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¿Es necesario que vuelva el voto obligatorio?

La preocupación y el debate surge después de que sólo un 19, 61% de los electores habilitados concurrieron a las mesas electorales en las última elección de gobernadores regionales

La ley 20568 que modificó la ley Orgánica Constitucional sobre sistema de inscripciones electorales y Servicio Electoral, fue publicada en el diario oficial el 31 de enero de 2012, y permitió la ampliación del universo de votantes en algo más de 4.500.000 de nuevos electores. Con la ley fueron inscritos automáticamente todos aquellos ciudadanos chilenos mayores de 18 años que no hayan sido condenados a pena aflictiva (tres años y un día o mayor), y los extranjeros avecindados en Chile por más de cinco años que no hayan sido condenados a pena aflictiva.

El martes 15 de junio 2021, la Cámara de Diputados aprobó el proyecto de ley que repone el voto obligatorio. De este modo, se da el primer paso para terminar con la voluntariedad, vigente desde 2012, y que se ha traducido en la baja participación en todas las elecciones desde entonces. Eso incluye al plebiscito constitucional de octubre de 2020, porque tampoco podría sostenerse que el 50% de concurrencia sea satisfactorio. Es evidente que la modalidad vigente, además de restarle legitimidad a todas las autoridades elegidas democráticamente en la última década, porque se les suele imputar que están en sus cargos por la minoría del padrón.

Participaron en el plebiscito 2020 un total de 7.569.082 personas, convirtiéndose en la elección con la mayor cantidad de votantes desde la transición a la democracia, y superó a la cantidad de electores en el plebiscito de 1988, cuando sufragaron 7.158.727 personas. Además, ello significó un 50,95 % de participación del electorado habilitado para sufragar, revirtiendo la baja progresiva desde 2012, cuando se determinó la voluntariedad del voto. Un factor importante al analizar la participación en aquel sufragio es el contexto sanitario que se vivía.

Este nuevo sistema de inscripción automática y voto voluntario debutó en las elecciones municipales del 28 de octubre de 2012. Aquellas elecciones se caracterizaron por la alta abstención, o bajos niveles de participación: Los votantes efectivos apenas bordearon el 40 % del universo electoral; es decir, tan solo 5.495.929 personas sufragaron (casi un millón y medio menos que en las municipales de 2008, en las cuales estaba en vigencia el sistema de inscripción voluntaria y voto obligatorio).

Tras la elección presidencial de 2009-2010, cuando resultó como ganador Sebastián Piñera Echenique, diversos sectores comenzaron a discutir distintas ideas para fomentar la participación electoral de los más de cuatro millones de chilenos que no estaban inscritos. En la segunda vuelta de aquella elección se llegaron a contabilizar 7.203.371 votos y sólo un 13,06% de abstención en relación con la cantidad del electorado inscrito.