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Ponente: Ángelo Steven Cruz Franco

LA ABYECCIÓN Y EL PUNCTUM EN ALGUNAS IMÁGENES PROPUESTAS EN LAS OBRAS: LOS EJÉRCITOS Y LOS DERROTADOS

Evelio José Rosero Diago: Bogotá 20 de marzo de 1958. Escritor y periodista colombiano, graduado en la Universidad Externado de la carrera Comunicación Social y Periodismo. Su camino literario comienza a forjarse desde que publica variados cuentos en revistas como El Tiempo y El Espectador. Premio nacional de literatura (1992) Ganador del Premio Tusquets de Novela (2006).

Pablo Montoya Campuzano: Barrancabermeja, 1963. Escritor y profesor de literatura colombiano. Estudió cuatro semestres de medicina en la Universidad de Antioquia, pero declinó en esta decisión y se dirigió a Tunja, allí se profundizó en filosofía, música y letras. Debido a la muerte de su padre, Montoya se ve próximo al tema de la violencia y procede a referenciarla con mayor ahínco en sus obras. Medalla Francisco José de Caldas, categoría Oro (2018)

Qué es la Abyección?

Es una sensación de extrañamiento.Es una cosa que se excluye del sujeto y del objeto. Un elemento que levita entre ellos.Es un elemento que se relaciona con las normas en cuanto que las trasgrede. Es un elemento determinado por la cultura.

“Lo abyecto es definido por Julia Kristeva (1989) como aquel objeto expulsado que se opone al sujeto, pero que al mismo tiempo ejerce atracción sobre él. Dicho objeto es una amenaza para el sujeto, al constituirse como un polo de atracción que repulsa en tanto perturba una identidad, un sistema o un orden. Por consiguiente, lo abyecto es aquello que no respeta los límites y las reglas, es lo ambiguo (…)” (González, 2010, pág. 141)(…) lo abyecto no es un objeto frente al sujeto ni es un correlato del sujeto. En esta medida, lo abyecto no es ni objeto ni sujeto. Dado que no deja de ser material, lo llamará “objeto caído” por ser un evento o cosa “excluida”, “expulsada”. (Linde, (S/F), pág. 186)

¿Qué es el Punctum?El punctum viene inmerso en el objeto, capta la atención del sujeto.Por medio de la intriga que se genera al observar la imagen, el punctum atraviesa la retina del que mira, afectándolo, conmoviéndolo. Evidencia lo excesivo e inmoral e incomoda el pensamiento y la consciencia del que observa.

(…) imagen que punza la retina del espectador y lo retiene allí, algo parecido a la fascinación y la repulsión que concita lo obsceno en su sentido de fuera de escena pero que retorna para interpelar a quien mira, porque “toda fotografía debe mostrar algo. (…) (Sancholuz, 2019, pág. 102)

DE LAS IMÁGENES DONDE LO ABYECTO Y EL PUNCTUM PARTICIPAN:Primera imagen: El PunctumYa desde que arribé a la cabaña el silencio encarnizado me enseñó lo que tenía que enseñarme. No estaba Otilia. Estaba el cadáver del maestro Claudino, decapitado; a su lado el cadáver del perro, hecho un ovillo en la sangre. Con carbón habían escrito en las paredes: Por colaborador. Sin pretenderlo, mi mirada encontró la cabeza del maestro, en una esquina. Igual que su cara, también su tiple se hallaba reventado en la pared […] (Rosero, 2007, pág. 60)[…] Vi que la estufa rodante se cubría velozmente de una costra de arena rojiza, una miríada de hormigas que zigzagueaban aquí y allá, y, en la paila, como si antes de verla ya la presintiera, medio hundida en el aceite frío y negro, como petrificada, la cabeza de Oye […] (Rosero, 2007, pág. 120)

DE LAS IMÁGENES DONDE LO ABYECTO Y EL PUNCTUM PARTICIPAN:Primera imagen: El PunctumYa desde que arribé a la cabaña el silencio encarnizado me enseñó lo que tenía que enseñarme. No estaba Otilia. Estaba el cadáver del maestro Claudino, decapitado; a su lado el cadáver del perro, hecho un ovillo en la sangre. Con carbón habían escrito en las paredes: Por colaborador. Sin pretenderlo, mi mirada encontró la cabeza del maestro, en una esquina. Igual que su cara, también su tiple se hallaba reventado en la pared […] (Rosero, 2007, pág. 60)[…] Vi que la estufa rodante se cubría velozmente de una costra de arena rojiza, una miríada de hormigas que zigzagueaban aquí y allá, y, en la paila, como si antes de verla ya la presintiera, medio hundida en el aceite frío y negro, como petrificada, la cabeza de Oye […] (Rosero, 2007, pág. 120)

Segunda imagen: La Abyección Ella está casada con un encomendero y es la que llevará siempre sobre su honor el rótulo de puta. El novio clandestino es un aventurero, uno de esos poetas del nuevo mundo que intenta purificar su linfa a punta de declamaciones, pasos de baile y acordes de vihuela. […] Finalmente se ven un viernes de la semana santa pues ella ha sido sorprendida por el encomendero en su deambular con la negra, y será enviada al otro día por el celoso marido a España. La separación inminente lleva a los amantes a copular por última vez. Lo hacen con lujuria desmedida. Él le besa el ano, se lo abre, sediento, con los dedos untados de una pócima aconsejada por la negra. Le dice que ama locamente cada orificio de ese cuerpo. Ella grita poseída por una felicidad desbordada cuando escucha esas palabras. El dolor de la penetración le produce arcadas y vomita. […] Por último, antes de llegar al clímax, reconoce, aterrorizados, que sus sexos no pueden separarse. (Campuzano, 2012, pág. 50)

Tercera imagen: PUNCTUM Y ABYECCIÓNEntre los brazos de una mecedora de mimbre, estaba, abierta a plenitud, desmadejada, Geraldina desnuda, la cabeza sacudiéndose a uno y otro lado, y encima uno de los hombres la abrazaba, uno de los hombres hurgaba a Geraldina, uno de los hombres la violaba: todavía demoré en comprender que se trataba del cadáver de Geraldina, era su cadáver, expuesto ante los hombres que aguardaban, ¿por qué no los acompañas, Ismael?, me escuché humillarme, ¿por qué no les explicas cómo se viola un cadáver?, ¿o cómo se ama?, ¿no era eso con lo que soñabas?, y me vi acechando el desnudo cadáver de Geraldina, la desnudez del cadáver que todavía fulgía, imitando a la perfección lo que podía ser un abrazo de pasión de Geraldina. (Rosero, 2007, pág. 103)

Los Derrotados

  • El árbol parecía como una alucinación en medio de lo que era puro rastrojo. (…) parecía todo un señor anfitrión que nos esperaba desde hacía tiempo. A mí me dio una alegría incontrolable y de una me deshice del equipo para subirme a sus ramas. Sentí, viendo el horizonte verde bajo un cielo sin nubes, que el verdadero sentido de los meses pasados aquí lo encontraba encaramado en esas ramas. (…) (Campuzano, 2012, pág. 34)

Los Ejércitos

Imagenes creadas para estimular la mente del lector

  • ¿Dónde estaba esa granada, profesor?» «En mi calle», y, por dentro, me carcome esta vergüenza que aún no soy capaz de admitir: olvidar esa granada durante meses: las hierbas debieron crecer alrededor, cubriéndola —pienso, para justificarme—, haciéndola parecer una flor gris, sepultándola. (Rosero, 2007, pág. 68)

+info

  • A veces, cuando amanece, y la sombra de algún árbol se perfila bajo la exhalación del rocío, creo en esa imagen de ramas trabadas como si ella fuese la clave de mi destino. Un árbol solo, flotando en la noche, rodeado de silencio, es una de las mayores certezas de la naturaleza. Sí, creo que soy un árbol. Ese árbol agitado que busca una luz escurridiza y quiere otorgar descanso al viajero que también soy. (Campuzano, 2012, pág. 134)

Referencias: Campuzano, P. M. (2012). Los Derrotados. Medellín: Sílaba. González, K. L. (2010). Seres abyectos: ¿La muerte del ser como sujeto? (Aproximación a dos cuentos de Ángel Santiesteban Prast). Cuadernos de Literatura del Caribe e Hispanoamérica. Linde, C.-G. V. ((S/F)). Erotismo, obscenidad y abyección de Ismael Pasos en Los Ejércitos. (S/E). Rosero, E. (2007). Los Ejércitos. Tusquets Editores S.A. Sancholuz, C. (2019). Ciencia versus violencia. La figura de Francisco José de Caldas en Los derrotados (2012) de Pablo Montoya. Cuadernos de Humanidades - N° 30.

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