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Esta omnipresencia de la publicidad, lejos de suscitar el entusiasmo de todo el mundo, por el contrario, genera que algunas personas la cuestionen seriamente y piensen que es importante que esté normada. En primer lugar, la publicidad es una fuente indispensable de información al consumidor. Gracias a ella conoce qué productos están en el mercado, cuales son nuevos, y este conocimiento permite a los compradores elegir el mejor, de entre varios y diversos artículos. Da trabajo de muchas personas diferentes (publicistas, encuestadores de opinión pública, psicólogos, impresoras, ...). 
¿Qué puedo decir a modo de conclusión? Los partidarios de la publicidad señalan las bondades informativas, estéticas y económicas. Sus detractores le reprochan, sobre todo, su carácter mentiroso y manipulador. Sin embargo, es importante que esta sea más honesta y objetiva. aplicando leyes que obliguen a los fabricantes a informar al consumidor sobre la naturaleza del producto. Una publicidad que esté más interesada en el bienestar de los consumidores, que en el bolsillo de los productores.
La publicidad financia, de manera significativa, a los medios de comunicación, que reciben grandes sumas de dinero por la publicación de los anuncios y mensajes publicitarios. La publicidad permite reducir el precio de venta de los bienes de consumo, en primer lugar, por el hecho de que incita el consumo masivo, lo que a su vez permite una producción también masiva, que por tanto reduce los precios, al impulsar la concurrencia en el mercado de diferentes productores con productos semejantes, estimula la competencia y empuja a sus fabricantes a buscar formas de vender estos productos introduciendo formas más atractivas, tanto en precio como en calidad.
Finalmente, se critica a la publicidad porque promueve una mentalidad de “tener” a expensas de la de “ser”. De acuerdo con la filosofía de la publicidad, a una persona se la juzga de acuerdo a su capacidad de compra. Entonces, es valorada según sus bienes o lo que posee.
La publicidad está en todas partes y en las más diversas formas: en carteles pegados a las paredes, en el transporte público, en las estaciones y aeropuertos; se escucha en la radio, en la televisión y en el cine. Está presente en los anuncios en periódicos, en los folletos y catálogos que llegan a las casas, en eslóganes en los lapiceros, en las hojas volantes que se distribuyen en los supermercados, en los nombres de los auspiciantes en camisetas deportivas, uniformes, etc.
Pero esta tesis se enfrenta con una respuesta masiva de quienes se oponen a la publicidad. En primer lugar, ellos le reprochan que miente. La publicidad miente porque nunca cuenta toda la verdad, la publicidad solo visibiliza los aspectos positivos de los productos y deja de lado sus aspectos negativos e incluso los peligrosos, Explota continuamente las debilidades humanas aprovechándose de los complejos de inferioridad de muchos consumidores.
“A la publicidad hay que controlarla”
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Esta omnipresencia de la publicidad, lejos de suscitar el entusiasmo de todo el mundo, por el contrario, genera que algunas personas la cuestionen seriamente y piensen que es importante que esté normada. En primer lugar, la publicidad es una fuente indispensable de información al consumidor. Gracias a ella conoce qué productos están en el mercado, cuales son nuevos, y este conocimiento permite a los compradores elegir el mejor, de entre varios y diversos artículos. Da trabajo de muchas personas diferentes (publicistas, encuestadores de opinión pública, psicólogos, impresoras, ...).

¿Qué puedo decir a modo de conclusión? Los partidarios de la publicidad señalan las bondades informativas, estéticas y económicas. Sus detractores le reprochan, sobre todo, su carácter mentiroso y manipulador. Sin embargo, es importante que esta sea más honesta y objetiva. aplicando leyes que obliguen a los fabricantes a informar al consumidor sobre la naturaleza del producto. Una publicidad que esté más interesada en el bienestar de los consumidores, que en el bolsillo de los productores.

Finalmente, se critica a la publicidad porque promueve una mentalidad de “tener” a expensas de la de “ser”. De acuerdo con la filosofía de la publicidad, a una persona se la juzga de acuerdo a su capacidad de compra. Entonces, es valorada según sus bienes o lo que posee.

Pero esta tesis se enfrenta con una respuesta masiva de quienes se oponen a la publicidad. En primer lugar, ellos le reprochan que miente. La publicidad miente porque nunca cuenta toda la verdad, la publicidad solo visibiliza los aspectos positivos de los productos y deja de lado sus aspectos negativos e incluso los peligrosos, Explota continuamente las debilidades humanas aprovechándose de los complejos de inferioridad de muchos consumidores.

La publicidad financia, de manera significativa, a los medios de comunicación, que reciben grandes sumas de dinero por la publicación de los anuncios y mensajes publicitarios. La publicidad permite reducir el precio de venta de los bienes de consumo, en primer lugar, por el hecho de que incita el consumo masivo, lo que a su vez permite una producción también masiva, que por tanto reduce los precios, al impulsar la concurrencia en el mercado de diferentes productores con productos semejantes, estimula la competencia y empuja a sus fabricantes a buscar formas de vender estos productos introduciendo formas más atractivas, tanto en precio como en calidad.

La publicidad está en todas partes y en las más diversas formas: en carteles pegados a las paredes, en el transporte público, en las estaciones y aeropuertos; se escucha en la radio, en la televisión y en el cine. Está presente en los anuncios en periódicos, en los folletos y catálogos que llegan a las casas, en eslóganes en los lapiceros, en las hojas volantes que se distribuyen en los supermercados, en los nombres de los auspiciantes en camisetas deportivas, uniformes, etc.

“A la publicidad hay que controlarla”