CAV's - plan vocacional
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Created on October 6, 2021
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Transcript
ACOMPAÑAR
ACOMPAÑAR
Sólo te puedo acompañar con la honestidad
de mi búsqueda no concluida.
Sin pisar tu camino, sin suprimir tu esfuerzo,
ni abreviar la distancia de tu propio sendero.
ACOMPAÑAR
Sólo te puedo acompañar desde mi propio camino,
sin forzar tu paso ni eludir tu destino.
Sólo te puedo acompañar con el distante cercano
apoyo de mi silente presencia.
Apoyando tu búsqueda, acrecentando la ciencia.
ACOMPAÑAR
Sólo te puedo acompañar respetando tu historia,
por eso no seré nunca tu salvador, ni tu Mesías,
ni tu estrella, únicamente un hermano
que camina a tu lado, sin contaminar
tu búsqueda con mi retraso.
Te acompaño en la libertad y en el respeto,
queriendo que tú seas tu propio modelo,
tú el artesano que forja el acero de tu espíritu.
ACOMPAÑAR
No cantaré tu canto, ni borraré tu huella;
simplemente cuando estés cansado
te ofreceré mi mano, te indicaré tu estrella,
y sabrás que camino a tu lado.
P. Héctor J. Valenzuela
DAR VIDA
Cuidar la vida y vocación marista, mediante comunidades que revitalicen el espíritu de familia, animen la pastoral juvenil-vocacional y respondan a las necesidades de la infancia y la juventud.
Dar protagonismo às crianças e jovens através do nosso modelo educativo marista oferecendo experiências que integrem o âmbito pedagógico, a espiritualidade e a solidariedade.
Promover uma renovada cultura vocacional na Província
Con lucidez y creatividad
Buscando conectar y sintonizar con las nuevas generaciones
Encontrando lenguajes adecuados
Comprendiendo el contexto
...buscando actuar como
evangelizadores
miembros de una Iglesia-Comunión
Familia Marista Global
- Constituirnos como equipo humano fuerte, eficaz y creativo, capaz de contagiar entusiasmo y visión.
- Promover o acompanhamento pessoal e os processos de busca, discernimento e tomada de decisões.
- Potenciar la creación de una cultura vocacional en todos los centros educativos de la Provincia.
- Oferecer aos jovens experiências significativas que combinem as dimensões da espiritualidade, fraternidade, serviço e discernimento.
- Apoyar el funcionamiento de MarCha, particularmente las etapas Fuente y Horizonte, como una oferta completa de Pastoral Juvenil Marista.
- Acompanhar e facilitar a missão educativa dos grupos Scouts, favorecendo o trabalho em rede e o sentido de identidade Marista.
- Apostar por una presencia relevante en el entorno digital, explorando con audacia nuevos lenguajes evangelizadores.
PLAN DE ANIMACIÓN VOCACIONAL
Provincia Marista Compostela
Salir
"Estaba tratando de ver quién era Jesús"
Subir
"Se adelantó corriendo y se subió a un árbol"
Seguir
"Se apresuró a bajar y, muy contento, recibió a Jesús en su casa"
servir
"Zaqueo se puso en pie y dijo"
despertar
conocer
experimentar
personalizar
el proceso
discernir
optar
Zaqueo está en su contexto, en su vida normal, pero se entera de que Jesús va a pasar por allí. Por eso sale de su habitual, de su esquema normal de funcionamiento, sale al camino, sale al encuentro. Hay en nuestras vidas algunos acontecimientos o invitaciones que interrumpen el ritmo habitual y nos hacen querer empezar un camino de búsqueda o crecimiento.
La intención de este primer movimiento es despertar en todas las personas, especialmente en los jóvenes, alguna pregunta que tenga la fuerza de hacerlos querer iniciar un camino de búsqueda. Se trata de favorecer un ambiente en el que los planteamientos de tipo vocacional puedan surgir de forma natural y también de generar propuestas puntuales que sirvan para provocar o traer a la superficie esas preguntas que todos llevamos dentro.
Movido por su deseo de ver a Jesús, Zaqueo se adelanta corriendo y se sube a un árbol. Esta imagen nos habla de una sed, un deseo, un camino de búsqueda. Entra en juego la iniciativa personal de ponerse en camino, de buscar algo más, de hacer lo posible por ampliar horizontes.
En este segundo movimiento tratamos de lanzar diferentes propuestas en las que ya solo participan los jóvenes que estén interesados, los que quieran conocer o experimentar algo más. En muchos casos, hablamos de experiencias fuertes que pueden marcar el inicio de un camino más sistemático y personal. Si el primer movimiento culmina con el despertar de la curiosidad, en este segundo la clave es situarse en un lugar desde donde los horizontes de interpretación de la propia vida y de la realidad son más amplios.
Entrando en esa dinámica de deseo y de buscar ver más, es más fácil poder escuchar la invitación de Dios que nos llama a bajar, a profundizar en el conocimiento personal, a acogerlo en nuestra casa, a dejarnos tocar por ese encuentro profundo. Es una invitación al seguimiento: seguir a Jesús es dejarlo entrar en nuestra casa.
En este movimiento se acentúa aún más la personalización del proceso, se priorizan las experiencias que favorezcan la escucha profunda desde el silencio y la oración, y el acompañamiento personal se vuelve un elemento imprescindible. Zaqueo recibe a Jesús con alegría. Se trata también de descubrir la alegría de vivir desde lo profundo y de entrar conscientemente en un diálogo entre las propias aspiraciones y lo que se va sintiendo como invitación de Dios.
El encuentro profundo con Jesús es transformador. Zaqueo, al sentirse totalmente acogido y abrazado por Jesús en su verdad más íntima, decide cambiar su forma de vivir y se compromete a reparar el daño que había causado y a compartir sus bienes y su destino con los más pobres. El encuentro con Dios nos transforma y la llamada de Dios pide respuestas concretas, en forma de compromiso y opciones de vida. Con este cuarto movimiento se pretende ayudar a los jóvenes a desembocar sus procesos de búsqueda y crecimiento en opciones vocacionales concretas, para servir mejor a Dios y al mundo.
El discernimiento orientado a decisiones concretas cobra un papel importante (ej. empezar la formación inicial como Hermano Marista, implicarse en itinerarios de vida laical marista, entrar al seminario, optar por una vía profesional en lugar de otra, etc.). En el caso de los movimientos juveniles u otros procesos de larga duración, en este cuarto movimiento se plantea la gran pregunta de cómo proyectar en un futuro personal o profesional todo lo que se ha experimentado y aprendido.
Al discernir tu llamada a ser hermano marista,
muestras generosidad y valentía,
y te lanzas a una búsqueda apasionante.
Acoge la historia de tu vida con paciencia
y adapta tu paso al ritmo de Dios.
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En la novela danesa Nada de Janne Teller, el protagonista, Pierre Anthon, se sube a un árbol y se queda allí porque concluye que la vida no tiene significado y nada vale la pena. A pesar de su juventud, le falta algo que lo atraiga y lo llene de entusiasmo. Le falta un sentido, un para qué. En su libro ¿Por qué Pierre Anthon debe bajar del ciruelo? (Khaf, 2013), Francesc Torralba sugiere que el joven debería bajarse del árbol porque “el sentido se halla en el interior del ser humano. Buscarlo es una posibilidad que está a nuestro alcance” (p.10).
También en el Evangelio hay un hombre que se sube a un árbol, no para decir que la vida no tiene sentido, sino para intentar encontrarlo. Zaqueo corre y se sube al árbol porque quiere ver a Jesús. Jesús pasa, se fija en él y lo manda bajar porque quiere quedarse en su casa. El encuentro transformador con Jesús lo lleva a estrenar un nuevo camino y a descubrir que su vida tiene un sentido mucho más profundo. En este proceso de conversión, todos los movimientos son importantes: salir, subir, seguir, servir…
Muchos jóvenes (o incluso todos) buscan hoy el sentido, ese para qué que haga que valga la pena todo lo demás. Quizás a algunos les haga falta subirse a algún árbol desde el que ampliar sus horizontes. Otros tendrán que bajar y dejarse encontrar por Dios en lo profundo. Otros estarán ya en el momento de salir a dar frutos desde esa experiencia de encuentro. No está en nuestras manos darles las respuestas o hacer el camino por ellos, pero sí podemos animarlos a recorrer estos itinerarios de búsqueda y luego acompañarlos. Eso es lo que propone este plan.
Abre tu corazón a establecer nuevas relaciones
y a enriquecer tu identidad en una comunidad marista.
Permanece abierto a aprender sobre ti mismo
y a conocer y amar a Jesús que te llama por tu nombre.
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En la novela danesa Nada de Janne Teller, el protagonista, Pierre Anthon, se sube a un árbol y se queda allí porque concluye que la vida no tiene significado y nada vale la pena. A pesar de su juventud, le falta algo que lo atraiga y lo llene de entusiasmo. Le falta un sentido, un para qué. En su libro ¿Por qué Pierre Anthon debe bajar del ciruelo? (Khaf, 2013), Francesc Torralba sugiere que el joven debería bajarse del árbol porque “el sentido se halla en el interior del ser humano. Buscarlo es una posibilidad que está a nuestro alcance” (p.10).
También en el Evangelio hay un hombre que se sube a un árbol, no para decir que la vida no tiene sentido, sino para intentar encontrarlo. Zaqueo corre y se sube al árbol porque quiere ver a Jesús. Jesús pasa, se fija en él y lo manda bajar porque quiere quedarse en su casa. El encuentro transformador con Jesús lo lleva a estrenar un nuevo camino y a descubrir que su vida tiene un sentido mucho más profundo. En este proceso de conversión, todos los movimientos son importantes: salir, subir, seguir, servir…
Muchos jóvenes (o incluso todos) buscan hoy el sentido, ese para qué que haga que valga la pena todo lo demás. Quizás a algunos les haga falta subirse a algún árbol desde el que ampliar sus horizontes. Otros tendrán que bajar y dejarse encontrar por Dios en lo profundo. Otros estarán ya en el momento de salir a dar frutos desde esa experiencia de encuentro. No está en nuestras manos darles las respuestas o hacer el camino por ellos, pero sí podemos animarlos a recorrer estos itinerarios de búsqueda y luego acompañarlos. Eso es lo que propone este plan.
Con tu acompañante, aprende a escuchar
las mociones del Espíritu en tu historia personal
y en tu historia marista.
Conoce el carisma marista
y a los hermanos que intentan vivirlo.
Poco a poco irás descubriendo
lo que la vocación de hermano marista te ofrece y pide,
y si Dios te está invitando a abrazarla.
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En la novela danesa Nada de Janne Teller, el protagonista, Pierre Anthon, se sube a un árbol y se queda allí porque concluye que la vida no tiene significado y nada vale la pena. A pesar de su juventud, le falta algo que lo atraiga y lo llene de entusiasmo. Le falta un sentido, un para qué. En su libro ¿Por qué Pierre Anthon debe bajar del ciruelo? (Khaf, 2013), Francesc Torralba sugiere que el joven debería bajarse del árbol porque “el sentido se halla en el interior del ser humano. Buscarlo es una posibilidad que está a nuestro alcance” (p.10).
También en el Evangelio hay un hombre que se sube a un árbol, no para decir que la vida no tiene sentido, sino para intentar encontrarlo. Zaqueo corre y se sube al árbol porque quiere ver a Jesús. Jesús pasa, se fija en él y lo manda bajar porque quiere quedarse en su casa. El encuentro transformador con Jesús lo lleva a estrenar un nuevo camino y a descubrir que su vida tiene un sentido mucho más profundo. En este proceso de conversión, todos los movimientos son importantes: salir, subir, seguir, servir…
Muchos jóvenes (o incluso todos) buscan hoy el sentido, ese para qué que haga que valga la pena todo lo demás. Quizás a algunos les haga falta subirse a algún árbol desde el que ampliar sus horizontes. Otros tendrán que bajar y dejarse encontrar por Dios en lo profundo. Otros estarán ya en el momento de salir a dar frutos desde esa experiencia de encuentro. No está en nuestras manos darles las respuestas o hacer el camino por ellos, pero sí podemos animarlos a recorrer estos itinerarios de búsqueda y luego acompañarlos. Eso es lo que propone este plan.
“Cuando el Señor suscita una vocación no sólo piensa en lo que eres sino en todo lo que junto a Él y a los demás podrás llegar a ser” (ChV 289).
Algo parecido se puede decir de este plan. En sí mismo, no tiene mucho valor, pero lo tendrá si quienes lo lean se sienten animados a sumarse a un camino de vitalidad y esperanza, poniéndolo todo en juego.
En la novela danesa Nada de Janne Teller, el protagonista, Pierre Anthon, se sube a un árbol y se queda allí porque concluye que la vida no tiene significado y nada vale la pena. A pesar de su juventud, le falta algo que lo atraiga y lo llene de entusiasmo. Le falta un sentido, un para qué. En su libro ¿Por qué Pierre Anthon debe bajar del ciruelo? (Khaf, 2013), Francesc Torralba sugiere que el joven debería bajarse del árbol porque “el sentido se halla en el interior del ser humano. Buscarlo es una posibilidad que está a nuestro alcance” (p.10).
También en el Evangelio hay un hombre que se sube a un árbol, no para decir que la vida no tiene sentido, sino para intentar encontrarlo. Zaqueo corre y se sube al árbol porque quiere ver a Jesús. Jesús pasa, se fija en él y lo manda bajar porque quiere quedarse en su casa. El encuentro transformador con Jesús lo lleva a estrenar un nuevo camino y a descubrir que su vida tiene un sentido mucho más profundo. En este proceso de conversión, todos los movimientos son importantes: salir, subir, seguir, servir…
Muchos jóvenes (o incluso todos) buscan hoy el sentido, ese para qué que haga que valga la pena todo lo demás. Quizás a algunos les haga falta subirse a algún árbol desde el que ampliar sus horizontes. Otros tendrán que bajar y dejarse encontrar por Dios en lo profundo. Otros estarán ya en el momento de salir a dar frutos desde esa experiencia de encuentro. No está en nuestras manos darles las respuestas o hacer el camino por ellos, pero sí podemos animarlos a recorrer estos itinerarios de búsqueda y luego acompañarlos. Eso es lo que propone este plan.