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Los albores del sistema capitalista se remontan a la llamada "acumulación originaria". Segun Marx, esta fue un proceso de escisión entre el productor y los medios de producción. Mas allá de esta definición, este proceso implicó la expropiación violenta de tierras tal como queda reflejado en el proceso denominado "Clearing of Estates", en donde los habitantes de ellas fueron expulsados e incluso exterminados mediante la quema del terreno.

Sin embargo, a mediados de ese siglo comenzó a declinar el sistema feudal. El patrimonio eclesiástico se derrumba debido a las continuas reformas y colosales depredaciones de sus bienes. De esta manera, la etapa feudal pierde su baluarte religioso y se enfrenta a una inevitable caída, con la cual comienza progresivamente a instalarse un nuevo sistema de producción y societario: el sistema capitalista.

Además, se comenzó a aplicar una "legislación sanguinaria" como método para disciplinar al proletariado e integrarlo al nuevo sistema de trabajo asalariado. Como menciona Marx "De esta suerte, la población rural, expropiada por la violencia, expulsada de sus tierras y reducida al vagabundaje, fue obligada a someterse, mediante una legislación terrorista y grotesca y fuerza de latigazos, hierros candentes y tormentos, a la disciplina que requería el sistema del trabajo asalariado" (Marx, Karl. (1989) El capital. Tomo I, vol. 3. Capítulo XXIV. México, Siglo XXI)

Aproximadamente hasta el siglo XI, el sistema social y de producción imperante era el feudalismo. En este, la inmensa mayoría de la población estaba compuesta de campesinos libres, dueños de las tierras que trabajaban y en menor medida asalariados dedicados a trabajos jornaleros o de labranza. La producción feudal consistía en la división tributaria del suelo, en el que los campesinos trabajan las tierras de un señor feudal, beneficiándose directamente de una parte de su trabajo.

Durante la época, se implementaron leyes desde el Estado que facilitaron la expropiación de tierras en favor de la burguesía para favorecer el desarrollo económico, enfocándose en transformar tierras de labor en terrenos de pasto para ovejas, debido al alto precio de la lana. Con este tipo de legislaciones, la masa campesina, despojada ya de las tierras que trabajaban, fueron lanzados forzosa y violentamente al mercado de trabajo en forma de proletarios libres y desheredados. Estos nuevos obreros libres, en un doble sentido, no figuran directamente en los medios producción ni cuentan tampoco con medios de producción de su propiedad.

De este sistema se consolidaron dos tipos de capitalistas: los arrendatarios y los industriales. Los capitalistas arrendatarios se enriquecieron principalmente por dos motivos. El primero se debe a que en ese tiempo los contratos de tierra se realizaban por 99 años, entonces, a causa a la devaluación de la moneda, progresivamente el pago por esas tierras se volvía irrisorio. El segundo, es que los obreros que tenia a su cargo ya no subsistían con los productos elaborados por ellos mismos, sino que debían comprárselos a sus empleadores. Los capitalistas industriales crecieron de una manera mas acelerada puesto que se vieron directamente beneficiados por los demás mecanismos de la acumulación originaria, tales como el sistema colonial, el sistema de deuda pública, el sistema tributario y el sistema proteccionista.

Aunque la acumulación originaria haya sido un proceso que implicó practicas aberrantes, tal como el esclavismo infantil, la opinión publica de los diversos países operaban en sentido de que cualquier cosa era legitima si favorecía a la acumulación de capital.

La acumulación originaria plantea la expropiación de la masa del pueblo por unos cuantos usurpadores, por lo que Marx propone expropiar a los expropiadores. La clase obrera, que constantemente crece en número, se instruye, unifica y organiza por el propio mecanismo del proceso capitalista de producción, es la que debe poner fin a este sistema, imponiendo uno basado en los progresos de la era capitalista: en la cooperación y en la posesión colectiva de la tierra y de los medios de producción creados por el propio trabajo.

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Los albores del sistema capitalista se remontan a la llamada "acumulación originaria". Segun Marx, esta fue un proceso de escisión entre el productor y los medios de producción. Mas allá de esta definición, este proceso implicó la expropiación violenta de tierras tal como queda reflejado en el proceso denominado "Clearing of Estates", en donde los habitantes de ellas fueron expulsados e incluso exterminados mediante la quema del terreno.

Sin embargo, a mediados de ese siglo comenzó a declinar el sistema feudal. El patrimonio eclesiástico se derrumba debido a las continuas reformas y colosales depredaciones de sus bienes. De esta manera, la etapa feudal pierde su baluarte religioso y se enfrenta a una inevitable caída, con la cual comienza progresivamente a instalarse un nuevo sistema de producción y societario: el sistema capitalista.

Además, se comenzó a aplicar una "legislación sanguinaria" como método para disciplinar al proletariado e integrarlo al nuevo sistema de trabajo asalariado. Como menciona Marx "De esta suerte, la población rural, expropiada por la violencia, expulsada de sus tierras y reducida al vagabundaje, fue obligada a someterse, mediante una legislación terrorista y grotesca y fuerza de latigazos, hierros candentes y tormentos, a la disciplina que requería el sistema del trabajo asalariado"

Aproximadamente hasta el siglo XI, el sistema social y de producción imperante era el feudalismo. En este, la inmensa mayoría de la población estaba compuesta de campesinos libres, dueños de las tierras que trabajaban y en menor medida asalariados dedicados a trabajos jornaleros o de labranza. La producción feudal consistía en la división tributaria del suelo, en el que los campesinos trabajan las tierras de un señor feudal, beneficiándose directamente de una parte de su trabajo.

Durante la época, se implementaron leyes desde el Estado que facilitaron la expropiación de tierras en favor de la burguesía para favorecer el desarrollo económico, enfocándose en transformar tierras de labor en terrenos de pasto para ovejas, debido al alto precio de la lana. Con este tipo de legislaciones, la masa campesina, despojada ya de las tierras que trabajaban, fueron lanzados forzosa y violentamente al mercado de trabajo en forma de proletarios libres y desheredados. Estos nuevos obreros libres, en un doble sentido, no figuran directamente en los medios producción ni cuentan tampoco con medios de producción de su propiedad.

De este sistema se consolidaron dos tipos de capitalistas: los arrendatarios y los industriales. Los capitalistas arrendatarios se enriquecieron principalmente por dos motivos. El primero se debe a que en ese tiempo los contratos de tierra se realizaban por 99 años, entonces, a causa a la devaluación de la moneda, progresivamente el pago por esas tierras se volvía irrisorio. El segundo, es que los obreros que tenia a su cargo ya no subsistían con los productos elaborados por ellos mismos, sino que debían comprárselos a sus empleadores. Los capitalistas industriales crecieron de una manera mas acelerada puesto que se vieron directamente beneficiados por los demás mecanismos de la acumulación originaria, tales como el sistema colonial, el sistema de deuda pública, el sistema tributario y el sistema proteccionista.

Aunque la acumulación originaria haya sido un proceso que implicó practicas aberrantes, tal como el esclavismo infantil, la opinión publica de los diversos países operaban en sentido de que cualquier cosa era legitima si favorecía a la acumulación de capital.

La acumulación originaria plantea la expropiación de la masa del pueblo por unos cuantos usurpadores, por lo que Marx propone expropiar a los expropiadores. La clase obrera, que constantemente crece en número, se instruye, unifica y organiza por el propio mecanismo del proceso capitalista de producción, es la que debe poner fin a este sistema, imponiendo uno basado en los progresos de la era capitalista: en la cooperación y en la posesión colectiva de la tierra y de los medios de producción creados por el propio trabajo.