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Videopresentación

Juan Manuel Santos Calderón

es un político y economista colombiano ganador del Premio Nobel de la Paz, que ejerció el cargo de presidente de la República de Colombia desde el 7 de agosto de 2010 hasta el 7 de agosto de 2018. Actualmente es profesor en la Escuela de Gobierno John F. Kennedy de la Universidad de Harvard y Miembro de la Junta de la Fundación Rockefeller.

Lo que quizás le salió peor a Santos en esos cuatro años es que sus grandes apuestas dieron pocos resultados, en parte porque cambió de énfasis a medida que avanzó su gobierno. Su primer énfasis era el de la prosperidad democrática, una idea etérea que el Plan de Desarrollo aterrizó en las cinco “locomotoras”. Pero éstas a duras penas arrancaron. Como explicamos al evaluarlas, solo la de vivienda anda a buena velocidad, mientras que en minería, innovación, agro e infraestructura el Gobierno solo arregló los rieles.

Esa falta de claridad se nota en muchas de sus declarariones públicas, en las que puede pasar de convertirse en uno de los grandes críticos de Hugo Chávez a hablar de él como su “nuevo mejor amigo”; o pasar de defender a rechazar la reforma a la justicia después de que se armó una ola de rechazo en la opinión pública; o decir un día que “el tal paro agrario no existe” para luego echarse para atrás.

de esos cambios de parecer, que muestran a un Presidente sin un norte claro más allá de las negociaciones con las Farc, Santos muchas veces habla con eufemismos u oculta realidades que no quiere mostrar. Por ejemplo, aunque el PIN le puso votos en las elecciones de 2010 y desde que empezó el gobierno quiso estar en la Unidad Nacional, Santos nunca se tomó la foto con ellos y terminó siendo su tinieblo..

Algo similar pasó en la campaña para la primera vuelta de este año, cuando Santos recibió el apoyo de senadores cuestionados por diferentes motivos, pero no quiso subirse con ellos a la tarima, algo que tuvo que cambiar para la segunda vuelta. Otro caso es el de la famosa “mermelada”, que Santos sigue defendiendo como inversión social cuando es dinero que los congresistas manejan a su antojo y en muchos casos ha terminado en manos de aliados o de contratistas amigos de ellos.

Santos (Bogotá, 1951), miembro de la política tradicional colombiana, también pasará a la historia como el presidente de las decisiones polémicas e impopulares, entre ellas el acuerdo de paz. A pesar de ser reconocido a nivel internacional por su trabajo por la paz, se fue quedando solo hacia el final de su mandato, con un Nobel de paz debajo del brazo y unas cifras altísimas de impopularidad: según una encuesta de Yanhaas de junio de 2018, su popularidad llega solo al 14%.

Juan Manuel Santos llegó a la presidencia de Colombia tras haber sido apadrinado por el entonces presidente Álvaro Uribe Vélez (2002-2010), bajo las banderas de la seguridad democrática, una política de mano dura contra los grupos armados que lideró Uribe durante su mandato, luego del fracaso del presidente Andrés Pastrana (1998-2002) en negociar con las FARC.

El vínculo de ambos era tal, que días antes de salir de la presidencia, Uribe le dijo a Santos que sentía “una gran ilusión” de que él fuera a ser “el timonel” del país: “Qué bueno poder decir que gracias a usted, a este equipo que llega, habrá más tranquilidad para las nuevas generaciones de colombianos”, le dijo Uribe a Santos el 5 de agosto de 2010.

Tras dos años de discusiones y revisiones, el Congreso de Colombia aprobó el proyecto de Ley de reforma a la justicia propuesto por Santos, pero con una serie de modificaciones que llevaron al presidente a abstenerse promulgar lo aprobado. En una extensa carta al presidente del Senado en junio de 2012, Santos observó “serias deficiencias jurídicas y de conveniencia que atentan gravemente contra el orden constitucional y la seguridad jurídica de los colombianos”.

En agosto de 2013, Santos atravesaba una de las crisis más duras de su primer gobierno: un paro agrario nacional que paralizó el país. Él mismo reconoció que era una “tormenta” que se formó “por la acumulación del abandono y de falta de políticas en el sector agropecuario durante muchísimo tiempo”. Pero antes de reconocer la magnitud de esa «tormenta», tuvo una salida polémica sobre el paro.

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