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Transcript

Agustín

Paralizado Las escaleras chirrían al pisarlas y los murciélagos aletean sin parar. Un sonido crujiente hace eco en la aterradora casa abandonada de mi avenida, con el número 666. Pasos en el piso de arriba me retienen: paralizado, patidifuso e inmóvil de por vida.

Adriana

Las calabazas pintadas Hace unos días ocurrió una cosa tan terrorífica que no volvimos a ser los mismos. Hace aproximadamente una semana, un día al atardecer, estaba tallando calabazas con Elizabeth, Diane y Max en la casa de Diane. Estábamos terminando las calabazas para decorar, cuando de repente se fundió la luz, y cuando se volvió a encender, las calabazas ya no estaban: en su lugar había cabezas de humanos. Eso me hizo recordar que hay una ouija en el desván. Diane no me ha vuelto a ver a mí, pero yo a ella sí.

Gabriela

Reyn Reyn se hacía cada vez más fuerte y estaba consumiendo el cuerpo de Lena mientras esta caminaba desorientada por el valle oscuro. Entre la niebla vio a su hija, muerta en el suelo, y a Julia contra un árbol, susurrando: "Ellos están aquí, nos van a llevar", con un hilo de voz. Poco a poco Lena se fue sintiendo cada vez más débil, mientras decía: "Yo los he matado, ¡he matado a mi hija!". Cerca de allí, una sombra decía: "Está funcionando, Lena se está consumiendo; pronto solo quedará una, la otra morirá". De repente me desperté, pero mis oídos sangraban; era demasiado tarde.

Alejandra

Llanto Todas las noches veo a alguien sollozando en la esquina de mi habitación. Parece una mujer joven, de pelo largo y negro, pálida, pequeña y delgada. No me deja dormir, pero nunca me atrevo a hacer nada. Solo me quedo callado en mi cama, resguardado pero, a la vez, preocupado. Hoy la mujer lloraba más de lo normal. Me aterroricé, pues parecía un llanto muy triste y desesperado. Me levanté de la cama y le pregunté con temor por lo que pudiera pasar: -Oye, ¿estás bien? -Pero ¿tú no estabas muerto?

Elías

La quinta puerta En mi barrio, los niños dicen que si abres cinco puertas seguidas en menos de diez segundos, podrás contactar con los muertos. Yo me dedico a asustarlos antes de que abran la quinta puerta, así que ahora dicen que prefieren la ouija, porque no es tan defectuosa como el juego de las cinco puertas.

Leyre

El autobús maldito Era una noche muy nublada, cuando un conductor de autobús acababa de dejar a todos los niños en sus casas, ya que acababan de llegar de una excursión que había durado todo el día. El conductor tenía que dejar el autobús en la estación de autobuses. Cuando estaba de camino, vio en la carretera a una niña, pero no le dio tiempo a reaccionar y la atropelló. No sabía qué hacer, así que miró por el retrovisor pero no vio nada. De repente, volvió a mirar y vio a una niñada sentada en la parte de atrás del autobús con una apariencia aterradora. No le dio importancia, pero más tarde, la niña se le acercó y le dijo al oído: "Tú me quitaste la vida; ahora yo te haré la vida imposible..."

Alba

No hay nadie Me levanté de la camilla del hospital y no había nadie. Me puse mi ropa y salí a la calle. No había absolutamente nadie, pero vi luces en el museo de antigüedades y entré. Todos estaban alrededor de algo, pero yo no sabía qué era. Me acerqué y pude ver que estaban arrestando a un asesino. También pude ver a la persona que el asesino había matado, y... Era yo.

Marcos

Una muerte muy dulce Era un día tranquilo, en pleno otoño. Yo estaba en mi cocina preparando un cachopo de lechuga y brócoli cuando la estantería de arriba se movió sola. Vi que el tarro de miel estaba fuera de su sitio, así que lo puse donde debía estar, pero cuando me di la vuelta, la puerta del armario estaba abierta y el bote de miel ya no se encontraba allí. Después de un rato buscándolo, apareció en el salón. Sin embargo, me quedé perplejo cuando vi que le habían salido unas piernas humanas muy musculosas, que sin dudarlo me dieron una patada en la entrepierna. Cuando pude incorporarme, vi que tenia brazos, con los cuales me atacó y asesinó. Al menos, la muerte fue bastante dulce.

Sofía

El molino Aún recuerdo aquella espeluznante historia de miedo que contaban todos los años en mi infancia. Actualmente, tengo catorce años y soy una niña realmente curiosa. Esta historia trataba sobre un chico que entró en el molino de la colina del pueblo, y se dice que no volvió. "Obviamente entraré" me dije, mientras me dirigía hacia él. Al entrar, oí un fuerte chillido y llantos, pero supuse que sería el viento, así que lo ignoré. Subí dos pisos de aquellas escaleras de caracol y sentí que algo detrás de mí se cayó. Al girar la mirada, nunca me habría imaginado lo que vi: una cabeza de pelo rubio de un niño de unos once años. Minutos después de gritar y aterrorizarme, me di cuenta de que aquel era el chico que había desaparecido. Corriendo salí de aquel infierno: se lo conté a todo el mundo, pero nadie me creyó. Aún estoy confusa: no sé si debo investigar sobre él o no.

Marina

La caída al pozo 200 Fui caminando por una noche demasiado oscura y fría. Había una alcantarilla muy abierta. Entonces, miré a través de ella y algo me atrapó y me llevo adentro. Aterrorizada, empecé a buscar una salida, pero escuché una voz profunda que decía: "Nunca saldrás de aquí, no hay más salidas...". Empecé a buscar esa voz, pero seguía sin encontrarla. Corrí, porque sentí que alguien me perseguía, no paraba y me caí por un pozo de doscientos metros. No sé cuánta hambre pasé, pero sigo escuchando esa profunda voz.

Luján

Juegos de niños Marc es un niño rebelde y maleducado al que le gusta lo paranormal. Se compró una ouija para jugar en una casa abandonada con sus amigos. Un día, en la casa abandonada y con todo preparado, sus amigos y él se sentaron alrededor del tablero y empezaron a hacer preguntas, tantas que al espíritu le molestó e hizo que se rompiera una ventana en señal de molestia. Dos de ellos se fueron pero el resto siguieron jugando con el tablero. Cuando se cansaron y se fueron, el espíritu seguía molesto y se la quería devolver, así que fue a la casa de Marc para asustarle. En el cuarto de Marc se puso a los pies de la cama y cuando el niño se despertó le dio un buen susto, tan grande que pudo verme sin que fuera una alucinación.

Tatiana

Carrie A una niña llamada Carrie, muy tímida, le daba miedo que se rieran de ella. Un día fue a la piscina y todas las chicas la miraban raro, así que fue al baño y notó que tenía poderes: era capaz de romper el espejo con el poder que aparecía en sus manos cada vez que se enfadaba. Así, de noche, cuando le pidió a su madre ir a una fiesta y esta no le dejó, empezó a mover objetos con su poder, destruyendo todo su paso. No podía controlar sus poderes y, cada vez que se enfadaba, todos a su alrededor corrían un grave peligro.

Sira

Hermano mayor De pequeña me gustaba jugar con mis amigas a la ouija en mi casa y mi hermano mayor siempre nos decía que no era buena idea. En realidad, no sabíamos por qué nos decía eso; a mí siempre me ha parecido un poco extraño y no le hacía caso. Pero cuando creces empiezas a entender el por qué de todo: ahora me tengo que ir a poseer a otros y fingir que soy su hermano mayor.