "su arquitectura es compleja; a mí me costó mucho trabajo hacerla". Y en otro lugar, aludiendo a su compleja organización dijo que era "una novela reloj". ESTRUCTURA EXTERNA: Son 6 capítulos y un epílogo. En torno al 20 de diciembre de 1943. Gonzalo Sobejano afirma que el símbolo que acompaña a cada capítulo es el siguiente; I (humillación), II (pobreza), III (aburrimiento), IV (sexo), V (encubrimiento) y VI (repetición). ESTRUCTURA INTERNA: Sigue una estructura especial a través de seis capítulos y un epílogo. Cada capítulo consiste en unas secuencias las cuales desarrollan episodios cortos y mezclados con otros que ocurren simultáneamente y describen las actividades multifacéticas de las vidas cruzadas como las celdas de una colmena. A través del Café Delicia conocemos muchos de los personajes más dominantes de la novela por ejemplo doña Rosa, la dueña del Café. El resultado es un ir y venir de personajes, que el autor va tomando, dejando y volviendo a tomar en rápidos apunte (es lo que se ha llamado estructura caleidoscópico). Son vidas que transcurren pararelas o entrecruzadas. La vida de cada uno-al menos la de aquellos que aparecen con más frecuencia-sería como un cuento, si se hubiera narrado independientemente; en cierto modo, podría considerarse "La colmena" como una serie de cuentos- o de "apuntes carpetovetónicos"- que se presentan imbricados unos con otros, gracias a un hábil montaje.

Mezcla de dos tipos de narradores: por un lado, uno objetivista, externo, en 3ª persona (“desaparición del narrador” para dejar actuar a los personajes), que solo registra el exterior de los personajes y sus palabras; y, por otro, un narrador omnisciente que sabe lo que piensan, sienten o sueñan sus personajes y que conoce su historia. No faltan tampoco las intervenciones del propio narrador en 1ª persona, con reflexiones sobre el comportamiento o la índole de los personajes y que, en ocasiones, se dirige a los propios lectores. (“A mí no me parece…”, “Digo esto…”, “Ya dijimos…”, “Ya sabéis…”. Precisamente con esta variedad de puntos de vista junto con la presentación de escenas sueltas sin un argumento definido, que se va fijando en más de trescientos personajes por separado, Cela anticipa la novela experimental de los sesenta

RASGOS DE TESTIMONIO SOCIAL EN LA COLMENA. La presencia de diferentes estratos sociales en la España de posguerra: el rico, el triunfador (doña Rosa, Vega el impresor, el señorito Pablo), los trabajadores humildes, los pobres, los miserables y perdedores de la guerra (los "rojos"). Alusiones al hambre y a la penuria económica de la España del estraperlo y la cartilla de racionamiento. Alusiones políticas: los rojos (perdedores de la guerra civil española), los adeptos al régimen franquista y simpatizantes del nazismo alemán. Sátira de la moral conservadora franquista: mofa de la beatería, hipocresía social, homosexualidad encubierta y prostitución velada. Insolidaridad de la población que ganó la guerra: "los obreros también tienen que comer, aunque muchos son tan rojos que no se merecían tanto desvelo".

PROTAGONISTA COLECTIVO PROTAGONISTA COLECTIVO La novela de protagonista colectivo no era nueva. Su precedente más citado era la obra del norteamericano John Dos Passos, Manhattan Transfer (1925), sobre las gentes de Nueva York. Parecida índole presentan novelas memorables de Thomas Mann (La montaña mágica, 1924), Aldous Huxley (Contrapunto, 1928), etc. Y, en España, se recordará la serie de El ruedo ibérico, de Valle-Inclán. En esta línea se sitúa La colmena, aunque sin seguir exactamente ninguno de estos modelos, Cela habla de «los ciento sesenta personajes que bullen —no corren— por sus páginas...». Según el censo realizado por J. M. Caballero Bonald, serían 296 (además de 50 personas reales). Pero muchos de esos nombres son simples alusiones. Según E. de Nora, los personajes que alcanzan cierto relieve son «unos 45», algunos de los cuales podrían tener un modelo vivo, como el autor insinuó. Para Cela, su novela es “un reloj hecho de múltiples ruedas y piececitas”. Presenta una suma de vidas que se engarzan entre sí para representar el vivir de todos los seres humanos de la ciudad. No existe un héroe. Se resalta la mediocridad, no exenta de cierto heroísmo, en que viven los personajes, un heroísmo que consiste en sobrevivir. No tienen fe en el futuro y se aferran al presente manifestando hasta qué punto se necesitan unos a otros.Se pueden distinguir cuatro grupos:-personajes principales-personajes telescópicos, que sirven para dar profundidad y perspectiva a los principales-incidentales-literarios o históricos.Solo cuarenta y cuatro se repiten tras una primera mención. Solo diecisiete lo hacen en cinco o más oportunidades y solo ocho aparecen en once o más secuencias. Por tanto, hay una ley de selección de personajes destacados de la masa, que intervienen en el Final, con excepción de la señorita Elvira. Merecen el nombre de figuras de primer plano: doña Visi, su hija Julita y el novio de esta, Ventura Aguado; doña Rosa, la señorita Elvira; Roberto González y la Filo, y Martín Marco, presente en treinta y una secuencias.

Otra imagen del manuscrito de "La Colmena"

Manuscrito de "La Colmena"

En el prólogo a la primera edición de la obra, Cela afirma: «Su arquitectura es compleja, a mí me costó mucho trabajo hacerla.» Y en otro lugar, aludiendo a su compleja organización, dijo que era «una novela reloj». La novela se organiza externamente en siete grandes unidades: seis capítulos y un Final. Cada unidad es de extensión equivalente, salvo el VI y el Final. Los cinco primeros son de dimensiones muy semejantes: unas 50 páginas. El capítulo VI y el «Final», más breves: 12/15 p. Cada uno está organizado en unidades narrativas menores, que llamamos secuencias o viñetas, sin numerar, separadas por espacios tipográficos en blanco. CAPÍTULOS1º2º3º4º5º6ºFINALSECUENCIAS 4546254128919Su diseño editorial tiene repercusiones estructurales y temáticas significativas.-Esta distribución reproduce en el texto la imagen del propio título; doscientas celdillas en las que se destaca un individuo de la colectividad, que se compara metafóricamente con las abejas.-Mediante esta compartimentación se subraya implícitamente el aislamiento, la falta de comunicación y la soledad de los personajes.-No permite el desarrollo de una acción completa y unitaria. Entre una secuencia y otra se producen elisiones que el discurso ignora. La vaguedad de la trama no resuelve los problemas que plantea.- Permite cambios constantes en espacio, tiempo y personajes.-Tiene importancia para la simultaneidad narrativa. El desdoblamiento espacial en la historia se proyecta en una sucesión en la escritura. Existe una meticulosa labor de montaje con técnica fílmica.-Este fragmentarismo no supone incoherencia o desorganización.- En ocasiones una misma realidad es contada desde distintas perspectivas en dos secuencias no necesariamente consecutivas, y que utilizan el contrapunto irónico. Por ejemplo, en I,8 se dice:"Algún hombre ya metido en años cuenta a gritos la broma que le gastó, va ya para el medio siglo, a Madame Pimentón. -La muy imbécil se creia que me la iba a dar. Si, sí... ¡Estaba lista! La invité a unos blancos y al salir se rompió la cara contra la puerta. ¡Ja, ja! Echaba sangre como un becerro. Decía: "Oh, la, la; oh, la, la", y se marchó escupiendo las tripas. ¡Pobre desgraciada, andaba siempre bebida! ¡Bien mirado, hasta daba risa!..."Corre por entre las mesas un gato gordo, reluciente; un gato lleno de salud y de bienestar; un gato orondo y presuntuoso. Se mete entre las piernas de una señora, y la señora se sobresalta. -¡Gato del diablo! ¡Largo de aquí! El hombre de la historia le sonríe con dulzura. -Pero, señora, ¡pobre gato! ¡Qué mal le hacía a usted?" Y en I,14 se sabe que es don Pablo (lo que contrasta también con I,24):"Mientras don Pablo, que es un miserable que ve las cosas al revés, sonríe contando lo de Madame Pimentón, la señorita Elvira deja caer la colilla y la pisa. La señorita Elvira, de cuando en cuando, tiene gestos de verdadera princesa. -¿Qué daño le hacía a usted el gatito? ¡Michino, michino, toma, toma...! Don Pablo mira a la señora. -¡Hay que ver qué inteligentes son los gatos! Discurren mejor que algunas personas. Son unos animalitos que lo entienden todo. ¡Michino, michino, toma, toma...! " Esta técnica se repite en otros momentos de la obra, como, por ejemplo,con la escena en la que Martín Marco no puede pagar el café (I,20 / I,22/I,24/II,1). La unidad en la obra se logra mediante distintos procedimientos, como la reaparición de personajes y lugares, las recurrencias temáticas y otros mecanismos sutiles que enhebran secuencias sucesivas. Los críticos han señalado las siguientes:1.Temáticas: por ejemplo, el problema económico que acucia a dos personajes en dos secuencias sucesivas, es el punto de contacto entre el significado de una secuencia y la siguiente.2.Oposición. Es el procedimiento más utilizado. Dos secuencias son contrastivas y remiten, por su simultaneísmo, al contrapunto. Un ejemplo son las dos últimas secuencias del capítulo VI:"Doña Margot, con los ojos abiertos, dormía el sueño de los justos en el Depósito, sobre el frío mármol de una de las mesas. Los muertos del Depósito no parecen personas muertas, parecen peleles asesinados, máscaras a las que se les acabó la cuerda. Es más triste un títere degollado que un hombre muerto"./"La señorita Elvira se despierta pronto, pero no madruga. A la señorita Elvira le gusta estarse en la cama, muy tapada, pensando en sus cosas, o leyendo "Los misterios de París" sacando sólo un poco la mano para sujetar el grueso, el mugriento, el desportillado volumen".3.Mecánica. Repetición de acciones equivalentes al final de una secuencia y al principio de la siguiente.4.Temporal. Varias secuencias suceden en el mismo tiempo.5.Irónica. Dos secuencias sucesivas tratan irónicamente dos temas contrapuestos.6. Irracional. Modo de conexión que no parece tener fundamento lógico.7. Polarización. Un personaje sirve de enlace entre varias secuencias.En definitiva, este diseño fragmentario favorece el perspectivismo, pues cada secuencia muestra una cara de la compleja realidad: cada uno tiene una visión diferente de la misma verdad. También permite el contrapunto irónico, y el simultaneísmo. También tiene repercusiones estilísticas, que aproximan las secuencias a la poesía. Es posible abarcar cada segmento en su totalidad, cada uno está rematado con talento poético, lleno de repercusiones temáticas y rítmicas. El autor tiene la posibilidad de controlar a la perfección por su corta extensión cada unidad narrativa, lo que permite una especial perfección formal.Un último rasgo, y fundamental, de la estructura de La colmena es que esta responde al modelo llamado novela abierta. El autor, en cierta ocasión, dijo: «Ignoro si La colmena es una novela que se ciñe a los cánones del género o un montón de páginas por las que discurre, desordenadamente, la vida de una desordenada ciudad. Más bien me inclino a suponer que lo cierto sea esta segunda sospecha”. En realidad, frente a la novela cerrada, con un argumento sólido y un final preciso, de acuerdo con un «plan» previo, La colmena se nos presenta como una estructura abierta: sin argumento, como hemos dicho, y también sin desenlace. No sabemos qué será de los personajes más allá de la última página. Todo queda inconcluso. Y así, la incertidumbre es elemento decisivo tanto de la estructura como de aquellas vidas. Pero refleja lo que pasa generalmente en nuestras vidas. Puede que en dos o tres días solo se repitan de manera repetitiva conductas, que no nos pase nada de especial relevancia.

OTRAS NOVELAS DE POSGUERRA: "La familia de Pascual Duarte", Camilo J. Cela "Nada" de Carmen Laforet.

CONTEXTO SOCIAL DE "LA COLMENA". En 1945 Cela concibe una nueva serie novelesca a la que da el título de Caminos inciertos, La colmena será la primera y única novela de tal ciclo. Comenzó a escribir esta obra en 1945; en 1946 presentó una primera versión más breve a la censura, fue rechazada por inmoral, pornográfica, e irreverente. Siguió trabajando en ella en los años 49 y 50, por fin, ante nuevas prohibiciones, La colmena vio la luz en Buenos Aires en 1951. Teniendo en cuenta que la novela se gestó en la década de los cuarenta, señalaremos su contexto social refiriéndonos a la situación que atravesaba España en los años de la inmediata posguerra. Tras la finalización de la Guerra Civil española el 1 de abril de 1939, se instauró un régimen autoritario presidido por el general Francisco Franco, jefe indiscutido del bando que triunfó en la contienda. El régimen franquista se prolongaría hasta su fallecimiento en 1975.Señalaremos a continuación los rasgos más relevantes de la situación social en aquella etapa de la historia. Tres hechos relevantes derivados de la implantación del nuevo régimen van a influir en la situación social de la España de la época. 1.-El control social. La ideología del régimen contó con el apoyo del ejército, la Iglesia y la Falange , que fueron sus pilares. El franquismo desmanteló el régimen republicano y sometió a los españoles a un control social e ideológico completo. Se utilizó la propaganda para exaltar servilmente la figura del caudillo, los logros del régimen en todos los campos y para adoctrinar a la población e imponer un estilo de vida con los valores y tradiciones que los jerarcas consideraban parte de la esencia de España: valentía, autoridad, disciplina, obediencia y entrega. Favoreció interesadamente la vuelta al mundo rural exaltando sus valores frente a los peligros de la ciudad.

  • Se estableció una férrea censura de periódicos, arte, literatura, cine, viajes…, que empobreció el desarrollo cultural e intelectual y lo aisló de cualquier contagio “liberal”.
  • La vida cotidiana se inundó de simbología fascista: cantos en las escuelas, el yugo y las flechas adornaban edificios, el retrato de Franco aparecía por doquier…
  • La iglesia controló la moral social, tanto en lo público como en lo privado. Impuso una concepción ética tradicional censurando modas, cine, teatro bailes…en un ambiente en el que todo se consideraba pecado. Emprendió la tarea de "recatolizar" España y para ello se servía de la autoridad civil. De hecho el dictador afirmaba que España era "la última reserva espiritual de Occidente".
2. El exilio, represión y oposición. En la fase final de la guerra se produjo un exilio masivo de los que apoyaron la república. Algunos regresaron acogiéndose a un indulto limitado. Los que no regresaron fueron acogidos por diferentes países, especialmente México. Muchos políticos, intelectuales, científicos aportaron sus conocimientos a otros países quedando a la vez empobrecida la cultura española. La represión de la posguerra fue extrema. Se habilitaron cárceles especiales: plazas de toros, campos de concentración… para acoger un alto número de presos en condiciones humillantes y míseras. La tortura los apaleamientos y las muertes eran frecuentes. Iguales sufrimientos soportaron los que aceptaron la redención de penas por trabajos. Los sospechosos que permanecieron en libertad fueron depurados por sus ideas, especialmente funcionarios, profesorado, empleados de instituciones culturales etc. El miedo se adueñó de la sociedad española que se acostumbró a ver, oír y callar. Se premió a los fieles y se prohibieron las peculiaridades regionales como la lengua y el folclore. 3. Las consecuencias de una economía autárquica. Se estableció una política económica autárquica que elevó la inflación y frenó el crecimiento, la disminución de la producción agrícola provocó escasez de alimentos y alza de precios. La población rural y urbana se empobreció y se alcanzaron niveles de pobreza extremos. La escasez de alimentos obligó al gobierno a imponer el racionamiento. Hubo mucha hambre y la escasa alimentación propició la aparición de enfermedades (tuberculosis) y el aumento de la mortalidad.
  • El desabastecimiento de alimentos provocó la aparición del mercado negro, conocido como estraperlo (se encontraban productos a precios muy altos.
Al hambre y la miseria se unieron el miedo, las restricciones energéticas, la falta de vivienda, la escasez generalizada y la inflación creciente.

DATOS BIOGRÁFICOS DEL AUTOR: pinchad aquí.