HERIDA IGNACIO
elopezh
Created on October 28, 2021
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Transcript
ENFERMEDAD, FRAGILIDAD Y ESPIRITUALIDAD EN SAN IGNACIO DE LOYOLA
HERIDA Y CONVERSIÓN
«Le pedí instantemente que quisiese exponernos el modo como Dios le había dirigido desde el principio de su conversión, a fin de que aquella relación pudiese servirnos a nosotros de testamento y enseñanza paterna».
INCUBACIÓN-CRISIS-ARTICULACIÓN
Negación
Ira
Aceptación
INCUBACIÓN:
«Y venido el día […] y después de durar un buen rato la batería, le acertó a él una bombarda en una pierna, quebrándosela toda, y porque la pelota pasó por entrambas las piernas, también la otra fue mal herida» (Au 1).
«Disuadió también el acuerdo por parecerle vergonzoso, y así fue la causa de que se pusiesen en armas y se combatiese el castillo, resistiendo hasta que los muros fueron con la artillería rotos y su pierna quebrada»
JUAN ALFONSO DE POLANCO
«Y fue tanto creciendo la mejoría, que de ahí a algunos días se juzgó que estaba fuera de peligro de muerte» (Au 3). Sin embargo, «él se determinó martirizarse por su propio gusto» cuando «le quedó debajo de la rodilla un hueso encabalgado sobre otro, por lo cual la pierna quedaba más corta […] que era cosa fea» (Au 4).
«Le era forzado estar en el lecho. Y porque era muy dado a leer libros mundanos y falsos, que suelen llamar de caballerías, sintiéndose bueno, pidió que le diesen algunos dellos para para pasar el tiempo; mas en aquella casa no se halló ninguno de los que él solía leer, y así le dieron un Vita Christi y un libro de la vida de los Santos en romance» (Au 5).
«Y después de haber estado doce o quince días en Pamplona, lo llevaron en una litera a su tierra; en la cual, hallándose muy mal, y llamando todos los médicos y cirujanos de muchas partes, juzgaron que la pierna se debía otra vez desconcertar y ponerse otra vez los huesos en sus lugares […] Nunca habló palabra, ni mostró otra señal de dolor que apretar mucho los puños» (Au 2).
«Dejándolos de leer, algunas veces se paraba a pensar en las cosas que había leído; otras veces en las cosas del mundo que antes solía pensar. Y de muchas cosas vanas que se le ofrecían» (Au 6). Le sucedían «a estos pensamientos otros, que nacían de las cosas que leía […] se paraba a pensar, razonando consigo: - ¿Qué sería, si yo hiciese estos que hizo san Francisco, y esto que hizo santo Domingo? – […] proponiéndose siempre a sí mismo cosas dificultosas y graves» (Au 7).
SEÑALES
SEÑALES
«Me escribís vuestra larga dolencia y enfermedad pasada, y con grande dolor de estómago que al presente os quedaba. Es verdad que en pensar la mala disposición y dolor presente no puede ser que yo no sienta de mi ánima porque os deseo toda bonanza y prosperidad imaginable, que para gloria y servicio de Dios N. S. os pudiese ayudar. Sin embargo, en considerar que estas enfermedades y otras pérdidas temporales son muchas veces de mano de Dios nuestro Señor porque más nos conozcamos y más perdamos el amor de las cosas criadas, y más enteramente pensemos cuán breve es esta nuestra vida, para adornarnos para la otra que siempre ha de durar; y en pensar que con estas cosas visita a las personas que mucho ama, no puedo sentir tristeza ni dolor, porque pienso que un servidor de Dios en una enfermedad sale hecho medio doctor para enderezar y ordenar su vida en gloria y servicio de Dios N. S.»
SEÑALES
«Y en esto le vinieron unas mociones que hacían en su ánima descontentamiento, pareciéndole que no había hecho su deber, y también le causan indignación contra el moro, pareciéndole que había hecho mal en consentir que un moro dijese tales cosas de nuestra Señora, y que era obligado volver por su honra. Y así le venían deseos de ir a buscar el moro y darle de puñaladas por lo que había dicho» (Au 15).
SEÑALES
“si hiciese esto que hizo san Francisco, esto que hizo santo Domingo”
SEÑALES
«No comía carne, ni bebía vino, aunque se lo diesen […] y porque era muy curioso de curar el cabello, que en aquel tiempo se acostumbraba […] se determinó dejarlo andar así […] y por la misma causa dejaba crecer las uñas de los pies y de las manos» (Au 19).
crisis.
«La noche sosegada
«No comía carne, ni bebía vino, aunque se lo diesen […] y porque era muy curioso de curar el cabello, que en aquel tiempo se acostumbraba […] se determinó dejarlo andar así […] y por la misma causa dejaba crecer las uñas de los pies y de las manos» (Au 19).
«Estando en este hospital, le acaeció muchas veces en día claro ver una cosa en el aire junto a sí, la cual le daba mucha consolación, porque era muy hermosa […] No divisaba bien la especie de qué cosa era, mas en alguna manera le parecía que tenía forma de serpiente […] Él se deleitaba mucho y consolaba» (Au 19).
IRA / VIOLENCIA
PASO I
NEGOCIACIÓN
PASO II
DEPRESIÓN
PASO III
Descalificación de lo positivo
Falso profetismo
Lectura del pensamiento
«Le vino un pensamiento recio que le molestó representándosele la dificultad de su vida, como si le dijeran dentro del ánima: -¿Y cómo podrás tu sufrir esta vida setenta años que has de vivir?» (Au 20).
«¿Qué nueva vida es esta que ahora comenzamos» (Au 21), lo que provoca, acto seguido, «tener muchos trabajos de escrúpulos» (Au 22)?
Etiquetamiento
Imperativos
«Aunque confesaba aquello, no quedaba satisfecho. Y así empezó a buscar algunos hombres espirituales que le remediasen de estos escrúpulos; mas ninguna cosa le ayudaba […] Y aunque casi conocía que aquellos escrúpulos le hacían mucho daño, que sería bueno quitarse de ellos, no lo podía acabar consigo […] Y así deseaba que el confesor se lo mandase, mas no tenía osadía para decírselo al confesor» (Au 22).
«En este tiempo le trataba Dios de la misma manera que trata un maestro de escuela a un niño, enseñándole» (Au 27)
Variedad de espíritus
Desolación
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Consolación
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vs
«Y estando un día rezando en las gradas del mismo monasterio las Horas de nuestra Señora, se le empezó a elevar el entendimiento como que veía a la Santísima Trinidad en figura de tres teclas, y esto con tantas lágrimas y sollozos» (Au 28).
«se le representó en el entendimiento […] el modo con que Dios había criado el mundo» (Au 28).
«Una vez iba por su devoción a una iglesia que estaba poco más de una milla de Manresa […] y yendo así en sus devociones, se sentó un poco con la cara hacia el río, el cual iba hondo. Y estando allí sentado, se le empezaron a abrir los ojos del entendimiento; y que no viese alguna visión, sino entendiendo y conociendo muchas cosas […] y esto con una ilustración tan grande, que le parecían todas las cosas nuevas» (Au 30).
el sacerdote
el levita
el samaritano
Evangelio del herido
Gracias