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carlos carvajal r

Santa Marta, una ventana rota

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Como era de esperarse el auto abandonado en el Bronx comenzó a ser vandalizado en pocas horas. Perdió las llantas, el motor, los espejos, el radio, etcétera. Todo lo aprovechable se lo llevaron, y lo que no pudieron llevarse lo destruyeron. Por el contrario, el automóvil en Palo Alto llevaba semanas intacto, muchos podrían atribuirles este resultado a las condiciones socioeconómicas de estos dos barrios, pero el experimento no acabó ahí.

Zimbardo y su equipo de investigadores decidieron romper un vidrio del auto en perfecto estado lo que con el paso de las horas lo llevo al mismo deterioro que el del auto en el Bronx. Entonces, Philip y su equipo descartaron que esto fuese relacionado a la pobreza. Pensaron que muy seguramente esto es más bien algo que tiene que ver con la psicología, el comportamiento humano y con las relaciones sociales. Un vidrio roto en un auto abandonado transmite una idea de deterioro, desinterés, despreocupación que va destruyendo los códigos de convivencia, tales como la ausencia de ley, de normas, de reglas, dejando la sensación de que todo vale nada...

La teoría de los vidrios rotos: Zimbardo siendo profesor de la universidad de Stanford, realiza un experimento en 1969 el cual consistió en abandonar dos automóviles en perfecto estado sobre una vía pública, pero en dos barrios totalmente diferentes. Uno de los automóviles fue abandonado en el Bronx de Nueva York, que es conocido por su alto índice de hurtos el otro fue ubicado en Palo Alto una zona tranquila y con bajos índices de hurto.

¿Como pudo la perla de América deteriorarse tanto? ¿simple decadencia?, ¿un destino inevitable..? Las interrogantes son complejas pues realmente no hay muchas razones fácticas entorno al hecho de que hoy en día Santa Marta esté pasando por sus peores años, de igual modo la finalidad de esta muestra fotográfica es brindar con la ayuda una teoría del psicólogo social Philip Zimbardo, una perspectiva distinta a una de las posibles causas del origen del problema en sí y de esta manera poder plantear soluciones efectiva

Santa Marta, ciudad cuyos atardeceres hipnotizan hasta al más fiero, rodeada por arrecifes coloridos y montañas afiladas, que entre el vaivén de la brisa marina y el sereno de la montaña logran ambientar de manera casi mágica los alrededores de una urbe llena de historias y pasiones febriles que a diferencia de sus años pasados, hoy en día luce opaca y tal vez un tanto deformada a causa de administraciones gubernamentales corruptas, algunos ciudadanos inconscientes y un turismo profano, excesivo o que inclusive se le podría catalogar como exportador.

la historia de este edificio es un enigma ante lo ojos convencionales, mas aún de quien no es propio de la ciudad. Lo que algún dia pudo ser epicentro de pasiones encandecentes o tonadas al sonar de las olas de la bahía mas bella de América, ahora se ve sumido en el olvido tras una fachada de grafitis, ventanas rotas y pasiones de media hora a cambio de dinero .

deseo en el olvido

Santa Marta, Pescaíto

Segundazo Vásquez, zona portuaria

Tan efimeros como sus dueños, los zapatos llegan al segundazo Vásquez con la esperanza de algun dia encontrar un camino para recorrer, una segunda oportunidad lejos de la decadencia que ofrencen las hirvientes calles de la ciudad.

Pasos efimeros

Bahía de Santa Marta

el lamento de las sirenas

Como la fachada de esta antigua discoteca, la esperanza de volver a los días dorados se desvanece y se fractura en un bucle interminable de violencia irracional.

Minca, Sierra Nevada

Ídolos DESVIRTUADOS

A pesar de tener una de las catedrales más antiguas e icónicas de América Latina, Santa Marta y sus alrededores han visto como lentamente sus mismos creyentes van abandonando los templos y confome pasan las generaciones estos mismos se han visto decaidos o inclusive vandalizados.

Bahía de Santa Marta

mar de sangre

Ni el mar se salva de los desecho de una ciudad contaminada por la violencia, el turismo sexual y el narcotráfico. Víctima de la falta de pertenencia por parte de sus habitantes y turistas desconsiderados; el mar se sacude fuerte, mostrando su fuerza y a la vez su histeria.

Cada nuevo ataque que sufrió el auto reafirmó y multiplicó esa idea, hasta que la escalada de actos, cada vez peores, se vuelve incontenible, desembocando en una violencia irracional. En experimentos posteriores desarrollaron la ‘teoría de las ventanas rotas’, la misma teoría que desde un punto de vista criminológico, concluye que el delito es mayor en las zonas donde el descuido, la suciedad, el desorden y el maltrato son mayores. ¿Será esta la causa del deterioro y la ola de violencia que azota a la perla desde hace años? Según Zimbardo, si los parques y otros espacios públicos son deteriorados progresivamente y nadie toma acciones al respecto, estos lugares serán abandonados por la mayoría de la gente (que deja de salir de sus casas por temor a la delincuencia). Esos mismos espacios abandonados por la gente serán progresivamente ocupados por los delincuentes. Es decir, el deterioro desmedido e inconsciente lleva a una indiferencia ciudadana que puede alcanzar tales puntos como la violencia irracional.