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Es un libro digital que quiere ser el recuerdo de todo lo aprendido durante el tiempo de confinamiento a causa del COVID 19 en el año 2020. Una experiencia de alumnos y alumnas de los colegios de Claretianas en España en forma de reflexión, redacción, poesía, dibujo, fotografía,... que nace del int

Transcript

El 2021 acabamos de estrenarlo hace unos días, con su inicio queremos dejar atrás un año extraño, difícil, duro. El 2020 nos ha ofrecido experiencias que ni podíamos imaginar, el 14 de marzo nos anuncian que teníamos que estar confinados, entrar en casa y permanecer encerrados sin saber hasta cuándo. Los días pasaban y con ellos experimentamos emociones que ni siquiera conocíamos. En ese confinamiento se han tejido experiencias e historias de las que hemos sido testigos o protagonistas. En el mes de mayo, en el corazón de la primavera, cuando la naturaleza habla de esperanza, quisimos proponer a nuestro alumnado de todos los Colegios de Claretianas, de Secundaria y Bachillerato que volviesen la mirada a todo lo vivido, que escuchasen su corazón y le ayudasen a expresar en diferentes formatos: relato, dibujo, vídeo, música…, sus emociones, sus experiencias, y animados por sus profesores, voluntariamente, quisieron expresarlo y compartirlo con todos nosotros. Ante vosotros tenéis “mi corazón al son del corazón del mundo", en él encontraréis decenas de experiencias. Los protagonistas son chicos y chicas de nuestros colegios de Claretianas de Carcaixent (Valencia), Madrid, Oviedo y Pola de Laviana (Asturias), Tremp (Lérida), Zafra (Extremadura) y Zaragoza. Pasad las páginas pausadamente, deteneos en la lectura, fijad la mirada en los dibujos, escuchad con el corazón. Quizás os reconozcáis, os identifiquéis, y descubráis que todo lo que habéis experimentado en el confinamiento es un sentimiento compartido por chicos y chicas de vuestra edad, de norte a sur, de oeste a este de nuestro país.

En todas estas páginas hay una pedagogía escondida que nos enseña dónde está lo fundamental, lo importante, dónde debemos poner el foco, las energías y la vida. Pongamos en nuestra mochila, para vivir este año, todo lo aprendido por experiencia propia o lo que descubramos a través de la lectura de estas páginas. La empatía nos ayudará a crecer, sintiéndonos una sola familia con un solo corazón. Puede que este año 2021, nos depare aún días oscuros, difíciles… Te deseamos a ti, en concreto, que estás dispuesto a zambullirte en estas páginas, que encuentres razones para luchar, para animarte, para seguir construyendo y siendo esperanza para otros, para “Vivir a Corazón abierto” agradeciendo y valorando todo lo recibido, y aprendiendo de todo lo que vives. “mi corazón al son del corazón del mundo" llega a vuestras manos para la fiesta de Antonia París, ella vivió situaciones difíciles, muy duras y en todas ellas supo descubrir un germen de esperanza. Repetía con frecuencia: “Esperad contra toda esperanza”. Que el 2021 sea un año de ESPERANZA.

prólogo:con corazón en la mochila

Margarita García ExpóxitoMisionera ClaretianaResponsable Pastoral

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Zaira González3º ESOLaviana

Como estudiante que ha estado trabajando desde su casa y que durante estos meses prácticamente no ha puesto un pie en la calle, no puedo hablar con conocimiento de causa sobre el esfuerzo de los sanitarios y la gente que ha continuado trabajando durante la cuarentena. No obstante, sí puedo hablar sobre mi propia situación, como me he sentido estos días y cómo creo que hemos visto las cosas y estamos llevando esta realidad como sociedad. Cuando nos despedimos un viernes al salir de clase, cargados con nuestras cosas y con un sentimiento de incertidumbre sobre nosotros, no nos imaginábamos que esa iba a ser la última vez que nos viéramos durante este curso, que no sabríamos cuándo podríamos volver a la normalidad. Nos enfrentamos a las primeras semanas pensando que esto iba a ser algo pasajero, que todo volvería a ser como antes muy pronto. Yo, al menos, pensé que lidiar con unos meses de encierro no iba a ser tan complicado. No obstante, me encontré con que cada vez me costaba más mantener una rutina, con que era más difícil trabajar y me descentraba con más facilidad, pasando tardes enteras siendo incapaz de adelantar el trabajo que tenía que hacer. Ya en ese momento me dijeron que me sentía así porque era una situación totalmente nueva, pero yo pensaba simplemente

Nos pasamos los días corriendo, buscando sacarle el máximo partido a las horas que tiene el día, pero nunca nos paramos simplemente a reflexionar.Precisamente por esto, otra de las cuestiones que más me planteé durante las primeras etapas del confinamiento estaba relacionada con la gente que estaba fuera, aquellos a los que conocía y no podía ver. Supongo que se trataba del contraste de pasar de encontrármelos casi todos los días a no verlos en mucho tiempo, pero buscaba contantemente hablar con alguien, mantener el contacto, porque si no me daba la sensación de que se habían olvidado de mí. Ahora lo pienso, en cambio, y me parece una tontería, porque unos meses de distancia no cambian la relación que tenemos con los demás, ya sea para bien o para mal. El elemento principal que tenemos para mantenernos en contacto son las nuevas tecnologías, pero, aunque las utilizamos diariamente y no podemos despegarnos de ellas, a veces también siento que hay cosas que se quedan sin decir. A lo mejor son frases espontáneas, o algo que, al escribir, hemos pensado mejor y hemos decidido no añadir, temiendo que no se entienda bien o pueda ser malinterpretado.Por otro lado, la convivencia en casa es más sencilla, pero tampoco es perfecta, ya que cada persona tiene diferentes maneras de hacer las cosas, y es normal que no coincidamos en todo. No obstante, igual que con todo lo dicho anteriormente, mejora con el tiempo y, poco a poco, nos entendemos mejor.

responsabilidad, empatía,sentido común...

Cristina Lucas. 2º BACH. Carcaixent

Al final, lo único que necesitamos es paciencia para ser conscientes de que no podemos adaptarnos de un día para otro.Como conclusión, siempre habrá gente responsable y que cumpla las normas a rajatabla, aquellos que son conscientes de los demás, pero también personas a las que les da igual las normas, preocuparse por los otros o simplemente contribuir al bien común. Por esto mismo, no creo que la sociedad como conjunto vaya a salir cambiada de la cuarentena, pero sí tengo claro que hay muchas lecciones morales y valores que podemos extraer de este proceso: la responsabilidad, la empatía, el sentido común, etc. Ahora depende de nosotros seguirlas.

que estaba distraída y se me pasaría en unos días. Ahora,viéndolo con un poco más de perspectiva, supongoque era cierto. El confinamiento ha sido también un periodoen el que he tenido tiempo para reflexionar sobremuchas cosas, así como prometerme que iba aretomar muchas aficiones que había dejado hacetiempo y, aunque he trabajado mucho algunas,otras no las he practicado.Aún así, tampoco creo que no hacer nada o noser productivo en todo momento sea algo malo.

Damià Aguado . 3º ESO. Tremp

Podría describir esta 40-tena como una montaña rusa de emociones como digo en el título. Consta de subidas y bajadas, con instantes muy tristes y sentimientos felices que me han dado un poco más de ganas de superar estos momentos de confinamiento aislados por el virus COVID-19. El maldito virus COVID-19 es un virus que ha provocado una pandemia mundial ha arrasado en todos los países sobre todo en España donde ha recaído, ha habido muertes y gente a quien ha dejado muy tocada. A parte de hospitalizar a bastante gente, ha hecho mantener confinado a todo el mundo y ha provocado que no se pueda salir para casi nada.Esto de estar en casa ha hecho agobiarse a mucha gente e empezar a ‘’rallarse’’ mucho, porque a todos a unos más y a otros menos nos ha afectado a todos.Al principio, a la gente le gustaba el concepto pero lo enfocaba como unas vacaciones en casa para estar de relax pensando que durarían unos pocos meses, la idea incluso a mí me parecía súper Guay (aunque era consciente que lo hacíamos por seguridad y que empatizaba con la gente que lo podía tener) recuerdo el día que estábamos en la escuela y nos comunicaron que estaríamos en casa unos días nosotros estábamos súper felices dando botes por el patio pensando que serían unas vacaciones largas en casa para descansar (que al final ha sido todo lo contrario).Los días de cada día hacíamos un montón de horas de clase cansadísimos mentalmente y no sabíamos qué hacer porque no podíamos salir. Al principio todo estaba bien nos gustaba la idea de estar en casa mirando pelis durmiendo pero acabó siendo un ‘’infierno’’ estar entre cuatro paredes.Yo como todos empecé la cuarentena muy tranquilo, me gustaba la idea de unos días para desconectar pero empezaban a pasar los días y no salía casi de casa empecé a ‘’rallarme’’ un poco en muchos ámbitos por ejemplo en el musical.

aislado en una montaña rusade sentimientos

Yo soy músico y empecé a tener como un tipo de depresión musical no tenía ganas de tocar, no tenía ganas de hacer nada solo de estar con el móvil, eso me empezó a frustrar, la solución la encontré en salir un poco más a la calle con mis amigos (obviamente respetando las distancias) con mi padre o solo yendo a mi local para tocar algún instrumento. Eso me calmó mucho más. Estaba más tranquilo, eso me subió la moral bastante.Todo empezaba a ir a mejor, pude ver a una amiga mía que llevaba más de 6 meses sin verla, eso me alegro mucho. Entonces ya empieza el desconfinamiento, cada vez podemos estar más en la normalidad, quedamos con los amigos a la hora que queremos, vamos a tocar con mi grupo.De aquí a nada empieza el verano, será un verano extraño porque no, no podremos hacer muchas cosas, pero lo intentaremos disfrutar, al menos no haremos ya más clases y podremos descansar un poco.Ya empiezo a estar muy cansado, este curso me he esforzado mucho y los esfuerzos dieron sus frutos como dice el dicho, he aprobado todo y ya nos vamos a mi último año en la ESO y empezaré el bachillerato el último ciclo para iniciar la carrera que me guiará a hacer mi trabajo. Este verano espero poder ir al ‘’lago’’ o a la piscina tranquilamente, poder tocar con mi grupo y quedar con mis amigos, lo que sería un verano ideal divertido y relajado. En fin, este está siendo el verano más extraño de mi vida, está siendo un poco tenebroso pero será un año que se remarcará en la historia y que podré contar a mis descendientes.

Ángel Fernández3º ESOLaviana

Lamentablemente nos ha tocado vivir esta mala situación, el coronavirus es un asesino silencioso. Ha muerto mucha gente, gente inocente, un dolor muy grande para todas las familias afectadas, esta pandemia ha golpeado de una manera muy salvaje el mundo en el que vivimos. Esto me causa mucha pena. El coronavirus ha provocado mucho dolor a la sociedad, por ahora gracias a Dios aquí, en España, lo vamos superando poco a poco, será una marca en la historia de la Humanidad, muchas muertes, hospitales colapsados y sobre todo héroes, héroes que han dado su integridad física, su salud e incluso unos cuantos su propia vida para salvarnos, a todos los sanitarios del mundo les debemos agradecer todo lo que están de haciendo por nosotros. Es difícil luchar contra un enemigo, invisible, pequeño y rabioso, y sin conocerlo han tenido que buscar las herramientas y estrategias para ganarlo. Al fin lo conseguiremos. En mi caso, en este confinamiento, estoy aprendiendo muchas cosas en el aspecto sentimental como por ejemplo lo que amo a mi familia. También estoy aprendiendo cosas y descubriendo nuevas cosas que me gustan ya que, la verdad, me he aburrido bastante durante todo este tiempo sin poder salir de casa y quedar a cenar o a tomar algo con mis amigos. Como decía Marie Curie, "Nada en ESTE mundo debe ser temido ... SOLO comprendido. Ahora es el Momento de comprender más, para que podamos temer Menos." Esta frase yo creo que nos la tenemos que aplicar todos en estos difíciles momentos y estar todos unidos y apoyándonos los unos a LOS OTROS. Yo, ahora que ya se puede salir a la calle, eso sí, con precauciones, me siento mucho mejor y más liberado, ya que ya he podido ver a unos cuantos familiares y a mis amigos. Para terminar este texto solo quiero decir gracias a todos los sanitarios de todo el mundo que están luchando contra el coronavirus, estoy muy agradecido de los esfuerzos que están haciendo, y que, por crítica que sea la situación, no se rindan y sigan combatiendo por todos nosotros.

lo estamos consiguiendo

Roger Panadero. 3º ESO. Tremp

Estos últimos días he estado preocupado por varias razones, los muertos por COVID 19, las personas de riesgo como mi abuelo que tiene 90 años y ya se ha contagiado. El colegio no lo pone fácil, hoy en día tenemos más deberes que cuando estábamos sentados en los pupitres porque cada uno tiene los recursos que ha podido conseguir para que todo sea un poco más ameno, pero no todo el mundo tiene ordenador, no todo el mundo tiene una wifi potente, no todo el mundo tiene las mismas posibilidades pero todos procuramos dar lo mejor de nosotros para poder tener una buena vida, un buen futuro… A veces es difícil ver como la gente sale a la calle y no puedes salir porque tienes que hacer trabajos o ayudar en casa o mil cosas…pero lo que no puedo entender es, cómo cuando por fin tienes una oportunidad para salir descubres que la mayoría de personas que también salen, no respetan el trabajo de muchas personas al no ponerse mascarilla. Lo que si que he visto es que muchas personas si respetan la distancia de seguridad. La parte buena de la cuarentena ha sido poder estar relajados en nuestras casas sin preocupaciones de exámenes y disfrutando de largas tardes para poder realizar de nuestros hobbies preferidos ya sea leer, hacer ejercicio, jugar, meditar, yoga…Volviendo al tema del colegio, no me parece bien el sistema que tienen los profesores para las clases online, ya que hay que descargarse una aplicación en el teléfono introduciendo algunos de tus datos personales para registrarte luego tienes quedescargarte todo el contenido que traiga

esa aplicación, tienes que acceder a los grupos de los profesores, tienes que estar en las videoconferencias y tienes que configurarlo, todo esto ¿para qué?. Para que en medio de la clase de un error de conexión y toque reiniciar el teléfono, pero luego claro, es que no te conectas a las videoconferencias, es que no participas…pero el problema no es ese, el problema es que cuando hay que decir algo importante en las videoconferencias como son las notas u otras informaciones específicas, nadie espera que todo el mundo esté perfectamente conectado, que los micrófonos funcionen bien, que no hay problemas de conexión… Estas son las cosas que hacen que me entren ganas de volver al colegio, aunque en casa se está perfectamente cómodo, al menos en mi casa. Porque yo me organizo bien el tiempo y me da tiempo: a hacer deberes, a asistir a las video conferencias, a jugar con mis amigos, a ayudar a mi madre en las tareas de la casa, a hacer ejercicio, a relajarme, pero sobre todo me da tiempo a meditar y reflexionar sobre mi futuro, no sólo en aspectos económicos sino también en aspectos familiares y demás que antes, por supuesto no tenía tiempo de pensar. Para finalizar, me gustaría decir, que siempre se tiene en cuenta las personas cercanas, los familiares, los amigos, los novios/as y toda la gente cercana a tí. Pero mi estado de ánimo nunca va a estar al 100% ya que día a día veo muchas injusticias ya sea en la televisión, en la calle…y por esto intento olvidarme de todo esto de vez en cuando y concentrarme en los míos y en las tareas que me mandan los profesores para poder terminar bien este curso, 4º de la ESO y así poder disfrutar de unas largas vacaciones merecidas con mi familia disfrutando todos juntos.

Pero aparte de las tragediasintento hacer una vida normal dentro de casateniendo fe en que todo acabe.

Daniel Martín4º ESO Madrid

Enaya Fernández3º ESOOviedo

Estas palabras son para todas aquellas personas que han vivido en primera persona la pandemia del Covid-19 o que todavía la están viviendo. Han sido momentos muy duros y, aunque parezca que ya se acaban, sabemos que debemos estar alerta. Por eso quisiera enviar un mensaje a la gente afectada por esta enfermedad. En primer lugar, a los sanitarios de los hospitales y residencias decirles que muchas gracias por todo lo que han hecho. Son unos auténticos héroes y heroínas, que están día a día jugándose la vida para que el resto podamos estar tranquilos y los enfermos puedan recuperarse. No hay palabras para agradecer su esfuerzo tan grande. Después, a las personas que han pasado la enfermedad o la están pasando ahora, recordarles que son un luchadores y que muchos ánimos, que saldrán adelante. Para todas aquellas personas que han perdido algún familiar, sólo darles el pésame y enviarles toda la fuerza del mundo, ya que deben ser unos momentos muy duros. Y por último, para el resto de la sociedad que no lo hemos vivido en primera persona, decirles que no debemos olvidar nunca estos meses y que, aunque ahora parezca que la cosa mejora, tenemos que seguir actuando bien y tomar las medidas de seguridad necesarias, ya que todos nos podemos infectar y, incluso, morir. Por ello, para la seguridad de todos, ahora más que nunca, tenemos que hacer las cosas bien. ¡Ánimo a todos, saldremos adelante!

Pablo Muñoz3º ESO Tremp

ánimos

ashesaren'talwaysthe end

El 11 de marzo de 2020 la Comunidad de Madrid decretó el cierre de todos los centros educativos durante dos semanasn un principio, ninguna otra actividad quedó prohibida por el Gobierno, pero si se recomendaron las limitaciones de estas. La última semana de clase, por desgracia, no pude disfrutarla como ahora me hubiera gustado por culpa de una laringitis. Sin embargo, cuando se ordenó el cierre del colegio, como ya me encontraba mejor, fui a recoger todos los libros.

lo que dices, lo que piensas, lo que crees,...

Siendo sinceros yo no soy una chica muy positiva, y gracias a esta experiencia he aprendido que, aunque muchas veces lleguemos a pensar que no podemos más, siempre podemos, y que nunca bajo ningún concepto, hay que rendirse ni perder la esperanza. Después de la tormenta llega la calma, y eso nunca se nos puede olvidar.A pesar de todo esto, he de reconocer que la tristeza ha sido mi fiel y única compañera esta cuarentena. Soy consciente de que está era la mejor solución que se podía tomar para parar el coronavirus, pero eso no quita que aún intentando salvar la salud de la población, en algunos casos se haya visto bastante afectada (la salud mental). Me he dado cuenta de que el problema realmente no es lo que nos pasa, sino lo que pensamos acerca de lo que nos pasa.

Recuerdo salir de clase a las tres menos cuarto y como siempre, quedarme un rato hablando con mis amigos. Ese día, estuve con dos compañeros de 2º BTO B, Lucía y Miguel. Al no ser consciente de la gravedad de la enfermedad, y por mi espíritu joven y en ocasiones inmaduro, aproveché esa última tarde para quedar con Lucía.

El 14 de marzo se decretó el Estado de Alarma (que inicialmente iba a estar vigente solo quince días). De primeras, mi pensamiento fue que yo era completamente incapaz de estar encerrada en mi casa dos semanas. El cambio mental que tuve que hacer fue enorme, pues soy una persona muy poco casera, y me agobio en espacios cerrados. Además, a pesar de que la relación con mi familia es buena, convivir veinticuatro horas durante quince días con las mismas personas, no es fácil. Si a eso le sumamos el agobio y ansiedad sufrido por la incertidumbre de la EVAU y los problemas que ya llevaba de antes conmigo, aún se complicaba más la situación.No obstante, la unión que se formó entre todos los españoles me dio fuerza, alegría y esperanza. Estar haciendo los deberes a las 20:00 y comenzar a oír todos los aplausos, era una sensación indescriptible. Todas las iniciativas y las campañas que se crearon para ayudar durante este periodo me ponían los pelos de punta. La idea de ver vídeos de personas en el hospital enfermas y afectadas por el COVID-19 sonriendo y enviando mensajes de apoyo me hizo darme cuenta de que incluso en los peores momentos siempre va a haber algo que nos empuje a salir de ahí.

La clave para una buena salud mental reside en saber controlar esos pensamientos, incluso en situaciones complicadas como la que estamos viviendo. Sin embargo, el verdadero problema comienza cuando lo que sientes, lo que piensas, y lo que crees que deberías pensar no coinciden, porque ahí es cuando comienza una batalla interna peligrosa y dolorosa. GRAN REFLEXIÓN

Y por desgracia, eso me lleva ocurriendo a mí toda mi vida, pero lo peor ha llegado durante estos casi tres meses.La desgana, las lágrimas, los enfados, las discusiones y los ataques de ansiedad han representado mi cuarentena. El hecho de estar encerrada en una casa sin terraza y de 95 m^2 me hizo no querer salir de mi habitación más que para las necesidades básicas. A esa tristeza permanente por la inusual situación, se le unió otra tristeza aún peor por el estado de mi abuelo, quien acababa de empezar la radioterapia. El querer tener todo bajo control, y no tener nada, empeoraba más mi tristeza. Los días pasaban, pero no me llevaban con ellos. Mi abuelo, que es la persona más fuerte que conozco, ponía muchísimo de su parte, pero el cansancio iba siendo cada vez mayor, y su pelo se iba desvaneciendo y quedándose en la almohada. Mi madre y mi tía iban todas las tardes a ver si mis abuelos estaban bien, lo que me aliviaba mucho. Aunque yo ya había entrado en bucle, y en realidad nada me aliviaba.

Pero las cosas no son fáciles, y cuando ya estaba mentalizada para salir de ahí, llegó otro problema más. Volvió a aparecer la soledad que por fin había dejado de sentir, y esta vez parecía que venía con ganas de fiesta. En ese momento, perdí todo lo que había aprendido durante esta cuarentena, la esperanza y las fuerzas. El mundo parecía estar parado; y todo lo vivido, un sueño. Si ya lo decía Calderón de la Barca: “que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son”. Y la verdad, que el escritor no se equivocaba.Fue en ese instante cuando comencé a pensar como creía que iba a ser mi vida después de todo esto, y siendo sinceros, prefería la anterior. Me veía con una vida completamente distinta a la que tenía antes, con menos seguridad en mi misma, menos estabilidad emocional y menos gente. Pero la vida es preciosa por un motivo, porque igual que te quita cosas, te da otras. Y todo lo que debe estar en tu vida, antes o después reaparece. Y así fue. A veces las cosas no vuelven exactamente como estaban antes, pero eso no quiere decir que este mal, simplemente es diferente. Y no solo eso, sino que a veces también ocurren milagros, o así lo he llamado yo. Contra todo pronóstico, mi abuelo sigue luchando por intentar ganar la batalla (como ya hizo en otras dos ocasiones), y por suerte voy a poder verlo dentro de muy poco. Y con esto he sacado una conclusión, muchos problemas se solucionan solos, e intentar encontrar respuestas a preguntas que no tienen, solo empeora el problema. La mente es un arma tan poderosa, que puede dártelo o quitártelo todo, y no puedes permitir que esto último ocurra. También he aprendido que el amor hay que demostrarlo siempre, porque hay personas que pueden reaparecer en tu vida, pero otras lamentablemente no, y no porque no quisieran. Respecto a la sociedad en la que vivo, donde a veces dudo si queda algo de humanidad, imagino que durante este tiempo de miedo todos hemos sido conscientes de que debemos valorar lo que tenemos, por si un día dejamos de tenerlo. Sin embargo, creo que, en la gran mayoría de casos, este pensamiento solo aparece con el miedo. Tememos perder lo que tenemos cuando observamos que puede haber algo que nos lo arrebate. Si no olemos ese peligro, tendemos a pensar que lo que es nuestro hoy, lo seguirá siendo siempre. Por esto, creo que al principio la sociedad mejorará y se hará más consciente de lo verdaderamente importante, pero con el tiempo se olvidará y volverá a lo que siempre ha sido, una egoísta.

Natalia CentenoBACHMadrid

En este largo tiempo, también he podido reflexionar sobre la muerte, aunque es algo que ya había hecho muchas veces antes. Siendo sinceros, no me asusta la muerte, tengo asumido que es algo natural que antes o después tiene que llegar. Realmente lo que me asusta es el vacío tan grande que puede dejar. Es increíble cómo, aun estando rodeados de personas, con la ausencia de una, nos podemos sentir tan solos.Yo lo tengo pensado desde hace demasiados años, y quiero que en mi funeral pongan la canción de Cuando me vaya de Melocos y Natalia. En el estribillo de esta dice: ¨que cuando me vaya, no caiga una lágrima por mí, que solo quede la amistad¨. Y precisamente eso, es lo que quiero cuando me vaya, que se dejen atrás todos los errores y las cosas malas, y se recuerden solo los momentos bonitos que he podido compartir con muchas personas. E independientemente de si existe o no existe Dios, aunque yo nunca lo haya sentido así, e independientemente de si iré al cielo, al infierno, volveré a nacer, o simplemente se habrá acabado todo para mí; yo solo quiero que mis huellas nunca se borren del camino, y que, en mayor o menor medida, haya podido dejar marca en algún corazón.

María Cortijo4º ESOZafra

Durante todos estos días encerrados en casa nos damos cuenta de las diferentes oportunidades que hemos perdido de visitar, por ejemplo a nuestros abuelos o familiares queridos. Estos momentos de confinamiento nos están resultando muy complicados porque yo por ejemplo, era una persona que estaba constantemente en la calle. Los primeros días eran los importantes, los otros demás igual, pero los primeros era para replantearnos que durante muchísimos días teníamos que estar encerrados en casa, sin poder ver a tus familiares y amigos queridos, sin poder hacer lo que te gusta fuera de casa, por eso todos esos días eran mucho más importantes. A lo largo de tantos días encerrados ya llegamos a un punto de reflexión con nosotros mismos que nos hacemos ver cosas que antes nunca nos habíamos planteado, una reflexión que nos hace darnos cuenta de esa gente que siempre va a estar a tu lado y de la gente que se olvida completamente de ti. Por eso, este confinamiento, a la larga es una “buena” opción de replanteamiento mental. Ya pasados casi los dos meses del confinamiento en casa, me decido a salir a por el pan, a salir por la mañana un rato para poder airearme, porque al final te cansas mucho de estar todo el día en casa trabajando con las tareas y haciendo totalmente lo mismo durante todos los días. En esos minutos de salida me doy cuenta que la gran parte de la gente que está yendo a hacer cualquier cosa, respetan las medidas que se tienen que llevar a cabo, como el simple hecho de llevar la mascarilla, y ya es optativo ponerse unos guantes.

Pero está la típica gente egoísta que no utilizan ninguna de las dos, esta gente es la que hace que todo el esfuerzo que estamos realizando todos juntos, se vaya todo por la borda, todo ese sufrimiento que hacen los servicios de sanidad por nosotros y por ellos no sirva de nada. Por eso las ideas de las diferentes personas, aunque no sean adecuadas para todos, hay que seguir respetándolas, porque al final a esa gente egoísta se les dará su merecido por no cumplir esas normas tan sencillas. Desde que se dio la fase 0, la fase en la que se podía salir a correr/ hacer deporte con cualquier tipo de vehículo en unas franjas horarias, la gente esto no lo respetaba, en vez de hacer caso a las autoridades, lo que hacían era quedar un grupo de gente, y en vez de realizar la actividad física, charlaban e incumplían las normas.

Marcos Lafuente4º ESO Zaragoza

el gran valorde las cosas

También se podía salir perfectamente a pasear, pero no juntarte con tu grupo de amigos, porque estas echando a perder todo el duro y doloroso proceso que han tenido que realizar para poder llegar hasta esta fase. Ya al cabo de unas semanas, el 11 de mayo, era cuando en algunas comunidades autónomas y ciudades dieron la fase 1, esa fase en la que podías quedar con un grupo máximo de 10 personas, pero respetando igual las franjas horarias. A partir de este momento ya empezó a salir mucha gente, pero la mayoría respetaban todo. Al fin y al cabo, todo esto sucedido nos ha hecho mucho más personas a la mayoría, y todo el mundo ha podido reflexionar y darse cuenta del valor de todo lo que tienen y tenemos.

La pandemia ha cambiado nuestra vida de forma brusca, inesperada. Nuestra visión de la sociedad ha dado un vuelco, pues nos hemos dado cuenta de lo importante que es la unión para que todo salga bien. Sin embargo, lo primero que ha movido las masas ha sido el miedo, y ese fue nuestro primer error. Aglomeraciones en supermercados para comprar papel higiénico, bulos circulando por internet, desinformación que llegaba a oídos de los más viejos...por un tiempo, todo fue caos. Más adelante, la irresponsabilidad de algunos nos llevaba a un ambiente de tensión y desunión, se nos olvidaba la verdadera solución a la situación y actuábamos de forma ofensiva. La misma gente que salía a aplaudir el buen trabajo de los sanitarios a las 20:00, amenazaban con carteles a sus vecinos médicos a la mañana siguiente, avisándoles de que no eran bienvenidos, haciendo que el estruendo de los aplausos se escuche cada vez más hipócrita.La vida de un lobo solitario tiende a ser más corta y difícil, por eso se agrupan en manadas. Cada miembro de la manada tiene su función y cumple su rol, sin uno de esos miembros la manada se vuelve más débil, todos son necesarios. La sociedad es como una manada de lobos, puesto que todos somos importantes y la unión es lo que nos mantiene con vida. Está claro que, en esta adversidad, el papel de un médico puede parecer más importante que otros, pero ¿Qué sería del funcionamiento de un hospital si no hubiera encargados de limpieza? Todos tenemos una función, y no podemos flaquear en estos momentos. Desde el más prestigioso médico hasta tu vecino pueden aportar un grano de arena para poder sobrellevar esta situación, tal y como pueden derrumbar todo avance que hayamos conseguido hasta el momento, derruyendo el castillo de arena que hemos ido conformando. Pueden ser tiempos difíciles, pero todo deja una enseñanza. Debemos recordar que cada uno somos un lobo que conforma una misma manada y nuestros actos influyen en ella. La unión hace la fuerza.

Lucía Ruiz. 4º ESO Zaragoza

Susana Puente. 3º ESOMadrid

manada

Ambas sabíamos que la tranquilidad que sentimos el primer día de cuarentena al pensar que solo duraría dos semanas, se desvanecería muy pronto. Cuando pensábamos que se acabaría, aparecían más y más días; cada mañana al levantarnos sentíamos aquel miedo, el miedo de no saber que sería de nosotras, de no poder abrazar a quien más queremos y temer que desapareciera de nuestra vida. Sin embargo, el miedo no fue lo más difícil de la cuarentena. Ambas sabemos con total certeza que nuestro mayor reto fue vivir con nosotras mismas.¿Recuerdas el agobio que sentimos las primeras semanas al no saber organizarnos con las tareas del colegio? Lo pasamos fatal, no veíamos tiempo para hacer todo lo que nos habían mandado. Vivíamos en un oscuro bucle de incertidumbre e imposibilidad. A la duda sobre qué pasaría en el futuro se le sumaban las tareas domésticas, tareas triviales que se transformaron en cuestas empinadas repletas de baches y piedras que nos impedían llegar al final. Por si fuera poco, teníamos que añadir los deberes de clase y el estudio, algo que ya es complicado de por sí, pero que por culpa del confinamiento se volvió una pesadilla. Era como soñar despierto, pero no dulces y reconfortantes sueños, sino pesadillas llenas de horrores y miedos. Horrores que no eran monstruos con cuernos, garras y colmillos, pero sí horrores abstractos, nuestros propios sentimientos, que nos levantaban muros dentro de nuestra cabeza. Tener tanto tiempo para nosotras mismas fue un arma de doble filo. Nos dimos cuenta de que la gente que nos rodeaba no era buena para nosotras y decidimos alejarla. Gracias a ese acto de valentía maduramos y nos empezamos a valorar mucho más. Ahora ambas sabemos quién nos quiere de verdad y quién no; pero no esperábamos tener esa sensación de soledad. Nos sentimos vacías durante semanas. Alejar a gente tóxica de nuestra vida implicó quedarnos solas cuando menos esperábamos.

Tras varias semanas y muchas vistas hacia atrás, nos dimos cuenta de que merecía la pena retomar amistades pasadas que dábamos por perdidas, nos tragamos nuestro orgullo y decidimos dar el paso. Retomar viejas relaciones nos ayudó a encontrar nuevos hombros en los que apoyarnos y nuevas personas con las que compartir nuestras experiencias.Es cierto que estar cinco personas encerradas en casa es agobiante y suele llevar a miles de conflictos, pero también es verdad que gracias a ellos aprendes cada día algo nuevo, te das cuenta de que existe gente, mucho más cerca de lo que te imaginabas, en la que poder confiar. Gente que te puede ayudar a acabar con esos demonios que albergamos en nuestro interior y que nos impiden avanzar. Hemos aprendido a valorar pequeñas cosas que nos parecían insignificantes, como saludar a un conocido en la calle o un simple abrazo a nuestros abuelos. Cosas en las que antes ni nos parábamos a pensar o que ni siquiera considerábamos importantes. Ahora, gracias a que el virus nos privó de todas ellas, nos dimos cuenta de que el contacto con los demás es un tesoro que tenemos que aprender a cuidar. Estando encerrados reconocimos la importancia de cuidarnos entre nosotros, pero sobre todo a cuidarnos tú y yo. No podemos convivir en una casa tan pequeña como lo es nuestra mente sin aprender a querernos. Se acercan tiempos difíciles y un futuro muy incierto, pero si aprendemos a querernos, apreciarnos, valorarnos y respetarnos conseguiremos avanzar sin perder el rumbo. Vivir conmigo misma es un desafío día sí y día también; pero estoy aprendiendo a reconciliarme con mi pasado y presente y así podré ver todos los tesoros que están dentro de mí.

Claudia Iglesias 3º ESO Oviedo

¿cómo vivir conmigo misma?

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Noel Canteli3º ESO Laviana

Queridos lectores, escribo esta redacción para transmitiros mis emociones y pensamientos durante este extraño y difícil momento que estamos viviendo.Lo primero, creo que para todos está siendo un mal momento ya sea porque no estamos con nuestros amigos, familiares, profesores, etc. Pero una persona madura e inteligente debe ser capaz de ver el lado positivo de las cosas. Ese debe ser nuestro mayor objetivo durante este tiempo. Nuestro objetivo debe ser ver el lado positivo de esta situación y poder disfrutar de lo que tenemos actualmente. Todos queremos salir y estar con la gente que queremos pero debemos ver los buenos momentos que podemos pasar en casa con nuestros familiares y buscar otras formas de pasar un buen rato con los amigos.Por otro lado, debemos estar seguros de que volveremos a la normalidad pero debemos tener precaución y ser responsables ya que de nosotros depende que haya otro pico de contagios y vuelva a empeorar la situación. Debemos hacer caso a los mayores y respetar las decisiones que se tomen.En el ámbito escolar, creo que tenemos suerte de poder tener una gran cantidad de nuevas tecnologías para hacer que este parón se note lo menos posible el año que viene. En mi caso, este año curso 4º de la ESO y para mí y para mi clase, esta situación nos perjudica ya que al final no es lo mismo que ir a clases presenciales en las que tus profesores te explican los conocimientos y al año que viene iniciamos una nueva etapa en la que el nivel que tienes y las bases de la que partes son muy importantes.

Además, en mi caso, hemos perdido la oportunidad de hacer la mejor excursión durante nuestro paso por el colegio ya que íbamos a ir a París. La excursión de 4º de ESO es la más importante y la más grande que hacemos y debido a la situación, como todas las clases, hemos tenido que cancelarla. Estoy escribiendo esto ya un poco más avanzada la situación, actualmente, podemos salir con nuestros amigos y tenemos un poco más de libertad pero debemos ser más responsables que nunca y pensar que en cualquier momento puede haber otro pico de infectados y tengamos que volver al confinamiento permanente. Por otra parte, debemos valorar todo el esfuerzo de nuestros profesores que intentan que esta situación sea lo menos notable en nuestro nivel y como ya he dicho antes, en mi caso, paso a 1º de Bachillerato y empiezo una nueva etapa, en otro centro y el nivel base que lleves es muy importante. En mi caso, mis dos padres son médicos. Los dos han tenido que buscarse la vida para tener una protección más o menos válida para ir a trabajar seguros. Toda esta situación hace que tengan unas medidas de seguridad extrema, no solo por no contagiarnos a nosotros cuando entran en casa sino para no contagiar a la gran cantidad de personas con las que tratan.

no se valora lo que se tienehasta que se pierde

Pero estoy seguro de que saldremos de esta aunque vamos a tener que hacer grandes sacrificios. No creo que las playas sean como han sido hasta ahora, los hoteles, las vacaciones, las piscinas, etc. Este verano va a ser el más raro de la historia. Yo creo que ahora mismo lo más importante es que aguantemos la situación hasta que salga la vacuna. Creo que todo esto acabará cuando haya una vacuna ya que tiene un nivel de contagio extremo. Yo creo que todos deseamos volver a la normalidad y volver a como estábamos antes. También debemos ver las cosas que estamos aprendiendo. Estamos descubriendo con nuestros profesores tecnologías que antes casi ni sabíamos que existían. Estamos descubriendo que el tele-aprendizaje no está tan lejos ni es tan mala opción, igual en un futuro se dan las clases mediante el teletrabajo porque se ve que tiene unos mejores resultados. Es una situación que tiene muchos inconvenientes pero que nos está haciendo madurar y vivir una experiencia jamás antes vivida por el ser humano.Finalmente, creo que esto que estamos viviendo nos servirá en un futuro a valorar lo que tenemos y a valorar todo momento al máximo porque como estamos viendo, en un momento todo se va y nos vemos en casa sin “nada”. Debemos disfrutar todos los momentos al máximo porque como bien dice el dicho:NO SE VALORA LO QUE SE TIENE HASTA QUE SE PIERDE.Mi última pregunta, ¿creéis que todo esto es alguna señal de que nos estamos cargando a nuestro planeta y ha sido un aviso de él?

Miguel Yan García4º ESOZafra

Sara Lévano3º ESOMadrid

Ya son setenta días en casa, desde que los malditos virus me secuestraron, nunca pensé que me podría suceder una cosa así, qué poco valoraba mi libertad, los momentos con los amigos, los partidos de fútbol, las situaciones normales de la vida: me está costando horrores no desesperarme.Los primeros momentos, todavía no me hacía a la idea de la situación. Pensaba en lo fantástico que era no tener que ir al colegio, estar encerrado todo el día sin hacer nada; en principio parecía una idea fantástica, pero los días iban pasando y empezaba a pesar en mi ánimo. La situación era difícil, pero podía empeorar. Las noticias que iban llegando, aunque fuese a cuentagotas, no eran nada alentadoras, no todo el mundo tenía la misma suerte que yo. Los virus secuestradores, estaban matando a muchos de los rehenes, sobre todo a nuestros abuelos. Eran los que se estaban

Los días iban pasando y se notaba en nuestros captores que empezaban a mostrarse inseguros. La gente comenzó a tener unos hábitos más saludables, se lavaban las manos con frecuencia y se empezaron a usar mascarillas para no ser reconocidos por los virus, lo que empezó a aliviar la situación.Nuestros abuelos ya no morían en masa y algunos de nosotros pudimos empezar a escaparnos de nuestro encierro, aun así, se notaba la tristeza en las calles. La situación, aunque todavía desesperada, parecía que podía llegar a su fin. Los secuestradores, por las noticias que nos iban llegando, estaban empezando a retirarse por zonas, lo que nos daba un rayo de esperanza en poder ganar esta batalla. En los lugares donde se iba reconquistando la libertad, la gente ya empezaba a salir de sus casas, con medidas de precaución y manteniendo distancias. Al resto que los veíamos, se nos llenaba el corazón de alegría al pensar en vernos así en pocos días: lo teníamos que intentar. Fueron pasando los días y flaqueaba la moral de nuestros captores que comenzaban a batirse en retirada conforme esto sucedía. Los liberados comenzaban a salir a las calles e intentaban hacer su vida lo más normal que podían, aunque esto era difícil, las cosas nunca volverían a ser iguales. Se echaba de menos a los que dieron su vida por nosotros y que no tuvieron nuestra misma suerte; la pena se había instalado en la sociedad y todo el mundo conocía a alguno de los fallecidos, lo que hacía difícil comenzar con la reconstrucción. La situación de desescalada comenzaba a producirse cada vez más rápido, los captores abandonaban sus puestos en retirada y la población empezaba a tomar las calles de nuevo, pero no era la normalidad que conocíamos.

el secuestro

llevando la peor parte, se desconocía la razón, pero los secuestradores les estaban ejecutando. Ellos que siempre se habían portado tan bien con nosotros, que tantas cosas hacían por todos y se lo pagaban así, qué injusto era todo.Aunque el ánimo iba decayendo, siempre aparecía un punto de esperanza. Todos los días a la misma hora se oían sirenas y la gente comenzaba a aplaudir y a gritar, se entonaban canciones como resistiré y vivas a los héroes que nos estaban intentando rescatar, no todo estaba perdido.

Estos meses han dejado en nosotros una profunda huella, una sensación de desconfianza que será difícil de cicatrizar, echaremos de menos aquellos días de febrero, echaremos de menos los aplausos de la gente, echaremos de menos nuestra normalidad.Se va normalizando la vida de todos, pero se ha instalado en la sociedad una gran pena, por los que se quedaron en el camino y por los que se quedarán en el futuro. Este grupo de virus terroristas, no creo que se retiren tan fácilmente, regresarán y empezaremos de nuevo, aunque hemos aprendido a luchar, hemos aprendido a que con poco que pongamos de nuestra parte, aunque se pierdan batallas y mucha gente se quede en el camino, esta guerra la podemos ganar.Intentaremos salir más fuertes y mejores personas, aunque en momentos puntuales y debido al miedo, nos hayamos comportado de forma miserable. Es lo que tiene el miedo en las guerras, que en ocasiones saca lo peor de nosotros, como cuando les decíamos a nuestros defensores que no regresasen a sus casas, porque podían haberles seguido los asaltantes, pero estas situaciones, por lo general, también sacan la mejor parte de la población, que de manera desinteresada se ofrecía, incluso a costa de su salud, a realizar las tareas necesarias para atender a nuestros mayores, para evitar que estos se expusiesen al fuego cruzado de los virus. Esta experiencia hará de nosotros una España más solidaria con todos, más responsable con sus obligaciones, pero que echará mucho de menos a nuestros abuelos, que tanto dieron por nuestro bienestar y tanto lucharon por hacernos mejores a todos. Os echaremos mucho de menos abuelos, una pena no haber podido despediros como os merecíais.

Aitor González Fernández3º ESO. Oviedo

Aroa Anguita4º ESO. Tremp

El día 10 de marzo, se escuchó por las noticias que se cerraban los colegios, y que estaríamos 15 días de cuarentena. Al día siguiente, tuvimos que ir al colegio para recoger nuestros libros y que los profesores nos explicasen qué íbamos a hacer esos días que estaríamos en cuarentena. Lo más triste al irnos es que estaríamos un tiempo sin ver a nuestros compañeros, con los que tanto tiempo hemos convivido, en el Camino de Santiago, en las semanas de exámenes e incluso cuando alguien tenía un problema, todos estábamos para apoyarnos, y sin duda pasaríamos de vernos 7 horas al día a vernos 3 horas como máximo y a través de una pantalla. Las primeras semanas de confinamiento fueron las peores, solo llegaban malas noticias con respecto al virus, era una situación nueva para todos, y los hospitales, enfermeros y médicos estaban saturados. Pero lo bueno que sacamos de esas primeras semanas era el apoyar todos juntos a los médicos; es increíble imaginar cómo a través de las redes sociales se llegó a acordar que todos los días a los 20:00 se saldría a la terraza a aplaudir a esas personas que seguían trabajando para hacernos más fácil las cosas (médicos, enfermeros, dependientes de supermercados, policías…). A demás, las primeras semanas en casa eran tensas, porque nunca habíamos estado tanto tiempo todos juntos encerrados en casa, pero poco a poco conseguimos querernos más y así sería más fácil sobrellevar la cuarentena. En cuanto a los milagros vividos esta cuarentena, yo creo que todos a los que el coronavirus no nos afectado directamente, creo que es un milagro, porque este virus se propaga muy rápidamente y sobretodo en gente que padece enfermedades y personas mayores afecta directamente. Por ejemplo, mi abuela vive con nosotros y tiene 89 años, por lo que si el virus le pilla no aguantaría mucho tiempo, por lo que me siento agradecida por ello. Esto me hace valorar y querer más a la gente, porque a lo mejor de un día para otro se han ido, y contra ello no se puede luchar.

el uso de mascarillas para el mismo motivo y sobre todo la unión que produjo al comienzo de esta cuarentena, cuando salíamos todos a las 20:00h a aplaudir a aquellos que estaban dando la cara por esta enfermedad. Un punto negativo de esta cuarentena ha sido la separación política que ha habido entre los ciudadanos, las caceroladas, que iban en contra del gobierno y con ello se podría poner en peligro la seguridad ciudadana, ya que puede haber un rebrote o por el simple hecho de que haya problemas entre ciudadanos por pensar de diferente manera.Un ejemplo de esta unión fue un día domingo por la noche, sobre las 12 de la noche, estábamos mi familia y yo sentados en el sofá viendo la tele, cuando de repente se apagó todo, la luz, la tele… todo y decidí asomarme a la terraza y me fije que la calle estaba demasiado oscura y poco a poco iba saliendo la gente a las terrazas dándose cuenta de que nos habíamos quedado todo el barrio sin luz. Estuvimos 30 minutos hasta que volvió la luz, y en esos 30 minutos, la gente salió a las terrazas a cantar y bailar, para hacer más llevadero ese tiempo. En ese momento me entró mucha alegría al ver que todos estábamos unidos pasando el tiempo.En estos momentos, los datos sobre el coronavirus son cada vez más esperanzadores, pues apenas hay muertos y se ha reducido el número de contagios. A día de hoy, cuando se sale a la calle, se ve a muchísima gente y eso es buena señal porque el coronavirus no ha sido capaz de meter miedo a la gente, pero eso sí, todas las personas tienen que ir con mascarilla por la calle o si quieren ir a una terraza también tienen que llevarla puesta, salvo cuando coman. Cuando comenzó el coronavirus, al asomarte a la calle apenas había gente, solo los afortunados que tenían perros o que querían ir a hacer la compra.

sobrellevar la cuarentena

Esta pandemia nos hará valorar más por un lado, la sanidadque tenemos en España, que han sido los verdaderos héroesde este virus, el compromiso que hemos tenido todos dequedarnos en casa para evitar contagiar o ser contagiado,

De esta experiencia estoy sacando lo fácilque es pasar de estar bien y que todovaya genial a de repente tener que quedarnosen casa porque hay un virus amenazandonuestras vidas.Con esto he aprendido a disfrutar cada vez máslas cosas, por ejemplo ahora disfruto mucho másel salir a la calle que antes, porque antes podía salircuando quisiese pero ahora tengo que seguir un horario,también he aprendido a disfrutar de los abuelos, que son losque más han sufrido en estos momentos, pues eran los más propensos a contagiarse, así que he aprendido a quererles más,y a aprender de sus vivencias, por ejemplo de mi abuela materna he aprendido que ella vivió la guerra civil, y la II Guerra Mundial que la

Terminamos todos los días entre las 13:00 y la 14:00 dependiendo de si tenemos clase a última hora o no y pongo la mesa para que comamos todos juntos. Hay veces que mi madre tiene reuniones y tenemos que comer sin ella, pero casi siempre comemos juntos. Cuando terminamos de comer, me tumbo en la cama para descansar hasta las 16:30 y luego hago un poco de deporte y me pongo a estudiar, porque en julio tenemos la selectividad y hay que aprovechar que tenemos tiempo para hacerla bien y preparárnosla bien.Según muchas noticias, no hay ningún sitio específico donde vayamos a hacer la EVAU, unos dicen que en IFEMA, otros dicen que en las universidades y otros medios dicen que en los colegios. Pero lo peor va a ser que la tenemos que hacer con mascarilla y guantes, porque al ser tantos alumnos nos podemos contagiar, y eso es lo que sorprende, que va a ser la primera vez que se haga la EVAU así.

obligó a esconderse porque tenía descendencia polaca, asique ella me ha enseñado a que lo importante no es la ropa que me voy a poner o que voy a comer hoy, sino lo importante es que seguimos vivos y que nuestros familiares también.Antes, al comienzo de este virus, mi familia y yo nos pasábamos todo el día viendo el número de contagios y de muertos que cada vez era mayor, veíamos las conferencias del presidente de más o menos cuanto nos quedaba por estar encerrados o si había algún dato esperanzador, pero el primer mes fue el peor de todo, pues solo llegaban malas noticias, numerosos muertos, más de 1000 contagios al día, gente perdiendo el empleo y quedándose sin dinero, las organizaciones de recogida de alimentos repartiendo comida para aquellos a los que el coronavirus les ha dejado sin nada. También, una cosa que me pregunto bastante es como la gente sigue diciendo que las iglesias no son necesarias para España cuando han sido las primeras en ofrecer alimentos y cobijo a quien necesitase, y por ello la Iglesia sido esencial para muchas personas que no tenían nada.Los hábitos que estoy cogiendo esta cuarentena son el estudiar muchísimo más, porque antes como hacía tanto deporte no me daba tiempo, entonces me levanto todos los días entre las 8:30 y las 9:30, dependiendo de si tenemos clase a primera hora, desayuno tranquilamente y luego me pongo a dar clase con el colegio.

Para finalizar y como conclusión, creo que esta pandemia nos ha hecho mucho mal, por las numerosas muertes, además de toda la gente que se ha quedado sin trabajo y como consecuencia sin dinero y porque muchos niños no han podido terminar las clases y se han quedado sin saber los conocimientos necesarios que se exigía en ese curso; sin embargo, a raíz de esto hemos aprendido lo rápido que es cambiar de dar clases presenciales a online, o por ejemplo a respetar la mayoría de ciudadanos las normas y sobre todo a aprender a valorar las cosas porque un día las tienes pero al día siguiente no.

Carlota del PinoBACH. Madrid

Belén Salvador3º ESO Zaragoza

encasa

El confinamiento nos ha supuesto a todos en general, un aislamiento de nuestro día a día, y a mí en particular, me ha generado diversos sentimientos tanto positivos como negativos. En primer lugar, me gustaría destacar los aspectos positivos que han nacido en mí en este confinamiento, puesto que hasta el momento habían pasado desapercibidos por el ajetreo continuo de mis días. He aprendido a racionar mi tiempo libre, exprimiéndolo para llevar a cabo tareas de provecho. Además, he podido dedicarme a disfrutar con las personas que conviven conmigo, aprovechando cada segundo al máximo. También, he pensado y reflexionado sobre todo aquello de lo que disfrutaba de manera habitual siendo muy insignificante. Simples cosas que me han faltado: dar un paseo con mis amigos, salir de cena el fin de semana, ir a la playa los domingos o la escuela misma, donde veías a compañeros y profesores. Así mismo, he sido consciente de que he perdido la sensación de tener que hacerlo todo corriendo y con prisas. Con esto me refiero a que he sabido organizarme cada día sin la necesidad de ir apresurada, planificando mis días, dándome tiempo a realizar todas las tareas que tenía, siendo capaz de dedicar tiempo a la lectura, a cocinar, a hacer deporte, a estudiar, a jugar a juegos de mesa… De vez en cuando, estaría bien tomarnos una pausa y reflexionar sobre la manera tan egoísta en la cual vivimos, ya que no valoramos todo lo que la vida nos ofrece, incluso quejándonos en muchas ocasiones.

A nivel mundial, ha generado un cambio positivo en el medio ambiente. Según datos ofrecidos por Greenpeace y Ecologistas en Acción, la contaminación se ha visto reducida hasta un 50% y de no haber sido por este virus no hubiese sido posible. Nunca antes me había planteado que médicos o enfermeras pudiesen ser héroes y, a día de hoy, es así los definiría: “héroes”, de igual manera calificaría a las personas que han velado por nuestra seguridad y las que han hecho posible que no nos faltasen las necesidades básicas que necesitamos para vivir. Personalmente, no he descuidado mis relaciones personales con los demás, gracias a las nuevas tecnologías he estado en contacto diario con aquellas personas importantes para mí. Estoy segura de que cuando esta situación haya pasado, nos tomaremos la vida de diferente manera y valoraremos más todos aquellos momentos que pasemos con las personas que queremos, ya que no sabemos nunca si esta situación inaudita se puede llegar a repetir. En segundo lugar, he añorado dar o recibir un beso un abrazo de mis familiares o amigos. Además he podido ver una gran preocupación en mis padres sobre su futuro laboral y, en general, por la economía del país y, sobre todo, lo más negativo de esta situación ha sido escuchar en las noticias las miles de personas que han perdido la vida a causa de este virus. Como conclusión: el encierro, en general, nos ha ocasionado una gran diversidad de sentimientos. Pero está en nuestra mano ser solidario, responsable y positivo y sacar una reflexión favorable de este confinamiento. En mi opinión personal, y bajo mi experiencia, la clave ha sido mi actitud, gestionada de manera positiva gracias al apoyo de mis padres y mi hermana.

Andrea Picó. 1º BACH Carcaixent

El tiempo pasado en casa lo he aprovechadopara crecer interiormente y de esta manerano verme encerrada en una “cárcel”,sino todo lo contrario, con una actitud positivale he sacado provecho a mis días.

DanielaCoto3º ESOLaviana

Esta no es una primavera cualquiera, mi mayor pensamiento durante ella es que alguien me hab ía robado el mes de Abril, porque nos lo pasamos mirando por la ventana viendo las flores crecer y cómo los días se hacían más largos con ese mismo sentimiento de no estar aprovechá ndolos día a día. Aunque agradezco el poder mirar a las flores y no tener que llevarlas a ninguna tumba. Siento que he perdido momentos, viajes… y que he estado viviendo de recuerdos unos tres meses, recordando la vida tal y como era antes y con el miedo de que no vuelva a ser así. Si algo sentía era incertidumbre, nadie podía darme respuesta a cuando o cómo se acabará todo esto, aún hoy en día nadie lo sabe, y lo odio. Me he dado cuenta que quiero tener más experiencias, salir y vivir más. Quien me iba a decir que quedarme en casa me costaría tanto, me pasaba muchas horas en mi ventana, miraba la calle y me imaginaba en ella con mis amigos como siempre, aquellos días eran malos en los que extrañaba a mis abuelos, necesitaba abrazarlos y me remataban cada día las noticias del telediario. También me quedarán en el recuerdo los días buenos, pasando el rato con mi hermana , porque a pesar de que antes la veía todos los días y a todas horas, nunca imaginé que la vería tanto, le agradezco muchas tardes pasando tiempo juntas. Acabe harta de mirar pantallas, de escuchar las mismas palabras tristes todas los días en la tele, de ver los parques precintados y harta de recordar momentos con la gente, y de echar de menos . Me sentía muy lejos de mis amigos, incluso las videollamadas cada día se hacían más pesadas, todo empezaba a pesar más, me parecía entrar en bucle, hacer siempre las mismas cosas, ver siempre a la misma gente, que pensaba que conocía a mis vecinos, pero ahora realmente los conozco después de tantos aplausos y “resistires”. Al principio los aplausos de las ocho me emocionaban porque era un momento difícil para todos, aunque no me toque de cerca, todos sentimos el dolor que sienten los demás al no poder despedirse. Me pasé una cuarentena de memes escondida del miedo, pero ahora ya queda poco o quizá mucho, para que todo vuelva a la normalidad o como dicen una nueva normalidad que nadie quiere, de distancias, mascarillas y fases. Solo se que un día más es un día menos, palabras de esperanza como desescalada, reencuentro o terrazas … Cuando antes decía que lo tenía tiempo para nada y ahora tengo todo el tiempo del mundo y sigo sin hacer nada. Así que nunca se sabe cuándo una pandemia mundial puede llegar y que dejes de dar ni un simple abrazo a tus abuelos, sin duda lo peor de mi cuarentena.

un día más es un día menos

En estos días de confinamiento muchos han aprovechado para hacer todo aquello para lo que nunca se tenía tiempo: ordenar armarios, comenzar un libro, aprender a dibujar, apuntarse a todo tipo de cursos, etc.; pero tras esta experiencia también algunos se han dado cuenta de lo que realmente es importante, que no todo consiste en llegar a tiempo a una reunión de trabajo o entregar un proyecto dentro de plazo. Este confinamiento ha demostrado, por primera vez, que en un mundo lleno de prisas se puede parar todo. En cierto modo, es triste llegar a la conclusión de que el precio de abrirnos los ojos haya sido un virus; que hasta que no nos han parado por completo no nos hemos dado cuenta de lo que realmente es importante, de a quién tenemos a nuestro lado. Hemos necesitado un virus para pensar; pero muchos de esos pensamientos ni siquiera están dedicados a la pandemia, o a las víctimas de esta, ni a las consecuencias futuras que puede tener en nuestras vidas como comunidad, sino que están dedicados a nuestra vida individual, a todo aquello que queremos hacer y no podemos, a nuestros arruinados planes de futuro o a nuestros errores pasados. Realmente este hecho solo prueba las sospechas que ya crecían desde hacía tiempo: la insensibilización de la sociedad y el individualismo de la misma potenciado por la impersonalidad de las noticias, y el hecho de que ni siquiera, una vez muertos, contemos como personas sino como datos amañados, reflejados en unos números irreales para poder ofrecer una imagen de estabilidad y progreso que nadie cree, pero que todos nos engañamos para creer, y de este modo poder recuperar la vida que teníamos antes, volver a nuestra zona de confort y a lo conocido. Siempre es más importante nuestra comodidad que el “bien común” (si es que sigue existiendo tal término).

Por otra parte, el confinamiento también nos ha servido para darnos cuenta de un sinfín de cosas que eran obvias, como nuestra importancia como personas. Después de haber sido testigos de cómo nos tratan como cifras y de que ni nuestros nombres ni apellidos tienen ya significado alguno, hemos visto como gobernantes de todo el mundo priorizan la economía, al pueblo que la sostiene. Desde un extremo del globo al otro, la salud de la gente, que hace que sus respectivos países funcionen, se ha trasladado a un segundo plano, mientras que los “líderes” de estos han tenido todas sus comodidades y garantías sanitarias a la vez que daban sus discursos quitándole importancia al asunto. Hemos presenciado cómo esta gente que se hace llamar representantes no es capaz ni de dar ejemplo. Hemos visto al mundo paralizarse por un virus mientras que las altas esferas tenían pruebas diarias y los sanitarios no tenían protección. Después de todo, ha quedado muy claro qué vidas tienen más valor. Se nos ha puesto directamente en la cara cómo el dinero sí que lo compra todo, cómo la influencia y el poder es lo que realmente manda, y que nadie tiene una mínima importancia si no tiene dinero a una escala astronómica. Esta pandemia ha provocado que una cantidad enorme de empleos se destruyan, lo que a su vez ha causado que miles de familias no tengan un fondo mínimo de ingresos para poder subsistir; pero aun así, toda esa gente que vive en sus grandes casas y se supone que trabajan para que nuestro país sea fructífero y pueda seguir adelante, no parece que les importe mucho; todas esas personas que viven para el pueblo no le han dedicado tiempo a hablar de cómo todas esas familias se ven en una situación extremadamente difícil y desesperante; y esta falta de preocupación se debe en gran medida a que ellos no se verán faltos de dinero, ya que cada uno de sus sueldos es al menos tres veces el salario mínimo interprofesional español, es decir, con uno solo de sus salarios una familia entera podría vivir. Pese a esto, no ha habido ni un solo acto que indique una bajada de sueldo por parte de esta gente para poder ayudar a comedores sociales, ONGs o al propio Estado. En su lugar, han decidido subirle el sueldo a la Guardia Civil y la Policía Nacional para calmar un escándalo público porque los intereses y la imagen de unidad son más importante para ellos que el bienestar de todo un país.

nuestro alrededorno es invisible

Por otro lado, un problema que se ha potenciado durante esta pandemia ha sido el racismo. Este virus al originarse en un país asiático ha generado más prejuicios contra gente procedente de allí. Prejuicios naturalmente injustificados y en cierto modo ridículos, ya que carece de sentido menospreciar a alguien por su procedencia (algo que no se elige) y porque esta coincida casualmente con el sitio en el que un virus se desarrolló. Es algo realmente ilógico aislar a alguien por motivos tan insignificantes como su lugar de procedencia y muchos de estos actos de racismo están alentados por una sociedad a la que le asusta el cambio y teme lo desconocido, una sociedad conservadora que no quiere abrirse al mundo por miedo a cambiar. Lo que en mi opinión deja mucho que desear.Esta larga lista de cuestiones que han salido a la luz y ahora brillan con más fuerza no termina aquí, otro aspecto importante son los trabajos esenciales. Se nos ha enseñado que cuando realmente hay una crisis son más importantes l@s cajer@s que los abogados, l@s transportistas que l@s arquitectos o l@s basurer@s que l@s arqueólog@s. Profesiones normalmente menospreciadas y a las que se le atribuían poco prestigio, y en cierto modo rechazadas por la sociedad, han llegado a ser las más importantes: las imprescindibles e indispensables. Dicho esto, si analizamos bien todo lo que ha pasado durante la pandemia, las decisiones que se han tomado y lo que hemos visto, podemos obtener una cantidad infinita de conclusiones que puede que ya sospecháramos, o no, pero que seguro nos harán reflexionar sobre la clase de mundo en el que vivimos; sobre cómo unos ceros en una cuenta corriente pueden cambiar tanto una vida, el poder que le otorgamos a la gente sin realmente pensar bien en ello, cómo vivimos nuestra vida mientras toda esta larga lista de injusticias pasa a nuestro alrededor y a las que nosotros queremos ser ajenos. Lo que nos demuestra una vez más que es mucho más fácil ignorar todo lo que pasa en nuestro entorno, que involucrarnos en problemas importantes; cómo es más fácil seguir nuestro camino sin mirar al que sufre a nuestro lado, que plantarle cara al verdugo, porque es muy cómodo creer, que si no vemos, algo no pasa.

Enaya Fernández. 3º ESOOviedo

Denia AguayoZafra

Desde muy pequeño me ha gustado la música, ya sea verla, oírla, tocarla... Y hasta hace unos pocos años componerla. Cuando vi este pequeño proyecto, pensé que era uno más y que no iba a tener a penas importancia, pero una vez que me lo explicaron y vi que este podía ser elaborado con música... Me alegré muchísimo. Me pareció una buenísima oportunidad para que todo lo que llevamos dentro, podamos sacarlo de la mejor manera que sepamos, y en mi caso, es con la música. La música para mí lo es todo, siempre ha estado ahí cuando la he necesitado, siempre ha sido mi fiel compañera, y siempre ha sido y será, la mejor manera que tengo para expresarme. Una vez tenía claras las ideas de mi composición, me puse manos a la obra... “...ESPERANZA ETERNA...” es una mezcla de varios motivos y características que me representan y que me identifican. Por ejemplo, el título es algo que me identifica porque me considero una persona muy positiva, que siempre saca lo mejor de las cosas aunque a veces no haya. Por eso, no había mejor título para esta composición, ya sabéis... La esperanza es lo último que se pierde. La composición empieza con una cadena, a la cual cada vez se van añadiendo más y más instrumentos, hasta llegar todos a la vez a un punto final. Con esto he querido hacer referencia a este maldito virus, que poco a poco fue expandiéndose y afectando a todos los países del mundo hasta llegar a un estado de alarma. Tras esta introducción de la composición, empiezan a sonar unas trompas, las cuales hacen un ritmo continuo y pesado que nunca se acaba. Con esto he querido representar el paso del tiempo, simulando el “tic-tac” de un reloj y a la vez, he querido hacer referencia a lo pesado que se nos ha hecho este confinamiento.Además, si habéis escuchado bien, de fondo suena un tambor y un bombo, instrumentos que este año no han podido sonar en Semana Santa. Es otro pequeño guiño a mi persona, ya que soy cofrade desde que tenía meses y este año para mí ha sido duro no poder salir con nuestros pasos a las calles. Tras un buen rato sonando este “tic-tac”, llega un momento en el que acaba, llega un final marcado por una campana, las voces graves empiezan a sonar con fuerza, y por encima de estos instrumentos graves, suena un pequeño diálogo de trompetas. Con esto he querido representar la muerte (como la campana y los intrumentos graves y fuertes), que desgraciadamente ha tenido mucho trabajo por culpa de este virus.

...esperanza eterna

Alejandro Cruz. 4º ESO. Zaragoza

Y por encima, dialogando para buscar soluciones, (como las trompetas) se encuentran los sanitarios y todos aquellos que han trabajado duramente para frenar y acabar con este virus.Después de este diálogo, todos los instrumentos llegan a un fuerte, donde he querido hacer referencia a la unión que ha conseguido este virus entre todos nosotros. Los intrumentos somos nosotros, cada uno diferente, a su manera, pero todos nos ponemos de acuerdo y decidimos permanecer unidos para ganarle la batalla al virus. Ya sabéis, la unión hace la fuerza... Después del fuerte, llega un pasaje con un poco más de calma, más tranquilo. Con esto hago referencia a las fases de la desescalada, con la cual estamos consiguiendo un poco más de normalidad.Pero de repente, todo se tuerce... Llega un pasaje en la composición en el cual todo se desmonta y empieza a tener negatividad. En toda esta cuarentena, como todo el mundo, yo también he tenido momentos de bajón y de tristeza... Porque no he disfrutado de la Semana Santa como otros años, porque echo de menos a mis amigos, porque no estoy disfrutando de mi último año en el colegio como había pensado... etc. Son una serie de pensamientos y sentimientos negativos que se van acumulando poco a poco y que al final hacen una montaña muy grande. Pero como os he dicho antes, soy una persona muy positiva que siempre busca lo mejor de las cosas, entonces, le pido ayuda a mi amiga la esperanza y consigo eliminar todos los males que esta situación me ha causado. Una vez más, le gano la batalla a la tristeza, y todo es gracias a ti, Esperanza. Ahora nos toca a todos nosotros, debemos tener paciencia, todo esto acabará, y lo más importante, estaremos todos sanos y fuertes. Mientras tanto... Solo queda esperar y sobre todo... ¡NUNCA PERDER LA ESPERANZA!

escucharaquí>>>

Desde muy pequeño me ha gustado la música, ya sea verla, oírla, tocarla... Y hasta hace unos pocos años componerla. Cuando vi este pequeño proyecto, pensé que era uno más y que no iba a tener a penas importancia, pero una vez que me lo explicaron y vi que este podía ser elaborado con música... Me alegré muchísimo. Me pareció una buenísima oportunidad para que todo lo que llevamos dentro, podamos sacarlo de la mejor manera que sepamos, y en mi caso, es con la música. La música para mí lo es todo, siempre ha estado ahí cuando la he necesitado, siempre ha sido mi fiel compañera, y siempre ha sido y será, la mejor manera que tengo para expresarme. Una vez tenía claras las ideas de mi composición, me puse manos a la obra... “...ESPERANZA ETERNA...” es una mezcla de varios motivos y características que me representan y que me identifican. Por ejemplo, el título es algo que me identifica porque me considero una persona muy positiva, que siempre saca lo mejor de las cosas aunque a veces no haya. Por eso, no había mejor título para esta composición, ya sabéis... La esperanza es lo último que se pierde. La composición empieza con una cadena, a la cual cada vez se van añadiendo más y más instrumentos, hasta llegar todos a la vez a un punto final. Con esto he querido hacer referencia a este maldito virus, que poco a poco fue expandiéndose y afectando a todos los países del mundo hasta llegar a un estado de alarma. Tras esta introducción de la composición, empiezan a sonar unas trompas, las cuales hacen un ritmo continuo y pesado que nunca se acaba. Con esto he querido representar el paso del tiempo, simulando el “tic-tac” de un reloj y a la vez, he querido hacer referencia a lo pesado que se nos ha hecho este confinamiento.Además, si habéis escuchado bien, de fondo suena un tambor y un bombo, instrumentos que este año no han podido sonar en Semana Santa. Es otro pequeño guiño a mi persona, ya que soy cofrade desde que tenía meses y este año para mí ha sido duro no poder salir con nuestros pasos a las calles. Tras un buen rato sonando este “tic-tac”, llega un momento en el que acaba, llega un final marcado por una campana, las voces graves empiezan a sonar con fuerza, y por encima de estos instrumentos graves, suena un pequeño diálogo de trompetas. Con esto he querido representar la muerte (como la campana y los intrumentos graves y fuertes), que desgraciadamente ha tenido mucho trabajo por culpa de este virus.

...esperanza eterna

Alejandro Cruz. 4º ESO. Zaragoza

Y por encima, dialogando para buscar soluciones, (como las trompetas) se encuentran los sanitarios y todos aquellos que han trabajado duramente para frenar y acabar con este virus.Después de este diálogo, todos los instrumentos llegan a un fuerte, donde he querido hacer referencia a la unión que ha conseguido este virus entre todos nosotros. Los intrumentos somos nosotros, cada uno diferente, a su manera, pero todos nos ponemos de acuerdo y decidimos permanecer unidos para ganarle la batalla al virus. Ya sabéis, la unión hace la fuerza... Después del fuerte, llega un pasaje con un poco más de calma, más tranquilo. Con esto hago referencia a las fases de la desescalada, con la cual estamos consiguiendo un poco más de normalidad.Pero de repente, todo se tuerce... Llega un pasaje en la composición en el cual todo se desmonta y empieza a tener negatividad. En toda esta cuarentena, como todo el mundo, yo también he tenido momentos de bajón y de tristeza... Porque no he disfrutado de la Semana Santa como otros años, porque echo de menos a mis amigos, porque no estoy disfrutando de mi último año en el colegio como había pensado... etc. Son una serie de pensamientos y sentimientos negativos que se van acumulando poco a poco y que al final hacen una montaña muy grande. Pero como os he dicho antes, soy una persona muy positiva que siempre busca lo mejor de las cosas, entonces, le pido ayuda a mi amiga la esperanza y consigo eliminar todos los males que esta situación me ha causado. Una vez más, le gano la batalla a la tristeza, y todo es gracias a ti, Esperanza. Ahora nos toca a todos nosotros, debemos tener paciencia, todo esto acabará, y lo más importante, estaremos todos sanos y fuertes. Mientras tanto... Solo queda esperar y sobre todo... ¡NUNCA PERDER LA ESPERANZA!

escucharaquí>>>

Yo podría describir lo que estamos viviendo como algo que no sabemos lo que es realmente, ya que yo por lo menos, no soy realmente consciente de lo que está pasando en el mundo. Yo estoy viviendo esta situación con un poco de miedo por mis mayores pero sinceramente estoy mejor de lo que pensaba en esta cuarentena, porque aunque este sistema de las clases online sea un poco difícil, no estoy trabajando tanto como pensaba. Estos dos meses atrás, los he pasado bastante bien, aunque parezca raro yo no he necesitado salir de casa ni he sentido angustia al contrario de otra mucha gente, ya que casi nunca he sentido aburrimiento porque siempre que estaba libre he estado jugando con mis amigos a la videoconsola y eso me divierte mucho y no creo que me canse nunca de jugar. Si es verdad que he sentido la necesidad de salir con mis amigos o salir a la calle simplemente pero lo he llevado bastante bien. También es verdad que he visto algunos videos en el que explicaban la situación que estábamos viviendo y que por ejemplo había gente que moría porque se les quitaban los respiradores porque no había más y se los tenían que dar a otra persona más joven y que lo necesitaba más, y ahí sí que me entró un poco más de miedo. A mí me sorprendió bastante que el virus llegara a España porque cuando estaba en China lo veía como muy lejos y siempre era como algo que no nos podía pasar, cuando llegó a Madrid y a Mallorca tampoco iba a pensar que esto llegaría al punto de que llegara a todas las partes de España y que justo en mi pequeña ciudad hubiera contagiados de ese virus que lo veía en las noticia cuando estaba en China o en Italia. Y cuando llegó a Zafra tampoco pensé que tendríamos que estar en estado de alarma y que nos tendríamos que quedar en casa sin poder salir ni para el colegio.

Jaime Casimiro4º ESO. Zafra

Cuando cancelaron los colegios solo para quince días, yo sabía que iba a ser mas pero no sabía que esto iba a durar lo que está durando y que desgraciadamente nos íbamos a quedar sin excursión y sin graduación a su debida hora.Lo bueno es que aunque yo pensaba que nunca íbamos a volver al colegio, y afortunadamente vamos a volver el 1 de junio. La verdad es que esta situación que estamos viviendo me está ayudando valorar muchas cosas que antes parecían que siempre iban a estar aquí, como el hecho de salir a la calle, o darle abrazos a tus abuelos o a tus amigos. Yo sinceramente creo que... Yo creo que Dios lo ha hecho para que nos demos cuenta de lo bien que esta la tierra sin nosotros. Esto también nos ayudara que cuando podamos salir, demos los abrazos con mas amor, y que sepamos que la vida de un día para otro puede cambiar completamente, que un día estás en el colegio como un día normal, y al día siguiente tenemos una pandemia mundial en nuestro país y nos tenemos que que dar en casa, nos ayudará a que cada cosa que hagamos, lo hagamos con más ilusión y valorando mas como una cosa que en cualquier momento no vas a tener.

...lo que está pasando le hacía falta al mundo,al mundo le hacía falta respirar,hacía falta que las carreteras se vaciasen,hacía falta que los paisajes se volvieran a llenar de animales y no de camiones ni cochesen la carreta desprendiendo mal olor,le hacía falta respirar aire limpio.

Carla Quintana4º ESO. Tremp

Estos días estamos viviendo una situación desconocida, nadie ha sabido muy bien como se tiene que interpretar esto, estamos un poco desconcertados, solo hacemos que seguir instrucciones de los profesionales ya que no sabemos que hacer en frente de este problema que se tiene que resolver cuanto antes mejor, por eso nos estamos uniendo todos para acabarlo venciendo. El mundo ahora mismo es un sitio inseguro, es difícil de habitar y la gente que lo hacemos estamos con miedo, la gente tiene miedo a salir de casa y coger el virus, pero no solo a cogerlo si no a transmitirlo a sus seres queridos y eso puede hacer que terminen con su muerte. Los primeros días la gente arrasó con todo en los supermercados por miedo, pensaba que duraría poco pero cogieron las suficientes previsiones para no tener que salir en un par de semanas, pero nadie se pensaría que llevamos dos meses encerrados en nuestra casa. Esto puede causar graves problemas, sobre todo mentales por eso se tiene que intentar llevar lo mas ameno posible. Durante esta cuarentena hemos tenido que estar sentados delante de las pantallas y no es muy bueno ya que la vista no lo agradece, así que deberíamos buscar otras formas de distraernos, además no hacemos deporte ni vemos a nadie, no nos movemos, tenemos que intentar movernos para no perder forma física y ganar muchos quilos, ahora ya podemos salir pero hasta ahora hemos tenido de buscar la forma de hacerlo. Estar en casa es aburrido, además si no puedes ver a nadie y todos los días parecen una rutina constante que parece que nunca se van acabar, se hacen infinitos y todos igual. El aburrimiento te lleva a pensar, pensar a veces es bueno pero hay que también te perjudica, te perjudica mucho, ya que de tanto pensar al principio te rallas pero este es el principio y es muy común en la situación que estamos pero esto si va a mas podría acabar en una fuerte depresión de la que la verdad son muy difíciles de curar y creo que nadie las necesita, así que debemos entrenar la mente pensando, pero usándolo de la manera adecuada y saber hasta donde podemos llegar hasta no obsesionarnos.

La convivencia, otro tema que se esta complicando mucho estos días, es muy difícil aguantar bien con una persona viéndola cuarenta días seguidos y solo a ella, eso hará seguramente más de una discusión, a todos nos ha pasado esta cuarentena, son momentos de agobio, estrés y sufrimiento y a la mínima que te dicen algo ya saltas y se forma una discusión. Lo que pasa es que siempre son lo con los mismos ya que en casa no hay nadie mas y la verdad es que después piensas y te das cuenta que igual no deberías haber hecho eso, pero en el momento cuesta gestionarlo y es entendible. La cuarentena esta destruyendo muchas relaciones, ya sean amistades o amorosas porque todo lo hace la convivencia y la mala situación que estaos ayuda aún mucho más, ya saben lo que dice la convivencia mata, pues esto esta pasando y la única forma de evitarlo es intentando llevar una convivencia amena para todos, intentando no buscar jaleo y si tu no lo haces ellos tampoco te van a buscar a ti, esta claro que un mal día lo puede tener todo el mundo y es más que comprensible y seguro que un enfado habrá peró se tienen que evitar evitarlos, ya que si te enfadas con los que tienes en casa no sé con quien vas hablar y hacer cosa porque no vas a poder salir, así que lo mejor es llevarte bien con los tuyos.Hay que pensar que nosotros lo estamos pasando mal, pero hay gente como los sanitarios que lo pasan aún peor y ellos se levantan cada día y se van a trabajar, sin miedo, por nuestra salud, jugándose la vida y a veces no lo valoramos lo suficiente, solo los valoramos en situaciones extremas y eso no debería ser así ya que siempre hacen un trabajo excepcional. Hay que tener en cuenta que ellos en estos momentos no pueden ir con sus familias, ya que están batallando en primera línea contra el virus y como tienen riesgo de contagiarse no les dejan ver a sus familias, pero ellos siguen a delante, nosotros tememos la situación pero ahora parémonos a pensar y pongámonos en su situación, es difícil pensar como debe ser y para ellos debe ser difícil describirlo pero debe ser difícil luchar contra un enemigo sin preparaciones previas y sin conocerlo, y la verdad es que van en camino de ganarlo.

reflexiones en pandemia

Hay que agradecerles todo lo que están haciendo por nosotros, es difícil darles unas gracias que hagan equivalencia con todo lo que están haciendo, han hecho y harán, la gente lo hace a pequeña escala pero creo que a ellos ya les gusta, la gente envía cartas, videos agradeciendo las cosas que han hecho, más de uno seguro que se ha emocionado leyendo eso, tienen que ser muy bonitas, pero una cosa que es sencilla y que podemos hacer todos y no cuesta nada es salir a aplaudir a las 8, creo que ese gesto es el que más emoción les hace, ya que juntarse centenares de personas y que te aplaudan te tiene que dar mucho coraje y ganas de continuar adelante, creo que hacer un gesto tan bonito vale más que mil palabras y así también es una forma de unión de la gente y les ayuda a quitarse el miedo. Yo vivo en un pueblo pequeñito pero cada día a las 8 ves a la gente aplaudiendo y con la canción de “resistiré” y la verdad es que eso crea una armonía genial y une más al pueblo. Luego hay gente que por desgracia tienen alguno de los suyos infectado, es muy duro ver que una persona lo está pasando mal y tú no puedas hacer nada, encima si la quieres y te la aprecias es todavía más duro porque en los hospitales no la podemos visitar y no sabemos si la volveremos a ver ya que este virus es imprevisible. Te da como una sensación de impotencia puesto que ves que puede estar sufriendo y tú sólo puedes quedarte de brazos cruzados y esperando a que pase esta situación de una vez ya. Entones ahí te das cuenta y comienzas a valorar mucho más a esa persona y luego piensas que igual no has podido despedirte de ella como era debido. Así que durante estos días hay que hacer lo que se debe porque creo que nadie se quiere volver a encontrar en una situación tan peligrosa y que dé tanto miedo como esta, ya que nos ha cogido de repente y no estábamos preparados pero ahora ya sí y lo acabaremos matando y todos los enfermos se van a curar y todo podrá volver un poco a la normalidad y nos reencontraremos todos otra vez.

Dídac Tresserres3º ESO. Tremp

Si alguien nos hubiese preguntado cómo creíamos que iba a ser este año justo después de comernos las uvas habríamos dicho cosas como: es el año en el que por fin voy a conseguir lo que siempre he querido, es el año en el que saco todo dieces, y el más común, este va a ser mi año. Si alguien nos hubiera contado lo que está pasando no nos lo habríamos creído, yo personalmente siento que estoy dentro de una película de Spielberg. Por si alguien ha vivido debajo de una roca estos últimos meses, estamos en una pandemia mundial, confinados desde marzo, con el país en estado de alarma. Esto es lo que oímos en las noticias pero nos afecta de forma diferente a todos. Para mí estos últimos meses han sido curiosos, he pasado por cosas que no le desearía a mi peor enemigo pero he aprendido otras tantas por el camino. Por poner ejemplos, no me he confirmado, me he perdido conciertos que esperaba desde hace un año y he perdido a un familiar al que apreciaba mucho, mi abuelo ha estado hospitalizado desde marzo y nos ha dado bastantes sustos. Me he peleado bastante con mi familia y he perdido una relación que parecía ser lo único bueno que quedaba en este mundo. Pero no nos enfoquemos en eso, he podido ver a mi abuelo al hospital y contarle cosas que nunca había encontrado en momento de decirle. He retomado el piano y vuelto a pintar, estoy consiguiendo la media que quería y estoy estrechando lazos con mi familia. Estoy haciendo ejercicio y aprendiendo a cocinar. Otra cosa que me ha dado paz es superar una crisis de fe que llevaba arrastrando unos meses.

no me había dado cuentade todo lo que he aprendido

Todas nuestras rutinas han cambiado, ahora por ejemplo tenemos alarmas programadas a las 20 y 21 horas, con sonidos de aplausos y caceroladas. También he notado que no oigo tantas sirenas de policía o ambulancias, lo que me hace pensar que a lo mejor el estado de alarma traía algo bueno bajo el brazo. Ahora al salir de casa no camino rápido con el fin de llegar cuanto antes a mi destino. Paro, respiro, miro a mi alrededor y aprecio la belleza de las pequeñas cosas, parece que los pájaros cantan más alto, los árboles son más verdes y las flores están más bonitas de lo que han estado nunca. Me centro en andar disfrutando, al lado de mi familia.Otra cosa que ha cambiado para todos es cómo gestionamos nuestros sentimientos. Al recibir menos estímulos externos nos hemos visto condenados a enfrentarnos a emociones que habíamos suprimido, a sacarnos espinitas que habíamos olvidado que estaban ahí. El estrés es una de ellas, ahora en vez de ignorarlo y dar un paseo, me tomo una infusión leo un poco y descanso. Otra un poco más delicada es pensar en el pasado, pensar en cómo era nuestra vida en otros tiempos y notar cómo nos invade la nostalgia, el remedio que he encontrado es aceptar que no va a ser como antes, pero nada dice que no pueda ser mejor.Como he comentado hace un par de párrafos la rutina ha cambiado, hemos adquirido nuevos hábitos. Por ejemplo ahora me levanto un par de horas más tarde, me tomo mi tiempo para desayunar y muchas cosas más. Me lavo las manos siempre al volver de la calle, antes de comer y sinceramente cuando no tengo otra cosa que hacer. También tengo la nueva costumbre de hacer yoga con mi madre por las tardes, hablar con mi prima cada día o bajar para ver si hay que hacer algo en cuanto a tareas del hogar. Hemos hecho un plan entre mis hermanos y yo para recoger todos los días la comida y la cena. Mis padres están encantados. Los datos que recibimos sobre nuestros alrededores vienen primordialmente de las noticias, mis padres a veces investigan en internet y comparten sus conclusiones en la mesa. ¡Hasta han preguntado a doctores! En cuanto a cosas más internacionales, mi hermana y yo estamos absolutamente actualizadas gracias a las redes sociales. Cuando mi madre termina de hablar del coronavirus y de cómo no hay quien se entere de lo que se puede o no hacer en la fase 2, mi padre habla de la situación económica de España. Seguidamente entramos mi hermana y yo con las últimas noticias sobre la situación en Estados Unidos y teorías conspirativas basadas en datos que ha sepultado Anonymus (compartidas por mi hermana evidentemente). El resto de la comida la convencemos de que no puede creerse todo lo que ve en internet y le pongo ejemplos de filósofos como Kant y cómo le reta a atreverse a pensar como una buena ilustrada.

Creo que he cambiado, y que estoy cambiando cada día. Las cosas que he afrontado durante la cuarentena me han hecho más humilde, me han hecho decir te quiero en vez de adiós porque nunca sabes si vas a volver a ver a esa persona. Me ha hecho ver las cosas buenas en lo peor y también que no siempre tienes que hacerte el fuerte, puedes sufrir, puedes pedir ayuda y apoyarte en tu familia. Mi situación no ha sido la peor ni de menos, pero a todos nos ha tocado un pedacito de infierno. Sé que Dios está con nosotros y está orgulloso viendo cómo cada uno de nosotros ha florecido tras esta tormenta.Creo que he cambiado, y que estoy cambiando cada día. Las cosas que he afrontado durante la cuarentena me han hecho más humilde, me han hecho decir te quiero en vez de adiós porque nunca sabes si vas a volver a ver a esa persona. Me ha hecho ver las cosas buenas en lo peor y también que no siempre tienes que hacerte el fuerte, puedes sufrir, puedes pedir ayuda y apoyarte en tu familia. Mi situación no ha sido la peor ni de menos, pero a todos nos ha tocado un pedacito de infierno. Sé que Dios está con nosotros y está orgulloso viendo cómo cada uno de nosotros ha florecido tras esta tormenta.No me había dado cuenta de todo lo que he ganado hasta que lo he escrito en este trabajo. He aprendido muchísimas lecciones de vida. Que nunca es demasiado tarde para empezar o retomar un propósito, que estás a un mensaje de texto de alegrarle el día a una persona, y que tus padres son personas que un día fueron como tú. Que perdonar te quita una carga a ti y al prójimo, y mejora la situación entre vosotros. Y que estamos a un segundo de que pase cualquier cosa, así que no tenemos tiempo que perder. La sociedad que saldrá de sus casas será una sociedad atenta, solidaria y presente, que ha superado situaciones en las que nadie se había visto metido. Tengo ganas de salir y volver a conectarme con el mundo. ¿Quién dice que 2020 no es nuestro año? Estamos creciendo desde dentro para volver más fuertes que nunca el que viene. Incluso se puede considerar un milagro para estudiantes como yo, que les han dado la oportunidad de volver a centrarse y conseguir metas. Vamos a aprovechar lo que queda de año, y apreciar lo que tenemos.

María Rueda. BACH. Madrid

Marcos Arijita3º ESOOviedo

mi nuevanormalidad

que esta llama no se apague

En un principio el confinamiento no me resultaba algo que pudiese significar una amenaza tan grande para el mundo. Cuando iniciamos el confinamiento pensaba que este duraría un par de semanas. Una vez que comprendí la gravedad de la situación, entendí que los efectos serían devastadores y por un tiempo me sentí un poco desconcertada y preocupada por el futuro. Era y soy consciente del gran sufrimiento que están viviendo muchas familias, las cuales durante mucho tiempo no pudieron visitar a sus familiares enfermos y en muchos casos ni despedirse de ellos. Por esta razón, el confinamiento no resultó una tarea complicada de cumplir porque sabía que con ella estaba ayudado a muchas personas a juntarse con sus seres queridos lo antes posible. Los aplausos diarios de mis vecinos eran verdaderamente esperanzadores y me llenaban de alegría. Me recordaban que no estábamos solos, y por un momento te hacían reconectar con la antigua normalidad y daban esperanzas para el futuro. En concreto, en mi comunidad de vecinos cuya media es elevada, me preocupa el riesgo al que todos ellos estaban expuestos y sabía que el mínimo erro que cometiese podría tener consecuencias graves para ellos y por lo tanto me alegraba mucho siempre verlos un día más. Mi convivencia en casa ha sido óptima. He podido utilizar esta cuarentena para pasar más tiempo con mi hermano y, a pesar de que he tenido diversas discusiones a lo largo de la cuarentena siempre el perdón acababa arreglando la situación. Hemos aprovechado para hacer algunas actividades de familia como la pastelería o juegos de mesa que en otras ocasiones no se nos hubiese ocurrido hacer. Además todos hemos puesto de nuestra parte para hacer el área de estudio y trabajo de cada uno lo más cómoda posible, cosa que yo he agradecido inmensamente. Mis sentimientos durante estos meses han sido bastante heterogéneos. En un principio no estaba muy preocupada porque confiaba en nuestro servicio sanitario. Más tarde comencé a sentir un poco de ansiedad al recapacitar sobre la gran incertidumbre que presentaba el futuro, y sentía un poco de claustrofobia al no haber podido salir en tanto tiempo. Todo cambió tras haber pasado el pico de fallecimientos. Comencé a tener más esperanza. Me sentía muy afortunada de mi situación, encontrarme en una casa con todas las comodidades posibles y suficientes aparatos electrónicos para poder seguir mis estudios con normalidad.

Actualmente siento un gran respeto por todos los sanitarios que pusieron sus vidas en riesgo, y desafortunadamente muchos la perdieron, intentando ayudar al prójimo. Creo que este sentimiento lo llevaré siempre conmigo y pienso que una actitud tan noble como ésta no debería ser olvidada.Salir de casa es algo que todos dábamos por hecho. Pienso que, por nuestra naturaleza, las personas en muchas ocasiones no apreciamos las cosas que tenemos hasta que se nos escapan de las manos. Nunca entendí lo mucho que me importaban mis caminatas diarias hacia el colegio por las mañanas, en las que me preparaba mentalmente para afrontar el día con la mayor energía posible, en las que podía escuchar a los pájaros cantar y ver cómo se apagaban las farolas de la calle. Por esta razón, al salir ahora, soy capaz de apreciar cada paso como un tesoro que debo guardar y valorar porque se que nada es permanente.He adquirido muchas nuevas costumbres este confinamiento, pero sobre todo durante este tiempo he sido capaz de pararme y meditar sobre muchas cosas que nunca me había planteado con seriedad. Tales como la manera en la que me comporto con las personas que me rodean, si tengo que cambiar algo de mí, el tipo de amistades que poseo y lo mucho y poco que valoro algunas de ellas. He aprendido que debo valorarme más y que no tengo por qué tener miedo de ser juzgada por ser yo misma ya que es parte de la vida. En cuanto a las costumbres, he comenzado a dedicar un mayor tiempo al día a mi familia y trato de mantenerme en contacto diario con aquellos que no viven cerca. Este tiempo también me ha inspirado a realizar actividades nuevas o cosas que había dejado aparcadas, como empezar a tocar la guitarra o leer algunas novelas que siempre he querido terminar o empezar en algún caso.

Si he sentido la presencia de Dios estos días. La verdad es que pienso que Dios está siempre acompañándonos, pero le percibimos más cuando ocurre un evento que nos hace sentirnos solos y cuando no podemos acudir a otra persona para pedir ayuda. Él siempre está allí sin juzgar y sé que siempre estará conmigo, esto me da esperanza y me hace sentirme alegre y me sobrecoge porque se que hay alguien que siempre me va apoyar y va a saber cuáles son mis defectos, pero no le va a importar. Mi vida, igual que la del resto del mundo, va a cambiar drásticamente después de todo lo ocurrido, y con esto no quiero decir que vaya a cambiar negativamente. Creo que todos durante un largo tiempo aprenderemos a apreciar los pequeños momentos, desde cuando socialicemos a cuando estamos solos haciendo actividades metódicas como ir en transporte público. Hemos aprendido a entender la fugacidad del tiempo y sabemos que cada uno de nosotros somos necesarios para que la sociedad funcione. Después del confinamiento el mundo se enfrentará a una gran crisis, pero, por alguna razón, tengo una gran confianza en que sabremos ayudarnos para intentar hacer este proceso lo más sencillo posible para todos. No creo que me haya ocurrido ningún milagro durante esta cuarentena, pero si que me ha hecho darme cuenta del milagro verdadero que es el mismo hecho de estar aquí todos los días y poder tener todos los privilegios que tengo, tener una familia, una casa, una educación… en general tenemos un privilegio por el solo hecho de nacer. Es posible que si que haya ocurrido un milagro durante este tiempo y es el del movimiento de lucha contra el racismo. Aunque el inicio de esta masiva protesta tiene su origen en un hecho atroz, ha conseguido abrir los ojos a tantas personas y entender a otros muchos que el problema se puede solucionar si todos nos unimos por una misma causa. Ambas luchas, contra el racismo y contra la pandemia del coronavirus me han hecho pensar en la humanidad como una unidad. Me siento altamente afortunada de vivir en el periodo de tiempo en el que estamos, ya que ahora más que nunca toda la humanidad parece ser capaz de unirse para hacer del mundo un lugar justo y seguro para todos, en el que sea posible el cambio y el perdón y espero que esta llama que parece haberse encendido ahora, no se apague nunca.

Matilde BonalumiBACH. Madrid

Esta experiencia me ha hecho pensar sobre la vida y la muerte y, aunque fuese creyente antes del confinamiento, he podido reflexionar acerca de que entiendo yo por fe y creo que mi relación con Dios se ha reforzado, en general durante este año. Se que Él está conmigo siempre ayudándome y sé que, aunque ocurran cosas malas que en ocasiones son inexplicables y demoledoras, creo que en esos momentos debemos estar más unidos que nunca. No creo que Dios quiera este sufrimiento para nosotros, esto es fruto de nuestra propia existencia y por ello no quiere decir que Dios no está allí para ayudarnos y consolarnos y agarrarnos en sus brazos y entregando su eterno amor.

Andrea González3º ESOLaviana

En época de confinamiento como la que estamos nos surgen dudas, pensamientos, ideas, preguntas... Tanto es el tiempo que pasamos en casa, y mayoritariamente solos, que nos hace reflexionar sobre cualquier aspecto, ya sea de nuestra vida o del mundo entero. Para mí, tantos días de confinamiento me han servido para cambiar, progresar, conocerme mejor interiormente y aspirar a ser una mejor persona. Me ha hecho darme cuenta de qué cosas son vitales y qué otras simplemente son pasajeras. De la importancia que tenían esos pequeños ratitos con mis amigos un sábado por la noche, esas visitas a mis abuelos o las comidas familiares en el chalet. De lo que disfrutaba yendo a esas clases de baile, algunas interminables y duras en época de musical, pero todas maravillosas y que ahora anhelo más que a nada. Incluso de todos esos días en el colegio quejándome de todo lo que tenía por hacer y estudiar; sí, hasta eso lo echo de menos porque me permitía ver todos los días a personas que quiero muchísimo y que ahora echo en falta.

Por ello es vital aprovechar cada segundo de nuestras vidas y ahora me doy cuenta de todo lo que podría haber hecho estos mese atrás y que puede que en la nueva normalidad no vaya a poder hacer.Mi relación con las personas de mi casa ha sido un poco intermitente. Hemos ido teniendo algunos choques al estar tanto tiempo encerrados, pero por otro lado hemos pasado más tiempo juntos e incluso he podido hacer que mis padres me conocieran aun mejor. He conversado más con ellos y disfrutado de cada ratito a su lado por corto que, a veces, fuera.Y en relación con la gente de fuera, básicamente he podido comprobar quiénes eran personas de verdad importantes en mi vida y qué otras no lo eran tanto. Quiénes están siempre ahí, para lo bueno y lo malo, y qué otras simplemente no echas de menos. Así he podido fortalecer la relación con la gente importante para mí, como mis abuelos, tíos y primos, con quienes hago videollamada todos los domingos antes de comer. O con mis compañeros y amigos del colegio, que siempre estamos en contacto para lo que necesitemos y así aprovechar al máximo las clases online. Incluso he podido retomar el contacto con gente con la que no hablaba desde hace mucho o que no veía desde hace tiempo, ya que ahora tenemos más tiempo para mirar fotos o grupos de WhatsApp antiguos y darnos cuenta de la buena relación que teníamos con gente en el pasado y que ahora se ha esfumado. Creo que lo más importante es no alarmarse por toda la situación que estamos viviendo. Hay que ser conscientes de todo y precavidos por lo que pueda venir, pero sin dejar de mantener la calma y actuar correctamente para así ayudar a que todo evolucione mejor. Gracias a esto aprenderemos muchas cosas. Sí, aparte de lo ya aprendido durante el confinamiento, después de esto reflexionaremos sobre nuestras vidas, la relación con la gente que nos rodea y la importancia de disfrutar cada momento que se nos presenta en la vida. Muchas veces no valoramos un simple abrazo o una muestra de cariño y ahora que no lo podemos tener, nos hemos dado cuenta de su gran importancia y necesidad.

Sofía Vila1º BACH. Carcaixent

qué cosas son vitalesy qué otras son pasajeras...

Además, este tiempo me ha hecho pensar. Demasiado diría, pero lo ha hecho. Me ha ayudado a saber qué cosas eran las más importantes en mi vida y a ponérmelas delante para así lograrlas. Ahora tengo más claro cuáles serán mis objetivos cuando salga de este confinamiento y ya no tengo tanto miedo por lo que pueda venir más adelante. También me ha ayudado a reflexionar sobre la fugacidad y lo rápido que ha pasado todo este período cuarentena sin darme cuenta y sin prácticamente hacer nada.

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Èlia Torres3º ESO Tremp

a solas con nosotros mismos

Como todos sabemos estamos viviendo una situación muy extraña. Nunca nos habríamos imaginado que unos meses después de empezar el año, estaríamos en casa encerrados sin poder ver a familiares, amigos, sin poder salir a la calle...Bueno pues como ya he dicho es una situación extraordinaria pero que podemos aprovechar para ciertas cosas. Una de ellas es valorar todo lo que tenemos, un simple abrazo, una reunión en el patio del colegio con tus amigos o ir un domingo con tu familia a misa y luego sentarte en una terraza tomarte el aperitivo.Creo que muchas personas a raíz de esta situación van a valorar mucho más lo que tienen y van disfrutar el presente como nunca, apreciando así los pequeños detalles. Otra cosa que muchos de los cristianos hemos hecho es hablar con Dios y es que esta es una situación maravillosa para hacerlo.Estos meses hemos estado teniendo muchos momentos a solas con nosotros mismos. Antes de esto, utilizabamos estos momentos a solas para pensar en que teníamos que hacer el siguiente día o para repasar un párrafo que no te sabías mucho del examen de la mañana siguiente. Sin embargo, estos días no tenemos en mucho que pensar por lo que tenemos tiempo para nosotros mismos. Reflexionamos sobre la situacion que estamos viviendo y hablamos con Dios sobre ella. Dios siempre nos escuha, y se alegra de que nos acordemos de Él. En este caso, mucha gente que esta hablando con Él, está pidiendo que esta situación no se alargue mucho más y que todos sus familiares esten bien, porque sí, por desgracia han muerto miles de personas en el mundo a causa del coronavirus.Pero..., que ayuda a la gente a no derrumbarse, a seguir en pie? La esperanza. La esperanza de que Dios nos ayude. Que nos ayude a que no sigan muriendo miles de personas, que nos ayude a encontrar una cura y que nos ayude a volver a la normalidad. los cristianos siempre hemos tenido esperanzas y hemos confiado en Dios, por ejemplo, cuando un familiar enferma, pedimos a Dios que por favor se recupere y que no le pase nada.

Sin embargo, esta situación es más compleja ya que son muchas personas las que están falleciendo en muy poco tiempo, pero eso no nos quita la esperanza, nos ayuda a ser más fuertes y a confiar en Dios que nos ayudará a salir de todo esto. Una de las principales razones por la que los cristianos debemos tenr esperanza, es básicamente ese echo, el de ser cristianos. Y es que si somos cristianos, es porque confiamos en Dios y sabemos que el quiere lo mejor para nosotros. Otra razón, también podría ser porque no nos queda más solución, no quiero decir que tener esperanza es lo único que puedes hacer, pero como ya sabemos, la esperanza es lo último que se pierde como se suele decir. Y en este caso, esta frase nos viene muy bien porque si no tienes esperanza en estas situaciones estarás un poco fastiado.Pero no todo es malo, el mundo ha sufrido algunos cambios desde que estamos encerrados en casa. Uno de ellos es que ahora las personas nos hemos vuelto más sensibles con el prójimo, ahora cuando vemos a alguien que está sufriendo empatizamos más. Un ejemplo de ello es en la urbanización, los vecinos nos apoyamos unos a otros de modo que si un vecino es farmaceútico, podrá traer medicamentos a los mas mayores para que no tengan riesgo de contagio ya que son más propensos. Ese es un ejemplo de muchos.

Otra de las cosas buenas es la contaminación,al estar 3 meses sin apenas utilizar transporteprivado entre otras muchas cosas,la contaminación ha reducido drásticamnete,cosa que necesitabamos porque el planetaestaba un poco perjudicado. Por lo tanto,como acabamos de ver,hemos sacado cosasbuenas de estoy no todo es malo. Por último, voy a hablarun poco más de nosotrosmismos, del encuentropersonal.Ahora tenemos muchotiempo para estarcon nosotros mismos.

Lucía MuñozESO. Madrid

Podemos aprovechar para recapacitar sobre lo que queremos en nuestra vida, sobre que queremos cambiar de ella, la forma de verla, como valorar los pequeños detalles, apreciar algo... En estos momentos podríamos pararnos a pensar sobre una cosa que todo ser humano "sufre" Lo que quiero decir es, que muchas veces, no valoramos las cosas lo suficiente a que las perdemos. Nos creemos que por querer tanto a X persona, nunca la perderemos pero no es así, y durante el tiempo que estamos con esa persona no la valoramos lo suficiente. Nos damos cuenta de esto después de perderla. Un ejemplo es con la pérdida de algún familiar, que cuando somos conscientes de que no volverá, nos paramos a pensar en todos esos momentos de la vida en el que le podías haber dicho un simple "te quiero" o tan solo haber disfrutado más ese momento. Esta es una de las tantas cosas en las que nos podríamos parar a pensar. También podemos pensar en nuestro bien, con esto me refiero a pensar que es lo que queremos para nuestra vida y que es lo que queremos eliminar de ella, las malas amistades, los malos hábitos... Finalmente quiero decir que tenemos que cuidarnos mucho tanto unos a los otro como a nosotros mismos porque nosotros, somos la única persona que vamos a estar junto a ella toda la vida.

Estaba confusa, para mí era todo nuevo, pero poco a poco me fui acostumbrando, y reo que ya lo domino bastante bien. Al principio me agobié, no sabía que hacer tantas horas encerrada en casa, pero después me di cuenta de que no es tan malo, tienes muchas cosas que hacer, cocinar, leer… Eso sí, echaba de menos a mis amigos y familiares, sobre todo a los familiares. Una cosa que he aprendido en esta cuarentena es que hay que valorar las cosas que tienes a tu alrededor, y que, la mayoría de veces no las valoramos como deberíamos, los familiares, los amigos…También me ayudó mucho tener los vecinos que tengo, me he relacionado más con ellos en esta cuarentena que en toda mi vida… Nuestro balcón comunica con el de los vecinos de puerta, así que hacíamos comidas los sábados para animarnos, cada uno con sus vasos y sus cubiertos. Y los domingos no podía faltar tomar el vermut. Eso me ayudó muchísimo, el poder relacionarme con otras personas. Más tarde a los niños nos empezaron a dejar salir a pasear una hora al día, la verdad, al poder salir me dejé de agobiar tanto. Lo que más me impactó fue el primer día que fui con mi madre a comprar, no me esperada ver a la gente así, la gran mayoría de las personas con mascarillas, separadas unas de otras…

Expresar los sentimientos y las emociones no suele ser fácil, y menos refiriéndose a un tema que hoy día engloba a todo el mundo, el coronavirus y la cuarentena… Cuando mis padres me dijeron que no volvería a la escuela en quince días, sinceramente me puse contenta, pero después pasó otra semana, y otra, y otra… Comprendí que no volvería a ver a mis amigos en una temporada, en una larga temporada…

recuperar la vida normal

Verónica Blanco. Laviana

Al perder la rutina estaba un poco despistada, bueno, yo y mis padres. Al principio los profes nos mandaban deberes por Educamos para hacerlos por la mañana, la verdad, estaba estresada ya que no entendía cosas y eran demasiados deberes. Más tarde llegó Teams, me volvió a pasar, me estresé, no sabía cómo funcionaba, cómo mandar tareas.

Después empezaron las fases de la desescalada, poder ir a la segunda residencia me ayudó bastante, poder visitar el pueblo… Sinceramente, en el pueblo no se vivió la cuarentena y el confinamiento como en la ciudad. Allí no viven en pisos, la mayoría tienen jardín o una gran terraza,así que es mucho más fácil llevar bien el confinamientoporque te puedes mover más que en casa. Ademásal haber menos de cinco mil habitantes no hay horariospara salir a pasear, correr, hacer deporte… Eso meayudó mucho psicológicamente ya que no pasabanpolicías con los altavoces a todo volumen…Y ahora, al entrar en la fase dos ya tenemos que aprendera convivir con la nueva normalidad, ya se puede entrar dentrode un bar, o en terrazas como antes… Además ya se puede

ir a la playa, hoy sin ir más lejos, voy a ir a mi casa en la playa de Rodiles a estrenar mi nueva tabla de paddle surf, que lo estaba deseando desde que me la regalaron en Navidad. Yo creo que esto me va ayudar bastante, a mí y a muchísima gente, ya que poco a poco volvemos a recuperar la vida normal.Ahora más que nunca, debemos cuidarnos los unos a los otros usando mascarilla, guardando la distancia y lavándonos mucho las manos para evitar un rebrote y que no tengamos que pasar por otro confinamiento.

Laura Gálvez3º ESOOviedo

miradasCOVID-19

Al menos, como dicen, de todo lo malo se saca lo bueno y eso es lo que saqué, a mí me cuesta mucho organizarme y al hacer clases online hay que organizarse mucho, y me ha ayudado mucho a aprender. Durante estos días ha vuelto el fútbol pero sin público, y sé perfectamente que el fútbol no es lo mismo sin él, pero es mejor hacerlo así porque de esta manera evitaremos que se propague más el virus y que quede menos para que vuelva todo a la normalidad como debería ser, con nuestros amigos de fiesta, todos juntos; con la familia, con la abuela que hace tiempo que no ves, poder abrazarla sin tener miedo del virus. Pero todo lo bueno tarda en llegar, aunque un día más es un día menos y ya la mayoría de España estamos en fase 2, y eso nos permite hacer muchas más cosas, siempre que respetes las normas de seguridad. Debemos saber que este año pasará a la historia por la pandemia, podremos decir pues que vivimos esa época, al menos podemos estar “orgullosos” de vivir historia. Esta cuarentena me ha devuelto algunas actividades que había olvidado, como tocar la guitarra, antes lo hacía casi una vez por semana y ahora lo hago cada día y estoy aprendiendo mucho. Cada persona aprovecha estos días para hacer sus hobbies y así hacen estos días más ameno. Lentamente estamos recuperando nuestras cosas como por ejemplo volver a salir de casa aunque sea para hacer deporte o salir a dar un paseo con nuestros amigos, siempre con un límite de personas, distancia, y mascarilla por delante, pero lo importante es que el virus se extinga cuanto más rápido mejor, aunque haya personas que no lo respetan y al final acaban contagiados o multados por la autoridad, así que si en vuestra ciudad o pueblo aún no os dejan salir no lo hagáis, y si lo tenéis que hacer que sea por algo de provecho como por ejemplo ir a comprar, de todo lo contrario no merece la pena salir, y de la gente que pueda salir, que respete las medidas de seguridad y distanciamiento porque si todos hacemos caso esto acabará más pronto.

Toni Ramírez3º ESO. Tremp

un añoque pasaráa lahistoria

El virus empezó hace casi tres meses, durante dichos meses tuvimos que cambiar nuestra rutina por completo, y a otros les cambió la vida, o por la forma de trabajar o por la mucha gente que se quedó en paro, al menos hemos adelantado en tanto el estudio online. Estas épocas son de pura responsabilidad, ya que tus padres no te controlan cuando estás quedando con los amigos y tienes que respetar los dos metros y ponerte la mascarilla.

Alejandra EchanoveESOMadrid

Aquel 10 de Mazo -día en el que salí a la calle con mis amigos por última vez- no podía imaginarme todo lo que iba a cambiar nuestra vida, y en particular la mía.Desde aquel momento comencé a experimentar sentimientos tales como la incertidumbre, la preocupación o incluso el “abandono”. Estando en un año tan crucial de mi vida, ¿cómo podía estar sucediendo un desastre de tales dimensiones? ¿Qué había hecho yo? Los primeros días no dejaba de culparme y únicamente veía el lado negativo; podía perder el curso por el que tanto había trabajado, estaría meses sin ver a mis amigos, no podría volver al colegio… En definitiva, perdería todo aquello que hasta el momento me había parecido cotidiano y muchas veces insignificante o molesto tal como madrugar cada día para ir al colegio. Sin embargo, con el paso de los días estas sensaciones cambiaron.

Por otro lado, además de centrarme en mí, he valorado cada día a mi familia. Aunque acciones tan simples como cenar o comer en familia parezcan muy sencillas, pocas veces antes del confinamiento he podido disfrutar de mi familia unida principalmente por motivos laborales.A pesar de que estos pequeños nuevos hábitos hayan supuesto para mí un momento de felicidad y de agradecimiento, también se han convertido en momentos dolorosos o amargos. Durante la comida o la cena todos nos reuníamos enfrente del televisor y observábamos con gran tristeza como millones de familias tanto españolas como de todo el mundo perdían a sus seres queridos. Además, también veíamos poco a poco como familias (a pesar de seguir unidas) también han llegado a perderlo todo: un proyecto por el que llevaban años trabajando, los ahorros de toda una vida, puestos de trabajo ilusionantes…Con el paso de las semanas el clima de crispación entre los ciudadanos ha ido en aumento. Los sonidos de la tarde comenzaron a dividirse entre aplausos y caceroladas y, a pesar de ser lícitos ambos movimientos, únicamente han causado más dolor y enfrentamientos. La desesperación ha comenzado a apoderarse de muchos de nosotros ya que nos encontramos a la deriva ante un futuro por ahora incierto, aunque no parece favorable. Tras todos estos acontecimientos muchos fieles (incluida yo) hemos podido pensar ¿dónde está Dios ahora? ¿Acaso él también nos abandona? Son preguntas un tanto injustas pero que resultan inevitables al situarse ante un desastre de tal calibre.Al principio llegué a pensar que Dios ya no se fijaba en nosotros, que no se preocupaba por aquellos que nos hemos respaldado en él ante las adversidades. Sin embargo, al igual que en acciones tan simples como sentarme en una terraza con mis amigos o pasear con mi familia, también he encontrado la figura de Dios en cosas que hasta ahora me parecían comunes. Para mí, hoy en día supone un auténtico milagro poder disfrutar de mi familia y que todos mantengamos la salud tanto física como ahora en mi caso mental. Es un auténtico milagro que pueda seguir manteniendo a todos mis seres queridos y que pueda seguir conservando mi casa o mis bienes, algo con lo que muchas familias hoy en día sólo sueñan.

proceso de perdóny nueva "felicidad"

No encuentro realmente una razón, pero decidí aprovechar este tiempo para centrarme en mí.Siempre me he sentido bastante condicionada por el resto a la hora de tomar decisiones o incluso he llegado a sentirme insegura. Por ello, yo he enfocado mi cuarentena a la recuperación del amor propio. Al pararse el mundo, yo me paré con él y decidí pensar.Tras mucho tiempo de reflexión (entre estudios) he llegado a la conclusión de que debo convertirme en la única dueña de mis decisiones, buscando siempre mi felicidad. Por ello, para mí esta cuarentena ha supuesto un “proceso de perdón” hacia mí misma por todas aquellas veces que no he sido capaz de decir lo que pensaba o que, debido a la opinión del resto, me he visto obligada a actuar como alguien que en realidad no soy.

Además, también he podido ver a Dios protegiendo a todos los sanitarios que han luchado por nosotros o en cada acción solidaria llevada a cabo por uno de nosotros. Numerosas asociaciones religiosas se han volcado en la recogida de alimentos o incluso se han modernizado llegando a ofrecer “misas online” para todos los fieles.Al principio llegué a pensar que Dios ya no se fijaba en nosotros, que no se preocupaba por aquellos que nos hemos respaldado en él ante las adversidades. Sin embargo, al igual que en acciones tan simples como sentarme en una terraza con mis amigos o pasear con mi familia, también he encontrado la figura de Dios en cosas que hasta ahora me parecían comunes. Para mí, hoy en día supone un auténtico milagro poder disfrutar de mi familia y que todos mantengamos la salud tanto física como ahora en mi caso mental. Es un auténtico milagro que pueda seguir manteniendo a todos mis seres queridos y que pueda seguir conservando mi casa o mis bienes, algo con lo que muchas familias hoy en día sólo sueñan. Además, también he podido ver a Dios protegiendo a todos los sanitarios que han luchado por nosotros o en cada acción solidaria llevada a cabo por uno de nosotros. Numerosas asociaciones religiosas se han volcado en la recogida de alimentos o incluso se han modernizado llegando a ofrecer “misas online” para todos los fieles.Frente a tanto dolor y sufrimiento vivido durante estos días, me reconfortó saber que no somos invisibles y que Dios aún estaba con nosotros. Sin duda, el confinamiento también me ha ayudado a reforzar mi fe y a valorar aquellos valores que mis padres me han ofrecido desde que era niña. Fue un alivio saber que, frente a tanta muerte, finalmente esos luchadores descansarán en paz esperando a todos los que aún seguimos aquí intentando recomponernos de este duro golpe. Actualmente nos encontramos en una situación desconocida hasta ahora y nos acompañan sentimientos como el miedo o la preocupación. Sin embargo, por encima de esas malas sensaciones debe encontrarse la esperanza. Están por venir tiempos difíciles en cuanto a la economía o incluso dentro de la propia sociedad con factores como la pobreza o el riesgo de exclusión social pero, a pesar de esto, tengo la esperanza de que esta situación nos haga mejorar como ciudadanos y sobre todo espero que nos permita valorar no tanto lo que tenemos sino a quién tenemos a nuestro lado. Otro factor fundamental que desgraciadamente aún queda por pulir en estos días es el del respeto. Son imprescindibles el trabajo en equipo, la unidad y la tolerancia.

Por muchos factores positivos que me ha aportado el confinamiento (incluido el perdón) para mi es muy complejo perdonar a aquellos que, en momentos de necesidad en los que debemos buscar el avance de todos juntos sin dejar a nadie atrás, buscan el enfrentamiento o la división entre los ciudadanos de nuestro país. En estos momentos, tal y como Dios nos enseñó, no importan las características que poseamos: izquierda o derecha, ricos o pobres, jóvenes o ancianos… debemos ser solidarios y tener en cuenta al prójimo. Es primordial actuar como nos gustaría que hicieran con nosotros y sobre todo respetar y tratar de buscar soluciones comunes que nos permitan volver a la normalidad. La anterior normalidad poseía grandes defectos tales como el inconformismo, el egoísmo o la falta de empatía. En este tiempo he aprendido que todos unidos podemos convertir aquello a lo que muchos ya llaman “la nueva normalidad” en un lugar mejor para todos en el que se prioricen la solidaridad frente al propio interés, la capacidad de valorar frente al a veces inevitable sentimiento de inconformismo o el amor frente al enfrentamiento.Algunos todavía pensarán que es inconcebible pensar que esta devastadora situación pueda dejarnos algo bueno, pero yo, después de haber pasado de la desgana a la productividad y de la tristeza a esta “nueva felicidad” y sentimiento de agradecimiento confío plenamente en las segundas oportunidades o en este nuevo comienzo que está por llegar. La moraleja de este confinamiento o la mejor enseñanza para mí es que nunca estamos solos. Hemos conseguido ir reduciendo poco a poco a este invisible enemigo mediante el trabajo y el sacrificio conjunto. Ahora que precisamente se aproximan tiempos difíciles debemos seguir derrotando otra serie de enemigos que, a pesar de no causar niveles tan elevados de mortalidad, nos convertían en una sociedad egoísta. Además de mi fe en Dios durante el confinamiento, aunque pueda sonar un argumento ingenuo o quizás impropio de la situación, he recobrado la fe en la existencia de gente buena, solidaria que puede convertir nuestro nuevo día a día en un lugar en el que todos podamos mejorar unidos. Ojalá nada de esto hubiera pasado, pero como no tenemos el control del tiempo, creo que nuestra arma más poderosa en este momento es nuestra mente. Debemos ser capaces de recapacitar y de corregir y desechar aquello que nos impedía ser felices o disfrutar de aquello que hoy en día pocos tienen al completo: la libertad. Es importante valorar los pequeños detalles, querer cada día más y jamás olvidar que estamos unidos y que podremos volver a disfrutar gracias a la lucha y a la ayuda conjunta de todos porque, unidos, somos mejores.

Lucía Abizanda. BACH. Madrid

Más de cuarenta días estuve junto con mi madre y mi padre encerrada en casa. Lo único que hacía, para no volverme loca, era ese aplauso a las ocho de la tarde, por los sanitarios y la gente que trabajaba en esos duros momentos. Salir a las ocho, respirar bien profundo, sentir el aire fresco en mi cara…era el momento de charlar con los vecinos como nunca lo habíamos hecho antes, pero mejor empiezo por el principio…El 13 de marzo nos enteramos de que tendríamos que estar en nuestras casas sin salir. Al principio, si he de ser sincera, lo agradecí, necesitaba ya unas “vacaciones”, sin exámenes, Ni colegio… No imaginaba que lo duro acababa de empezar, y no por no poder ver a familia y amigos si no porque los quince días se alargaron. He de reconocer también que me pasaron mucho más rápido de lo que esperaba.El confinamiento me ayudó a muchas cosas, entre ellas a reflexionar y pensar, al comienzo parecía una historieta surrealista, había muchas preguntas sin respuesta, muchas dudas que esperaban una aclaración, que no llegaba. Según iban pasando los días reaccioné y comprendí que aquello era serio, que no se podía dejar a la mitad, debíamos seguir aprendiendo y claro debíamos seguir conectados con nuestro cole.En efecto, comenzaron las tareas de clase, me agobié un poco, y por contradictorio que parezca, tenía tiempo de sobra y sin embargo parecía que no me daba tiempo a nada. A medida que fueron pasando los días, comencé a organizarme, establecí un horario hasta que todo volviera a la normalidad. Madrugaba, un poco de deporte, una ducha relajante y a hacer deberes, trabajos.Pero una de las cosas que nos regaló este confinamiento fue el tiempo, y tan bien aprendí a gestionarlo, leí libros que tenía pendientes y nunca encontraba el momento, descubrí nueva música, vi películas, series, tuve tiempo de pensar.Pensaba en las cosas que me estaba perdiendo, el viaje de estudios, nada de piscina, ni de playa, ni fiestas, y luego pensé que igualmente era afortunada, el “bicho” no afectó a ninguno de los míos, tuve suerte, tuvimos suerte. De repente, como si emergiera de la nada, me di cuenta de que las cosas que no valoraba, y a las que no daba importancia, ahora eran casi vitales, ir a por el pan, sentarme en un banco a comer pipas, charlando con mis amigas, visitar a mis primas pequeñas… todo lo echaba de menos, por supuesto echaba de menos , los abrazos, las voces, las risas.

40-tena

De un día para otro todo puede cambiar. Ahora estamos en un momento especial, ya podemos salir, después de 50 largos días, y aunque vayamos con mascarilla, aunque tengamos que lavarnos las manos 100 veces, aunque no podamos abrazarnos, sí que he vuelto a escuchar las risas, las voces y he sentido la alegría del contacto con los míos. Tenemos que ser responsables para evitar que esto se repita.Quizás dentro de unos meses, años, nos acordaremos de esto, serán recuerdos de unos momentos que esperemos no vuelvan a repetirse.

Zaira González. Laviana

Iratxe Damas. 2º ESO.Zaragoza

imagine

Rocío JaramilloZafra

En primer lugar, voy a hablar de lo que supuso para mí estar tantos días encerrados. Los primeros días fueron muy amenos, porque era como si hubiera estado un fin de semana encerrada en casa y de algún modo parecía uno muy largo. Pero poco a poco, cada vez que iban pasando los días me daba cuenta de que el estar encerrados en casa no serían solo un par de semanas, así que, para no aburrirme y malgastar las horas, me organicé. Me hice un horario en el cual me dividía la semana para hacer cosas productivas. Todos los días de lunes a viernes tenía clase. Cuando acababa, comía y luego realizaba los deberes que me habían mandado. Por la tarde, realizaba alguna actividad como ejercicio, jugar a juegos de mesa con mis padres, dibujar… Y así, los casi dos meses que hemos pasado en casa se han hecho más divertidos y menos pesados. Con respecto a la situación que estamos viviendo, me ha hecho reflexionar sobre si de verdad es cierto que cuando la naturaleza está saturada envía algún tipo de catástrofe para relajarse un poco y poder recuperarse, como por ejemplo algún meteorito, glaciaciones, subida del nivel del mar o pandemias. Por otra parte, todo esto me ha hecho pensar y reflexionar sobre que es cierto que las personas no valoramos los pequeños detalles como el poder salir de casa o ver a un amigo, y que solo nos damos cuenta de ello cuando no lo tenemos o lo hemos perdido. Al principio mi relación con los que estaban en mi casa era la misma que cuando no estábamos confinados. Sin embargo, gracias al aburrimiento de estar encerrados y no poder salir de casa, empezamos a hacer más cosas juntos, como jugar a juegos de mesa ver series y películas o cocinar, y todo eso hizo que nos uniéramos más y pasáramos más tiempo juntos. Un tiempo que, si no hubiéramos estado confinados, no habríamos compartido porque ellos estarían trabajando y yo en el colegio, y el fin de semana saldríamos con los amigos y tampoco estaríamos juntos.

Por otro lado, mi relación con mis seres queridos que estaban fuera ha sido muy normal gracias al WhatsApp. Eso sí con mis amigos más cercanos hacía videollamada todos los días y con el resto una o dos videollamadas a la semana.

Clara Ortiz1º BACH. Carcaixent

aprendamosde lo bueno y de lo malo

Aunque lo que realmente ha cambiado mi relación con ellos es que cuando alguno de ellos cumplía años, nos uníamos más para celebrar su cumpleaños y que no se sintiera solo por estar encerrado en casa. Lo celebrábamos haciéndole un video en el cual salían todos sus amigos felicitándolo y tenía fotos con los mejores momentos vividos y, por las tardes, hacíamos una reunión virtual todos juntos y así le hacíamos pasar un rato divertido y se olvidaban de que no podían salir de casa. Así he vivido yo mi confinamiento. Y aunque ahora ya dejen salir, creo que la vida tal como la conocíamos antes de esto no será igual. Y debemos tener muchas precauciones para no volver a caer en esta pandemia. En mi opinión, debemos concienciarnos para tomar las medidas adecuadas. Aunque haya traído cosas buenas, como que la familia esté más unida y que el medioambiente esté más limpio, el hecho de que una persona esté tanto tiempo en casa y sin relacionarse con otras personas es perjudicial y malo para la salud física y mental. Ojalá aprendamos de lo bueno y de lo malo.

Chiara AvolaMadrid

desde mi interior

Son tantas emociones diferentes que no se ni por donde empezar. Todo vino muy derrepente, no estábamos preparados para esto, nos lo tomábamos a broma y al principio parecían unas vacaciones o un descanso, pero todo iba a más sin darnos ni cuenta. Las dos primeras semanas eran muy raras pero soportables, descansabas de la rutina, de la vida… pero todo tiene su parte mala, y a partir de la segunda quincena empecé a sentirme mal conmigo misma, con la gente, con el mundo, era algo que nunca había sentido. Necesitaba recuperar mi vida. Fueron unas semanas muy duras, viendo cosas muy desastrosas, no se hablaba de otra cosa y yo me agobiaba, me agobiaba pensar que nunca terminaría, que mi familia pudiera vivir aquello, que probablemente no volvería a ver algunos de ellos y tampoco despedirme. Eso me hizo valorar lo que tenía y que era mas importante que cualquier cosa material. aprendí que mi vida de antes era perfecta vista desde fuera y que debería saberlo y aprender para disfrutarla. Hasta el día de hoy aprendí muchísimas cosas pero ojalá lo hubiera de otra manera y en otra situación, pero era algo inevitable. Poco a poco te vas acostumbrando a tu nueva vida pero me cuestan mucho los cambios tan radicales, de un día para otro pasamos de una vida normal a estar encerrados, a no poder vernos, tocarnos, abrazarnos… y un millón de cosas más por las que renunciamos y renunciaremos. Había días mejores, días peores pero todos con una espinita clavada, de qué pasará, cuándo… Cuando a un adolescente le dicen que no va tener clases en unos días supone un poco de alegría pero cuando van pasando las semanas y ves que la situación va a peor, cambia. Este es nuestro último curso después de 13 años juntos y no es muy agradable despedirse así. Probablemente no vayamos a estar todos juntos en una clase nunca, o a recibir una bronca conjunta, o a hacer alguna travesura, simplemente enfadarte con el de al lado por una tontería o recibir un abrazo por parte de ellos cuando estás mal y lo necesitas.

Después de 13 años juntos, no son compañeros ni amigos, son familia, son mi segunda familia y quizás me ven más que los de la primera. Durante todo el confinamiento todos me decían que no era para tanto, que encontraría más compañeros, que me iba a olvidar de ellos y no es así, son muchos años de momentos que nunca en la vida voy a olvidar, y nunca es nunca. No voy a tirar por la borda desde el momento en que entramos y éramos casi unos bebes llorando por las esquinas hasta el día de hoy, que seguimos teniendo una pequeña parte de nuestra mentalidad de bebes pero aunque no lo parezca, hemos madurado un poquito como personas. Podría estar escribiendo toda la vida momentos con ellos, y a pesar de las discusiones, enfados, riñas, siempre están ahí y lo voy a echar mucho de menos. También es raro ver a los profesores a través de una pantalla, aprendes lo valioso que es poder ir a una clase y que te lo explique físicamente, entiendo que para ellos tiene que ser muy difícil también preparar estas clases y tareas tan especiales.

Otro tema que quiero destacar son los aplausos, el primer día que lo propusieron no pensaba ni mucho menos que iba a llegar a mi calle y me sorprendió, estaban todos los vecinos a las ventanas, gente que la mayoría no había visto en la vida y que ahí estaba apoyando y dando ánimos, los primeros días era algo raro para todos pero poco a poco fue haciéndose una costumbre, sabías que llegaba la hora y no había otra cosa que te pudiera importar más que salir ahí. A veces pasaba la policía dando ánimos y me caían las lágrimas, era muy duro aquello que estábamos viviendo y para ellos más aún y era muy bonito que sacaran ánimos que ni ellos tenían para darnos. Ojalá pudiera darles las gracias a cada no de ellos, a esos sanitarios que están salvando el mundo, a todos los que trabajaron para que pudiéramos pasar estos meses lo mejor posible arriesgando ellos sus vidas, a todos los que hicieron mascarillas para que todos estuviéramos protegidos de ese bicho que estaba arrasando …

Ojalá pueda despedirme bien de mis compañeros, de mis profesores, de mi colegio, de mi clase, de mi otra familia de siempre. Me llevo muchos buenos momento en este colegio y no los cambio por nada del mundo, sinceramente, no quiero irme a empezar otra aventura sin haberle puesto un punto a esto como se debe. Me gustan muchos las actividades que el centro nos da para hacer para trasmitir ánimos a otros compañeros. Cada video que sale en las redes me emociona, sobretodo uno de los profesores en los primeros días, me caían las lágrimas como una tonta, pero es que son muy grandes y hacen de todo todos los días por dar el máximo de ellos e intentar que nosotros lo hagamos también y sobre todo sacarnos siempre una sonrisa en las situaciones mas complicadas. Mis amigos se sorprenden de como hablo de ellos, pero es que no solo son mis profesores que van a clase a dar materia.

Y me da rabia que no todo el mundo vea esto como yo lo veo, que piensen solo en ellos, que no les importe nada todo lo que estaba ocurriendo, ni que volviera a pasar otra vez por culpa de esos pocos irresponsables. ¿De verdad tiene que caerles a ellos esta condena de perder a alguien para darse cuenta de lo que está pasando? Que impotencia, de verdad y me imagino lo que sienten todos los que trabajan para que esto termine pronto cuando hay gente que no valoran su trabajo.Y por último, quiero hablaros de cómo fue mi experiencia el primer día que salí y como estoy volviendo a la realidad poquito a poco. Mientras estábamos en cuarentena pensaba en el día que pudiera salir un montó y me lo imaginaba de otra forma, imaginaba poder abrazar, poder volver al principio de todo esto de un día para otro, pero no fue como yo planeaba. Cuando salí por la puerta tuve una sensación muy extraña, me emocionaba ver la calle

desde abajo, pero no era un día alegre como yo había planeado, la gente te esquivaba, nadie te hablaba, andabas con miedo, no era muy agradable. Mi paseo no fue muy largo pero si que fue muy bonito. Casi toda mi familia vivimos en la misma zona y fui recorriendo sus casas viéndolos a la ventana, era un poco agridulce por no poder acercarme mas pero merecía la pena después de tanto tiempo alejada de ellos.Ahora todo poco a poco va volviendo a la normalidad pero con un miedo en nuestro interior. Ya vi a muchos de mis amigos, familiares, compañeros… pero es realmente difícil no poder abrazarlos o estar junto a ellos.Yo le doy gracias a la vida de que todos los de mi entorno están bien pero se me cierra el corazón al ver esta situación, sobre todo las noticias de cada día que siempre hablan de lo mismo y alegrías hay pocas.Espero que todo esto termine pronto, ¡todo va a salir bien!

Alba SuárezLaviana

Sergi Llohan4º ESOTremp

Mi nombre es Alex y llegaba la hora de dormir, necesitaba algo para dormirme así que... ¿Por qué no pedirle a papa que me cuente otra vez la historia del coronavirus? - Papá ¿Me puedes contar otra vez la historia del virus maligno?- La del coronavirus.- Si, ¡Porfa! - Pero en cuanto te la cuente, te duermes. - Vaaaale. - En 2020, llegó a España en Co-Vid 19, un virus muy muy malo que nos hacía daño, fue entonces cuando nos tuvimos que quedar encerrados en casa y los superhéroes de cada ciudad, de cada pueblo, de cada país eran los únicos que nos podían ayudar.- Pero papá ¿Existen los superhéroes? -Nosotros no teníamos los típicos superhéroes como Superman, Batman... Teníamos unos médicos muy buenos, unos cajeros en tiendas espectaculares, unos policías tremendos, unos bomberos asombrosos y muchísimas más personas que también lucharon de una forma distinta, pero, nosotros también fuimos unos héroes y era muy fácil serlo, ¿Sabes cómo lo fuimos?-Os quedasteis en casa ¿No papa? - Si señor ¿Quién diría que quedándonos en casa ayudábamos tanto? En esas semanas que se hicieron tan largas pudimos disfrutar de la gente con la que convivíamos, no nos podíamos juntar con nadie más.

- ¿Ni con tus abuelos?- Tus bisabuelos son de alto riesgo, no los podíamos ver, teníamos mucho miedo de que el virus maligno los atacase.- ¿Y fue duro? - Duro se quedaba corto Alex.Fue entonces cuando me entraron unas ganas de ir a ver a mis abuelos, a mis tíos... Bueno, a toda mi familia.- Aragón tuvo un poco de suerte, conseguimos pasar a la fase 1 en la que ya nos pudimos juntar con los amigos, algún familiar... Después tuvimos un poco de problemas al pasar a la fase 2, pero Aragón es tan fuerte, que lo hicimos, en mitad de la tercera fase, los mejores científicos de cada país se juntaron y desarrollaron una vacuna que fue usada a partir de la cuarta fase - Papá, y ¿Por qué después de la cuarta fase? - Para sacar una vacuna hacen falta muchas pruebas, hacen falta muchas cosas y no lo pudieron hacer hasta la fase 4.- ¿Yo tengo esa vacuna puesta? - Al poco de que sacasen esa vacuna y todos los infectados se recuperasen, sacaron una vacuna mejorada en la que en la revisión de los 3 años se ponía y duraba toda la vida. -Papá ¿Podemos ir mañana a ver a los yayos? -Mañana por la mañana los aviso, a los yayos y a mi hermano y vamos a comer a casa de los abuelos ¿Vale? -Gracias papá. -Bueno, me has prometido que te ibas a dormir, así que venga...Y así acabó el día en el que mi padre me contó por segunda vez la historia del coronavirus, cada vez que me la cuenta me alegro de saber que aún queda gente como los médicos, los científicos que siempre nos ayudarán.

Óscar Millán4º ESO. Zaragoza

¿y fue duro?

María del Mar CalvoZafra

Durante este tiempo de cuarentena, mi cabeza ha sido y es como una locomotora que no ha parado de rodar, siempre pensando en todo lo que nunca antes me había parado a pensar. He aclarado cosas que tenía todo este tiempo enredadas en mi mente y me ha ayudado a ver muchas cosas las cuales antes no veía. Durante todo este tiempo, me he dado cuenta de las personas que verdaderamente están. Diciéndolo claramente, las puedo contar con la palma de una mano. Y esto me ha gustado porque quien antes pensaba que era mi amigo, esta cuarentena no se ha preocupado nada más que un par de veces o ni eso para preguntarme cómo estaba y como me iba todo. Me alegro porque sé que quien se ha preocupado por mí es que de verdad le importo. También he discutido conmigo mismo, muchas veces con el fin de aclarar lo que quería realmente en mi vida. Por ejemplo, ¿qué quiero estudiar cuando acabe segundo de bachillerato o qué circulo de amigos quiero tener para mi futuro para proporcionarme una estabilidad? También me ha ayudado a descubrirme un poco más. Antes de la cuarentena no tenía el suficiente tiempo para saber lo que me gustaba. Es decir, antes hacía cosas por impulsos, sin pararme a pensar si de verdad quería hacer eso o no, solo actuaba, no pensaba. Y al descubrirme, me he dado cuenta que tengo que cambiar algunas cosas de mí y de mi vida. La verdad es que, estar solo - pasaba en mi cuarto todo el rato - me ha gustado mucho. Es una sensación que, no sé, me gustó. Podía hacer lo que quisiera y cuando quisiera, sin tener que hacer cosas fuera de mi habitación, ya que no se podía salir de casa hasta hace bien poco. Este tiempo de confinamiento la gente dice que lo ha utilizado para estar con la familia y estar más unidos. Yo lo que he hecho ha sido encerrarme en mí mismo, cosa que llevo haciendo mucho tiempo y me arrepiento porque el tiempo pasa y, si no lo aprovecho con las personas cercanas a mí, después ya no estarán y me arrepentiré. Pero esto que ahora digo, lo llevo pensando mucho tiempo atrás, aunque no doy el paso. La verdad es que me cuesta mucho tomar decisiones.

cuarentena

Lo que a mucha gente le ha costado, que es no salir de casa, a mí no me ha costado demasiado, porque soy un chico al que le gusta estar tranquilo y solo en casa. Por eso no me ha costado, pero debo admitir que una vez sales, te sale una sonrisa en la cara y te sientes libre porque estábamos como encerrado en una ‘cárcel’.

Lo que me ha gustado mucho esta cuarentena ha sido que se ha reducido la contaminación del planeta. Con esto espero que mucha gente se haya dado cuenta de lo importante que es cuidar el medio ambiente y de que nosotros, los seres humanos, somos los que más daño le producimos. Por otra parte, lo que más me ha decepcionado ha sido que mucha gente, como en España o EEUU, no se creían que el virus existía. Se pensaban que era una invención del gobierno y por eso salían a hacer manifestaciones a la calle sin medidas de protección. Y me ha decepcionado porque sabiendo que hay un virus que es mortal, que ha afectado a mucha gente, hayan insistido en salir y poner en peligro sus vidas y la de sus familiares. Para acabar, esta cuarentena también me ha servido para hacer ejercicio, para organizarme cosas, para pasar tiempo en familia, etc. Solo espero que cuando acabe todo esto hayamos hecho un cambio de mentalidad en la forma de ver la vida, pero un cambio bueno, beneficioso para todos.

Víctor Escandell. 2º BACH. Carcaixent

Álvaro Gascón2º ESOZaragoza

Esta tarde me han dicho que no puedo volver al colegio que tengo que quedarme en casa por un tiempo incierto Lo llaman Covid 19, Coronavirus para mí y mis amigos ¿qué ha cambiado de ayer a hoy que no puedo ir a ningún sitio? Los parques, las clases, los recreos, las canchas de juego, todo es silencio, ya no se oye murmullo o jaleo qué haremos entonces si nos quitan lo nuestro… entonces llega la ilusión miles de almas al mismo son Redes sociales, televisión, radio y cualquier balcón todos a una demostrando reflexión e implicación cada uno eligiendo su mejor versión mostrando al vecino que con él nos sentimos mejor Agradecimientos a los profesionales por su labor aplausos, ¡incluso se oye por ahí un saxofón! alguien canta, dicen que así el mal se espanta la ilusión de mirar el reloj para salir al balcón Todo va a ir bien, todo pasará nos dicen sin parar he descubierto lo bien que con la familia se está y aunque mi deseo es que todo acabe ya me quedo con lo grande que es la humanidad.

coronavirus

Helena AlonsoMadrid

Son complicados los momentos que, como a todos, nos ha tocado vivir en estos meses. Todo empezó como algo muy lejano, una historia que había empezado en China y que a tantos miles de kilómetros a nosotros no podía afectarnos. De repente, una mañana, nos comunican que a partir del próximo día no iríamos a clase, por lo menos en quince días. Recuerdo aquel día despidiéndome atropelladamente de mis compañeros y recogiendo los libros más importantes para unas “vacaciones” de quince días…que lejano parecía el drama que nos asolaba. Y, una mañana, me levanto, confinada en casa, sola, con mis padres fuera, trabajando con la mirada atemorizada hacia la calle y lo que podían encontrarse, con unas noticias muy poco alentadoras en la televisión y ya de frente a la gran tragedia que iba a asolar nuestro país y nuestras vidas. En casa ha habido momentos para todo: He vivido momentos de angustia por mi nueva situación ante el colegio; de ira ante la imposibilidad de poder salir a la calle y abrazar a los míos; he experimentado el amor que me han transmitido mis padres en momentos difíciles, como el día que tuvieron que explicarme la injusta pérdida de un familiar muy querido por mí y el respeto y el cariño con el que tuvieron que sentarse ante mí para volver a pasar por el mal trago de una segunda pérdida en el plazo de diez días; por supuesto, he experimentado la pena por estas pérdidas, sobre todo por no poder siquiera despedirme de ellos como se merecían; pero también momentos de alegría cuando he disfrutado de la compañía y de las risas de mis padres que, aunque cansados de trabajar y con un nivel de estrés altísimo, han puesto su sonrisa en su cara y han intentado que la felicidad entrara en casa y se mezclara con el resto de sentimientos para hacer más llevadera toda esta locura.

un mundo totalmente diferente

Y de repente, a las ocho de la tarde se paraba todo. Ya podía estar haciendo deberes, cocinando dulces o haciendo videoconferencia con mis amigos. Había que salir a la calle para demostrar el respeto y dar gracias a todos los héroes de la pandemia. Todo mi respeto y mi admiración simbolizados en mis aplausos van dirigidos a aquellas personas que se han dejado el alma y la piel para intentar paliar el dolor de los enfermos y la pena de familiares que han perdido a gente querida; y a todos aquellos que han arriesgado su vida para que el mundo tuviera algo de normalidad en esta situación tan poco normal.Una vez acabados los aplausos, los vecinos del barrio, en una forma de expresar su esperanza, su deseo de que todo acabase pronto, a voz en grito, comenzaban a cantar una canción que creo que no se nos va a olvidar nuca en la vida: “Resistiré”: Un grito de ánimo hacía todo el mundo, una reflexión sobre cómo hay que levantarse ante cualquier tropiezo en la vida y de cómo hay que disfrutar de la alegría de vivir los buenos momentos.

Ahora que ya salgo de casa, me he encontrado con un mundo totalmente diferente. Un mundo de abrazos lejanos, de besos virtuales y de sonrisas que solo se adivinan por las arrugas de los ojos. Con el uso de las mascarillas, tan importantes para la salud, y de la distancia social, parece que se han enfriado nuestros sentimientos. El miedo a besar, a ser besados, nos hace vivir en una fingida frialdad, que realmente no lo es. He estado tres meses sin ver a mis abuelos, y en el ansiado momento de encontrarnos ha sido todo muy extraño. Lo aséptico ha podido a lo emocional. Nos hemos quedado con las ganas de abrazarnos y de besarnos, pero a la vez, detrás de esa mascarilla, he podido ver su cara de felicidad y la emoción en los ojos.

Los datos vistos en prensa han sido alarmantes. Los vividos en mi ciudad y en mi lugar de recreo, devastadores: Durante unos días solo se han oído cifras de víctimas, contagios, fallecimiento. Hemos aprendido conceptos nuevos como “pandemia”, “pico”, “fases”, “crisis económica”... En casi todas las familias se ha producido algún incidente triste para las personas: se han sufrido pérdidas emocionales, pérdidas de trabajo; multitud de familias se han visto sin dinero para

No sé si la sociedad ha cambiado. Quiero creer que sí, que la gente va a ser capaz de ser menos materialista y disfrutar de lo que tienen sin querer abarcar más de lo que le cabe en los brazos. Pero algunas noticias me hacen pensar. Ver a grupos de gente de fiesta, esas manifestaciones sin ningún tipo de precaución, la gente saltándose las normas sin ningún porqué me hace meditar que el ser humano sufre de una gran ignorancia y que al final, los dramas y las cifras dadas en las noticias pasan a un segundo plano ante la diversión, el entretenimiento y, en definitiva, la rebelión. Porque, en el fondo, eso es lo que son, rebeldes inconscientes. A favor, tengo que decir, que mucha gente ha cambiado su concepto de vida y se ha vuelto más altruista a favor de los más necesitados. Se han visto muestras de gran solidaridad desde el primer día, con esa confección de mascarillas en muchos hogares para poder ser repartidas allá donde se han necesitado.En esto momentos ha habido tiempo de creer en los milagros. Ver en prensa, que un abuelito de noventa y tantos años ha sido capaz de superar esta desgracia me ha parecido un verdadero milagro. Como milagro, o gracia de Dios, me ha parecido que niños pequeños y bebés no se hayan contagiado. Si reflexiono sobre esto, creo que Dios, que quiere al hombre, no ha permitido así que la raza sufriera mermas o que, aunque suene exagerado, llegara a extinguirse. Para mí la llegada de niños a este mundo es la esperanza de la vida. Qué he aprendido sobre la muerte y la resurrección? ... Pues que la muerte es en su mayoría injusta, que te priva de gente que amas y que llega cuando menos te lo esperas. Que hay que estar preparado, aunque es inmensamente difícil, para afrontar estas pérdidas. Por supuesto, que hay que creer en la resurrección como forma de seguir en contacto con los que se han ido, para no olvidar nunca su paso por nuestras vidas y vivir siempre en su recuerdo.

Laura MotaBACHMadrid

llegar a fin de mes; se han disparado la gente necesitada en comedores sociales. Se han vivido momentos difíciles y poco esperanzadores para la humanidad. Y todo multiplicado por mil, porque ha sido un grave problema a nivel mundial. Miles de países se han visto en esta masacre.Como moraleja, creo que todo esto me ha hecho madurar. De repente me he dado cuenta de lo cruel que puede ser la vida. De cómo, en un momento, te puedes ver atrapada en un drama y de cómo que te pueden arrebatar lo que más quieres: la vida de alguien importante para ti. Así que, hay que aprovechar el momento, no dejar un “te quiero” en el tintero por miedo, vergüenza o terquedad. Hay que aprovechar el momento y vivir la vida con fe, esperanza y alegría. He llegado a estar enfadada con la vida por los malos momentos que me ha hecho vivir, pero luego he sido capaz de perdonar, no sé si a Dios o al mundo, porque todo ha pasado y puedo continuar con mi vida de forma parecida a la que tenía. Mi vida, y mi forma de pensar, han cambiado después de todo esto. Ahora valoro más todo lo que tengo. Gracias a Dios, mi familia sigue a mi lado, dándome todo lo que necesito. Gracias a el momento que me ha tocado vivir, he entablado gran amistad con personas con las que antes ni hablaba. Creo que todo esto nos ha hecho ser más humanos.

Iris Marsol4º ESOTremp

Sofía Echevarría. BACH. Madrid

El confinamiento empezó a mediados de marzo y aunque pensaba y me aferraba a que saldríamos pronto, cada día veía más lejos el poder salir y recuperar lo que el virus me había quitado. Soy una persona que necesita estar rodeada de gente, en cierta manera para no estar a solas con mi cabeza, aunque a veces lo necesite. Empezaron a pasar los días dentro de una rutina que era siempre la misma, me levantaba, estudiaba, comía, dormía y hacia un poco de deporte. El no poder salir de casa hizo que tuviese mucho tiempo libre, por lo que también, mucho tiempo para convivir conmigo misma. No he sido una persona que se haya querido mucho, así que esa convivencia con mi persona fue horrible en un principio, me sumergía en pensamientos negativos que no me dejaban ver y sacar provecho de estar encerrada. El primer mes lo llevé como pude, con momentos normales pero sobre todo con la peor parte de mi misma. Soy una persona que necesita tener la posibilidad de hacer deporte porque nunca me he sentido bien conmigo ni con mi cuerpo, así que verme encerrada en casa sin poder moverme todo lo que quisiese empeoraba mi crecimiento personal, tanto físico como psíquico. Esta parte de mi provocaba que dejase de comer o simplemente si comía algo de más me encontraba mal físicamente pero hay algo que tengo y es muy valioso, la capacidad de poder sacar cosas positivas aunque todo este nublado. Empecé a concienciarme de que el confinamiento iba para largo y que ante mi tenía una gran oportunidad para poder trabajar en quien quiero ser. Me di cuenta que podía ser y convertirme en lo que quisiese, así que cambié mis hábitos de comer y me prepare rutinas para poder entrenar mi cuerpo. Empecé a quererme y a valorarme, porque además descubrí la fuerza de voluntad que estaba escondida, empecé a ver luz al final del túnel. Además, he aprendido a valorar una simple mirada de complicidad o el sonido de determinadas risas y el poder que tienen los parques de unir historias.

un empujón para mejorar

Tengo familiares que han acabado con depresión y traumas por estar viendo en una sala de hospital como mueren miles de personas sin poder hacer nada. He aprendido a valorar el trabajo de los sanitarios, la sanidad pública tan importante y el compromiso de todos por quedarnos en casa.Ahora, tras meses en confinamiento y en mitad de la desescalada se avecina un cambio en la forma de relacionarnos con las personas, empezaremos a respetar la distancia de seguridad más a menudo, e incluso tendremos más cuidado con lo que tocamos. Sobre todo creo que la gente empezará a vivir disfrutando de lo que tiene, un abuelo, un padre, o simplemente disfrutará de una terraza con amigos o un atardecer en la playa. Me he vuelto consciente de que la muerte puede llegar en cualquier momento, por decisiones que tomamos o simplemente porque forma parte de la vida. Morir solo o no poder despedirte no lo merece nadie, por eso debemos aprovechar de las personas que queremos porque no sabemos cuándo la muerte puede llamar a la puerta. He podido ver a Dios y eso que a veces tengo mis dudas, pero le he visto en cada enfermero, en cada persona que ha logrado salir de la UCI, en los aplausos de las 8 que como cada día, han hecho emocionarme. Un día que salí temprano a andar, entré en una iglesia. Allí estaban todos trabajando, metiendo comida en bolsas para gente que en cuarentena no ha podido acceder a los alimentos básicos. Entré y estuve hablando con el sacerdote, además me dieron de desayunar él y otras hermanas más, me quedé impactada por todo lo que estaban haciendo y de hecho sigo en contacto con él ya que me dio su número por si quería ir otro día a ayudarles por la mañana. Ese día vi a Dios en toda esa buena gente. En resumen, que me voy por las ramas, este virus me ha ayudado a empezar a querer cada parte de mí, me ha puesto en el camino que tengo que seguir. También me ha ayudado a darme cuenta de lo mucho que valgo y he aprendido a saber mirar más allá de las cosas. Le estoy dando la importancia que merece la familia, he conseguido ponerme en la situación de mis padres y me he dado cuenta que la familia es lo que permanece cuando todo se va.

Este tiempo que he pasado metida en casa me ha ayudado para hacer más fuertes los lazos con mis padres, ya que antes les veía un par de minutos al día y no éramos capaces de comprender lo que le pasaba a cada uno, ni las preocupaciones provocadas por el trabajo o estudios. Ha sido una temporada de compresión, diversión y ayuda mutua.También este virus ha ocasionado la pérdida de vidas humanas cercanas, haciéndome reflexionar cómo de un día para otro tu vida puede depender de un hilo.

He visto a Dios en personas y en acciones, no sabes cuánto necesitaba darme cuenta de que para creer no tienes que ver a Dios como gente dice ver, sino en cosas que te rodean día a día.Estoy completamente feliz conmigo misma, porque he aprendido lo que significa el esfuerzo, superarte día a día y sobre todo el sacrificio y todo lo que se deja de lado cuando realmente quieres cambiar cosas de ti. Este solo ha sido el comienzo de algo grande, el pequeño empujón que siempre había estado buscando.

La cuarentena dícese de aquel periodo de tiempo en el que uno está solo, encerrado en casa ,por una enfermedad de fácil contagio y por ello todos los sitios a los que solíamos ir para divertirnos o estar con personas a las que queremos esta inhabilitadas de su uso. Pero todas estas palabras que se te pasan por la cabeza en el momento en el que tienes un solo momento de tranquilidad y piensas en todo lo que no puedes hacer , en lo mal que va todo , en el aburrimiento que es estar todo el día encerrado en tu cuarto ,casa, campo, piso.Después de convivir con tus padres, también estás en tu hogar con tus abuelos lo cual hace que el espacio se limite todavía más y las medidas de seguridad por el bien estar común sean mayor. Pero como tú eres un adolescente vas en contra del mundo incluso en esta situación y la única forma clara de desahogarte de la convivencia y las tareas del instituto es encerrarte todavía más para quedarte con cualquier forma de entretenimiento digital ya sea el móvil o cualquier consola , incluso ese viejo ordenador el cual antes del confinamiento solo lo usa vas para que cogiera polvo y es curioso cómo estas metido en tu cuarto las 24h del día jugando a videojuegos solo o con amigos en línea , viendo videos de gente los cuales solo son contenido audiovisual el cual aporta entretenimiento y ya. Cada vez más convirtiéndote en una persona adicta a los videos de un youtuber o a cualquier red social, de un video juego que no te gusta pero se ha puesto de moda y si es la triste verdad, pero al final lo que etas consumiendo es un contenido de ocio el cual ni si quiera te gusta a lo mejor si te gusta, pero consigues el beneficio que al final andas buscando haber pasado el máximo tiempo sin aburrirte. Y mi pregunta es ahora: ¿cómo te veían tus familiares con los que convivías? Porque ahora tienes que dar por hecho que en el momento en el que te has enganchado a el mundo virtual ahora no convives con tu familia, ahora convives con internet y su extensísima comunidad y te guste o no estas formando parte de la historia de internet.

pandemia y videojuegos

Y solo quiero que te pares a pensar: ¿cuál será el medio de entretenimiento de mis familiares?(Porque el mío es el de jugar a videojuegos AAA o INDIE, ver o pasar tiempo en cualquier red social y ver videos)

Y mis familiares están conviviendo entre sí, pero lo mismo te necesitan… Deberías de valorarlos más por si ellos te faltan en un futuro….Y todo por tu simple egoísmo y no le eches la culpa a la red social, al videojuego, o al video porque son elementos tecnológicos, los cuales al fin y al cabo no tiene sentimientos y son perfectos, por lo que no se van a equivocar y si los videojuegos no son malos, ni te hacen ser agresivos. Si juegas a un juego y no sabes contenerte es tu problema así que madura y otro problema es tu elección y si ya por la mañana eliges desayunar corriendo para acabar antes y conectarte a cualquier medio tecnológico, ese es un problema de elección por lo que deberías de hacértelo mirar. Y lo que de verdad duele es cuando hay alguien que se va de tu vida y por tus malas elecciones no has sabido elegir bien con quien te hubiera gustado pasar el tiempo, pero de esto no es fácil darte cuenta por lo que no te vas a dar cuenta cuando acabe la cuarentena (en la cual habrás estado lejos de personas a las que quieres). Porque solo el ser humano aprende después de haber caído 200 veces en la misma piedra y solo cuando te hayas roto la pierna en esa piedra entonces te darás cuenta de que el ser humano solo aprende cuando de verdad le suceden las cosas , mientras tanto seguirás pasando por la piedra sin mirarla .¿Así que sólo vas a valorar esa persona cuando no puedas estar con ella? La vida es un largo sendero en el que tú vas caminando y no te detienes, lleno de caminos alternativos ¿seguro que quieres dejar pasar es camino / elección de pasar el tiempo con alguien al cual dentro de poco deja de formar parte de tu vida? Solo digo que disfrutes de tu sendero.

Miguel de Peralta4º ESO. Zafra

IsabelBuñuel4º ESOZaragoza

Me llamo Diego, tengo 13 años y vivo en Zafra (Extremadura). Es una ciudad pequeña en la que la vida es sencilla y tranquila.Mi familia está compuesta por 4 personas: mis padres, mi hermano pequeño y yo. Mis padres son médicos de urgencias, de modo, que unos meses antes de que empezara el estado de alarma ya había oído hablar de ese virus tan extraño llamado COVID - 19 pero la verdad es que tampoco le di mucha importancia. De pronto a mediados de marzo toda nuestra vida cambió. Mi mundo, ese mundo que era tan sencillo y seguro dejó de serlo .¿Estado de alarma? ¿Confinamiento? No suena bien ¿verdad? España entera entró en shock. Las noticias eran alarmantes y no sólo en España sino en el resto del mundo. Era una pandemia.Al principio, mis pensamientos fueron: ¿No puedo ir a clase? ¿No voy a ver a mis amigos? ¿No puedo salir? Casi todo el mundo estaba confinado en casa con sus familias, sin embargo, mis padres todos los días seguían yendo a trabajar pero con la diferencia de que los oía decir que iban con miedo por la situación que vivían en los hospitales. Y eso hizo que me preocupara y estuviera inquieto porque nunca los había visto así. Fueron pasando los días y me fui dando cuenta que esta situación se iba a alargar más de lo previsto. Nos hemos acostumbrado al teletrabajo, a no salir, a no ver los amigos, a la familia, y además a ver y oír en las noticias que hay un número determinado de contagios y de muertes. Si lo pienso me parece increíble, que yo pueda estar pendientes de esas cifras.

nuestra vida cambió...

Durante este tiempo he aprendido que. Lo que te parece normal, de pronto ya no lo es, y que todas las cosas que tenemos y que damos por hechas no lo son tanto. Que hay que mantenerse unidos y que la familia es lo más importante. Mi madre dice que los niños tenemos más facilidad que los adultos para superar las adversidades en nuestra vida y quizás por eso piensa que somos héroes. Mi hermano y yo junto con mis padres cuando podemos estar todos juntos intentamos hacer cosas que nos gustan y para mí es importante. Ahora que tenemos un poco más de libertad creo que es obligación de todos ser responsables y colaborar en lo posible para que esta pandemia acabe cuanto antes. Ahora nos toca protegernos con mascarilla, lavarnos las manos, mantener la distancia de seguridad… Estamos en una situación excepcional y esto provoca conductas excepcionales. Han pasado los días y por fin ya estamos en fase 2. Eso, por un lado me alegra y tranquiliza, pero por otro lado , veo y me entero de cómo hay personas que no siguen las normas y eso me asusta por si de nuevo volvemos para atrás. El curso escolar está llegando a su fin y no puedo mentir, este año estoy deseando que termine porque se me está haciendo duro el tema del teletrabajo. Necesito descansar al igual que todos supongo. Me da mucha pena el hecho de que este año iba a ser el primero que haríamos una excursión haciendo noche fuera de casa pero no podrá ser. En fin, el año que viene será. Cuando comiencen oficialmente las vacaciones creo que tengo que parar un poco y pensar un poco en todo lo que ha pasado y lo que continúa pasando, en mis miedos ,mis dudas, mis cosas… Creo que después de lo que estamos viviendo nada será igual y que todo y todos vamos a cambiar. Yo también he cambiado y creo que hay cosas en mí que no volverán ser iguales. Espero que otros chicos y chicas se identifiquen con mis palabras. Mi única intención ha sido transmitir mis pensamientos.

Diego Guerra2º ESO. Zafra

Claudia Iglesias3º ESOOviedo

un día deconfina-miento

Pero más adelante, fueron añadiendo prórrogas y prórrogas y yo, como cualquier niño, no tardé mucho en caer en la desesperación. Poco a poco me fui acostumbrando. Para superar esta situación que todavía estamos padeciendo, me tuve que organizar psicológicamente y no caer en el aburrimiento:Me levantaba por la mañana, desayunaba, me conectaba con mis compañeros y profesores en Teams y luego veía la tele hasta que mi madre me llamaba a comer. Después de comer, veía una película con mi hermano, acto seguido hacía los deberes, más tarde sobre las siete de la tarde veía la retransmisión en directo que la Parroquia de Pola de Laviana colgaba en la plataforma Facebook. Cuando acababa la retransmisión de la Misa, hacía ejercicio físico en una bicicleta elíptica que tenía mi padre. Al final del día cenaba, a las once de la noche rezaba el rosario desde la página web del Santuario de Nuestra Señora de Fátima. Me sentía unido al corazón de muchas personas que estaban haciendo lo mismo en ese momento. Cuando terminaba todo, me metía en la cama, leía un libro y luego iba a dormir. Algunos días llamaba a mis abuelos y se ponían muy contentos. Así, día tras día rezando para que todo esto terminase.Ahora me doy cuenta que todas mis plegarias movieron el Corazón de Cristo a estar más cerca de todas las personas que han luchado y padecido para acabar con esta pandemia.

Samuel ÁlvarezLaviana

Hablar de sentimientos para describir esta inesperada y confusa experiencia que he vivido es difícil. El 10 de marzo por la tarde, mi madre y yo estábamos preparando la ropa y las cosas para ir a esquiar. Estaba entusiasmado por la excursión porque solo iba una vez al año.Mi madre es repartidora de fruta a domicilio y este mismo día me tocó ayudarla por la tarde. Mirad que coincidencia: fui a llevar naranjas a la madre de un amigo, que también iba al día siguiente a la excursión, y me llevé una impactante sorpresa al verle sentado en la escalera del edificio, triste, con los ojos llorosos. Le pregunté qué le pasaba, él me respondió que se había cancelado la excursión por culpa del coronavirus.

día a día rezandopara que esto acabase

Intenté no derrumbarme, lo conseguí, pero estababastante enfadado, finalmente lo acabé entendiendo.Por la tarde, sobre las ocho, el colegio envió un comunicadoa todas las familias diciendo que por motivos sanitariosel centro cerraría hasta previo aviso.Pocos días después comenzó la cuarentena,estábamos en una situación como de arrestodomiciliario, no podíamos salir de casa,ni siquiera a dar un pequeño paseo.Poco a poco esta palabra “cuarentena”se fue haciendo de lo más familiar.Ese mismo día me puse bastante tristepor lo que se nos venía encima a toda Españay gran parte del mundo.Sabía que bien no iba a ir, nada bien,pero no quería ser pesimista, yo tenía mucha fe. Cuando añadieron la primera prórroga,yo me asusté, me parecieron muchos días.El primer día era un día lluvioso, no produjoningún cambio psicológico en mi menteporque era como un día cualquieraen el que no sales de casa.

Sofía MorenoESOMadrid

Toda nuestra experiencia empezó el mismo día, el 13 de marzo de 2020, creo que esta fecha será recordada por todos por los cincuenta días que no podíamos salir de casa para nada. Y aunque ahora sea una cuarentena más fácil y llevadera gracias a la desescalada por fases todo el mundo sigue teniendo mucho miedo. Al principio del confinamiento se hizo viral una pregunta en todas las redes sociales “la cuarentena, ¿separa o une?”, mucha gente y yo tenemos la respuesta clara, unos días o meses sin vernos no tendría que afectar a las relaciones que tienen las personas, ya sea una relación sentimental o una amistad. En la adolescencia muchas personas tienen que afrontar pérdidas de amigos o amigas porque es normal, así que si alguien en este confinamiento ha perdido a una persona importante iba a pasar igualmente aunque no hubiese una pandemia. Pero lo que de verdad nos tendría que importar serían esas personas que perdieron a sus familiares, amigos o parejas de forma permanente, esas personas que el COVID-19 se llevó, o simplemente haya sido una muerte de forma natural pero esta pandemia no ha permitido a mucha gente despedirse de personas queridas, eso es lo realmente importante porque para superar una pérdida tenemos que poder despedirnos bien y de la manera que nosotros creamos necesaria. Y mi pregunta es ¿y ahora qué?. La realidad que conocíamos no va ser la misma, todo va a cambiar o ya ha cambiado.En todos estos días he comprobado cómo la gente viene y va, he aprendido que las personas que te quieren van a estar ahí siempre, también el saber esperar para ver a nuestros familiares, amigos y amigas. Como la tecnología puede ayudarnos a mantenernos conectados día a día o para algo más que nuestras redes sociales. Pero hay una cosa que sé con certeza; los reencuentros han sido y serán mágicos, dejaremos la dependencia de nuestros teléfonos móviles para reírnos y charlar con cualquier persona en un banco. Y aunque ya no nos podamos abrazar ni con nuestros abuelos pronto podremos hacer lo. La esperanza, el respeto a las normas y la paciencia para poder vernos podrán con todo ello.

¿y ahora qué?

Elena García. Laviana

Anna Salvador4º ESO. Tremp

Imagínate estar en tu casa, acabas de llegar de trabajar, estudiar, hacer deporte o quedar con tus amigos. Estás hablando con tu familia y de repente te haces un pregunta: ¿Qué pasaría si el mundo se parara por completo? No la sabrías responder, porque era una cosa impensable… Pero de repente sucede. Este confinamiento ha supuesto un encierro, un aislamiento para prácticamente todo el mundo por lo que todo el planeta ha parado, se ha congelado. Nadie lo hubiera imaginado pero ha sucedido. Tanto la economía como las relaciones sociales, el aprendizaje, el deporte y la política han dejado de ser el centro de atención de todos los medios de comunicación. Ahora solo se habla de una enfermedad que, por desgracia, ha acabado con miles y miles de personas y no se sabe cómo frenarla. Para mí, tantos días de encierro supuso dejar de hacer todo lo que hacía día a día y dejar de ir de un lado a otro, siempre con prisas. No podía entrenar, ir a visitar a mis familiares o quedar con mis amigos. Esto supuso un gran golpe para mí porque una de mis obligaciones es patinar lo máximo posible y debía buscar una forma de hacerlo en mi casa. Otro de los problemas era el cómo comunicarnos con familia y amigos, cosa que se solucionó fácilmente con videollamada durante horas con tal de no echarlos de menos y hacer que se pase lo más rápido posible. La educación se solucionó muy rápidamente ya que, al tener páginas web preparadas para eso, todo fue mucho más fácil porque íbamos recibiendo clases sin problemas, solo con la diferencia de que no estarían mis compañeros y amigos. Todo este encierro me ha ayudado a reflexionar sobre lo poco que valoramos nuestro día a día. Una cosa tan sencilla como poder salir de casa, ahora era todo un problema. Deberíamos aprender a valorar más las cosas que tenemos y dar gracias por lo que nos envuelve.

valora tu día a día

Debemos disfrutar del momento porque no sabes cuándo se va a acabar todo lo bueno y van a venir momentos de dificultad. No debemos desperdiciar nuestro tiempo con aparatos electrónicos que muchas veces vienen bien, pero si podemos disfrutar de las personas que nos rodean, mejor. Y eso deberíamos aprenderlo sobre todo las nuevas generaciones. Pero no todo va a ser bonito. Este aislamiento muchas veces era un agobio por no poder hacer lo que yo quisiera. Entrar en una clase y, cuando acabara, en seguida a la otra para mí es un agobio porque necesito hablar con gente y no poder hacerlo me costaba asimilarlo. Además de que todo lo veía muy cerca y me estresaba mucho con los trabajos. Sin embargo, poco a poco, el estrés se ha ido yendo y he podido disfrutar más de todo lo que pasaba, sin agobiarme y haciendo cada cosa a su debido tiempo ya que repartirse bien el tiempo es muy importante. Por otro lado, mi relación con las personas con las que comparto mi tiempo no ha cambiado, aunque al estar encerrados con mi hermano, mi madre y mi padre, muchas veces discutíamos sin algunos motivos, sobre todo mi hermano y yo. Sin embargo, he aprendido a valorar lo mucho que les quiero, aunque algunas veces me “saquen de mis casillas”. Y en relación a las personas que no han estado conmigo físicamente, mi relación ha sido la misma, aunque no hablara tanto con esas personas como de normal, si me necesitaban estaban ahí y los días se me hacían más amenos. Gracias a este confinamiento he llegado a la conclusión de que debemos apreciar a las personas que nos rodean porque, pase lo que pase, siempre van a estar apoyándonos. Hay cosas que no son tan importantes como parecen y que siempre hay sitio para hacer lo que te gusta. Si te lo propones, siempre va a haber tiempo para todo y vas a poder conseguir tus metas.

Yo creo que esto va a suponer un gran cambio para todos. Los héroes de ahora son las personas que realmente se lo merecen y, por fin, se valora lo que hacen los médicos y enfermeros por la sociedad. Debemos de darles las gracias por todo ese tiempo que dedican a todos nosotros porque muchas veces no los valoramos lo suficiente y son indispensables. También creo que esto va a ocasionar un aumento de solidaridad y un cambio de actitud por hacer las cosas bien. Nos hemos dado cuenta de que ante la muerte vamos a ser todos iguales. Por mucho que tengas más dinero, con esta enfermedad te iba a pasar lo mismo que a cualquier persona con menos dinero. Por último, este confinamiento ha supuesto un cúmulo de sentimientos y acciones que antes no nos habían pasado o que no habías llegado a apreciarlos. Gracias a las personas que me rodean, esto ha sido todo más sencillo y doy gracias porque se que todo esto acabará pasando y puede que esta parada haya sido para que podamos reflexionar y podamos apreciar mejor a las personas que nos rodean.

Laura Oria2º BACHCarcaixent

Chloe Canella3º ESOLaviana

COVID-19, para algunos una oportunidad de cambio; para otros, simplemente una mala tía que esta solamente para molestarte. Para mí, ha sido una oportunidad de cambio, ya que con el confinamiento he aprendido, me he cuestionado y me he concienciado de diversas cosas; entre otras, te preguntas ¿cómo, realmente. el dinero te trae felicidad? Pero primero tendríamos que definirlo; el dinero, la gran invención de la sociedad moderna, papeles bien cortados y coloreados capaces de levantar una civilización entera. Toda nuestra economía se basa en ello y también nuestra supervivencia tanto si eres un monje como un empresario, el dinero nos afecta. La comida, la casa, los servicios, el transporte… Se podría decir que el dinero es por excelencia la moneda del intercambio; todo puede ser intercambiado por dinero y al mismo tiempo el dinero puede ser intercambiado por todo; pero… no todo son ventajas; ya que la gran mayoría de nosotros dedicamos una gran parte de nuestra vida a acumular este papeleo. Uno, estaría dispuesto a abandonar sus raíces por una cantidad generosa de dinero. Ahora mismo, ¿qué nos importa más? ¿lo que nos gusta? o ¿lo que nos da dinero? Creemos que el dinero nos dará la felicidad o ¿tal vez nos dará todo lo que queramos? En cualquiera de las dos opciones no nos dan lo más importante, la felicidad. Pero ¿Qué es en verdad la felicidad? La felicidad la definen como un estado en el que estamos satisfechos. Entonces tenemos que definir la satisfacción. La satisfacción la definen como el deseo o la necesidad de alguien, saciar, pagar, cumplir, dar la solución… Todo esto, está relacionado con el dinero, entonces, ¿Es la felicidad el tener dinero? Entonces, como es que ¿la gente que tiene menos dinero acaba siendo feliz? ¿Será porque la felicidad no está relacionada con el dinero? Y… de hecho ¿cuántos millonarios al final se han querido quitar la vida porque ya no pueden más con el dinero? Siempre hemos oído la frase: “Para triunfar hay que tener éxito” .

Las experiencias que hayas tenido valen más que todo el dinero que quieras; las experiencias no las puedes comprar como si fuera un título cualquiera el cual pagas. Las experiencias las buscas tú, o ellas mismas te vienen hacia ti. Entonces, inspirar, emocionar, contar historias que lleguen al resto; tener la valentía de perseguir lo que uno quiere, persistir, aunque todo esté en tu contra; plantarle la cara al miedo te convierte en feliz o como algunos lo dicen “millonario”. Esta pregunta, también fue una oportunidad de cambio ya que si tienes este pensamiento puedes cuestionarte muchas otras cosas como por ejemplo el “trabajar” para algunos, esta es una palabra aburrida, sin sentido solo es para conseguir algo de dinero; para otros es una forma de definir el hacer de forma profesional algo que te gusta; ya que estas personas persiguen un sueño, para ello tienen que esforzarse, practicar, tener Ilusión siempre en lo que hacen; algunas veces estará más arriba o más abajo pero de bien seguro que podremos pensar en alguien o en algo que nos ayude a subirlos; el destino no existe simplemente “life is our creation”, algunas veces no sabremos por qué estamos haciendo algo pero… “If you don't know what you're doing, obviously you are doing something right so just keep doing that thing”. Ya que, al final, estemos donde estemos será porque nosotros habremos elegido de estar donde estamos. Actualmente estoy en 4º de ESO así que ahora ya acabo la etapa en la que estoy; puede que vengan miedos, voces que dicen “tú, ¿tú eres un fotógrafo? ¿de esto le llamas arte?” No debemos dejar que estas voces nos opriman, nos lleven sucumbidos en la ultratumba. Si no sabes qué estás haciendo, pero lo que haces está bien simplemente quédate con: “I never really know what I’m actually doing”.

Miquel Casas. 4º ESO. Tremp

COVID-19:una etapa de cambio

En esta etapa, yo, he entendido un poco más el minimalismo y… Es un sistema de vida que me estácomenzando a gustar; también he empezado a ser unpoco mas espiritual, de forma que ahora, entre la naturaleza y yo

hay como una especie de conexión. Solamente te quiero decir que, si estás en piloto automático, es decir vives en una rutina constante con la que te levantas, trabajas, te sientas a mirar Netflix o cualquier otra plataforma de entretenimiento; vas a dormir y vuelves a empezar la misma rutina te recomiendo que por un solo día, cambies por completo hagas lo que te gusta, disfrútalo.

Bueno, yo quiero contar mi experiencia en la cuarentena. La verdad, es que al principio pensaba que iban a ser las dos semanas más largas de mi vida, y así fue. Porque yo estoy acostumbrada a no estar mucho en casa por el colegio, la natación,… pero se podía superar ya que solo eran 15 días, y si lo pensabas era por el bien de toda España y generalmente de todo el mundo. El problema fue cuando se acabaron los 15 días proclamados como confinamiento y lo alargaron otros 15, yo pensaba que era incapaz, pero gracias a que tengo una familia con la que convivo y me lo hicieron más fácil, yo lo estaba empezando a pasar mal, porque eran muchos días sin ver a mis amigos, sin poder salir a la calle, sin ir al colegio, sin hacer mi deporte y sin ver a mis familiares, pero se podía ya que lo estábamos haciendo todos y era todos por todos. Me pareció personalmente muy duro estar 53 días sin poder pisar la calle. También tenía sentimientos raros ya que nunca habíamos vivido una situación como esta, y era un poco raro no poder pisar las calle y los míos personalmente , pero muchos familiares tuvieron que dejar de trabajar (eso fue una de las cosas más duras y que más me preocupaban), y cuando salían a comprar tenían que llevar una mascarilla, guantes, mucha protección. Era muy raro, pero lo importante es que lo más difícil se superó, pero eso no significa que nos debamos relajar.Me parecía la verdad que bastante imposible pero a medida que avanzaban los días todo se hacía un poco más fácil ya que pensabas un día más, pero un día menos, y todo el mundo ya te lo empezaba a hacer más amenos, empezamos a dar clase online, hago bastante deporte, juego con mi familia,…

Según con el cristalque se mire... un día más o un día menos

Me he dado cuenta que a las cosas que las vemos como algo simple, algo que no nos importa, pueden ser cosas que descubres que aunque no les des la importancia que se merecen, pueden ser las cosas más importantes para ti. Yo sabía que tenía para mí la mejor familia del mundo, pero lo que o sabía es que aunque parezca que no, no me puedo separar de ellos más de dos semanas, aunque discutamos, nos enfademos, nos riamos o lloremos. También me di cuenta que hay amigos y amigas a los que no apreciamos tanto por el simple hecho de no salir tanto con ellos o no hablar tanto con ellos, pero son de los mejores amigos o amigas que tienes, pero claro también creo que nos damos cuenta de aquellos que creías que nunca te fallarían o nunca te “traicionarían” y lo hicieron, y parece que no les importa, pero también hay cosas buenas con los amigos, como que las amigas que siempre están ahí lo siguen estando y mejor que nunca, aguantando problemas de cualquier tipo y personas con las que conectas mejor. En resumen ceo que nos ha servido para mejorar, reflexionar y madurar mentalmente y gracias a esto, creo que todos hemos sacado algo positivo de nosotros que no conocíamos pero también cosas muy buenas que no sabíamos de gente con la que convivimos o con la que pasamos nuestro mayor tiempo libre. Yo creo que ha sido la verdad bastante difícil de superar, pero cuando se empezó a hacer la desescalada ya empezamos “a ver luz al fondo del túnel” porque aunque fuese a distancia y todavía no sea lo mismo, podíamos ir a ver a nuestros seres queridos, amigos,… Ahora aunque todo sea un poco raro y diferente ya está pasado lo difícil.

Daniela GarcíaLaviana

Yo creo desde mi punto de vista que esto ha sido un crecimiento enorme como persona, porque aquí vemos que si queremos todo se puede y juntos siempre es más fácil.

María Sulla3º ESOTremp

Poco a poco, la rutina se fue apoderando de nosotros y a su vez aplacando nuestras emociones, empezaron a cambiar nuestras prioridades, para la gente era más importante saber cuándo íbamos a poder salir, si podríamos ir a la playa, si el curso se retomaría, de qué manera se iba a volver al trabajo, si los actos sociales y las competiciones tardarían mucho en volver a la normalidad en vez de lo que en un principio nos unió.Algunos creerán que todo ha terminado, que ya se puede volver a la normalidad, por ello, jóvenes de Madrid han salido aprovechando la primera noche de la desescalada, para realizar hasta 30 botellones ilegales en la vía pública. En consecuencia, se han producido 1434 sanciones y 51 vehículos han sido incautados, estos comportamientos tienen que cesar con la mayor rapidez posible, ya que esto es cosa de todos, esto no lo vamos a poder parar sin la responsabilidad civil, sin el compromiso real de cada uno de los españoles. Si todo sigue igual y la gente se cree más lista que el virus, todos los días de confinamiento habrán sido en vano, el sacrificio de muchos será enterrado por culpa de aquellos que no cumplan con las medidas impuestas por el gobierno.

¿un paso atrás?

Son las ocho de la tarde. Hoy, a diferencia de días atrás, en vez de los acostumbrados aplausos, desde mi ventana resonaba otra cosa, gente hablando en las calles, gente que había salido a pasear, muchos manteniendo las distancias de seguridad y todas las medidas de protección y otros, bueno, se podría decir que para ellos contagiar o contagiarse no es uno de sus mayores temores ¿Qué había realmente detrás de esos aplausos? ¿Nos hemos cansado ya de la rutina? ¿creemos realmente que esto ya se ha acabado? ¿O simplemente ahora tenemos otras prioridades?Detrás de los aplausos, los primeros días con las emociones a flor de piel y la incertidumbre de no saber muy bien lo que estaba pasando, se convirtieron en casi un ritual. Aplaudir suponía un apoyo cuando se contaban los infectados por miles y las muertes eran un goteo constante, conocíamos todo lo que iba sucediendo en el mundo y la información nos llegaba de diferentes fuentes, pero las que más nos calaban eran aquellas que provenían de las personas que estaban en el epicentro, sanitarios, enfermos, familiares, cuerpos de seguridad… En mi caso una llamada de mi abuelo me confirmó que lo que estaba sucediendo era real. Lo supe cuando vi las lágrimas de mi madre caer sin consuelo por su tía, la cual había fallecido sola y aislada. Me di cuenta cuando oí a mi hermana consolar a su amigo sanitario de una ambulancia, porque había perdido a su primer paciente. Me di cuenta cuando un militar amigo de la familia, era desplegado para hacer labores de desinfección. Y realmente supe de la gravedad de todo, cuando llamaba a mi abuela y notaba en su voz el miedo y preocupación por todos nosotros. Mi burbuja había explotado y los aplausos de las ocho comenzaron a tener un significado especial, ya no solo era agradecer el esfuerzo a gente anónima, para mí esas personas tenían nombre y apellido, los aplausos se convirtieron en un recordatorio de dar gracias, gracias porque ese día en mi entorno no habíamos tenido que despedirnos de nadie más.

Si hasta ahora, hemos conseguido ser responsables siguiendo las normas, por qué cuando comenzamos a doblegar la curva nos rebelamos de forma que ponemos en peligro todo aquello hemos logrado, por qué no somos capaces de gestionar la libertad que pretenden devolvernos de forma segura, es que ¿acaso nos creemos con el derecho de hacerlo?

Espero que todo esto acabe tan rápido como sea posible, todo volverá a la normalidad cuando tenga que hacerlo, hasta entonces habrá que aprender a vivir de forma diferente, pero vivir, al fin y al cabo. Me consuela pensar en lo emotiva que será la visita a casa de mis abuelos cuando la fase correspondiente nos lo permita. Como será cuando podamos celebrar en familia los siete cumpleaños que hemos ido acumulando. Volver a abrazar a mis amigos después de tanto tiempo, puedo imaginarme con ellos en la terraza de nuestro bar habitual, hablando de todo y de nada viendo como el sol se va escondiendo entre los edificios. Y sobre todo recuperar el tiempo perdido con mis compañeros de scout, volver a vivir un campamento con todos ellos, volver a nuestra campa de verano y disfrutar de cada noche perdiéndonos en la inmensidad del cielo mientras nos congelamos de frio, tengo tantas ganas de volver a estar las veinticuatro horas al aire libre, de respirar el aire más puro que conozco, estar junto a ellos en otro paso de unidad en el que seguro que llorare más que en todo el año, compartiendo una gran y emotiva despedida la cual solo nosotros comprendemos y sobre todo crear cientos de recuerdos con los que tendré que conformarme hasta el próximo campamento de navidad. Siempre digo que tengo que fallar para aprender, espero que España no tenga que fallar más para darse cuenta de que no podemos rendirnos, no ahora, no podemos dar un paso atrás.

Iseya Aparici3º ESO. Zaragoza

Anna Castells3º ESO. Tremp

tras la tragedia...la vida sigue su curso

Aquel diez de marzo, cuando salí del colegio, jamás hubiera pensado todas las situaciones y hechos que iba a sufrir el mundo en los próximos meses. Todo sucedió demasiado deprisa. De la noche a la mañana nos tuvimos que quedar recluidos en nuestros hogares sin poder apenas salir, únicamente para comprar algunos víveres y sacar a nuestras mascotas. Al principio de este período de cuarentena había algunos hechos que se repetían día tras día en mi morada y en el vecindario: comidas familiares, sobremesas que se alargaban, maratones de películas y series, aplausos a nuestros héroes a las veinte horas y como no, una gran incertidumbre de hacia dónde nos iba a conducir esta pandemia.

Dejando a un lado la parte académica, me gustaría centrarme más en la parte personal. Cada uno ha llevado de manera diferente este problema que se nos ha planteado, tanto individual como socialmente. Algunos, hemos adquirido hábitos nuevos que ni tan siquiera han sido planeados con anterioridad y otros, en cambio, se han visto forzados a fijarse cada actividad que debían realizar para así aprovechar el día y no caer en la monotonía (opción muy común dadas las circunstancias).

El mayor miedo de todos nosotros era y sigue siendo el perder algún ser querido o perder tu trabajo debido a la incapacidad de poder realizarlo. Para evadirnos de todo ello, muchas personas optaron por leer, ver la televisión o hacer ejercicio. Esta última actividad, tardé en realizarla pero, sin duda, es la que más me ha servido para sentirme realizado conmigo mismo y para organizar mis días. Otra gran preocupación que abordó la mente de miles de estudiantes de segundo de bachillerato fue el examen para el cual nos llevamos preparando toda nuestra vida, la EVAU. Gracias a diversas plataformas digitales que nunca habíamos pensado que tendríamos que utilizar, hemos logrado entre todos llevar un ritmo más o menos normal de nuestras clases y así, ir con un mayor grado de confianza para esta importante prueba.

Mientras unos esquivaban con diversos pasatiempos el aburrimiento, llegó a mis oídos una triste noticia que generó en mí ese gran miedo del cual os hablaba antes. Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo cuando mi madre nos contó que mi abuela, de 98 años de edad, había sido ingresada en el hospital por sospechas de haber contraído el COVID-19.En ese momento, como en muchos otros a lo largo de mi vida, me apoyé en Dios. Su presencia en aquellos duros momentos, me sirvieron de gran ayuda para afrontar la difícil situación que estaba viviendo mi familia. Tras multitud de altibajos sobre su estado de salud y tests defectuosos, finalmente falleció el 27 de abril. La noticia llegó sin ni tan siquiera esperarla, mientras estábamos viendo un a película (hecho, que como dije anteriormente, se repetía día tras día en mi casa). Hasta entonces, jamás me había enfrentado a la muerte de un ser querido de manera tan directa y, esta vez, iba a ser más dura de lo que jamás habría podido imaginar. Recuerdo sentir una enorme impotencia, una honda tristeza y un dolor penetrante en lo más profundo de mi corazón. Ni tan siquiera pude despedirme de ella. En ese momento, recordé que muchas otras familias de todo el mundo tampoco habían podido hacerlo y mi pena aumentó aún más.

Fue ahí cuando me sentí conectado con Dios y me transmitió la esperanza y la fuerza necesaria para consolar a mi madre. Hasta entonces, no había sentido tantos sentimientos al mismo tiempo pero esa noche, me abordó uno en especial, la melancolía. Durante toda ella me dediqué a recordarla: nuestras vivencias, la alegría que me hacía sentir, la felicidad que transmitía y los consejos que me pudo brindar, los cuales siempre he intentado utilizar.Lo más duro fue sin duda el entierro, ya que, debido al dichoso virus, solo pudimos asistir mi madre, mi padre y un servidor. En aquellos instantes, sentí un profundo respeto por todas aquellas personas que, a pesar de todo, estaban allí para hacer posible la inhumación: el cura, el conductor del coche fúnebre y los sepultureros. Sentí que Dios estaba allí también, despidiendo a mi abuela con todos nosotros e intentando hacer menos doloroso todo aquello. Si en algo me ayudó especialmente, fue en llevar a mis pensamientos por el buen camino, a convencerme de que no había sufrido, que ahora estaba segura en el cielo con Él y que me estaría vigilando desde arriba, transmitiéndome toda esa felicidad que me inculcó desde pequeño en vida.Sin duda alguna, esta pandemia nos ha cambiado a muchos la manera de observar y de entender la vida. Con mi personalidad, notablemente negativista, no pretendo animar a nadie, simplemente quiero transmitir un hecho al planeta y es que, después de toda esta tragedia, la vida sigue su curso y no podemos permitir quedarnos estancados en ella. Estoy convencido de que la sociedad se ha dado cuenta de lo efímera que puede llegar a ser nuestra vida, y de que la convivencia humana se ha convertido en una condición esencial para todos nosotros. Como dice la filósofa valenciana Adela Cortina: “la actual crisis sanitaria nos revela, por nuestra fragilidad, como radicalmente interdependientes”. La dura racha que hemos pasado debido a esta pandemia me ha ayudado a ver la muerte como un proceso al cual no hay que tenerle miedo, sino respeto. También me ha ayudado a apreciar los verdaderos asuntos que hay en la vida, lo que sí y lo que no merece la pena. Además, me ha aportado una mayor familiaridad, un mayor sentimiento de unión con las personas verdaderamente cercanas y por último, pero no menos importante, me ha enseñado a estar conmigo mismo, a conocerme realmente en todas las facetas que puedo atravesar como persona. En definitiva, me ha enseñado a vivir y a entender la vida, a amar y a ser amado, a querer y ser querido.

Carlos Castaño2º BACH. Madrid

DiegoSánchezZafra

La lección que podemos sacar de esta situación es que debemos disfrutar de los pequeños placeres que nos brinda esa “maldita”rutina, de la cual muchos hubiéramos pagado por escapar,y ahora ansiamos volver a la normalidad y a recuperarla;disfrutar de nuestros seres queridos, porque el futuroes incierto y no sabemos cuándo será la última vezque los podamos ver.Dicho esto, creo que es lo mejor que he podido sacarde mi mente en estos tiempos difíciles y de incertidumbre,espero que sirva para reflexionar y darnos cuenta de nuestroserrores para no volver a cometerlos.

Javier Camacho. 3º ESO. Oviedo

Vivimos en una sociedad invadida por las prisas, por una constante fijación en el futuro olvidando al presente, siempre con la mente ocupada, pensando en las obligaciones diarias, contando los días, las horas y los minutos para que llegue esa ansiada pausa denominada “fin de semana”, y sin darnos cuenta, ya ha pasado una semana y no la hemos disfrutado; quizás no fuera la mejor semana de nuestras vidas, quizás simplemente nosotros no la supimos aprovechar como debíamos, como diría el gran Walt Disney : “Pregúntate si lo que estás haciendo te llevará donde quieres estar mañana”. En esta frase hay una gran enseñanza de este genio, deberíamos aprovechar más el tiempo, deberíamos esforzarnos por intentar exprimir nuestro tiempo, como si se tratarse de una fruta tropical, y sacarle el máximo jugo posible. Es muy triste que haya tenido que venir un virus y encerrarnos a todos en nuestras casas para que supiéramos de verdad lo que es tener un momento para pensar, un parón, un cese de nuestra rutina y así poder reflexionar sobre cómo estamos, cómo nos sentimos, si deberíamos cambiar algún aspecto de nuestra vida, para ver nuestros defectos y nuestras virtudes, simplemente para parar. Está claro que la situación actual es abrumadora, y es comprensible que este cese de la rutina solo se lo hayan podido permitir unos pocos, algunos tristemente han sufrido pérdidas familiares; otros, nos hemos quedado en casa para evitar que eso aumentara y no se repitiera en más familias; no obstante, los verdaderos héroes aquí no somos nosotros. Creo que a todos se nos vienen a la mente los sanitarios, que sin ellos esto no sería posible, pero mucha gente cesa sus agradecimientos ahí, cuando también hay héroes en la sombra, como los transportistas, los mozos de almacén, los empleados de los supermercados, el Ejército español, la Guardia Civil, la Policía y todos los voluntarios que han ayudado, como han podido, intentando hacerles la vida a las personas más fácil.

Valorar el esfuerzo de toda esa gente, desde los camioneros que impiden un temido desabastecimiento, hasta los cajeros de supermercados, los ‘riders’ o los mensajeros … porque su figura se ha vuelto esencial.La sociedad española ha demostrado estar por encima de la incompetencia de sus superiores y ha sabido adaptarse al virus y al estado de alarma, y demostrar una capacidad de adaptación y de compromiso con sus compatriotas; aprender el concepto de libertad, y a valorar la auténtica libertad. Las medidas que la restringen y los derechos fundamentales deben ser aplicadas cuando sean estrictamente necesarias, y ser levantadas de inmediato cuando no lo sean. Esto afronta diferentes retos y permite diferentes posibilidades, según el contexto político y el escenario social en el que se presentan. Los responsables de aplicar esas medidas interpretan los modos de diferente forma y de ahí surgen la falta de confianza en las autoridades y la sospecha. Abordar las preocupaciones de la población por las políticas de cuarentena obligatoria sigue siendo, en cualquier caso, una exigencia que se debe plantear a las autoridades. Una cuarentena busca detener la cadena de transmisión, por pura lógica, reduciendo la circulación de personas potencialmente infectadas (o infecciosas) y permitiendo una mejor atención para esas personas si se presentan síntomas, pero todavía hay algunas incógnitas con respecto a la efectividad de las restricciones en una gran escala, especialmente si se trata de una medida implementada más allá de la fase de contención, es decir, desde el momento en que se supone que el virus está en circulación.

reflexiónen tiempos de encierro

De esta situación se pueden sacar varias lecciones, pero creo que la más importante es saber valorar los momentos con tus seres queridos,que quizás con la rutina, con las prisas, nos olvidamos. Valorarel poder salir a la calle sin ningún impedimento, el poder irpor la calle juntos, el poder abrazar a los que más quieres ...

MaríaHuacaiMadrid

Guillermo Solís3º ESO. Tremp

ser más pacientey generoso

Y una cosa que me va a costar mucho es un verano sin poder ir a la piscina o a la playa, tranquilo, cómodo y sin que nadie me moleste, reuniéndome con amigos, yendo a visitar a mi familia que vive lejos de donde yo vivo, sin ferias, ni fiestas importantes, este verano yo creo que marcar toda mi vida por todos los motivos que acabo de decir. Pero pensándolo mejor yo creo que este confinamiento también me está preparando para lo que viene en los próximos meses así que, como he dicho antes voy a explicar mis experiencias. Cuando empezó la cuarentena estaba nervioso porque no sabía cómo iba a ser mi vida encerrado en casa sin poder salir a la calle sin poder salir con mis amigos a jugar, pero a la vez estaba preocupado, pensando en mi familia a la que no puedo ver, aunque por suerte tenemos Internet y nos podemos llamar. Y ahora todas mis semanas son un poco monótonas, me despierto a las 8, me conecto a las 9 para estar 6 horas delante de una pantalla escuchando a un profesor y haciendo tarea, como todos en estos momentos, supongo. Aunque por suerte ahora puedo salir a pasear, pero no es lo mismo, ya que debo de tener cuidado y protegido. Esto me está causando un aprendizaje muy diferente al que tenía antes. Antes en clase utilizábamos el ordenador solo para trabajar, ahora lo utilizamos para todo, o al menos yo lo utilizo para todo, también he aprendido a tener paciencia, y es algo que en esta situación me está sirviendo de mucho, ya que al tener más paciencia puedo aguantar más esta situación, es más llevadera. Encima jugando con los amigos todavía más, aunque parezca que esto nunca se acaba, aunque sé que algún día esto acabará. Y la última cosa que he aprendido es a trabajar en equipo, sin importar la situación en la que estemos trabajando, ya que ahora si algo no lo sabemos antes hacíamos una foto y lo pasábamos, pero ahora lo pasamos de otras maneras, si alguien no sabe algo lo intentamos ayudar entre todos, porque ahora es cuando más juntos debemos estar, obviamente lo digo en sentido figurado. Esta cuarentena no la veo tan mala, porque me está ayudando a aprender de otras maneras, a ser más paciente, ser más generoso porque está frenando la expansión del virus, a medida que avanza el tiempo veo menos contagios y muertes, y eso para mí me da un poco de esperanza, y creo que ya se empieza a ver la luz al final del túnel .

En los siguientes párrafos voy a contar mis experiencias y sobre como estoy viviendo esto, también voy a contar como es mi día a día, tanto como alumno o como un ciudadano más confinado en su casa, qué estoy aprendiendo y así poder dar algunos consejos. Primero voy a empezar contando una historia sobre mi día a día y después contaré qué me está haciendo ver esta cuarentena, aunque luego más tarde vuelva a explicar algunas cosas. Mi día a día es el mismo desde que empezó el confinamiento, nada ha cambiado, entre semana me conecto de lunes a viernes de 9 de la mañana a 2 del mediodía, desayuno, me conecto y hasta las 2 que no vuelvo a comer, luego, me paso algunas horas haciendo tarea hasta que llega la hora de salir o a la que me apetezca por lo de las fases y todo eso. Pero ahora pensarás que mi vida en estos momentos es un poco aburrida, pues no, porque cuando acabo la tarea, por suerte, me pongo a jugar a la consola con mis amigos y con algunos familiares. Hay momentos muy diversos, que si uno le hace una broma a otro, que si nos ponemos a hablar sobre algunos temas mientras jugamos e incluso hablamos de algunos cotilleos que pasan por la ciudad y hay veces que llegamos a conocer gente nueva mediante internet y hablamos. La verdad que se me está haciendo divertida la cuarentena, pero como seguramente diré después, esta cuarentena es una montaña rusa de sentimientos, un día estás contento, al otro estás agobiado por la tarea, al siguiente preocupado por la familiares y amigos que nos puedes ver y así semana tras semana, mes tras mes, hasta que esto acabe y podamos vernos otra vez tranquilamente.

Júlia Rosell 4º ESO. Tremp

La mayoría de gente que estábamos encerrados en nuestrascasas y que no hemos podido salir vemos la cuarentenacomo algo malo. Lo vemos como que nos está distanciandode nuestros amigos y de algunos familiares, pero la verdades que es todo lo contrario. Si nos paramos a reflexionar sobre toda la cuarentena podemos sacar mucho, pero sobre todo hemos aprendido a valorar cada minuto de nuestra vida, que sabemos que no estamos solos, también hemos aprendido a aprovechar la vida al máximo. Aprovechar la vida al máximo porque la vida da muchas vueltas y puede ser que pierdas a personas, amigos, familiares, y muchas cosas… muchísimas. Yo en esta cuarentena perdí a un amigo bastante especial (del que no pude despedirme ni por mensaje) y la verdad es que...En un momento puedes estar de maravilla y en otro puede ser que estés con los ánimos por los suelos. Por eso hay que aprovechar cada segundo de nuestras vidas, cada momento con nuestros familiares, con nuestros amigos…con todos.La vida gira y pierdes muchas cosas pero nunca vamos a perder nuestra compañía, nunca vamos a estar solos porque pase lo que pase siempre vamos a tener a alguien, ya sean nuestros padres, nuestros tíos, nuestros abuelos, lo que sea, da igual, siempre van a estar ahí sin quedarnos solos. Hay que valorar cada minuto que pasamos al lado de nuestros amigos, de nuestros seres queridos, porque en una milésima todo eso puede volar, puede caer y puede esfumarse, porque la vida está llena de baches, errores y… nunca sabemos lo que puede pasar. A veces un simple abrazo de algún amigo o de alguien cercano aunque sea de dos segundos nunca lo valoramos, pero ahora nos damos cuenta de que esos minutos o segundos nunca los valoramos, pero ahora nos

hay que aprender a valorar las cosasporque en un instante puede cambiar todo

Alba Matos4º ESO. Zafra

damos cuenta de que esos minutos o segundos de ese abrazo lo son todo, porque ahora que no lo tenemos aprendemos a valorar el doble. Son cosas “insignificantes” pero que a la vez están ahí y los echamos de menos.Pueden ocurrir infinidades de cosas buenas o malas, por eso hay que arriesgarse. Si tú quieres a una persona o la amas, díselo sin miedo, porque nunca sabes lo que puede llegar a pasar después, algo bueno o algo malo, pero por lo menos lo has intentado y te quedas con esa fuerza de que has sido valiente y has podido intentarlo. Y las casualidades existen. Yo precisamente pensaba que me iba a quedar sola siempre y gracias a Dios encontré a mis grupos de amigos, que puede que sean unos grupos muy locos, pero son fieles, y sé que ellos van a estar ahí pase lo que pase, en los ratos malos te van a ayudar y a animar y eso es lo que se valora de los grupos de amigos. Fue una casualidad que nunca pensé que fuera a ocurrir, pero ocurrió. Son cosas que hay que aprovechar al máximo. Nunca miremos atrás porque puede ser que en nuestro pasado hayan ocurrido cosas muy malas, cosas que nunca esperamos que fueran a suceder y al final sucedieron, pero si estamos aquí es para seguir adelante y dejar el pasado atrás. El pasado nos aferra a él, nos quedamos estancados. O mismamente el miedo de perder a esa persona, a quedarte solo. El miedo puede ser malo pero a la vez bueno. Simplemente hay que aprender a eliminar esos miedos, aprender a confiar aunque te hayan hecho daño, porque la vida hay que vivirla siempre al máximo… Esas personas son las que valen la pena de verdad, las que darían todo por ti sin pensarlo dos veces, las que están en tus ratos buenos y en los ratos malos aún más, las que se quedan noches en vela porque estás triste… Esas personas merecen lo mejor. Me han hecho pensar que la vida es maravillosa, porque lo es. Me han hecho pensar que soy especial cuando yo ni siquiera lo pensaba. Han hecho cosas que si yo pudiera les daría todo lo que se me pusiese por delante, y lo son todo. Hay que darles las gracias por todo, por haber hecho lo imposible por hacerme sonreír.

Todas las personas tenían nuevos sueños,partes de la vida destrozadas.Todas las personas pasaron una mala rachaque retumbaba en las entrañas de sus casasEl mundo se había quedado quieto.Dime quién paró el tiempo,dime por qué todo pasaba lento.Las paredes se estaban cayendoTenía nubes por ojos,lágrimas en cunetas de cristal.Tenía sueños rotos,días se fueron sin nada que mostrarAmanece, no debí despertar.Miradas heladas,sonrisas de celofán.Otra vez vuelta a la realidadSentimiento que no se ha esfumado no me hagas recordarlo.Ser feliz está infravalorado.

rotos

Daniela Sanjuán2º ESO. Zaragoza

Maria Mirabet 3º ESOTremp

ante las vicisitudesaprendemos

Hace aproximadamente dos meses mi vida cambió de forma brusca e inesperada.De repente todo lo que era normal se volvió prohibido , salir a la calle , quedar con mis amigos , ir al colegio. Todo parecía oscuro , triste , inabordable….Ante semejante situación solo teníamos el respiro de salir a aplaudir a la ventana a todos los profesionales sanitarios desbordados de trabajo , cansados , impotentes ante una crisis sanitaria que estaba desbordando todas las previsiones .Esos aplausos se fueron extendiendo a todos los profesionales que estaban exponiendo sus vidas para intentar paliar los efectos de un intruso terrible contra el que nada parecía funcionar.Poco a poco , con mucha información y haciéndonos conscientes a la fuerza de lo terrible que es lo que esta sucediendo los aplausos fueron dirigiéndose a los transportistas, al personal de limpieza , a los farmacéuticos, a las personas del campo, al pequeño comercio que seguía abierto y dando servicio para cubrir nuestras necesidades.Nosotros seguimos trabajando también, el colegio no se paró, eso sí, trabajamos de forma distinta a través de un instrumento que hasta ahora solo habíamos utilizado casi de manera excepcional. El ordenador, la Tablet, el teléfono se transformaron en nuestro nuevo material escolar, con todaslas ventajas y desventajas que eso supone, la relación con nuestros familiares mas cercanos y amigos también cambió. Las vídeo llamadas se instalaron en nuestra vida cotidiana sobretodo los fines de semana.

En estos momentos las condiciones la situación es un poco mas llevadera, aunque estamos lejos de volver a lo de antes, sin embargo, vamos avanzando hacia eso que llaman “ nueva normalidad” esto no significa que debamos relajarnos ni dejar de ser prudentes. La lucha contra esta pandemia no se ganara hasta que exista una vacuna que acabe con el virus, pero podremos ir ganando pequeñas batallas si somos responsables y todos ponemos de nuestra parte.Esa es una parte la otra es que yo creo que todos nos hemos dado cuenta que cuando estuvimos confinados el planeta “respiro” es decir el planeta no estaba bien había mucha contaminación y al quedarnos en casa esa contaminación bajo los mares y los ríos se volvieron más limpios algunos animales volvieron a su hábitat lo que para mi significa que la tierra esta intentando decirnos que estamos explotando los recursos del mundo y que no podemos seguir así . El planeta es de todos y todos por vivir aquí deberíamos de cuidarlo .Desde mi punto mas personal pienso que esta pandemia me ha ayudado en ciertos aspectos me he dado cuenta de que tengo que valorar más las cosas ya que de un día para otro pueden cambiar, que un beso y un abrazo es algo muy preciado, que hay que mimar a esos familiares que aunque pensemos que no hace falta visitarlos sí que es necesario, que el tiempo es oro y que los momentos hay que disfrutarlos y vivirlos no solo pasar por ellos ,que hay que vivir el día a día como si fuera el último.También me he dado cuenta de que hay muchas personas a las que de verdad quiero y quizás antes no las he valorado lo suficiente como para decirles te quiero a menudo. Creo que después de esto tanto los niños como los adultos veremos la vida de forma diferente, necesitamos aprender una nueva manera de vivir.

Julia CarcedoLaviana

más unidos que nunca

Durante estos dos meses he visto cómo de un día para otro mi mundo se venía abajo, cómo todo aquello que yo consideraba normal, desaparecía y con la impotencia de no poder hacer nada para evitarlo. De repente, cosas tan básicas en mi vida como ir a clase, salir con mis amigas o ir a comer con mis abuelos, se convirtieron en privilegios.Quién nos iba a decir hace unos meses que una pandemia mundial acabaría con la vida de millones de personas en cuestión de semanas, y que nuestra “nueva normalidad” sería quedarse en casa esperando a cambiar de fase, salir a la calle con horarios limitado a y mascarilla, y que la única forma de poder ver a las personas que más echabas de menos sería a través de una pantalla o, con un poco de surte, a dos metros de distancia.Bueno, todo lo que llevo escrito hasta ahora es lo que respondería cualquier persona si le preguntaras qué es lo que más echa de menos en cuarentena, pero seguro que nadie responde que echa de menos algo tan absurdo como esos dos últimos meses de clase en los que todos nos quitamos el jersey en clase y pedimos al profesor abrir las ventanas, o ese momento en el que cambias los leotardos del uniforme por calcetines, y ese simple gesto hace que te sientas más cerca del verano.

Andrea Coto3º ESOLaviana

Sin duda lo más triste de toda cuarentena ha sido pasarme horas en la ventana y que en ese tiempo solo pasaran cinco o seis personas para ir a comprar o para pasear al perro, y mirar a un lado y que el parque donde siempre paraban los niños después de salir de clase estuviera vacío y precintado. Ver como todo cerraba y millones de personas se quedaban sin trabajo, ver el telediario y rezar porque la cifra de fallecimientos del día anterior no se repitiera y porque nadie cercano tuviera que sufrirlo.

Pero como de todo se puede sacar algo bueno, creo que lo único que no ha sido desastroso durante estas semanas es que he podido pasar más tiempo con mis padres y mi hermana, que aunque viviéramos en la misma casa, la rutina y vivir siempre con prisa ni dejan mucho tiempo para tener conversaciones de verdad. Y después de todo, creo que aunque he echado mucho de menos a mi familia y los amigos, lo que más me ha faltado durante este tiempo es poder salir a la calle y sentirme libre.

Amelia Sánchez3º ESOMadrid

aprendimos a seragradecidos

A principios del año 2020 pensaba que iba a ser un año increíble, tenía muchas esperanzas y sueños, muchísimas cosas que quería hacer, cosas que aprender, personas a las que ver, sabía con total certeza que este año iba a ser uno de esos que pasan a la historia de tu vida, pero lo que no sabía es que literalmente este año pasaría a la historia de todas las personas del mundo, sería un año que mis hijos estudiarían seguro en los libros de historia. El 2020 daría lugar una de las más grandes pandemias mundiales. Esto que parece el inicio de una película de zombies, en realidad es la causa de que 30.000 familias en España perdieran a un ser querido, y más aun unas 400.000 personas dejarían este mundo sin haber podido tener a sus más queridos a su lado, dándoles la mano en sus últimos respiros, diciéndoles que todo iría bien, y encontrarse solos ante el terrible pensamiento de que probablemente todo no fuera a salir bien, que miles de “te quieros ”y “ lo sientos ” quedarían encerrados sin jamás ser dichos ni escuchados. Pero para ser justos, yo no podía quejarme, todo iba bien, mi familia y amigos permanecían sanos, y aunque fuera molesto y desesperante lo único que tenía que hacer era quedarme en casa. Mientras muchos nos encontrábamos dentro de la comodidad de nuestras cuatro paredes, había otras muchas personas luchando grandes batallas cada día sin que nosotros nos diéramos apenas cuenta. Personas que arriesgaban su propia vida para salvar las de otros, personas a las que se les rompía el corazón en mil cachitos cada vez que veían irse a una persona de este mundo a la que no habían podido salvar tras mucho intentarlo, personas que estallaban en redes por mil motivos, personas que estaban cansadas pero seguían luchando.

Melissa Godos3º ESOOviedo

lascallescambian

De repente todo se paró, como si le hubieran dado el botón de pausa a un país entero, comercios enteros cerrados, colegios cancelados, metros vacíos, parques sin niños jugando…Y en ese momento las personas que todas las mañanas corrían estresadas porque llegaban tarde, todos los estudiantes estresados por los exámenes, todos fuimos obligados a parar, y nos dimos cuenta de lo que era realmente importante.Pasamos de correr porque llegábamos tarde a rápidamente hablar a todos nuestros conocidos para saber que estaban bien, pasamos de cancelar planes con amigos porque estábamos ocupados a pasar todas nuestras horas hablando con ellos y diciéndoles como les echamos de menos, de no ir a ver a nuestros abuelos porque preferíamos hacer otra cosa a desear poder acercarte a ellos sin tener miedo de poder contagiarlos, de no apreciar el deporte al aire libre a echar de menos esas oportunidades que perdiste, de quedar en el cine o en un centro comercial cada fin de semana a ver eso como un plan completamente lejano. Aprendimos a ser agradecidos de lo que nos rodea y aprendimos más cosas sobre nosotros mismos. Al fin pudimos salir a la calle, fue raro ver todas las caras con las que te cruzabas tapadas por una mascarilla, más raro aún cuando eran caras conocidas. No me considero una persona cariñosa, pero encontrarse con personas que no habías visto en un largo tiempo y no poder acercarte y abrazarles como podías hacer antes era exasperante. La batalla aún no ha acabado, pero tengo esperanza en que pronto lo hará

Así que desde casa decidimos alzar nuestras voces para demostrarles lo agradecidos que estábamos, nos juntamos como un gran equipo apoyando a estas personas que luchaban, animándonos unos a otros sin siquiera conocernos, convirtiendo las calles a las 20:00h en pura alegría y agradecimiento, esta es la parte más bonita de esta tragedia, toda la gente unida en un mismo equipo, el país entero hacia ruido al son de un mismo corazón.Y sí, aunque parezca extraño aquí es donde comienza una de las que habrá sido de las más notables aventuras que viviré en todo mi vida. El tiempo de confinamiento que me mantenía encerrada, me hizo darme cuenta de las muchas cosas que con la monotonía de nuestras rutinas dejamos pasar. Aprendí a valorar ir en metro y cruzarte con un montón de personas con prisa por la mañana, muchas personas estresadas por el trabajo y por los estudios, como ese hombre tocando el violín que todas las mañanas parecía ignorar, en verdad me amenizaba el largo camino, como estar sentada en una clase por largas horas podía parecer tedioso antes, pero cómo echaba de menos estar ahí sentada rodeada de todos mis compañeros. Pasé de despedirme por la tarde de todos mis amigos sabiendo que les vería al día siguiente en el mismo sitio y a la misma hora, a no saber cuando les iba a ver y si me iba a despedir de la mayoría de ellos antes de que acabara el curso. Hasta eché de menos esos días en los que estaba estresada por todas las clases, cuando se me acumulaba el temario y estaba desesperada, incluso esa semana de exámenes estudiando por la calle y en los pasillos, también esos momentos donde sentía que había fracasado por suspender otra vez el examen de matemáticas, cuando pensaba que eso era lo peor y el mayor problema que podía tener. De repente todo se paró, como si le hubieran dado el botón de pausa a un país entero, comercios enteros cerrados, colegios cancelados, metros vacíos, parques sin niños jugando…Y en ese momento las personas que todas las mañanas corrían estresadas porque llegaban tarde, todos los estudiantes estresados por los exámenes, todos fuimos obligados a parar, y nos dimos cuenta de lo que era realmente importante.

Sonsoles Carretero Madrid

Tengo la esperanza de poder salir a la calle y ver las sonrisas de todas las personas con las que me cruzo, la esperanza de poder ver a mis abuelas y abrazarlas tranquilamente.Hay que seguir luchando, tener un mismo corazón, sé que no puedo hablar por todos pero, mi corazón va al son del corazón del mundo, ¿el tuyo?

Esther Trindade3º ESOTremp

carpe diem

Quién nos iba a decir, al tomar las doce uvas al finalizar el año pasado, lo que en la otra parte del planeta ya se estaba gestando. Quién nos iba a decir que, al tomar la tercera uva, nos íbamos a atragantar, privándonos del disfrute de la cuarta y de la quinta. Si algún visionario lo hubiera vivido en sus carnes quizás podría sanar nuestra incertidumbre compartiendo su sensación al tomar las seis últimas uvas tras el percance, pues el disfrute de estas primeras ya no se podrá recuperar nunca más.

Aunque estos soldados infectados no están solos en absoluto, cuentan con el trabajo de los sanitarios en las trincheras, una lucha a diario en un ambiente contaminado por la maldad del virus; salvando personas, cubriendo con su manto a más vidas de las que podían abarcar. Una tarea ardua y difícil que desde la lejanía de nuestros hogares pudimos reconocer mediante aplausos; un choque de palmas a diario, como diarias eran sus intervenciones. Una muestra de que la vida es una obra dramática concebida para ser representada; y el aplauso como prueba, de que nuestros sanitarios son los mejores actores que puede haber en un teatro como en todos los ejércitos, siempre hay soldados rebeldes, y algunos decidieron que la guerra no iba con ellos y decidieron que la norma de no salir de sus casas, no era aplicable a ellos; desde estas líneas solo podemos condenar estos actos.A pesar de ser un episodio triste, la vida sigue fluyendo hacia su final que es el mar; no hay meandro que en nuestro fluir no se pueda esquivar en nuestro devenir diario hacia el mar.Mucho me gustaría a veces que todo esto fuera un sueño, mejor dicho, una pesadilla y que pudiésemos despertar de él, o cambiarlo por otro más bonito. Mil veces preferiría estar tumbada en un prado verde cercano al mar, sintiendo el refulgir del sol entre los recovecos que no cubre la sombra del árbol que me cobija; escuchando el rugir de las olas en su embestir contra la arena de la playa y la brisa de la primavera acariciando las hojas del árbol que me da sombra.

Tras entrar en la nueva década; dentro del semillero diario de malas noticias que nos traen los informativos; había una que cada vez sonaba con mayor nitidez y cercanía; primero sonaba en China, después sonó en Italia; y finalmente, acabó sonando en nuestro país. Esta mala noticia era el virus SARS Covid19, que poco a poco fue infectando a cada vez más gente, y también llevándose a muchas personas; como todas las cosas injustas, se centró principalmente en las personas más vulnerables por su edad o salud; pero poco le importaron otros aspectos como el sexo, la religión, la nacionalidad o la economía de cada una de sus víctimas.Pronto vimos interrumpida nuestra vida cotidiana al ser llamados a luchar contra esta pandemia El acontecimiento bélico se desarrolló en dos fases: en la primera, los soldados tuvieron que quedarse en casa, pues estando en este lugar, el virus no podía encontrarlos y sería más difícil que los contagiara. La segunda fase es la que se vive ahora; las personas han salido de su escondite, a la calle con armas como mascarillas y desinfectantes que mantienen alejado al coronavirus; además, siempre dejamos una distancia entre nosotros, pues el virus, de una forma cruel y poco empática, convierte a algunos de nuestros soldados en armas a su disposición.

Pero esta es sola una estación más del viaje que todos debemos recorrer, desde luego no es la mejor, pero vendrán mejores; aunque de todo se aprende, y este caso no es una excepción, en esta situación hemos visto que las cosas que se piensan que se tienen pueden desaparecer de un momento a otro, hemos visto por desgracia, como el éxito y el fracaso en este mundo terrenal, no son criterios de selección para las desgracias, pues

Lucía FernándezLaviana

estas siempre se suelen anteponer sobre las primeras; se han revalorizado nuestro medio rural, como punto de aislamiento y desconexión del gentío de las ciudades, mucha suerte tienen quienes viven en ellos; también hemos aprendido, que lo único que los seres humanos no podemos vencer si permanecemos unidos es la muerte.Y después de esta taquicardia, no nos cabe duda, que el corazón de nuestro mundo volverá a latir y la energía renovada se extenderá por todas las venas y capilares de nuestro planeta; y todos nosotros, podremos volver a disfrutar de este ánimo para continuar en el camino.

Era un día normal,venía del colegio,pero lo que no sabía yo,es que a partir de ese díame tendría que quedar encerrado.El primer día,estaba en casa,disfrutaba jugando feliz,ya que no había clases,y casi no tenía deberes.Los días pasaban y todo empeoraba,el llamado Covi-19 nos asustaba,entonces el gobierno tomó una decisión,empezar el estado de alarma.

Todas las ayudas parecían pocas,no había mascarillas y faltaban materiales,también falta de geles, pero,los sanitarios hacían todo lo posible. Después de aquello me di cuenta de todo,ya apreciaba la vida y también,vi que teníamos que confiar en nosotrosy ser más responsables.Me lo pensé dos veces,y sentí el dolor,expertos en sentiren una vida sin sentido y sin razón.Sé que nos aburrimos,y queremos salir,pero personalmente digoque si obedecemos antes saldremos.Empezó la desescalada,y también las clases,ya hay que estudiar y,los colegios ya están listos para abrir sus puertas.Ya echo de menos,salir con mis amigos,disfrutar de la vida e ir a clase, tener exámenesy volver a boxeo.

volver a boxeo

Alexandre TroncosoLaviana

Música de la canción: Me vas a ver (BERET)

Arnau Buñol4º ESOTremp

paz

si me lo dicen,no me lo creo

Quien me iba a decir en Navidad que iba a estar encerrado en casa durante casi tres meses, (si me lo dicen no me lo creo) y menos por una especia de virus, que todavía pasado este tiempo no saben aún como solucionarlo, es decir no hay vacuna para parar esto. Mi tiempo ha transcurrido haciendo de todo un poco, deberes, clases por la mañana (que eran dos por día y algunos días había una) con los profesores y por la tarde hablaba por video llamada con mis amigos del colegio que por cierto hablábamos de todo, de los que estaba ocurriendo, de cuando íbamos a volver a vernos o también de que optativa íbamos a escoger para el año que viene en 4 de la ESO y también jugaba a la play station con mi hermano cuando mi madre me dejaba porque claro no me iba a dejar jugar todos los días porque si no sería muy mala para cuerpo y para mi organismo. Hemos estado todos en casa, los únicos que han salido de casa han sido mis padres para hacer la compra en el supermercado o para comprar algo para arreglar algo que se había roto. Los demás nos quedábamos en casa. Al final nos hemos acostumbrado pero también es verdad, que se echa de menos las cosas que hago normalmente yo por ejemplo echo de menos quedar con mis amigos en el cine para ver una película o para jugar a los bolos o para ir a cenar o incluso para hablar de nuestros cotilleos, también echo de menos el jugar al fútbol con mis compañeros de equipo y también levantarme temprano los fines de semana para jugar al fútbol (incluso un día jugamos tan temprano que mientras estábamos jugando vimos el amanecer, ese momento nunca lo voy a olvidar) también echo de menos mis tardes de cine o con mis amigos o con mis padres aunque esas sesiones de cine las sigo haciendo en mi casa incluso a partir de ahora en vez de ir al cine voy a quedarme en casa.

Esta cuarentena también me he puesto a reflexionar un poco y me he dado cuenta de que tengo que ayudar cada día más a mis padres porque cada día ellos se van haciendo más mayores y son capaces de hacer menos cosas y por eso tengo que estar yo junto a mi hermano ayudando a mis padres. También me he dado cuenta que la gente sin techo en esta época lo habrán pasado peor que otros años incluso me atrevería a decir que podría haber sido su peor época de toda su vida. También he reflexionado ya que tenía mucho tiempo y me he puesto a pensar en todos los errores que he cometido a lo largo de mi vida, los caprichos que he tenido y que han molestado a mis padres, las contestaciones que he dado a mis padres porque no sabía cómo comportarme, y eso me ha hecho reflexionar que si cuando termine todo esto debería dedicar más tiempo a ayudar a los más desfavorecidos.

Álvaro Rodríguez3º ESO Madrid

También he reflexionado sobre que debo cuidar un poco más mi planeta haciendo cosas que afecten poco al medio ambiente como por ejemplo gastar menos agua, apagar la luz cuando no la necesito, reciclar, usar más el transporte público.Además he pensado también en que debo ayudar a mis amigos en sea lo que sea aunque antes de la cuarentena también los ayudaba. Por último en esta cuarentena también he pensado en los viajes que me gustaría hacer, me gustaría viajar por todo el mundo porque a mí me encanta viajar pero los lugares donde que me gustaría visitar son los Estados Unidos, Italia (aunque ese lo dejaría para el último porque ha sido el país más afectado por el coronavirus) o también viajar a alguna parte de Asia. En resumen esta cuarentena no ha sido peor de lo que pensaba incluso me ha servido para darme cuenta de lo que estaba haciendo mal.

esas pequeñas cosas

Bien, todo empezó un 15 de marzo de este año, me acuerdo perfectamente del momento. Llevaba toda la tarde recibiendo mensajes del colegio sobre el posible cierre de las aulas, estaba con el profesor de clase particular en el momento que recibí el mensaje definitivo, el cierre de las aulas. Al principio no le di mucha importancia pues solo eran quince días, Pero se fue alargando más y más y entonces empecé a preocuparme. Todo lo que salía en el telediario era la pandemia, no había deportes, no había ningún tipo de información que no tuviera que ver con el virus.

Pasó un mes y llegó la aplicación de teams, los profesores nos advirtieron la semana anterior sobre la nueva forma de trabajar, yo me quedé un poco extrañado pues ya me encontraba a gusto con la nueva forma de trabajar, pero otra vez me tuve que adaptar y seguir adelante. Un tiempo después nos llegó un correo electrónico de nuestra tutora enviándonos un correo electrónico y una contraseña para iniciar sesión en la nueva aplicación de teams. En ese momento me puse a investigar sobre como iniciar sesión y conseguí entrar en lo que sería mi nueva herramienta de trabajo. Yo era consciente de que a partir de ahora las cosas iban a cambiar más y me tendría que volver a adaptar a un nuevo método de trabajo pero con el tiempo me acabé acostumbrando. El primer día que utilizamos teams , nos tuvimos que unir a una reunión con nuestra tutora , aún me acuerdo a todo el mundo mandando mensajes sobre como entrar en la reunión , si se entraba en el calendario, en fin los primeros días es normal pero con el paso del tiempo fuimos teniendo más reuniones hasta el punto de estar casi como en clase. Los profesores nos ayudaron mucho para adaptarnos a la situación y eso lo agradezco mucho , porque no es lo mismo enviar un correo electrónico que tener la posibilidad de hablar con tu profesor en una reunión.

Pasó el tiempo y empecé a echar de menos algunas cosas, mis amigos, aquellas tardes en la avenida, extrañaba mucho esos momentos pero lo que me hacía seguir adelante era la esperanza de que este virus se acabe de una vez por todas y poder salir a la calle sin miedo, ,volver a clase, esas pequeñas cosas que hacemos pensando que no tienen valor alguno y que al final te dan la vida. Entre otras muchas cosas me preocupaba sobre todo que sería del colegio porque soy consciente de que ahora mismo me encuentro en el curso más importante de la E.S.O y que mi nota aquí tendrá mucho que ver cuando me disponga a hacer el bachiller.Además la semana siguiente al inicio del confinamiento tenía varios exámenes muy importantes que me habrían ayudado a subir un poco la nota en algunas asignaturas. Tenía ansia por saber cómo iban a ser las clases online pues es algo nuevo para la mayoría de las personas.

Al principio los profesores nos iban mandando tareas que teníamos que enviar por el correo electrónico, los primeros días era muy extraño incluso algo complicado para muchas personas pero poco a poco te vas acostumbrando a trabajar así.

Pasó otro largo mes y el confinamiento seguía aumentando cada vez fallecía más gente, ir a la compra era como una locura estaba todo abarrotado de gente era imposible moverse y mucha gente se quejaba, pero en mi opinión nosotros lo pasamos mal pero muy poca gente piensa en la gente que trabaja en industrias de alimentación expuestos al virus algunos incluso sin protección y puedo asegurar porque tengo un ejemplo en casa que se pasa muy mal.

Pasaron más semanas y por fin el gobierno permitió salir a la calle durante un tiempo y de forma responsable, yo estaba muy contento y salí por fin a la calle, cuando salí me dio una sensación de libertad y sentía la sensación de que hacía años que no salía a la calle, di un paseo para despejar un poco y volví a casa y mientras volvía estuve reflexionando acerca de lo que me había hecho un simple paseo, me había transformado metafóricamente hablando. Tiempo después anunciaron las fases de desescalada , yo estaba muy feliz porque me daba la sensación de que la pandemia por fin iba a terminar, primero entramos en la fase cero, después en la uno , y actualmente nos encontramos en la fase dos, yo no me había enterado de los cambios que vendrían en la fase dos , hasta que mi abuela me dijo que este sábado treinta de mayo podría volver a entrenar, me puse muy contento pues vería a mis compañeros que llevaba toda la cuarentena viéndolos únicamente en video llamada.

Enol GarcíaLaviana

El COVID-19 arrasa y se lleva consigo todo lo que pilla, todo lo que es capaz de abarcar. Le da igual que sea tu madre, tu padre, tus abuelos o tú. Le da igual todo el dolor que nos puede dejar marcados toda la vida. Le da igual el color de tu piel o tu religión, no entiende de naciones ni de creencias. No le importa que miles de autónomos pierdan su trabajo y en consecuencia el dinero con el que alimentar a su familia, que los sanitarios trabajen 15 horas al día haciendo turnos interminables, o que algunos niños estén encerrados en 40 m2. Últimamente ha habido muchas quejas de muchos psicólogos infantiles y familias, debido a que piensan que los niños necesitan salir, jugar, correr… tener contacto con el mundo exterior. Pero, ¿quién habla acerca de los millones de ancianos que llevan casi 2 meses encerrados en casa? Muchos de ellos, se sienten solos, son viudos o viudas, no tienen familia, o no se pueden comunicar con ella. Tienen miedo ya que son los más vulnerables y no quieren bajar a la calle, aunque sea indispensable. Normal. Ni siquiera acaban de comprender ni hacerse a la idea lo que está pasando realmente, ni qué es este virus ni por qué ha venido para llevarse vidas inocentes consigo. Por eso, si tienes la maravillosa suerte de tener abuelos, llámalos, pregúntales cómo se encuentran, proponles alguna idea para que puedan hacerla durante el día y quiérelos, quiérelos mucho; y díselo, no te canses de repetírselo. Ninguno sabemos cuánto tiempo vamos a estar aquí, por eso no dejes de hacer y decir todo lo que luego puede que te arrepientas por no haberlo hecho. Las abuelas y abuelos valen oro, y son más sabios que cualquiera de nosotros, así que dedícales un ratito todos los días. Te harán más feliz, y tú a ellos el doble, no lo olvides.

el coronavirusy los ancianos

Isabel Melero3ºESOZaragoza

Paula FernándezESOMadrid

Miriam Martín4º ESOTremp

Sábado 14 de marzo, estaba en un restaurante que mi familia y yo vamos todos los fines de semana, y llega el camarero y nos dice: “oficialmente se ha declarado la cuarentena en España, y a partir de mañana nos obligan a cerrar el restaurante hasta nuevo aviso”. Hoy, 26 de mayo, más de dos meses después, Los Panchos y la mayoría de restaurantes están volviendo a abrir sus puertas al público. La verdad es que cuando nuestra profesora de lengua nos dijo la idea de hacer una redacción sobre como hemos vivido nuestro confinamiento me encantó. No sabía muy bien cómo empezar ni cómo explicar todo lo que había hecho, ya que al vivir en un pueblo no es lo mismo que como por ejemplo mis compañeros de clase que han tenido que estar tanto tiempo encerrados en un piso. La verdad es que desde que ya era pequeño siempre me gustaron las cosas del campo, como tener una huerta, o atender los animales. Poco a poco me he hecho mayor y mis padres, abuelos y tíos me han ido aprendiendo nuevas cosas que me están valiendo mucho. Después de prestar durante tantos años atención a los mayores, he decido hacer mi propia huerta. Mi primera dificultad era combinar la huerta con los estudios y las actividades extraescolares, porque yo con esta idea ya había empezado en diciembre. Pasaban los días y estaba deseando que llegara el fin de semana para poder estar con mi huerta. Poco a poco la fui aumentando, desde tan solo plantar una docena de lechugas, hasta plantar cebollín, tomates, berzas, fresas, lechugas, pimientos, berenjenas, menta y mucho más. Poco a poco he ido creciendo en mi huerta como todo el mundo en las cosas que le gusta, y la verdad es que estoy encantado con las personas de mi alrededor, porque ya sean vecinos, o familiares me están apoyando al máximo, cuando digo esto, me refiero a que, todos me dicen que es una idea genial y que siga así, pero también digo, que cuando voy a comprar las plantas para plantarlas en mi huerta, muchas de ellas me las regalan, y aunque me dé un poco de rabia no tener que pagarles, a la vez, me presta porque siento que todo el mundo me está apoyando.

la rutina ante los cambios

Adrián IglesiasLaviana

Desde que ha empezado el confinamiento yo he tenido una rutina, me levanto todos los días sobre las ocho y algo de la mañana, riego mi huerto, hago todos los deberes y por la tarde, la mayoría de días subo unos 700 metros en bicicleta para atender el ganado.Le echo de comer a las gallinas, cojo los huevos, echo de comer a las vacas, las guardo, y miro a ver si están todas las ovejas. Más o menos tardó unos 1y 30 min, después bajo, y meriendo junto con mis abuelos.Unas semanas más tarde España ha avanzado de fase y ya se puede mover de concejo a concejo, así que mi madre y yo decidimos ir a ver a mis otros abuelos, allí también hay una finca muy grande con muchos árboles, así que mi madre y yo nos pusimos a trabajar y 4 días después todo está al día.Hace unos meses yo deseaba vivir en Laviana, porque fuese a donde fuese siempre había que trabajar, si no era en la casa de mis abuelos, era en la de los otros abuelos, y sin olvidarnos de la nuestra, por eso había llegado a la conclusión de que lo mejor era vivir en un piso y así no tenías que hacer nada, unos cuantos meses después, me doy cuenta, de que tener una huerta, una finca o unos animales te da vida. Por eso definitivamente me considero un privilegiado por donde vivo, y aunque muchas veces no te apetezca trabajar, a la larga, creerme que merece la pena.

Kiara Meza3º ESOOviedo

solaenunaisla

en un abrir y cerrar de ojos

En un abrir y cerrar de ojos, el coronavirus, llamado oficialmente COVID-19, llego a nuestras vidas y lo hizo sin avisar. Vivimos en una sociedad y en un mundo en constante evolución, que traduce en constantes cambios. Ahora mismo ya se percibe la poca importancia que empieza a tener lo que ayer nos deslumbraba y todos podemos dar fe de ello.El confinamiento y el estado de alarma comenzaron siendo una situación surrealista. Personalmente, estos primeros días en casa me resultaron divertidos. Todos en el fondo, tenemos ese pequeñoespíritu infantil que hace que todas las novedades que sepresente en nuestro día a día, en un primer momentonos resulten entretenidas. Conforme fueron pasando los días, esa situación al principio entretenida paso a ser una situaciónde constates dudas e intriga por saber que nos depararíael futuro. Estas dudas se traducían automáticamenteen miedos, porque por primera vez en muchos añosexistía algo, este caso un virus, que nadie podíacontrolar, y a ese descontrol se le llamo pandemia.Estamos acostumbrados a vivir en un mundo dondeapenas medio centenar personas tienen el control dela política, la economía, e incluso de la sociedad, ¿peroqué pasa cuando están personas pierden el control? Lo quepasa es que la economía decae, el paro aumenta, el sentimiento de seguridad al salir a la calle desaparece…Afortunadamente esta gran pandemia ha sucedido en el siglo XXI, donde la tecnología es capaz de evadirnos de la realidad, y un claro ejemplo de ello son las redes sociales. Durante este confinamiento las redes se han convertido en un escaparate que muestra una realidad edulcorada de nuestras vidas, y el “postureo” a veces tan criticado ha sido el encargado de añadir humor en esta terrible situación. También valoró muy positivamente la tecnología en general.

A pesar de estar distanciada de mis amigas, hemos podido comentar todos los chismes y los cotillos que día a día se creaban en la distancia. He retomado relación con familiares que viven lejos y diría que he estado más en contacto con ellos en las primeras semanas del estado de alarma que en años. Pero no solo las redes sociales consiguen sacarnos esas sonrisas que tanto se necesitan, pues para mi ver la solidaridad, el apoyo y la compresión de todos los españoles, particularmente, me ha dado fuerzas y sobre todo esperanza para afrontar esta situación.

Hace mucho tiempo que no me paraba a pensar en como es mi vida en realidad. Este periodo de aislamiento me ha abierto los ojos, antes me preocupaba acabar la ESO, entrar en el bachiller quehe elegido,y ahora ni siquiera sé si tendré esa posibilidad. He descubiertocosas como el valor del conocimiento científico o el de un buensistema sanitario y que, a nivel individual, la educación online,la lectura o la familia son opciones que pasan a un primerplano, quiero decir, cambiar las prioridades en mi vidaes posible.El tiempo confinada me hizo darme cuenta quelos millenians, no somos tan sabios como nuestrosabuelos. Los míos me dijeron una frase que jamásse me olvidará:«Aceptar la incertidumbre es una actitud sabia,y así puedes ver que todos somos finitos»

La palabra coronavirus que casi nadie conocía paso a ser la más nombrada en el mundo en el mes de marzo y prácticamente abril. Pero llegaba otra palabra dispuesta a quitarle esa popularidad, era DESESCALADA. Que si fase uno, fase dos…, lo único que en ese momento tenía claro era que nadie sabía lo que iba a pasar al comenzar a volver a la vida normal. Lo cierto es que, en mi opinión no vamos a volver a llevar el mismo ritmo de vida que antes, habrá una nueva sociedad, nuevas políticas e incluso me atrevería a decir que un nuevo sistema económico, comenzando por la desaparición del dinero en efectivo.

La fase uno llego el día a Asturias el día 11 de mayo, un día de emociones, de recuentros pero para mí principalmente de miedos. Puede ver a mis amigas por primera vez después de un mes y medio. En realidad, no teníamos tanto que contarnos porque hablábamos a todas horas, de todo lo que pasaba en nuestras casas. Lo que queríamos en realidad era abrazarnos, pero… ¿podíamos hacerlo? ¿Y si llevábamos mascarilla? ¿Podíamos hacer deporte juntas respetando la distancia de seguridad? Al pensar en el momento justo en el que todas nos vimos, recuerdo que ninguna sabíamos que hacer.Nos miramos extrañadas como diciendo, ¿y ahora qué? Poco a poco nos fuimos adaptando a esos encuentros que tan extraños parecían y ahora ya forman parte de la normalidad.Quince días después llegaba la fase dos, y bendita fase dos, en la que yo creía que por fin reuniría el valor para abrazar a mis abuelos sin ese miedo de contagiarles, pero me equivoque. A día de hoy aún sigo sin tener el valor, y por mucho que me duela no poder hacerlo, me duele aún más saber que al darles un simple beso pongo en riesgo su salud. Es muy sencillo permitir legalmente poder abrazar a los abuelos y abuelas, sin embargo, moralmente no lo es, pues quiero pensar que no soy la única persona en esta situación.En conclusión el coronavirus ha cambiado mi vida de una manera que ni yo me imaginaba. Me hizo darme cuenta que en un abrir y cerrar de ojos todo puede cambiar. Nos cierran las fronteras, los hospitales se saturan, nos limitan salir a las calles y la histeria social se desata. Agotamos la existencia de mascarillas, los supermercados se vacían y las noticias falsas crecen como la espuma. Pero de pronto, nos damos cuenta que echamos de menos lo que de verdad nos han arrebatado, los abrazos, los besos o una simple palmadita en la espalda. Al principio mire el a este virus con recelo, pues me arrebataba lo que yo creía que era lo más importante en mi vida, las quedadas con amigos, las fiesta o esa comida multitudinaria de los domingos. Pero ahora me doy cuenta que es una oportunidad para cambiar, para establecer prioridades y sobre todo para aprender a valorar. Valorar a esas personas que día a día están a mi lado y no les presto casi atención, valorar lo importante que es la ciencia, principalmente la investigación y la sanidad pública, que llevaba tiempo decayendo, ahora pienso, que menuda vergüenza que algo así tenga que pasar para que aprendamos a distinguir lo importante de lo prescindible. Pero por otro lado lo valoro, porque nos hizo darnos cuenta que en un abrir y cerrar de ojos todo puede cambiar.

Nera Coto. Laviana

Estos últimos meses han sido y van a seguir siendo una locura.Aun no me creo lo que estamos viviendo, ni cómo ha llegado tan lejos. Cuando esto empezó en China, nadie se pensaba que pudiera pasar todo lo que hemos vivido y lo que nos queda. El coronavirus es un virus originario de China, que se transmite muy fácilmente, se ha convertido en solo unos meses en una pandemia mundial y va a provocar una gran crisis en muchos países, entre ellos España. Yo en un principio estaba de alguna manera “contenta” al igual que otros muchos estudiantes, ya que no íbamos a volver al cole en lo que en un principio pensábamos que iban a ser 15 días, pero que se ha ido alargando hasta llevar 3 meses sin siquiera pensar en volver a una relativa normalidad. Todos pensábamos que en unas semanas todo se acabaría, que sacarían un medicamento o vacuna que lo solucionaría todo, o incluso mucha gente pensaba que se estaba exagerando y que no era más que un tipo de gripe, sin embargo otras muchas personas se lo tomaron mucho más enserio y compraron muchísima comida, hasta que empezaron a acabarse los alimentos básicos en los supermercados. Después mandaron a los estudiantes a casa, la gente empezó a teletrabajar, cerraron los lugares públicos… Aproximadamente, dos meses después empezó la desescalada, hasta donde estamos ahora. En estos meses he aprovechado para leer mucho, dibujar, ver series y películas pendientes… y hacer todas esas cosas paras las que muchas veces no tengo tiempo. ...a valorar más la sanidad que son los que nos ayudan a mantenernos sanos y que han sido tan importantes en este momento, no deberíamos olvidarnos nunca de todas esas personas que nos ayudan a que nosotros podamos seguir tranquilamente en casa sin preocuparnos de muchas más cosas que de las que vemos por la tele, esas personas son los científicos (que están ayudando a saber más sobre el virus), los cuidadores y residencias (que se encargan de cuidar a nuestros mayores y no se les paga lo que se debería) los agricultores y ganaderos, los repartidores, limpiadores, basureros…

me encantaría pensar que todolo que hemos pasado hasta ahoranos ayudará a ver las cosasy a pensar de otro modo

Sinceramente, me encantaría pensar que todo lo que hemos pasado hasta ahora nos ayudará a ver las cosas y a pensar de otro modo, a valorar más la sanidad que son los que nos ayudan a mantenernos sanos y que han sido tan importantes en este momento, no deberíamos olvidarnos nunca de todas esas personas que nos ayudan a que nosotros podamos seguir tranquilamente en casa sin preocuparnos de muchas más cosas que de las que vemos por la tele, esas personas son los científicos (que están ayudando a saber más sobre el virus), los cuidadores y residencias (que se encargan de cuidar a nuestros mayores y no se les paga lo que se debería) los agricultores y ganaderos, los repartidores, limpiadores, basureros…Sin embargo, creo que una vez que todo esto pase, poca gente se acordará de estas personas tan importantes en este momento, ni cambiara su forma de pensar, el dinero volverá a ser el principal pensamiento de la mayoría de las personas, al igual que lo ha sido hasta ahora. Se nos olvidará, entre otras cosas, que en solo tres meses el nivel de contaminación en el ambiente ha bajado un 73% y el tráfico se ha reducido en un 60%. En este momento, sí que es verdad que estamos apreciando cosas a las que antes no les dábamos importancia: los abrazos, el contacto con la gente e incluso la rutina de cada día. Este confinamiento me ha permitido pensar y hacer muchas cosas que antes o no me daba tiempo o no me había llamado la atención: he podido pensar sobre la sociedad en la que vivimos, en cómo somos y nos comportamos, en lo egoístas que somos la mayoría del tiempo pensando en nosotros mismos continuamente. Creemos que nada ni nadie nos puede hacer daño, que la población está lo suficientemente avanzada como para que no nos pueda pasar nada muy peligroso, pero solo con ver lo que está pasando, me doy cuenta de lo vulnerables que somos y de lo equivocados que estábamos. Mucha gente se va a quedar en paro, muchos negocios van a tener que cerrar y van a ser meses o incluso años bastante complicados económicamente, y se va a llevar a mucha gente y a muchas empresa por delante.

Por otra parte, la sociedad ha sido un ejemplo de responsabilidad quedándose en casa. Me he dado cuenta de toda la gente buena que hay por el mundo, la cantidad de ONG’s que hay, la solidaridad de la gente que ayuda o dona, tanto alimentos como dinero a las personas más necesitadas. Yo llevaba unos meses queriendo hacer algún tipo de voluntariado como hacer compañía a los ancianos, ayudar en un comedor social… Pero ahora, estoy segura de querer ayudar y en cuanto pueda, me apuntaré a alguno.Finalmente, quería hablar un poco de las manifestaciones que está habiendo, tanto en España, como fuera. Yo no entiendo de política, pero no me parece bien que con todo lo que estamos pasando los partidos políticos no se pongan a trabajar todos juntos para conseguir medidas que sean beneficiosas para el país y lo único que hacen es decir todo lo malo que hacen unos y otros, en vez de ayudar en todo lo que puedan y cuando hayamos pasado la peor parte, ya digan todas estas cosas. Lo mismo pienso de las manifestaciones, que ponen en peligro a la gente. También quería hablar de todo lo que está pasando últimamente en EEUU. Desde mucho tiempo atrás, ha habido una gran parte de la población de Estados Unidos que es racista, y la muerte de George Floyd ha sido la gota que ha colmado el vaso, y aunque no sea el mejor momento para hacer manifestaciones, la gente se ha revelado en contra del gobierno que hay en este momento, para luchar y defender sus derechos. Creo que va a ser un movimiento muy importante a favor de la gente de color, que ha empezado en Estados Unidos y se ha ido expandiendo por otras partes del mundo y espero que se consiga todo lo que se propone y la gente tenga una mentalidad más abierta. Creo que estoy empezando dar importancia a cosas distintas de las valoraba antes. Aunque me siguen gustando las mismas cosas, como salir con mis amigos, ir de compras, divertirme…este tiempo me ha hecho reflexionar sobre otras cosas. Parece que el planeta nos ha dado un aviso para que tengamos más cuidado y seamos más respetuosos tanto entre nosotros como con el medio ambiente ¿seremos capaces de de hacerlo? Nos ha dicho: frenad, pensad y analizad. Ahora nos toca a nosotros y sobre todo, los jóvenes deberíamos de tener mucho que decir en esto.

Sara Moreno3º ESO. Madrid

Carlota Codina4º ESOTremp

Naia Barbón1º ESOLaviana

Letra adaptada de la canción Tanta Falta de Bryant Myers

Me encuentro hablando solo otra vez(otra vez)me pasa miles de veces al día (ah), el virus está destrozando nuestras vidas (vidas), no pensamos en esto antes (eh eh). Y me hace tanta faltasalir de casa,ver a mis amigos,jugar a futbol fuera (ah).Y me hace tanta faltair al colegio reir y disfrutar como en aquellos tiempos (oh-oh-oh). Me hace falta ir a la piscina. Ojalá pudiera devolver al pasado cuando íbamos al cine y después a comer helado. Este virus que nos mantiene atados, esto lo llevamos todos muy mal. Todos cometen errores, hasta el hombre más sabio. Me voy a morir, a la calle hay que salir ya. Esto es real; hay que tomárselo en serio. VIRUS, todos los días viendo el telediario escuchando los ministros a diario, te trate de olvidar pero al contrario, hay que librase de este virus rápido.

Y me hace tanta faltasalir de casa... El virus cada día se hace más fuerte, de un día para otro hay más muertes, no quiero que venga el siguiente(ye-eh-eh). Aburrida en casa estoy igual que toda la gente, las mañanas ya no son las mismas. Virus, vete ya de aquí, quiero salir (quiero salir). Virus , por qué nos haces esto (esto), contigo mi vida mucho cambió. Esto empezó en Chinapero se expandió. Con esto yo le pido a Dios. Y me hace tanta falta salir de casa...Coronavirus, virusCorona virus, virus

Ana López3º ESOTremp

A pesar de la dificultad de la situación, hemos sabido como adaptarnos y aprender cosas de ellas, como, por ejemplo, todos los estudiantes que hemos tenido que adaptarnos rápidamente a las nuevas formas de dar clase. Una de las cosas que más me ha sorprendido ha sido como juntos podemos contra todo, como las personas han dejado de lado actitudes negativas para poder conseguir una única meta, poner fin a esta situación y que todo vuelva a la normalidad. También me ha ayudado, y creo que, a la mayoría de la gente, a valorar los pequeños detalles, como un simple abrazo, un paseo por la calle, la risa de tu amigo en clase…, nos ha ayudado a fortalecer las relaciones, a aumentar la solidaridad, a confiar en la humanidad, es decir, a comprender el grandioso valor que tiene la vida. Otro aspecto bastante positivo respecto a esta estrecha medida de confinamiento, ha sido cómo nuestro planeta ha podido descansar e incluso mejorar, lo que tiene que hacernos reflexionar sobre las medidas que deberemos tomar para poder cuidarlo, y para continuar bajando o por lo menos mantenernos con las cifras del nivel de contaminación, porque si no lo hacemos, puede que próximamente estemos encerrados en casa por culpa de no cuidar nuestro planeta y abusar de él. La CO-VID 19 ha causado grandes problemas de salud y de seguridad, por eso es hora de centrarnos en lo que verdaderamente importa, poner nuestro granito de arena y empezar a ser responsables. Sinceramente, creo debemos actuar codo con codo todos unidos, y así, probablemente, conseguiremos que vengan tiempos mejores y ganar y superar esta partida. Porque nuestro futuro, depende de la manera en la que dejemos que nos afecte, y la manera en la que lo superemos. Estoy convencida de que sacaremos lo mejor de esta situación, y aprenderemos a disminuir la avaricia, a valorar a las personas, y vivir desde el primer momento apreciando cada detalle. Ahora, en la etapa que estamos de desescalada, tenemos mucha más responsabilidad, como ya nos decía Alejandro Magno: “De la conducta de cada uno depende el futuro de todos”.

Si te hubieran dicho a principios del 2020 que ibas a estar encerrado en casa, y solo ibas a poder salir para realizar actividades primarias y esenciales ¿te lo hubieras creído? La gran parte de la gente no se lo hubiera podido imaginar, ¿en pleno siglo XXI?, ¿todo el mundo paralizado? Parecía una situación imposible e irreal. Pero sorprendentemente, estamos viviendo una situación caótica causada por una enfermedad epidémica (CO-VID 19), la cual ha conllevado a una limitación de las libertades.Este escenario nos ha traído drásticos cambios en la sociedad. Principalmente una situación aterrorizadora por todas las muertes que ha causado y un poco caótica por las medidas que hemos tenido que adoptar, por eso la gente ha reaccionado de manera incoherente, como comprar en grandes cantidades. La principal medida, y la más impactante en la vida de las personas ha sido el confinamiento, que resulta esencial a la hora de poder combatir la enfermedad, pero que nos está conllevando algunas consecuencias negativas de modo personal, como puede ser el clasismo que claramente se observa en las redes sociales, donde la gente muestra sus casas espaciosas, lujosas…, en contraposición con la gente que no puede permitirse esos lujos y tienen que conformarse con pisos pequeños no muy luminosos y con solo ventanas a un patio interior. Estas personas viven situaciones agobiantes, ya que algunas de ellas también han perdido su trabajo y deben de hacer frente con sus ahorros. Otro de los grandes problemas son las familias desestructuradas, que sufren grandes problemas de convivencia, e incluso las personas que viven las 24 horas del día con sus maltratadores soportando actitudes indeseadas.

codo con codo

MaríaMartínez2º BACHCarcaixent

Yolanda Yus3º ESOZaragoza

lágrimas

de que hay otra misión que no es salir al mundo y ayudar si no que desde el centro de tu familia, unirme a ella que tanto me cuesta y mejorar todo. También he misionado interiormente, me he dado cuenta de muchas cosas que Dios me enseñaba y no veía debido a que antes era todo continuo movimiento y ruido, y he podido estar conmigo misma en silencio.Al haber estado todo el tiempo con mi familia he entendido que son las personas que van a estar ahí siempre, he aprendido a disfrutar y reírme con mis hermanos que antes no paraba ni un momento para ellos, pasaba de ellos, siempre estaban ahí pero no paraba. Me he acercado a mis padres, que no los valoraba como se merecen, me he dado cuenta de todo lo que hacen por mí y lo poco que hacía yo por ellos y lo poco que les demostraba mi cariño. Pero sin duda a la persona que más he echado de menos es mi mejor amiga, no me he dado cuenta hasta estos momentos de que es una hermana para mí, que de pasar a vernos todos los días hablar siempre y no separarnos nunca a no verla durante tres meses seguidos, se me ha hecho eterno. Que hay personas que aunque no sean de la misma sangre, son igualmente como de tú familia y sin duda ella lo es. Ha estado todos los días preocupándose por mí y a ella es a la que más agradezco todo.

Este tiempo de cuarentena es un continuo cambio así lo definiría. No solo porque la sociedad este en un parón, se haya caído la economía y parezca que el mundo se ha parado externamente. Si no que yo estoy en continuo cambio, ratos que estoy contenta, otros triste sin saber por qué y así continuamente.

continuo cambio

Además este tiempo me está ayudando a crecer como persona y madurar, he aprendido a valorar aquellas cosas que tengo en mi vida, y que es un regalo de Dios ser así de privilegiados y que no tenemos motivos para quejarnos, pues los verdaderos problemas, no los sufrimos nosotros. Por lo que también es un tiempo de caridad y de intentar ayudar en lo que se pueda a aquella gente que necesitan de la ayuda del mundo. Tampoco me había parado a pensar ni un minuto en esas personas que están siempre ahí, cuando estás bien y cuando estás mal y no te das cuenta hasta que todo se para, por lo que también es un tiempo de agradecer a esas personas que están hasta en estas situaciones tan extremas, pues esas personas se cuentan con los dedos de la mano, y encontrar solo a una persona así es un tesoro. También me he dado cuenta de lo importante que es un abrazo de un amigo o amiga pues antes los dábamos sin más pero ahora me doy cuenta de lo importante que es y lo que se echan de menos.A mi esta cuarentena me ha regalado un acercamiento a Dios, pues yo en Semana Santa me iba siempre de misiones familiares por España a algún pueblo a acercar a sus habitantes a Dios y María, además era un tiempo en el que me olvidaba de todos mis problemas y me dedicaba a estar en silencio y oración con Dios, disfrutar al máximo y ayudar en cuanto podía sin quejas, junto amigos y familiares, es la mejor semana de mi año, y llevo toda mi vida celebrando así esta semana y este año que no estaba, he entendido lo importante que es para mí pero también me he dado cuenta

Yo creo que en el fondo este parón nos ha venido bien a todos, no superficialmente si no interiormente. Hemos puesto los pies en la tierra y hemos dejado de pensar en quedar con amigos, el trabajo, colegio, universidad, en problemas con gente, y por un tiempo pensar que nos falta en la vida y que cosas no nos hacen falta. Que la vida va más allá de tener dinero o de irnos de fiesta y que hay que pararse a pensar y no ir por la vida de aquí para allá sin ningún rumbo. Al menos yo me doy cuenta de que mi vida no es ir al colegio, quedar con amigas, ver a mi familia y volver a empezar, que Dios tiene algo preparado para mí, un plan y que para ello tengo que centrarme en mi y luego en el resto.

Otra cosa que me impacta es que todo el mundo ahora esté pensando en la política en vez de en el bien común, que en vez de ayudarnos los unos a los otros en situaciones así, nos dediquemos a criticarnos y pensar solo en nosotros, en lo que nos hace bien,sin pensar que ahí hay otra persona. Que cuando encendemos la televisión en vez de aparecer los actos buenos que hay en esta cuarentena, veamos como el país entero, nos criticamos los unos a los otros, y solo se hable de eso. Yo querría acabar diciendo que hay momentos en los que tenemos que dejar lo que estemos haciendo, cerrar por un momento los ojos y pensar en qué estamos haciendo bien y que cosas mal. Pensar en cuál es el plan que tiene Dios preparado para nuestra vida y como realizarlo.Que nos paremos a pensar en la gente que está a nuestro alrededor, a valorar a toda esa gente que tenemos a nuestro lado y no nos damos cuenta, que nos demos cuenta de que tenemos la suerte de tener una buena familia, de poder estudiar, de tener un hogar y de muchas cosas más que otras personas no tienen.Que intentemos ayudar dentro de nuestras capacidades a la gente que nos necesita, ser humildes y no pedir más de lo que necesitamos, para poder dar a los demás lo que necesitan para vivir. Y no tan solo dinero, tenemos que prestar nuestro tiempo y cariño a personas que están solas o simplemente que necesitan que alguien se preocupe por ellas y darles un abrazo.

Sara BraquehaisESOMadrid

FranPachecoZafra

fue en enero

Fue en enero de 2020 cuando empezamos a oír hablar del coronavirus. Los primeros casos se dieron en una región china. Se trataba de un virus desconocido, pero pronto empezaron los fallecimientos y el asunto se agravó. No obstante, eso estaba ocurriendo en China y aquí “pasábamos” un poco del tema. Era algo lejano que no nos afectaba.Pero a finales de febrero ya se detectaron casos en Italia y en España. Ya no estaba tan lejos. El asunto se convirtió en algo tan grave, con tantos contagiados y fallecidos, que las autoridades sanitarias españolas, al igual que ya se había hecho en otros países, decidieron poner a toda la población en cuarentena para frenar el contagio. A mediados de marzo nos quedamos todos confinados en casa, sin poder salir a la calle salvo a comprar alimentos, a la farmacia…Había que controlar la expansión del virus y evitar colapsar el sistema sanitario.Tengo que reconocer que en ese momento sentí mucha rabia y enfado. A mí me encanta la calle y salir de fiesta con mis amigos. No me podía creer lo que estaba pasando, sobre todo me fastidiaba que fuese en mi último año en el colegio, lo que conllevaba perderme el viaje de estudios. Estaba muy frustrada.Este periodo de confinamiento duró hasta finales de abril, y a lo largo de esos días, he pasado por muchos estados de ánimo. Fui calmando ese enfado inicial y canalizando mis energías hacia otras actividades que podía desarrollar en casa. He hecho deporte, que me ha venido muy bien, y poco a poco he ido entendiendo la situación.Aparte de no poder salir había que adaptarse a que las clases tenían que ser virtuales. Me costó mucho al principio. Me agobiaba con las tareas porque me faltaba la explicación presencial de los profesores. Gracias a eso, he aprendido a manejarme mejor con las tecnologías y este nuevo tipo de aprendizaje.Al estar en casa, he tenido tiempo para pensar y me he dado cuenta de lo importante que es la solidaridad, la convivencia con los demás…

Tenemos que estar separados, no podemos aún abrazarnos ni besarnos, pero al mismo tiempo debemos estar más juntos que nunca para luchar contra el COVID-19 que tanto daño nos ha hecho.Yo soy muy de vivir cada día como si fuera el último, pero con esta situación, más aún todavía invito a todo el mundo a practicar el “carpe diem” porque hoy estamos aquí, pero mañana no lo sabemos. ¡Quién nos iba a decir hace unos meses que íbamos a estar confinados por culpa de un virus mortal! Por eso, vivamos, sonriamos. Porque todo es efímero.Con esto no quiero desanimar a nadie. Al contrario, siempre hay espacio para la esperanza y pensar que el futuro. Pero la verdad es que debemos vivir el presente lo mejor posible, aprovechando para ser felices y procurar no hacer daño a nadie. Por desgracia, a cuánta gente se ha llevado este virus. Es importante hablar con nuestros seres queridos, abrazarles, y demostrarles nuestro amor día a día. Porque cuánto echamos de menos ahora uno de esos abrazos…Hay que gozar cada momento, ya que nuestra existencia se hace muy corta y nos conduce al mismo destino. Todos tenemos el mismo final, más tarde o más temprano.

Lucía García. 4º ESO. Laviana

Por tanto, y ya como conclusión, también siento miedo en ocasiones. Estamos ante algo muy contagioso y mortífero.Y no tenemos vacuna contra ello. ¡Claro que tengo miedo a veces! Sobre todo, por mi familia y amigos.Pero no podemos dejarnos vencer.

Tenemos que seguir luchando. Y cuando todo esto se acabe del todo, ser conscientes de lo positivoque hemos aprendido y de que la vida es cortae imprevisible, llena de pruebas por las quetenemos y tendremos que pasar.Así que, hay que disfrutar de los buenos momentos,de las personas, de nosotros…y vivir el día a día con nuestra mejor sonrisa.

Aïcha Harrouch 3º ESOTremp

Lo que nos está pasando creo que es un poco fuerte para todo el mundo porque nadie veía venir lo que nos iba pasar, ha sido una locura cuando de la noche a la mañana ya no podíamos salir de casa, ni ver a tus familiares ni ver a tus amigos, tampoco se podía ni dar besos o brazos, solo se podía salir de casa para comprar lo más necesario, parece que el mundo se iba a acabar no había ninguna tienda abierta, no había nadie por la calle…… Cada día había más fallecidos, más ingresos, menos alta, cada vez que salían las noticias era como si el mundo se fuera acabar. Esto ya se fue normalizando poco a poco, ya hubieron menos fallecidos era una buena noticia aun siendo mala era buena.

valorar los pequeñosdetalles de la vida

Belén Fernández4º ESO. Zafra

normalizando poco a poco y ya esto se nos ha hecho una rutina y con estas cosas hemos aprendidos cosas nuevas, hacer cosas que no sabíamos desde casa y lo que más me ha llamado la atención ha sido como los profesores se han preocupado por nosotros para que aprendiéramos y hemos estado haciendo videollamada para que nos explicaran los temas, los profesores siempre pendiente de nosotros porque le podíamos preguntar cualquier duda que ellos fuera la hora que fuera siempre te la solucionaban y siempre nos han dado un margen para las tareas porque sabían que teníamos muchas tareas de todas las asignatura.Yo creo que todo este tiempo que hemos estado sin poder hacer nada nos ha servido para valorar lo que teníamos y no nos dábamos cuenta, para saber quién es tu amigo de verdad, porque aquí se ha demostrado quienes son de verdad, quien se ha preocupado por ti, quien te ha llamado, porque así me he dado cuenta que amigo de verdad hay pocos los otros son simple conocidos. Y con la familia pienso lo mismo hemos estado mucho tiempo junto, y pienso que ha sido para fortalecer la comunicación y te das cuenta que con tu familia también puedes hacer muchas cosas juntos, y no siempre son buenos momentos porque también hay algunos malos.

Luego ya nos dijeron que íbamos a tener una fases para poder salir poco a poco, vino la fase 0 que podíamos salir a hacer deporte, luego vino la fase 1 que te podías juntar máximocon 10 persona que esa fase me gustó mucho porque yapodías encontrarte con alguna amiga tuya y podíamospasar rato juntas, también abrieron los bares nos dieronun poco de libertad pero con medidas y ahora estamosen la fase 2 que nos podemos juntar un máximo de 15personas podemos ir a los bares, podemos hacer cosaspero con medidas y cuidado.Para mí este tiempo ha sido bastante difícil porque nopodía ver a ninguna amiga mía ni pasar rato con ella,tampoco podía ir a ver a mi abuela, no podía ir al colegioy estar con mis profesores y mis compañeros…… Al principio estábamos todos súper agobiados porque nos quitaban nuestras vidas rutinarias, tuvimos que empezar teletrabajando con los profesores para que siguiéramos dando materia, la primera semana de teletrabajo fue un desastre nadie estaba preparado para estas cosas, pero luego ya nos fuimos

No es necesario el dinero para ser feliz, porque nos hemos dado cuenta que saliendo a la calle y sentarter con tus amigas en un simple poyeteeras feliz, porque para que queríamos tanto dinero si esta pandemiaque estamos pasando da igual el dinero que tengas porque esta enfermedad no se soluciona con dinero.Y yo creo que con esto que nos está pasando estamos valorando lo más simple de esta vida, el pasar rato con tus amigos con tu familia, porque es lo más simple y lo que siempre recordamos con una sonrisa porque cuando estas con ellos se olvidas los malos momentos que has pasado en la vida. Vamos a empezar a valorar los pequeños detalle de la vida!!!!!

la calle era mi casa...

Un día me desperté como cualquier otro, todo parecía normal, desayuné, fui a clase… Llegaron las cuatro de la tarde y empecé a escuchar los rumores de que las clases se iban a cerrar debido a un virus que estaba empezando a matar a gente, no os voy a mentir, al principio no me asusté y me lo tomé como unas vacaciones adelantadas, yo creo que todo el mundo pensó lo mismo ya que para nosotros el virus estaba muy lejos, y no había afectado a nadie cercano a nosotros. Me acuerdo perfectamente del momento que llegó mi madre a mi habitación y me dijo que íbamos a estar en confinamiento quince días, si digo la verdad en ese momento casi me da mal, lo que mi madre me intentaba decir es que iba a ser muy duro porque yo soy una persona súper cariñosa y que necesita demostrar todo lo que quiere a las personas con besos, abrazos, diciendo te quiero, pero los te quiero que yo quería decir a mis amigas, amigos, familiares… eran te quiero cara a cara no me gusta decírselo por una pantalla ya que el no sabe como está siendo mi cara y si se lo estoy diciendo enserio. No todo va ser romántico también fue difícil porque soy una persona que no sabe estar en casa, mi madre siempre me dijo que la calle era mi casa, pero no es que la calle sea mi casa, es que mis amigos son mi casa, los cafés de por la tarde son mi casa, las risas en un banco comiendo pipas son mi casa. Pasaban los días y cada vez sentía más que mi madre era la única persona parecida a una amiga que tenía en ese momento, le empecé a contar todo, jugábamos a juegos, nos contábamos chistes y veíamos videos con los que partir os de risa juntas, doy gracias a la cuarentena porque gracias a ella mi madre y yo estamos más juntas, con mi padre no hizo falta nada de eso ya que mi padre y yo siempre fuimos uña y carne antes y después de la cuarentena.Me fui dando cuenta que ya no eran 15 días los que tenía que estar en casa ahora iban sumando más días, pero yo lo llevaba bien ya que a nadie de mi familia le había pasado nada. El día que sin duda fue más duro para mí fue cuando mi madre se puso muy mala y yo no sabía que pensar, no tenía energía y no era la madre de antes que no se paraba de reír estaba como apagada al final se puso bien y no fue nada y me siento muy afortunada de ello.

Un día entré en Instagram una aplicación muy famosa para los chicos y chicas de mi edad, me habían dicho que tenía que ver un video de una chica de nuestra edad contándonos su experiencia, sinceramente no soy de llorar mucho pero ese video me hizo llorar lo que no esta escrito, hablaba de que la pobre chica había perdido a su abuelo por culpa del coronavirus, no se había podido despedir de él y eso fue lo que me tocó la fibra ya que a mi me pasó lo mismo mi abuelo la persona más importante para mi y con el corazón más grande del mundo habia fallecido hacia poco y no me pude despedir de él, al sentirme tan identificada con la chica no pude parar de llorar pero con ese video me di cuenta que por muchas ganas que tenía de abrazar a la gente etc tenía que ser responsable en honor a esas personas que habían fallecido por culpa del coronavirus. Llegó el día, después de 2 meses encerrados en casa podíamos salir a la calle como todo el mundo iba por el paseo me encontré a mucha gente pero tenia que ser responsable y ni tocarlos ni nada, eso fue lo más duro imaginaros que después de 2 meses sin ver a tu amiga te encuentras y no os podéis ni parar a hablar con ella, ni abrazarla ni nada. La verdad que en mi municipio no vi mucho descontrol pero un día puse la televisión y vi lo que estaba pasando en Barcelona, Madrid… la verdad me parece una falta de respeto que después de que hubiese tantos fallecidos se estuvieran juntando toda la gente en un banco y sin la distancia de seguridad, ahí me di cuenta con el tipo de gente que convivo en este mundo.Este relato se va acabando solo quiero decir que ahora nos están dejando estar en cafeterías y en más sitios seamos responsables para que todo vuelva a la normalidad lo más rápido posible creo que todo el mundo tiene que vivir esta experiencia una vez en su vida para que se dé cuenta de muchas cosas pero ojalá no hubiese fallecido tanta gente.

InésCotoLaviana

Kauanny Ferraz3ºESOTremp

los mismos latidosen todas las partesdel mundo

Casi tres meses encerrados en cuatro paredes, obligados a no salir a la calle, a no tener contacto con otras personas a no ser que vivan contigo. El domingo 15 de marzo, España se paralizo. El miedo que sentimos muchos fue aterrador. Se suponía que íbamos a estar dos semanas encerrados en casa, y para muchos de nosotros era algo que no pensábamos que podíamos hacer frente.

Tras la primera semana el no sepáranos ni 1 minuto empezó a afectarnos. Mi hermana y yo nos peleábamos por cualquier tontería, mi madre al vernos discutir se enfadaba, y sí contantemente. Pero al final de cada discusión siempre había un perdón, todas acabábamos dándonos cuenta de que esos miedos que teníamos los pagábamos con las otras; y en el momento en el que nos empezamos a dar cuenta de esto todo empezó a ir a mejor.El escuchar que las muertes seguían subiendo, que cada vez íbamos a peor, no ayudaba para nada. Había días en los que yo no me quería levantar de la cama, me sentía abrumada, confusa, aterrorizada, triste… pero siempre tanto mi hermana como mi madre me daban ese empujón que necesitaba para empezar el día. Había días que esto me pasaba a mí, otros días a mi madre y otros a mi hermana; pero siempre nos ayudábamos la unas a las otras para seguir adelante. Esos pequeños detalles son lo que nos hacían darnos cuenta de lo mucho que nos necesitábamos juntas.Había un momento del día en que los corazones de toda España latían juntos, ese momento era a las 20h. Cada día todos los españoles salíamos a las ventanas y balcones a dar las gracias a todas aquellas personas que estaban luchando para protegernos y para salvarnos. Todo un país se había unido, éramos una familia. En mi casa este era el momento más importante del día, daba igual si estabas estudiando, haciendo deporte, viendo la tele; a las 20h el mundo se paraba y solo importaba dar las gracias. Para mis esos 15 minutos de aplausos, gritos, canciones… eran un empujón para seguir adelante. Para mí cada día a esa hora, vivíamos un milagro; un país entero había dejado atrás sus diferencias, sus reproches… para dar las gracias.

Por suerte yo he tenido la oportunidad de tener a mi hermana y a mi madre durante todo este tiempo. Hemos tenido que aprender a valorarnos, a escucharnos más, a querernos mejor y sobre todo a darnos esperanza cuanto alguna de nosotras la perdíamos. Recuerdo la primera semana perfectamente, en mi casa el telediario no se quitaba nunca, durante las 24 horas del día escuchábamos como miles y miles de personas morían solas, aterradas, confundidas porque un maldito virus les había hecho enfermar. Mi madre lo pasaba fatal, se sentía culpable de haber dejado a mis abuelos solos en su casa. Se sentía mala hija, y durante un mes la frase que más dijo fue “como les pase algo a vuestros abuelos no me lo perdonare jamás”. Mi hermana y yo no entendíamos porque se culpaba tanto, si lo único que estábamos haciendo era protegerles; ya que nosotras podríamos estar contagiadas sin ni siquiera saberlo. Mi madre tuvo que aprender a perdonarse a si misma, aunque le costo mucho con nuestro apoyo lo consiguió.

Durante todo este tiempo he aprendido mucho, me he dado cuenta de la importancia de vivir y disfrutar cada momento, de aprender de cada cosa que nos pasa. Yo tengo la suerte de poder estar con mi familia y de poder reencontramos, pero hay miles de familias que no van a poder darse ese abrazo que tanto deseaban, que no van a poder decirse que se quieren, que no van a poder pedirse perdón. Después de esta situación creo que le he perdido el miedo a la muerte o por lo meneos a mi propia muerte, de que serviría pasarme toda mi vida con miedo de que se terminase. Un día estamos aquí y al otro ya no, es por eso que debemos pedir perdón, decir mucho más te quiero, dar las gracias… El futuro que nos espera en mi opinión va a hacer que nos queramos de verdad. Nos miraremos a los ojos ya que la mascarilla nos impide vernos la cara, pero yo creo que es algo positivo, los ojos no mienten. Los ojos son el reflejo de alma, vamos a aprender a mirarnos de una manera distinta, muchas personas se van a sentir vistas por primera vez. Los te quieres después de toda esta situación van a ser más sinceros, seremos capaces de ayudar sin pensar en recibir nada a cambio. Empezaremos a valorar la educación, a todo el trabajador da igual el oficio que tengan. Seremos conscientes de lo mucho que otras personas nos necesitan, apreciaremos el poder tener a alguien al lado en los peores momentos y aunque suene un poco macabro apreciaremos el poder morir rodeado de personas que nos quieren.Por último, estoy segura de que todo esto nos ha hecho acercarnos más a Dios. En aquellos momentos en los que no veíamos nada más que oscuridad, el nos enviaba un rayo de luz para que tuviésemos esperanza. También estoy segura de que todas las personas que desgraciadamente han muero sin poder tener a sus familias junto a ellos, no han muero del todo solas ya que Dios estuvo con ellos hasta su último suspiro. Y es con esto con lo que me quedo, aunque nos sintamos solos en nunca nos va a abandonar.

Alba SánchezBACHMadrid

Hug Buñol3º ESOTremp

Nunca llegué a pensar que viviría una pandemia. Cuando empezó todo esto desde China, yo ya tenía un mal presentimiento veía que se iba extendiendo por todos sitios y se empezaba a morir la gente y todas las medidas que estaban empleando, sinceramente al principio me los tomaba a broma hasta que vi que había llegado a España y ya decían por los telediarios que el gobierno estaba hablando de declarar el estado de alarma. Ese día llegó y nadie podía salir a la calle solo para ir a trabajar o cosas imprescindibles. Las primeras semanas las llevé muy bien, hasta que me di cuenta que me aburría cada vez más y no tenía ganas de hacer nada. Cada vez me peleaba más con mi hermana. Pasaron varias semanas más y me di cuenta de muchísimas cosas, tanto positivas como negativas. Estos días me han hecho reflexionar sobre mis amigos. Me he dado cuenta de que muchos de confianza seguía hablando con ellos, hacíamos video llamada, nos contábamos las cosas, es decir, como siempre pero otras personas solo me hablaban para preguntar de deberes o cosas del colegio. Vamos por interés. En cuanto a la familia hecho muchísimo de menos a mis abuelos, tíos, primos…., aunque hable con ellos por video llamada. Con respecto a la relación en casa pues siempre hay alguna discusión porque nos cansamos, pero al final todo bien y fuera del colegio hablo prácticamente todos los días con mis amigas. Sí que es cierto, que me abrió muchísimo los ojos el estar tanto tiempo encerrada en casa, vivo en un sitio precioso, en el cual puedo salir a caminar mirar el paisaje, cosa que antes no admiraba, me he dado cuenta que tengo unos vecinos nuevos que son majísimos y antes no los conocía, he descubierto más de mi hermana, porque nos pasamos todo el día juntas y literal que un día nos pasamos dos horas hablando, he descubierto gustos de mi hermana que no conocía para nada, hemos pasado buenos ratos y nos hemos echado muchísimas risas.

Paula Sanz4º ESOCarcaixent

También me he descubierto a mí misma, es decir, mis verdaderos gustos en cuanto a música, yo antes escuchaba las canciones que escuchan todos los jóvenes hoy en día o las que estaban de moda, durante la cuarentena volvió mi nostalgia por mi grupo favorito de música, los cuales se separaron hace años, empecé a escuchar a un miembro en concreto y sus canciones me encantaron y me volví súper fan y lo sigo siendo y ahora escucho la música de la actualidad, me refiero a reguetón y me parece una música que no vale nada.Yo creo que de todo lo malo se puede sacar algo bueno, por ejemplo mucha gente ha empezado a apreciar las cosas que tiene, gracias al escaso movimiento de la población, la naturaleza estaba muchísimo mejor y se notaba que no había tanta contaminación, todos nos hemos dado cuenta de lo importante que es la higiene….

me he descubiertoa mí misma

Si que me ha ayudado mucho la cuarentena a reflexionar sobre la vida, tengo muy claro que cuando salgamos de esta voy a vivir la vida con más energía, con alegría todos los días y voy a vivirla como nunca la he vivido, quiero hacer muchísimos planes con mis amigas, poder abrazar de nuevo a mis familiares, ir al concierto de mi cantante favorito, tintarme el pelo… cosas que no habría hecho antes, sé que para hacer todas las cosas que tengo planeadas hacer faltará mucho porque no vamos a poder volver a la normalidad de un día para otro pero lo que tengo claro es que voy a vivir todos los días al máximo.

Desde el 13 de marzo que ha empezado el Estado de alarma, debido al Covid-19 , desde ese día mis sentimientos han ido variando . Al principio me sentía aliviada, segura de que el Covid-19 no llegaría a Laviana. Al paso del tiempo me fui sintiendo a distancia de la gente a la que yo quería y no podía ver en persona, necesitaba un beso, una caricia .Los días iban pasando y cada vez tenía mas ganas de ver a mi familia y mis compañeros. Cuando llegaban las 20:00 salía a aplaudir con mis padres y mis hermanos, me enorgullecía , me sentía importante al escuchar a los médicos en la televisión decir que los aplausos les llegaban al corazón. Cuando mis padres comentaron que habían escuchado que en Laviana se habían detectado muchos casos de Covid-19 (uno de ellos en mi portal) toda mi familia teníamos mucho miedo a cogerlo, pero al final todos estamos bien incluso mis vecinos; eso me dio mucho alivio. A medida que la cosa que mejorando mis sentimientos dieron un giro 360 º,veía cada vez más la luz, mi solidaridad, esperanza, cada vez aumentaba poco a poco un poquito más, y la angustia y el miedo ya no existían casi en mí. A los pocos días empezamos a trabajar por una app totalmente nueva para mí, Teams, allí me veo todos los días con mis profesores y mis compañeros; eso influyó mucho a mi estado de ánimo, ¡los días me pasaban volando! Después ya podíamos salir a pasear, eso hizo de mí una persona más responsable, más madura, y poco a poco toda esta pesadilla va llegando a su fin, el túnel está a punto de acabarse para volver a la luz. Desde el primer día todo para mí fue muy rápido, al poco tiempo podía visitar a mi familia y poco a poco todo va volviendo a la normalidad. Actualmente puedo ir a comprar con mis padres, ir de paseo, visitar a mis familiares y todo tomando precaución . Esta cuarenta me ha servido para sacar mi lado más creativo y sentimental.

Rocío González. Laviana

mis sentimientos vs covid-19

En estos meses lo que principalmente he sentido es angustia, miedo, incertidumbre y un gran agobio por saber qué pasará en un futuro. El miedo era, y es, principalmente causado por mi madre que es farmacéutica y tiene, y ha tenido, que ir a trabajar todos los días. Y el saber que conocidos nuestros y familiares lo han tenido y, desafortunadamente, algunos han pasado a mejor vida. También he estado muy preocupada por mi abuela ya que mi tío, desafortunadamente ha tenido el virus y yo tenía mucho miedo de que se lo contagiase y fuese algo grave. Siento una gran incertidumbre por cómo va a ser el futuro en general… ¿Lograremos encontrar una vacuna pronto? o ¿ será dentro de mucho tiempo?.... Y las clases….¿cómo serán?, ¿a la mitad y algunos días en casa y otros no?.¿Y que va a pasar con los estudios es general?, ya que en las clases on line no se aprende igual que en casa.Personalmente, durante la cuarentena me he acostumbrado a no salir, ya que al estar unos sesenta días encerrada….pues se te quitan las ganas, pero ahora estoy saliendo mucho más. También me he sentido muy agobiada con los estudios y los deberes, y me sigo sintiendo así, ya que, por lo menos yo, estoy cansada y, además, pienso que el método no es muy efectivo. También me he sentido muy sola ya que muchas veces desconectas totalmente del móvil y las redes sociales y, en cuarentena, son tu única manera de sentirte conectada con el mundo, aunque no me he aburrido en ningún momento.En resumen, para mi la cuarentena ha sido, y es, un periodo de reflexión, de cuestionarte lo que estás haciendo con tu vida y pensar un poco en el mundo y en tu familia. Yo, antes, no valoraba tanto un abrazo y, ahora, son súper importantes. Me he replanteado cuales quiero que sean mis actitudes y preferencias en la vida y que el 2020 está siendo un año horrible y, ahora con esto de “ anonymus “…. Pues es un poco desastre. Pero supongo, y espero, que vamos a salir adelante y con una gran lección aprendida, también empezaremos a valorar más las cosas pequeñas y nos valoraremos más los unos a los otros.

incertidumbre

María Tauroni. 3º ESO. Madrid

SofíaSánchezZafra

La tensión cada vez se volvía más y más grande; lo que empezó como una simple noticia al otro lado del mundo, acabó convirtiéndose en una gran pandemia mundial por la que seríamos fuertemente damnificados.Desde el momento que se dio a conocer este virus eran pocos los afectados en España y se podía sentir el miedo recorriendo las calles. Rápidamente la gente empezó a caer en la enfermedad como piezas de dominó, y a medida que el Covid-19 se iba acercando más y se llevaba consigo a cientos de personas al día, la tensión aumentaba a niveles críticos, desde descontrol en supermercados a faltas de humanidad completas; lo que podía ser la peor pesadilla de muchos se había hecho realidad ante todos. Desde el domingo 15 de marzo de 2020, el Gobierno español declaró el estado de alarma lo que significaba en parte un confinamiento necesario que solo iba a durar quince días. Al principio el hecho de estar en casa no se hacía muy tedioso, al fin y al cabo, solo iban a ser quince días y por una muy buena razón. El problema vino después, cuando a esas dos semanas se le fueron sumando días mientras que al virus se le añadían miles de victimas en todo el mundo. El caos pasó de ser físico a mental, ya no había problemas en la calle porque pasaron a estar detrás de la puerta de cada casa, la angustia de no poder ver a tus seres queridos, y mucho peor, la de temer por sus vidas y por la tuya propia. Eso era lo que se apoderaba de las mentes de todas las personas y lo que provocó un “virus mental” que sin darnos cuenta cambió nuestra forma de ver el mundo y nos abrió los ojos sobre las diferentes actitudes de la sociedad y de las nuestras mismas. Pasabas de tener planes casi todos los días a vivir en el mismo todo el tiempo, y las calles de estar completamente transitadas a que los únicos paseantes fueran las palomas; a que la prenda básica fuera la mascarilla y a vivir una situación que jamás imaginaste vivir.

un tiempo oscurolleno de luz

Pasabas de tener planes casi todos los días a vivir en el mismo todo el tiempo, y las calles de estar completamente transitadas a que los únicos paseantes fueran las palomas; a que la prenda básica fuera la mascarilla y a vivir una situación que jamás imaginaste vivir.Las horas pasaban con gran lentitud, por las mañanas estudiabas o trabajabas y por suerte o infortunio había gente que no disponía de un teletrabajo y tenía que trabajar presencialmente. Esas obligaciones, de vez en cuando, te ayudaban a mantener tu día a día en pie. Por las tardes o en tus ratos libres, la imaginación sobrevolaba tu cabeza y hacías lo que podías para entretenerte: gimnasia, lectura, películas o series sin parar, jugar, pasar tiempo con la gente con la que vives y por supuesto, pasar horas hablando con tus amigos o familiares por teléfono: al fin de cuentas, todos necesitamos nuestro espacio fuera de casa y qué mejor forma de conseguirlo que compartiendo estos tiempos tan complicados con la gente que te llena sin vivir contigo.

El tiempo pasado ante las noticias también fue importante, ya que necesitábamos estar informados sobre la situación, y no siempre eran buenas noticias: hospitales llenos, miles de contagios acompañados de otros muchos fallecimientos, una fuerte crisis económica… no eran buenos tiempos para nadie y sobre todo para los que estaban en primera línea de la pandemia, por eso, por ellos y por todos nosotros, a las ocho de la tarde a todos los españoles nos latía el corazón al mismo ritmo en forma de aplausos que hacían sonar ciudades enteras para dar gracias y recordar que íbamos a superarlo juntos.Estos momentos de unidad que presenciamos en la cuarentena fueron los más significativos y sobre todo cuando iban acompañados de un poco de música de tu vecino.

Claudia Suárez3º ESOOviedo

Casi dos meses después, el Gobierno nos anunciaba el fin de la cuarentena con una desescalada que duraría un largo tiempo y estaría dividida por varias fases; empezaron poniendo franjas horarias para cada persona y así de vez en cuando, con algún paseo, conseguías desprenderte de todo lo que habías acumulado, relajándote y dándote el privilegio de un poco de espacio libre.Fase a fase nos iban dejando cada vez más libertad dentro de lo permitido ya que las infracciones a parte de ser un golpe moral se pagaban con multas. Así llevamos unas semanas y así seguiremos hasta que la situación se controle en su totalidad, destacando con esto los grandes logros y avances de nuestra sociedad, pero también los errores cometidos y las faltas de seriedad y responsabilidad. El mundo entero desea con ansias que llegue el momento en el que haya completa normalidad y todo vuelva a ser como antes, pero para eso se necesita la colaboración de todos los hombres y mujeres. Después de lo que nos ha unido este gran desastre biológico que pasará a la historia, sabemos que lo superaremos y dentro de unos años recordaremos con firmeza todo lo vivido y pensaremos en los héroes sin capa en los que nos hemos convertido.

NataliaLópez3º ESOMadrid

Martin Heras. 3º ESO. Tremp

De repente unas cuantas palabras entran por mis oídos y siento libertad, calma y felicidad. ¡Qué gran suerte la mía, puedo salir a la calle! Todo parecía genial, pero... ¿qué pasaba con el miedo? Nadie está seguro en la calle me dijeron, nadie te puede salvar de ser el causante de una enfermedad de otra persona. Al pensarlo dos veces decidí que todavía era demasiado pronto para mí, para salir, pero al menos sabía que no estaba atado a mi casa como hacía una semana. Creo que estoy preparado, dijo mi cabeza. Me puse manos a la obra: me vestí, cogí las llaves y toda la protección y salí a mi muy querida y muy olvidada calle. Puse mis pies en la acera y, por fin, respiré aire fresco. Sentí que algo dentro de mi despertaba, algo que hacía mucho que no sentía. Cada día quedaba menos para ver a mi familia, por elección a mis amigos. Cuando los vi por primera vez me quedé alucinado, volví a sentir esos nervios y felicidad que tanto me gustaban, esa gente, me hace reír cada día, me hace sentir como una persona de provecho y lo más importante, me hacen sentir querido. Volví a sentir las esposas, pero esta vez sentía como caían, como liberaban mis manos lentamente, rozando mi piel para dejar marca, para que no lo olvidara nunca. Esta experiencia puede haber sido buena o mala, pero lo que no podemos hacer es olvidarla. Ahora, que más o menos todo vuelve a ser normal, no nos podemos olvidar de todas aquellas personas que arriesgaron su vida por nosotros, no podemos volverles a tratar como antes y quitarle mérito a su trabajo. Pero lo más importante, no podemos hacer que su gran y larga lucha se tire a la basura por unos cuantos irresponsables. Muchas gracias de corazón, esto no se olvidará jamás.

libre con mi cuerpo, mente y amigos

SEGUNDA PARTE

Todo empezó con una gran sensación de angustia y agobio, no podíamos salir de casa, no podíamos ver a nuestros familiares y amigos, ni siquiera podiamos salir a pasear al perro más de diez minutos. Sentía en mis manos una sensación de esposas, como si alguien estuviera controlando lo que hacía, me decía que no podia hacer y me decía a quien no podía ver. Pronto entendí que era por mi bien y por mi seguridad, aun así, eso no quitó mis ganas de volver a ser libre. Luego, empezó la rutina. Todo el día en frente de un ordenador, haciendo clases virtuales, aprendí algunas cosas, otras las olvidé y en otras ni me esforcé. Cuando acababan las clases, me pasaba el resto del larguísimo día con el móvil, como si hubiera otro mundo en el que pudiera sentirme libre dentro de él. Los días cada vez se me hacían más largos, más pesados, más eternos. Hasta que entendí que esta era mi oportunidad para saber valorar lo que realmente soy como persona, valorar lo que le puedo dar al mundo y darme cuenta de lo que el universo se pierde si me quedo en casa sin hacer nada. Aproveché esos días para conectar conmigo mismo y escuchar a mi corazón para darle lo que necesitaba, también los aproveché para escurrir mi cerebro al máximo, sacando ideas de esta minúscula cabeza hasta que no pudiera más. Esto tenía dos partes, la buena: todo el día con ideas, no malgastando mi tiempo, haciendo planes de futuro... y la mala: insomnio, dolores de cabeza y angustia porque, ¿qué pasa si esos planes e ideas que estoy creando no sirven para nada?, ¿y si todos mis planes para un futuro, simplemente se esfuman? Decidí no romperme la cabeza y disfrutar de la única cosa buena de esta situación, pasar tiempo infinito con mi família, divertirme con ellos, pasaramelo en grande como cuando éramos pequeños. Te puedo asegurar que lo disfruté y que lo sentí con todo mi corazón.

encerrado con mi corazón,cabeza y familia

PRIMERA PARTE

héroes

Noelia Arroyo3ºESOZaragoza

En estos meses me pregunto muchas veces por todo lo que está pasando con la enfermedad del Covid19 en mi entorno y en el mundo. Todos hemos visto como nuestras vidas cambiaban de repente cómo nunca habíamos pensado que pasaría. Me recuerda mucho a los juegos de mi consola, en los que los personajes viven en mundos con epidemias y no pueden hacer nunca más una vida normal. A lo largo de la historia las diferentes civilizaciones han tenido que luchar contra sus enemigos en guerras y a nosotros nos ha tocado vivir una guerra diferente, sin armas, sin bombas y sin tanques.Una guerra provocada por un enemigo invisible y al que es difícil destruir. Un enemigo que no conoce de fronteras, culturas o edades.

Tuve que dejar de ir a ver a mis abuelos y, aunque el móvil y las tablets ya sabía que tienen una parte buena pero también que hay que utilizarlos con responsabilidad, ha sido gracias a las tecnologías que hemos podido estar cerca de nuestras familias y amigos. Las personas que están solas se han sentido menos solas.Se ha permitido tele-trabajar y nosotros tener las clases por ordenador. Es increíble cómo nos hemos adaptado y cambiado la forma de hacer las cosas en tan poco tiempo. Se me hacía raro ver a mis padres delante de sus ordenadores y con sus conferencias de trabajo todo el día, pero también me gustaba que cuando desconectaban estaban en casa. Hemos vuelto a sacar el Monopoli, el Cluedo, la Jenga y otros juegos de mesa y de nuevo hemos compartido ratos de juego en familia. En mi caso estuve preocupado por mi hermana. Este año estaba estudiando en Estados Unidos y fueron unas semanas que no sabíamos si iba a venir o no, porque allí la pandemia llegó un poco más tarde que en España. Viendo lo que había ocurrido aquí, fácilmente podíamos imaginar lo que en breve ocurriría allí si no se tomaban medidas adecuadas. Finalmente pudo venir y todos estuvimos más tranquilos.

seguir mirandohacia delante

Las primeras semanas han sido muy difíciles cuando veíamos el número tan grande de personas contagiadas y que morían debido a esta terrible enfermedad, aunque también hemos podido ver de todo lo que las personas somos capaces de hacer y su gran corazón, que de forma anónima han dado todo lo mejor de ellos para ayudar a los demás. Tanto los médicos, enfermeros/as y sanitarios, que están en primera línea de esta batalla y que sin descanso han puesto en riesgo, incluso sus vidas para ayudar a los demás, como muchas otras personas, entre ellos agricultores, ganaderos, dependientes en centros comerciales y tiendas, limpiadores, transportistas, policías, bomberos, etc., que desde el anonimato han conseguido con su esfuerzo, su trabajo y lucha diaria que no faltaran los productos básicos para que todos pudiéramos sobrevivir.Es difícil agradecer, de la forma que todos ellos merecen, su enorme esfuerzo y solidaridad. Salimos todos los días a las 20:00 a nuestras ventanas para agradecérselo con nuestros aplausos. Un acto pequeño, pero a la vez muy grande.

Son también enormes las muestras solidarias de conciertos, libros, revistas, publicaciones o videos para promocionar “el deporte en casa” que hemos podido disfrutar y que nos hacía más llevadero el confinamiento.Nos hemos ayudado unos a otros. Hemos dejado de salir y hemos dejado de hacer lo que queríamos por conseguir el bien común y hemos visto que cuando trabajamos todos juntos las cosas mejoran. También hemos incorporado una nueva prenda a nuestro vestuario: la mascarilla. Antes, en documentales por la televisión, veía como en países asiáticos la gente llevaba mascarilla por la contaminación y se me hacía raro y triste que las personas tuvieran que vivir en sitios donde es necesario llevar mascarillas para respirar. Quien me iba a decir que ahora se me hace raro salir a la calle y ver a alguien que no la lleva. Ya por fin hay menos contagios, ya hay menos muertes y ha sido gracias a todos. Solo se nos pedía quedarnos en casa y aunque puede haber sido difícil si lo pensamos y comparamos con otras situaciones de guerras y desastres tampoco ha sido tan terrible.

Ya por fin hay menos contagios, ya hay menos muertes y ha sido gracias a todos. Solo se nos pedía quedarnos en casa y aunque puede haber sido difícil si lo pensamos y comparamos con otras situaciones de guerras y desastres tampoco ha sido tan terrible.Ahora poco a poco vamos a volver a la normalidad, pero no podemos descuidarnos. El virus sigue ahí y tenemos que cumplir las normas por nosotros y por todos, para evitar que se vuelva a propagar y siga causando daño.Creo que la naturaleza nos ha dado un toque de atención y espero que todos aprendamos de esta situación que ha sido terrible y también ha conseguido sacar lo mejor de nosotros, y una vez más, demostrarnos a nosotros mismos que en las situaciones difíciles somos capaces de trabajar unidos, de dar más amor, de ser más solidarios, de tener esperanza, de luchar y de seguir mirando hacia adelante.

Antonio Fernández3º ESO Madrid

Hola, amigo/a, ¿Cómo estás?, ¿qué tal has pasado esta cuarentena? Tengo ganas de contarte todo lo que me sucedió durante este tiempo de confinamiento, quizá te sirva para reflexionar tal y como a mí me sucedió. Voy a empezar desde el principio: Cuando en diciembre empezaron a llegar noticias desde el Oriente sobre lo que estaba ocurriendo, no muchos fuimos conscientes de lo que estaba pasando, ni de lo que iba a suceder en un futuro bastante próximo. Nosotros veíamos en los telediarios cómo este virus se expandía brutalmente, provocando el fallecimiento de miles de personas en este país. Sus medidas de confinamiento nos parecían irreales, lejanas e imposibles y que pudieran llegar a pasarnos a nosotros, pero esto no nos sirvió como aviso. Tengo que decir que, aun habiendo cerrado todas las fronteras con todos los países próximos a China, el Covid-19 se había extendido sin remedio por el resto del mundo. No fue hasta principios de marzo cuando fuimos verdaderamente conscientes de la situación, comenzamos a ver cómo estaba evolucionando este virus en lugares mucho más cercanos, como nuestro país vecino, Italia. Fue así como ya se nos informaba diariamente desde los medios de comunicación, cuando comenzamos a buscar información, a estar pendientes de las noticias que nos iban llegando, con miedo a que en España pudiera pasarnos lo mismo. Era natural que un país como Italia, turístico, famoso, cultural… fuera uno de los primeros países que tuvieran los primeros contagiados, como luego nos sucedería a nosotros. Poco a poco, fuimos viendo que en España comenzaban a anunciarse los primeros casos, y cómo lamentablemente era el poder de contagio de este virus entre personas y especialmente en gente mayor, generándome una gran tristeza ante esta situación.

una mirada distinta de la vida

Tengo que añadir que al no tener conocimiento sobre el virus y de qué manera se realizaban los contagios, ha sido más difícil saber qué personas estaban en riesgo, cuáles eran más vulnerables y qué medidas preventivas y sanitarias teníamos que adoptar para erradicarlo y protegernos. Aquí, fue el inicio del confinamiento, como primera medida, el inicio de un estado de alarma, provocando un vacío sentimental para la población mundial. Mi experiencia, al comienzo de la semana, en la cual quedamos confinados, no empezó tan bien como otras, ya que me encontraba mal de salud. En consecuencia, el mismo martes 10 de marzo fui al colegio con normalidad, aunque no duré demasiado tiempo en clase. A segunda hora me tuve que marchar, tenía fiebre y dolor de cabeza. Desde ese día no he vuelto a salir de casa hasta ahora. Mis compañeros no tuvieron tampoco mucha más suerte, ya que ese mismo jueves se suspendieron las clases al detectar un caso confirmado en el Centro. Al tener síntomas compatibles con el Covid- 19, tuvimos que informar a Urgencias de la situación. En este momento, las líneas ya se encontraban saturadas y hasta dos días más tarde, no recibimos noticias sobre cómo actuar, lo cual generó nerviosismo en mi familia. Recibimos unas indicaciones: debía tomarme la temperatura constantemente y permanecer todos los miembros de la familia en cuarentena preventiva. Debíamos notificar a los servicios sanitarios si había cualquier cambio en mi estado de salud, pero en realidad los síntomas solo duraron unas cuarenta y ocho horas.En mi casa comenzaron a surgir problemas que nunca hubiéramos pensado, comenzamos a seguir las tareas que nos mandaban desde el colegio y Universidad, tanto mi hermana como yo, pero mi madre también tenía que teletrabajar, por lo tanto, necesitábamos tres ordenadores. Hasta el momento, pensábamos que, con tener dos ordenadores para una familia de cuatro personas, parecía suficiente; pero ante esta situación, se hizo complicado, al no tener un dispositivo cada una para poder trabajar, generando, en ocasiones, conflictos entre nosotras al coincidir los horarios.

Desde el colegio, los profesores comenzaron a mandarnos tareas tras haber finalizado la segunda evaluación y habernos entregado nuestras respectivas calificaciones durante este tramo del curso.En el caso de mi centro, ellos eligieron un método de estudio distinto, que se adaptara a las necesidades de los estudiantes. Los profesores, cada día, nos envían tareas siguiendo nuestro horario de clase habitual, además, realizamos videoconferencias todas las semanas, con la mayoría de ellos para resolver dudas y explicar las actividades de la semana. Un gran acierto fue que previamente habíamos adoptado una plataforma online que dominábamos ya todos los alumnos de Secundaria, y esto nos ayudó a continuar el curso lo más pronto que se pudo. Además, para que todos tuviéramos los mismos derechos de continuar las clases, el colegio prestó aparatos electrónicos para los alumnos que no dispusieran de ellos o no tuvieran condiciones económicas suficientes. En ocasiones me encontré un poco saturada, agobiada por la cantidad de actividades que tenía que realizar, pero en general, la experiencia es positiva, muchas tareas son entretenidas y están ayudando a que me familiarice con programas y nuevas herramientas que desconocía.Durante este confinamiento, también he tenido que adaptarme a una nueva normalidad. Creé una nueva rutina, no muy distinta a la que previamente utilizaba, para no desestabilizar mi estado de ánimo tal y como se recomendaba. Del mismo modo, he seguido madrugando, aunque levantándome un poco más tarde, al ahorrar el tiempo de ir caminado hasta el colegio. He seguido una rutina de estudio para no tener un descontrol en este ámbito, a la vez que no he parado de realizar ejercicio físico gracias a las propuestas de mi profesor de Educación Física y mis profesoras de los deportes que realizo, disfrutándolas y poniéndome a ellas con ganas y energía.

También adapté nuevas rutinas, el aplauso de las ocho era una actividad que compartíamos en familia junto con el resto de los vecinos. En relación con la familia, ahora estamos más unidos, debido al trabajo y a las diferentes actividades que tenemos, era muy difícil poder comer todos juntos. Durante este tiempo en casa, comíamos y cenábamos juntos, pero también dedicábamos todas las noches un tiempo a realizar tareas en familia: nos entreteníamos con juegos de mesa, veíamos películas, series… Al estar mi abuela en casa, todos los días jugábamos un rato a las cartas con ella, que le gusta mucho, lo que generó un vínculo más fuerte con ella.En conclusión, en este confinamiento he pasado por diferentes estados de ánimo, dependiendo de la situación en la que nos encontrábamos en cada momento. Al principio de esta cuarentena me sentí un poco agobiada y estresada ya que mi rutina anterior al confinamiento, debido a las numerosas actividades que realizaba, provocaba que estuviera poco tiempo en casa. Este cambio, hizo que tuviera tiempo para reflexionar y valorar lo importante que es la familia, la salud, cosas que no me había planteado hasta ahora. Tengo que reconocer, que ahora me he acostumbrado a estar en casa, y ya no siento esa necesidad que tenía previamente de salir a la calle. Este confinamiento me ha enseñado nuevos caminos y me ha servido para madurar como persona.Ahora ya me despido, espero que lo pases bien, y pronto poder vernos de nuevo. Un saludo

Laura Gálvez3º ESO Oviedo

Esto va para todos. Queridos vosotros dentro de unos meses, cómo os sentís ahora al giraros, mirar atrás, y ver que todo lo que pasasteis no es un recuerdo, si no un bonito aprendizaje.Quién nos diría que valoraríamos tanto, el hecho de salir a hacer la compra a regañadientes cuando nos mandaban en nuestra casa. O cuando le decías a tu madre o a tu padre, no seáis tan pesados que ya somos mayores para tanto beso, y para tanto abrazo. Quién.Quién nos diría que echaríamos tanto de menos esos minutos de almuerzo en el descanso de esas largas jornadas de estudio, de trabajo. Las perezosas clases con nuestros profesores. El corto fin de semana que tantas ganas teníamos de que llegara desde que empezábamos el lunes. Y eso nos hacía esforzarnos más a lo largo de la semana. Os hablo de ese que no duraba una semana entera. Lo esperábamos con ansia para poder juntarnos y comentar una y otra vez lo aburrida y cansada que era nuestra rutina.Lo poco que faltaba para llegar a Semana Santa y tener por fin nuestra merecida semana para desconectar. Dónde tendríamos que estrenar el primer terraceo del año. Sentirnos super guapos con nuestra ropa comprada especialmente para ese día.Estar compartiendo momentos con nuestros familiares hasta que cayese el sol, y ya empezase la brisilla, que aunque no llegase a molestar, te respigaba, te hacía poner una chaqueta sobre el hombro y frotar tus piernas hasta que se calentasen lo mínimo.Pero allí estábamos, en casa. Cambiando del invierno a la primavera. Y esto, no es un texto de despedida al invierno, y de llegada a la primavera y de su buen tiempo, sus alergias, los buenos momentos que nos va a dar. Ojalá fuese eso. Pero, me tuve que pasar mirando las flores por la ventana, y como el sol las acompañaba porque no tengo nada más que agradecer que el no tener que llevarlas a ninguna tumba en estos momentos.

no valoramos lo suficiente

Andrea GonzálezLaviana

Y no conozco a todos mis vecinos, pero ya los quiero y les doy las gracias por la música. Esa cosa tan bonita que nos sirve de salvavidas en ocasiones como esta. Compartir canciones, es una de las cosas más puras que existen, por ese ¨me recuerda a ti¨, ¨me recuerda a nosotros¨, ¨me recuerda al pasado¨. Ese pasado que tanto echamos de menos, porque han pasado unos 69 días, y parece que fue hace años cuando te dije el último te quiero con nuestros brazos unidos y con la mirada. Estábamos hartos de la pantalla pero también estábamos hartos de estar solos, y la única manera de sentirnos cerca era una triste videollamada con la que nos quedábamos con las ganas, porque no me apetecía hablar, me apetecía verte, me apetecía ese momento de cafetería y amigos que nuca valoré, ni valoramos lo suficiente. Me apetecía salir solo porque hay un ¨no sé qué¨ en romper las normas, me apetecía sentirte, me apetecía hablarte, recorrerte, me apetecía un helado de cucurucho con ese tiempo que nos dejaba frustrados y encerrados en casa, tras la pared, tras la ventana, tras ese corazón roto, esos ojos llorosos, o ese flequillo que te hiciste sin arrepentimiento, o quizá sí. Déjame decirte que esas trenzas, ese color, ese flequillo. Eso, te queda de lujo. Y aunque no me toque de cerca déjame decirte. Losiento. Porque no has podido despedirte como te mereces.No has podido irte en paz. Y es que, en estos tiempos difíciles, como buenos ciudadanos, unidos por el Resistiré, nos escondemos tras esta música, tras los memes, cuando estamos muertos de miedo, o quizá no. Pero deberías estarlo. Las clases online se me han convertido en un ¨echo de menos ir al colegio, al instituto, a la universidad, o mismamente a trabajar¨ después de eso de ¨venir a clase no sirve para nada¨ y es que queda mucho, o quizá poco. Siendo el tiempo algo difícil de medir. Pero un día más es un día menos. Y sé que lo estamos haciendo bien. Estamos avanzado.Mejorando. Porque aunque solo pueda reencontrarme con esa amiga, con una mascarilla de por medio, y que no vea mi sonrisa al verla, sin poder darle ese abrazo tan necesario, tan lleno de sentimientos, tan y enserio lo digo, tan, especial. Puedo intercambiar palabras reales con ella o él. Y eso significa un paso muy grande, así que por favor, seguir así, porque todos, incluido tú, el que está leyendo esto, queremos volver a estar como en el pasado. Y te aseguro, que si lo haces bien. Volveremos.

todos los díasparecían iguales

A)Levantarnos cada día puede hacerse pesado. Y más cuando todos los días parecen iguales, ruedan uno tras otro por delante de nuestros ojos y ni siquiera nos damos cuenta. Y es en estos días más importante que nunca antes la convivencia en familia. En esta situación afloran todas las emociones que escondemos en el estrés de la vida diaria. Desde los buenos hasta los malos.

Creo que todos nosotros tenemos la suerte de que el aire que se respira en casa es positivo, lleno de amor, el mismo amor en el que nos hemos criado siempre. Sin Ámbar o ahora tenemos una perspectiva distinta hacia él. No tenemos a nuestros amigos y personas cercanas con las que nos relacionábamos antes de la pandemia, solo nos queda la familia. Y por ello ese amor hacia nuestros cercanos se intensifica.Luego tenemos el perdón y el respeto, que en mi caso se han visto marcados en la relación con aquellos que están a nuestro mismo nivel. Los hermanos. Personalmente mi hermano y yo nunca hemos sido los mejores amigos, pero en estos días es importante mantener nuestra relación siempre desde la cordialidad y el respeto, y pedir y aceptar siempre el perdón tras la discordia.

¿Sabes esa sensación que tienes cuando te cruzas con alguien que lleva la misma camiseta que tú? Es igual. Saber que estás en la misma exacta situación nos hace sentir empatía y complicidad hacia el prójimo. La mayor moraleja que saco de todo esto es eso, que todos somos iguales en algún aspecto. Que todos nos parecemos en algo y tenemos algo en común. Me he dado cuenta del poder que tiene un cruce de sonrisas y miradas en el ánimo de las personas. D)Mis sentimientos, que pregunta tan complicada. Te podría decir que estoy tranquila y feliz y que la cuarentena ha sido una fiesta, pero prefiero ser honesta. He llegado a la conclusión de que en este momento en el mundo, no hay uno, sino dos virus.El primero ya lo conocemos, pero hay un segundo, y me temo que ya nos hemos contagiado todos. Este otro no parece tan mortífero pero es igual de dañino. Pero tiene una ventaja, de él sí que podemos resucitar.De este no se habla en las noticias, parece que todo el mundo afirma no estar contagiado, pero yo creo que no es verdad. Probablemente tú no tengas el primero, pero, ¿no te sientes distinto a como te sentías hace dos meses? ¿no estás un poco apagado? ¿un poco triste? Eso es el segundo virus actuando. Se nos metió a todos en el pecho sin que nos diésemos cuenta, porque no hizo falta tocar ninguna barandilla sucia o compartir un ascensor con alguien resfriado.Los primeros síntomas fueron dos. Para algunos el pánico, para otros la negación.

B)Al principio de la cuarentena hacia una hora rutinaria de ejercicio al día para mantenerme en forma. Pero de repente un día empecé a oír aplausos, cuando me enteré de qué significan me llené de alegría. Decidí adelantar mi hora de entrenamiento para poder acabar antes de los aplausos y unirme a esa ola de felicidad que se oía en el ambiente.Cuando la situación se calmó un poco, por la mañana se empezaban a oír risas de niños en la calle. Después de un mes y pico encerrados escuchar eso fue como un rayo de esperanza, que se llevó consigo la niebla de desasosiego que nos rodeaba a todos. Acabó con la sensación de que se había parado el tiempo y parecía que por fin empezábamos a andar otra vez hacia esa nueva normalidad de la que hablan. C)Creo que salir de casa supuso un cambio radical de la situación para todos. La primera vez que salí fue a correr. No vi a mis amigos ni a ningún conocido, pero de repente me vi arrollada por una ola de cariño y empatía. Ir corriendo y ver cómo los ojos de la gente se achinaban al sonreír bajo la mascarilla fue una sensación indescriptible. La verdad es que la gente no tiende a sonreírte cuando te cruzas corriendo. La cuarentena nos ha hecho apreciar el estar al aire libre y poder ejercer ese derecho a la libertad que tanto echábamos de menos. Y eso saca sonrisas a la gente. Sonrisas que dicen de todo. Desde un ‘yo también estoy matado’ hasta un ‘yo también echaba esto mucho de menos’. Es impresionante como el cerebro humano es capaz de leer cosas como esas solo por la forma en que se mueven los ojos. La verdad es que cada vez que salgo a la calle veo gestos de complicidad.

E)Creo que la separación de nuestros amigos ha supuesto un cambio radical en nuestra forma de relacionarnos con nuestra familia. Creo que para muchos de nosotros, adolescentes, la relación con nuestros ladres nunca es fácil, y tendemos a utilizar a nuestros amigos como confidentes. Sin embargo ahora ellos no están y solo nos quedan nuestros padres. Todos de vez en cuando necesitamos descargar las emociones que llevamos dentro hablando con alguien y muchos hemos recurrido a nuestros padres. Creo que esa es la principal nueva costumbre que he adquirido. Y espero que eso afecte positivamente a nuestra vida en un futuro después de la cuarentena. También está la nueva costumbre de salir a aplaudir cada día, que nos hacia sentir unidos a nuestros vecinos y al resto de la población. Creo que esto va a afectar positivamente a la sociedad en la que vivimos en un futuro. Nos hará sentir más unidos como población y como raza en general.

F)Creo que la mitad de los datos que nos llegan en cuanto a números y porcentajes de infectados y muertos son falsos. Parece que nos dicen lo que quieren que creamos para el beneficio de sus intereses, pero esto no es algo que quiera discutir. No le veo el sentido a hablar sobre datos no contrastados.Sin embargo hay datos que nos llegan a los que si es importante prestar atención. Por ejemplo la subida de uso de palabras como “unidad” o “cooperación” según la rae. O quizá el número de voluntarios que han ayudado a familias o ancianos en situaciones complicadas durante la cuarentena. No puedo decir que haya vivido un milagro en cuanto a la recuperación de un enfermo terminal o un ángel caído del cielo. Pero sí que calificaría este cambio de comportamiento de la sociedad como un milagro. Creo que esta tremenda interrupción a la vida diaria ha hecho que la gente pueda pararse a pensar sobre lo que somos como sociedad. Somos todos una raza y una especie, y tenemos un objetivo común. Creo que el virus nos ha hecho verlo todo más claro. G)Creo que es importante enfrentarnos a lo que nos pasa con valor y con confianza. Como cristianos sabemos que tenemos a Dios a nuestra escalada y que no nos va a dejar caer. Es importante no dejarnos llevar por el miedo y la desesperación a la hora de tomar decisiones sobre nuestra vida en la cuarentena. Todas las religiones se han enfrentado a retos durante su existencia, pero nunca han tenido que luchar contra algo que mantiene a sus creyentes separados y lejos de los lugares de culto. Sin embargo creo que el coronavirus es una oportunidad perfecta para vivir nuestra fe en familia y para darnos cuenta de que no dependemos de nadie para ser cristianos.

Alicia SaguiBACHMadrid

Ahora, sin embargo, se ha traducido en tristeza, falta de ánimo y un enorme sentimiento de impotencia. Este virus nos hace un agujero en el pecho, y no hay son de ningún corazón que lo pueda rellenar.Y además hay un factor que ayuda este virus a florecer. Se llama falta de contacto físico. Los besos y los abrazos son antibióticos que nos podrían aliviar, pero en los hospitales ya no los distribuyen. Parece ser que favorecen el otro virus. Y esto nos lleva a un gran dilema. ¿Cuál elegimos curar? Porque la salvación del primero parece ser la causa del segundo, y viceversa. Solo espero que cuando todo esto acabe los que sobrevivamos al primero seamos capaces de resucitar del segundo.

victoria

Arturo Salas3ºESOZaragoza

Nerea Rodríguez4º ESO. Tremp

Me acuerdo perfectamente como si fuese ayer, cuando hablaba con mis amigos sobre el coronavirus. La verdad es que la mayoría no teníamos miedo. Digo teníamos porque me incluyo, había mucha gente que decía que llegaría el día que no podríamos salir a la calle, como estaba pasando en otros países. Fue entonces cuando empecé a ver las noticias y solo se escuchaba muchas desgracias porque encima que se te muere un ser querido, no tiene su final como merecen. Entonces fue cuando verdaderamente me di cuenta de que realmente no le estaba dando importancia, a todos los fallecidos por esta enfermedad ni a la enfermedad. En la escuela solo se escuchaban rumores de que algún día, no muy lejano, llegaría a nuestro pueblo y todo estaría colapsado desde hospital, comercios, oficinas… Podríamos decir que en ese momento me sentí como si el mundo, nuestro mundo se quedara en shok por una enfermedad que no tiene curra y afecta a un montón de gente y no solo es pasar la enfermedad es que luego tendrás secuelas que afectan a tus órganos en general. El día 12 de marzo, estábamos en la escuela como un jueves normal nadie sabía nada, sí íbamos o no a abandonar la escuela, porque nos estaba amenazando un virus que no se ve, un enemigo diminuto, pero que si le apetece te puede destrozar por dentro o incluso te puede llevar a tu final. Cuando estábamos en clase de castellano, haciendo un proyecto sobre los poemas, la profesora nos dijo que a lo mejor abandonaríamos las clases. La verdad que cuando te dicen esto, te pones super feliz, ¡No tenemos más clases! Pero nadie sabía lo que el futuro nos conllevaría esto. Quien se esperaba que de un día a otro tienes que recoger todas tus cosas de la taquilla, de tu cajón y llevártelas a casa, es verdad que desde nuestro centro tuvimos mucha facilidad a la hora de hacer videoconferencias, porque en clase de informática lo habíamos practicado en el primer trimestre. Cuando yo hablaba con mis amigas nadie sabía qué hacer. Nadie se esperaba que no nos viéramos en 2 o 3 meses y solo hablaríamos por mensajes o por videoconferencia por las tardes. Si os digo la verdad llevo desde febrero sin ver a mi padre, a mis tíos, a mis primos y sin ver a mis abuelos, en total llevo 117 días sin ver a mis seres queridos. No os voy a mentir, es difícil estar tan lejos y tanto tiempo sin verlos. Los puedo ver en videoconferencia, pero no es lo mismo, porque los echo de menos. Me gustaría poder abrazarlos y sentirlos cerca de mí, pero por la seguridad de ellos y la mía es mejor no acercarse. Muchas veces me he planteado vivir cerca de ellos, pero por razones de la vida vivimos a 178,5 km de distancia.

un empujón para mejorar

Podríamos decir que al principio la convivencia en casa fue difícil. Si nadie ponía de su parte la convivencia se volvía más dura. Fue entonces cuando un día hablamos entre nosotros y entre todos pactamos para hacer de la convivencia un arma para unirnos y ayudarnos. Dejando aparte esto, hay un montón de días que discuto con ellos porque al final tantos días en casa son los únicos que están cerca de ti. No vas al colegio, te pasan cosas, las explicas, no hay estos hábitos que nosotros pensamos que eran absurdos, pero son esenciales, es bueno poder relacionarte con otra gente, conocer gente buena. Pero al final te das cuenta de que en los momentos difíciles están a tu lado para ayudarte, para comprenderte y para quererte.

Una fase muy impactante para mí fue a la hora de salir a la calle con mascarilla, intentar tocar las cosas lo menos posible, son cosas que pensamos que no pasarán, pero está ocurriendo, si alguien te dice en navidad que ocurriría todo esto seguramente lo tomarías como loco, pero por el simple hecho que parece irreal todo lo que está pasando, yo creo que hay muchas cosas que aún estoy procesando. La verdad que este verano tenía muchos planes con amigas… pero sé que este verano no y que podré acercarme más a los de casa y hacer cosas con la familia, cosas que normalmente no hacemos por el trabajo, por la vida social… Esta cuarentena me ha servido para desconectar de mi vida social, para fortalecer vínculo con los de casa, para valorar más mi día a día, para saber lo que es echar de menos y cuando podamos volver a la normalidad, poder pasar tiempo con la gente, que durante este tiempo no has podido. Hay veces en la vida que todo lo ves oscuro porque a mí, al principio me paso, pero con todo lo que ha pasado me he dado cuenta de quien esta y de quien prefiere no saber nada de ti. También me he dado cuenta de que muchas veces desvaloramos todo el trabajo que hacen los demás, pero todos tenemos que ser conscientes de lo mucho que cuesta ser médico, ser cajero, ser profesor, ser un empresario, ser bombero, ser policía o ser un oficinista, podríamos decir que todas son importantes y esenciales.

Muchos estaréis pensando que no es lo mismo ser médico o un oficinista, pero al final todos son importantes. Los médicos curanesta enfermedad y los oficinistas luchan por la economía de este país... con esto quiero decir que todos somos igual de importantes y que unidos lo podemos afrontar y todo ira bien.