CUENTO DIGITAL. Sanagua Iara

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El gris también es un color

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Noruega 1951A Elena le encantaba contarme cuentos antes de dormir. Al principio quería vivir en uno de esos cuentos, ese último que me contó, porque era mucho mejor que mi realidad.

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Mucho mejor que tener que comer sola en el patio de la escuela, y no culpo a esos niños que no querían juntarse conmigo y me trataban mal, al fin y al cabo sólo eran niños que seguían las reglas de sus padres de no juntarse con alguien que tenga sangre alemana corriendo por sus venas.

NAZI

GENOCIDIO

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No es dificil de entender el odio hacia los Nazis, y no sólo porque le robaron la libertad a tanta gente, sino porque su ideología provocó el mayor genocidio en la historia. Ellos piensan que todos los niños alemanes que existen vamos a seguir las mismas ideas cuando seamos mayores y por eso no nos aceptan. Que ridículo.

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ELENA

MAMÁ

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PAPÁ

Mi padre fue un soldado de línea, tenía 19 años y quería mucho a mi madre biológica. O al menos eso fue lo que me contó mi tía, dijo que mi padre era buena persona. Yo viví y crecí junto a Elena, quien me adoptó. Ella me hacía sonreir. De mi "madre" sólo se que me dejó en un lugar junto con otros niños y no me quiso ver más.

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Volviendo al tema, en el último cuento que Elena me contó había una niña que se encontraba sola. Pero era un hada. Yo quería ser un hada, pero solo la de su cuento, porque a pesar de que estaba sola y vivía en un mundo gris, ella era supercolorida y brillante.

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Ésta hada tenía un poder súper mágico, podía crear amigos y estos la verían como el ser más perfecto de la faz de la tierra, cambiaba su apariencia según como querían sus creaciones. Yo no podía hacer eso en mi realidad, y mucho menos cambiar el tipo de sangre que tengo, mi sangre sucia como me decían.

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Esta hada creó tantos "amigos" que casi ya no había espacio en su mundo. Hasta que un día, esa magia se apagó y cuando el hada se dio cuenta, todos sus "amigos" estaban llenos de color y ella estaba gris, la habían consumido, la habían amoldado como ellos querían y ella se dejó consumir. En eso nos parecemos. Yo también dejé que los demás me consumieran, hice de todo para que me aceptaran, solo quería eso.

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Lo siento Elena, siento haberte robado ese dinero, el que tanto te costó ahorrar. Sabiendo lo duro que fue conseguir un trabajo para ti debido a que la sociedad te despreciaba por tratar de criarme a mi. Todo por mis ganas de que al menos una sola persona me hablara, y solo conseguí que Karin, la única niña que me sonreía de vez en cuando, rompiera el regalo que le había comprado frente a mi. Tampoco la culpo, ella también quería quedar bien con los demás.

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Pero sabés cuál fue el peor día? El día que Elena se puso gris. Las personas la habían consumido de igual manera y nunca me lo dijo, siempre se mostraba fuerte hasta que un día volvió tan golpeada que no pudo ocultar nada. Otro día la hecharon del trabajo porque no querían más "conflictos". Al día siguiente empacó las pocas cosas que teníamos y con su última gota de color me llevó con mi tia a Alemania y allí me dejó y se fue.

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Alemania 1961Nunca supe como terminaba su cuento, han pasado 10 años y lo he reescrito tantas veces con miles de finales pero ninguno me convence, no soy buena como ella. En todos estos años he crecido y he entendido muchas cosas que quisiera contarle

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No se si todavía siga por allí pero voy a buscarla y si todavía sigue gris no me importa, porque Elena me iluminaba con su sonrisa y sus historias y quiero que me permita hacer lo mismo. Fue la mamá que nunca tuve. No importa si las dos seguimos gris, voy a demostrarle que ese también puede ser un color, solo importa que para nosotras sea perfecto.

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Sanagua Iara