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Adaptación del libor "El Principito"

Transcript

@IsaacOrviz

Con mucho cariño para mis alumnos de EBO - 7

ANTOINE DE SAINT - EXUPÉRY

El Principito

Capítulo 27

Capítulo 26

Capítulo 25

Capítulo 24

Capítulo 23

Capítulo 22

Capítulo 21

Capítulo 20

Capítulo 19

Capítulo 18

Capítulo 17

Capítulo 16

Capítulo 15

Capítulo 14

Capítulo 13

Capítulo 12

Capítulo 11

Capítulo 10

Capítulo 9

Capítulo 8

Capítulo 7

Capítulo 6

Capítulo 5

Capítulo 4

Capítulo 3

Capítulo 2

Capítulo 1

INDICE

CAPÍTULO 1

Cuando yo tenía seis años vi una vez una lámina magnífica de un libro sobre el Bosque Virgen que se llamaba "Historias Vividas". Representaba una serpiente boa que se tragaba a una fiera. He aquí la copia del dibujo.

El libro decía: "Las serpientes boas tragan sus presas enteras, sin masticarlas. Luego no pueden moverse y duermen durante los seis meses de la digestión"Reflexioné mucho entonces sobre las aventuras de la selva y, a mi vez, logré trazar con un lápiz de color mi primer dibujo. Mi dibujo número 1. Era así:

Mostré mi obra maestra a las personas grandes y les pregunté si mi dibujo les asustaba.Me contestaron: "¿Por qué habrá de asustar un sombrero?"

Mi dibujo no representaba un sombrero. Representaba una serpiente boa que digería un elefante. Dibujé entonces el interior de la serpiente boa a fin de que las personas grandes pudiesen comprender. Siempre necesitan explicaciones. Mi dibujo número 2 era así:

Las personas grandes me aconsejaron que dejara a un lado los dibujos de serpientes boas abiertas o cerradas y que me interesara un poco más en la geografía, la historia, el cálculo y la gramática.

Dibujo 2

Dibujo 1

Así fue como, a la edad de seis años, abandoné una magnífica carrera de pintor. Estaba desalentado por el fracaso de mi dibujo número 1 y de mi dibujo número 2. Las personas grandes nunca comprenden nada por sí solas, y es agotador para los niños tener que darles siempre y siempre explicaciones.

Debí, pues, elegir otro oficio y aprendí a pilotar aviones. Volé un poco por todo el mundo. Es cierto que la geografía me sirvió de mucho. Al primer golpe de vista estaba en condiciones de distinguir China de Arizona. Es muy útil si uno llega a extraviarse durante la noche.

Tuve así, en el curso de mi vida, muchísimas relaciones con muchísima gente seria. Viví mucho con personas grandes. Las he visto muy de cerca. No he mejorado excesivamente mi opinión.

Cuando encontré alguna que me pareció un poco lúcida, hice la experiencia de mi dibujo número 1, que siempre he conservado. Quería saber si era verdaderamente comprensiva. Pero siempre me respondía: " Es un sombrero".

Entonces no le hablaba ni de serpientes boas, ni de bosques vírgenes, ni de estrellas. Me ponía a su altura. Le hablaba de bridge, de golf, de política y de corbatas. Y la persona grande se quedaba muy satisfecha de haber conocido a un hombre tan razonable.

Y como no tenía conmigo ni mecánico ni pasajeros, me dispuse a realizar, solo, una reparación difícil.Era, para mí, cuestión de vida o muerte. Tenía agua apenas para ocho días.

Víví así, solo, sin nadie con quien hablar verdaderamente, hasta que tuve una avería en el desierto del Sahara, hace seis años. Algo se había roto en mi motor.

CAPÍTULO 2

Imaginaos, pues mi sorpresa cauando, al romper el día, me despertó una extraña vocecita que decía:

La primera noche dormí sobre la arena a mil millas de toda tierra habitada. Estaba más aislado que un náufrago sobre una balsa en medio del océano.

Me puse en pie de un salto, como golpeado por un rayo. Me froté los ojos. Miré bien. Y vi un hombrecito enteramente extraodinario que me examinaba gravemente.

- Por favor..., ¡dibújame un cordero!- ¿Eh?- Dibujame un cordero...

Miré, pues, la aparición con los ojos absortos por el asombro. No olvidéis que me encontraba a mil millas de toda región habitada.

Pero seguramente mi dibujo es mucho menos encantador que el modelo. No es por pi culpa. Las personas grandes me desalentaron de mi carrera de pintor cuando tenía seis años y sólo había aprendido a dibujar las boas cerradas y las boas abiertas.

- Pero... ¿Qué haces aquí?Repitió entonces, muy suavemente, como si fuese una cosa muy seria:- Por favor..., dibújame un cordero...

Además, el hombrecito no me parecía ni extraviado, ni muerto de fatiga, ni muerto de hambre, ni muerto de sed, ni muerto de miedo.No tenía en absoluto la apariencia de un niño perdido en medio del desierto, a mil millas de toda región habitada. Cuando al fin logré hablar, le dije:

Recordé entonces que había estudiado principalemnte geografía, historia, cálculo y gramática, y dije al hombrecito (con un poco de mal humor) que no sabía dibujar. Me contestó:

Cuando el misterio es demasiado impresionante no es posible desobedecer. Por absurdo que me pareciese, a mil millas de todo lugar habitado y en peligro de muerte, saqué del bolsillo una hoja de papel y una estilográfica.

El de la boa cerrada. Quedé estupefacto cuando oí al hombrecito que me respondía:- ¡No! ¡No! No quiero un elefante dentro de una boa. Una boa es muy peligrosa y un elefante muy volumnioso. En mi caso todo es pequeño. Necesito un cordero. Dibújame un cordero.

- No importa. Dibújame un cordero.Como jamás había dibujado un cordero rehíce uno de los únicos dibujos que era capaz de hacer.

Rehíce, pues, otra vez mi dibujo.Pero lo rechazó como los anteriores:- Este es demasiado viejo. Quiero un cordero que viva mucho tiempo.

Entonces dibujé. El hombrecito miró atentamente. Luego dijo:¡No! Este cordero está muy enfermo. Haz otro.Yo dibujaba. Mi amigo sonrió amablemente, con indulgencia:- ¿Ves?... No es un cordero; es un carnero. Tiene cuernos.

Quedé verdaderamente sorprendido al ver iluminarse el rostro de mi joven juez:- ¡Es exactamente como lo quería! ¿Crees que necesitará mucha hierba este cordero?- ¿Por qué?

Entonces, impaciente, como tenía prisa por comenzar a desmontar mi motor, garabateé este dibujo.Y le largué:- Ésta es la caja. El cordero que quieres está dentro.

- Porque en mi casa todo es pequeño...- Cabrá seguramente. Te he regalado un cordero bien pequeño.Inclinó la cabeza hacia el dibujo:- No tan pequeño... ¡Mira! Se ha dormido...Y fue así como conocí al principito.

Necesité mucho tiempo para comprender de dónde venía. El principito, que me acosaba a preguntas, nunca parecía oír las mías. Y sólo por palabras pronunciadas al azar pude, poco a poco, enterarme de todo. Cuando vió mi avión por primera vez (no dibujaré mi avión porque es un dibujo muy complicado para mí), me preguntó:

CAPÍTULO 3

Y el principito soltó una magnífica carcajada que me irritó mucho.Quiero que se tomen en serio mis desgracias.

- ¿Qué es esta cosa?- No es una cosa. Vuela. Es un avión. Es mi avión.Y me sentí orgulloso haciéndole saber qeu volaba. Entonces exclamó:- ¿Cómo? ¿Has caido del cielo?- Sí -dije modestamente.- ¡Ah! ¡Qué gracioso! ...

Pero no me contestó. Meneaba la cabeza suavemente mientras miraba el avión.- Verdad es, que en esto, no puedes haber venido de muy lejos...Y se hundió en un ensueño que duró largo tiempo.Después sacó el cordero del bolsillo y se abismó en la contemplación de su tesoro.

Después agregó:- Entonces ¡tú también vienes del cielo! ¿De qué planeta eres?Entreví rápidamente una luz en el misterio de su presencia y pregunté bruscamente:- ¿Vienes, pues, de otro planeta?

Después de meditar en silencio, respondió:- Me gusta la caja que me has regalado, porque de noche me servirá de casa.- Seguramente. Y si eres amable te daré también una cuerda para atarlo durante el día. Y una estaca.

Imagináos cuánto pudo intrigarme esa semi confidencia sobre los <<otros planetas>>. Me esforcé por saber algo más:- ¿De dónde vienes, hombrecito? ¿Dónde queda <<tu casa>>? ¿Adónde quieres llevar mi cordero?

La proposición pareció disgustar al principito:- ¿Atarlo? ¡Qué idea tan rara!- Pero si no lo atas se irá a cualquier parte y se perderá...Mi amigo tuvo un nuevo estallido de risa:- Pero, ¿adónde quieres que vaya?

Pues a cualquier parte. Derecho, siempre adelante...Entonces el principito observó gravemente:- ¡No importa! ¡Mi casa es tan pequeña!...Y con un poco de melancolía, quizá, agregó:- Derecho, siempre adelante de uno, no se puede ir muy lejos...

Así supe que su planeta era muy pequeño, casi tanto como una casa. Tengo serías razones para pensar que el principito vive en el asteroide B12. La verdad es que existen muchos asteroides que no tienen nombre porque son muy pequeños. Cuando un astrónomo descubre uno, le pone un número o un código.

CAPÍTULO 4

Explico cuál es el número del asteroide para las personas grandes. Las personas grandes aman los números. Cuando le hablas de un amigo nuevo, nunca te preguntan lo importante. Como, por su tono de voz o si colecciona mariposas. Te preguntan qué edad tiene, cuántos hermanos tiene o cuánto pesa.

principito — Entonces, ¿los corderos también comen baobabs? Yo le expliqué que los baobabs no son arbustos, son árboles gigantescos.

Cada día conocía un poco más sobre la vida del principito. El tercer día descubrí el drama de los baobabs. El principito me preguntó muy serio si los corderos comían arbustos. Yo le dije que sí y él se puso muy contento.

CAPÍTULO 5

El principito no explicó nada más y yo tuve que pensar bastante para entender el problema.

principito — Pero, primero son pequeños y luego crecen, ¿verdad? Mi cordero se los puede comer cuando todavía son pequeños. yo — Eso es cierto. Pero ¿por qué es tan importante que tu cordero coma baobabs? principito — ¡Es evidente!

Me esforcé mucho en hacer este dibujo porque es importante prevenir a la gente sobre el peligro de los baobabs.

El planeta del principito es muy pequeño. Si un baobab crece, puede invadir todo el planeta y hacerlo estallar con sus raíces.Esto es lo que pasa cuando un baobab crece.

El principito me explicó que era una tarea muy aburrida, pero muy fácil. Hay que tener cuidado para no confundir los brotes de baobabs con los brotes de flores.

Si os perdéis en un asteroide, no olvidéis lo peligrosos que son. Por eso, todas las mañanas, después de asearse, el principito limpia su planeta y arranca todos los brotes de baobabs que crecen entre la hierba.

El principito utiliza el calor de los volcanes para calentar el desayuno por las mañanas.Las personas somos demasiado pequeñas para deshollinar los volcanes de la Tierra, por eso provocan tantas catástrofes.

En el planeta del principito, había tres volcanes.Todos los días el principito los deshollinaba. Si los volcanes están bien limpios, sus erupciones son pequeñas, como el fuego de una chimenea.

CAPÍTULO 6

El principito me miró sorprendido. principio — Es verdad, ¡me olvidé de que no estoy en mi hogar!

El cuarto día, el principito me dijo: principito — ¡Me encantan las puestas de Sol! Vamos a ver una. yo — Pero tenemos que esperar a que el Sol se ponga.

Continuará...

Un día vio 43 puestas de sol. Yo le pregunté si estaba muy triste ese día, pero él no me contestó.

El planeta del principito es tan pequeño que para ver una puesta de sol, solo tenía que caminar unos pasos. El principito me explicó que las puestas de sol son muy agradables cuando estás triste.

El quinto día conocí un nuevo secreto de la vida del principito. principito — Si un cordero come arbustos, ¿también come flores?Me lo preguntó de manera brusca. Parecía que había meditado sobre ello durante mucho tiempo.yo — Un cordero come todo lo que encuentra. principito — ¿Incluso las flores con espinas? yo — Sí, también las flores con espinas. principito — Entonces, ¿para qué sirven las espinas?

CAPÍTULO 7

Como yo no respondía a su pregunta, el principito insistió:principito — Entonces, ¿para qué sirven las espinas? El principito nunca renunciaba a una pregunta.Yo le contesté molesto: yo — Las espinas no sirven para nada. Las flores solo las tienen porque son malvadas.

Yo no lo sabía y además, estaba ocupado arreglando mi avión.También estaba muy preocupado porque el agua se acabaría pronto.No me di cuenta de lo preocupado que estaba el principito.

El principito me volvió a interrumpir.y le grité: yo — ¡No lo sé! ¡Te he contestado lo primero que se me ha ocurrido! ¡Yo me ocupo de cosas serias!

El principito se quedó callado durante un ratoy luego me dijo con rencor: principito — No te creo. Las flores son ingenuas y débiles. Se protegen como pueden.Yo no le respondí nada. Estaba molesto porque no conseguía reparar el motor de mi avión.

Continuará...

El principito me miró extrañado. principito — ¿Cosas serias? El principito me observaba. Yo tenía un martillo, las manos sucias y me inclinaba sobre el motor, que a él le parecía muy feo.principito — ¡Hablas como las personas grandes! Me avergonzó que pensara eso. El principito añadió: principio — ¡Lo confundes todo! ¡Lo mezclas todo!

El principito estaba realmente enfadado. principito — Conozco un planeta donde hay un señor que nunca ha olido una flor, que nunca ha mirado una estrella y que nunca ha amado a nadie.Solo sabe hacer sumas y repite sin parar que es un hombre serio, igual que tú. Pero no es un hombre, ¡es un hongo!

CAPÍTULO 8

El principito seguía hablando, rojo de ira:principito — Desde hace millones de años las flores tienen espinas.Desde hace millones de años, los corderos se comen las flores a pesar de las espinas. ¿No te parece una cosa seria entender por qué las flores fabrican espinas si no sirven para nada?

principito — ¿Qué es más importante, esta guerra entre flores y corderos o las sumas de aquel señor?Yo tengo una flor que es única en el mundo. Solo existe en mi planeta.Un cordero se puede comer mi flor, ¿y eso no es importante?El principito no pudo decir nada más. Rompió a llorar.Ya no me importaba mi motor, ni la sed, ni la muerte.

Había un principito que necesitaba consuelo. Abracé al principito y lo acuné.Le dije: yo — Dibujaré un bozal para el cordero, y una armadura para proteger a la flor. Dibujaré lo que necesites.No sabía que más decir. No sabía cómo consolarlo. El país de las lágrimases muy misterioso.

La flor eligió sus colores y se vistió con cuidado.El principito estaba maravillado por la belleza de la flor, pero enseguida se dio cuenta de que era un poco vanidosa.

El principito me contó la historia de su flor.Una mañana descubrió un brote de hierba diferente. El principito observó el brote con atención, preocupado por si era un brote de baobab.Después de muchos días, nació una flor muy hermosa, y también muy coqueta.

Continuará...

Algunas veces la flor se inventaba mentiras para impresionar al principito.Llegó un día en que el principito se cansó de vivir con una flor tan vanidosay decidió marcharse de su planeta. El principito decidió dejar su planeta y viajar por el universo para aprender y conocer otras ocupaciones.

La flor pedía muchos cuidados al principito. También decía que era tan valiente que no tenía miedo a enfrentarse a un tigre.

EL VIAJE DEL PRINCIPITO

En el primer planeta que el principito visitó, vivía un rey.El rey vio al principito y dijo, orgulloso de tener un súbdito por fin:rey — ¡Ah, un súbdito! El rey nunca había visto al principito, pero para un rey todas las personas son súbditos.

CAPÍTULO 9

En el primer planeta que el principito visitó, vivía un rey.El rey vio al principito y dijo, orgulloso de tener un súbdito por fin:rey — ¡Ah, un súbdito! El rey nunca había visto al principito, pero para un rey todas las personas son súbditos.

El rey daba todo el tiempo órdenes. El rey prohibió bostezar al principito, pero como estaba cansado y no podía evitarlo,el rey le ordenó que bostezara. El principito pidió permiso para sentarse y el rey le ordenó sentarse.El planeta del rey era minúsculo y el principito sorprendido preguntó al rey:

principito — Perdone que le pregunte, mi señor, pero ¿sobré qué reina?El rey ordenó al principito que le preguntara y respondió:rey — Sobre todo. Mientras señalaba las estrellas y los otros planetas. Era un rey universal.

¿Ordenará al Sol que se ponga, majestad? rey — Muy bien, tendrás tu puesta de Sol. Pero esperaré a que las condiciones sean adecuadas. Esta noche, a las 8 menos 20, ordenaré al sol que se ponga.

El principito le preguntó:principito — ¿Y las estrellas obedecen? rey — Por supuesto. No tolero la desobediencia. principito — Me gustaría ver una puesta de sol.

El principito se puso triste.principito — ¿Por qué no lo ordena ahora? rey — Hay que exigir a cada uno lo que cada uno puede hacer.Tengo derecho a pedir obediencia porque mis órdenes son razonables.principito — No tengo nada más que hacer aquí. ¡Voy a marcharme!El rey estaba muy orgulloso y feliz de tener un súbdito e intentó que el principito se quedara.

rey — Si te quedas, te nombro ministro.principito — ¿Ministro de qué? rey — De Justicia. principito — Pero si en este planeta no hay nadie más. No puedo juzgar a nadie.rey — Puedes juzgarte a ti mismo. Eso es lo más difícil de todo.El principito sintió lástima del rey y le dijo:

Continuará...

principito — Si su majestad desea que le obedezcan, puede ordenarme que me vaya.Creo que las condiciones son adecuadas.Cuando el principito se iba del planeta, el rey le gritó:rey — ¡Te hago embajador!El principito pensó que las personas grandes son muy extrañas.

EL SEGUNDO PLANETA.

En el segundo planeta que visitó el principito vivía un hombre vanidoso.vanidoso — Un admirador viene a visitarme. Dijo el vanidoso cuando vio al principito.Para un vanidoso, todas las otras personas son admiradoras.

CAPÍTULO 10

El principito le dijo: principito — Buenos días. ¡Tienes un sombrero muy raro!vanidoso — Es para saludar a los admiradores. La pena es que nadie viene nunca. Aplaude y verás qué pasa.El principito aplaudió y el vanidoso saludó con su sombrero.Esto parece más divertido que la visita al rey, pensó el principito.

Pero después de 5 minutos se aburrió y le preguntó al vanidoso:principito — ¿Qué puedo hacer para que el sombrero se caiga?El vanidoso no le escuchó. Los vanidosos solo escuchan alabanzas.

Continuará...

vanidoso — ¿Me admiras mucho, verdad? principito — ¿Qué significa admirar? vanidoso — Quiere decir que piensas que soy la persona más rica, más hermosa, más elegante y más inteligente del planeta.principito — ¡Pero si eres la única persona del planeta! vanidoso — Por favor, admírame de todas maneras.  principito — Bueno, te admiro, pero no entiendo para qué sirve.El principito se marchó del planeta. Durante su viaje el principito pensaba: sin duda, las personas grandes son muy extrañas.

EL PLANETA 3

En el Planeta 3 vivía un bebedor. El bebedor estaba sentado en silencio. Tenía delante muchas botellas.Algunas botellas estaban vacías y otras botellas estaban llenas.

CAPÍTULO 11

principito — ¿Qué haces aquí? bebedor — Bebo. principito — ¿Por qué bebes? bebedor — Bebo para olvidar. principito — ¿Para olvidar el qué? bebedor — Para olvidar que tengo vergüenza. principito — ¿Vergüenza de qué? bebedor — Vergüenza de beber. El principito sintió compasión por el bebedor, pero estaba confuso.

Continuará...

No sabía cómo ayudarle. Fue una visita muy corta pero triste. Las personas grandes son muy,pero que muy extrañas, seguía pensando el principito.

EL PLANETA 4

En el planeta del hombre de negocios que compraba estrellas.En el planeta número 4 vivía un hombre de negocios.Cuando el principito llegó, estaba sentado y hacía cuentas.Tenía un cigarro apagado entre los labios.

CAPÍTULO 12

El hombre de negocios estaba tan concentrado que no levantó la cabeza de sus cuentas cuando el principito le dijo:principito — Buenos días. hombre de negocios — 3 + 2 son 5. Buenos días. 5 + 7 son 12.principito — Tu cigarrillo está apagado

hombre de negocios — 15 + 7 son 22. No tengo tiempo para encenderlo.La suma total es de quinientos un millones seiscientos veintidós mil setecientos treinta y uno .principito — ¿Quinientos millones de qué? hombre de negocios — ¡Eh! ¿Pero sigues ahí? No me molestes con tonterías, soy un hombre serio y tengo mucho trabajo. 2 y 5 son 7.

hombre de negocios — Habito este planeta desde hace 54 años y durante ese tiempo solo me han molestado 3 veces.La primera vez fue hace 22 años, un abejorro con su espantoso ruido. Cometí 4 errores en una suma.La segunda vez fue hace 11 años, tuve un ataque de reumatismo. Me hace falta más ejercicio, no tengo tiempo para moverme.Y la tercera vez, ¡ahora mismo! Tú y tus preguntas. ¿Qué estaba diciendo?

El principito nunca renunciaba a una pregunta, así que insistió:principito — ¿Quinientos millones de qué? El hombre de negocios levantó la cabeza.

principito — ¿Quinientos millones de qué? El hombre de negocios se dio por vencido. hombre de negocios — Quinientos millones de esas cositas que se ven en el cielo.principito — ¿De moscas? hombre de negocios — No, de esas cositas que brillan.principito — ¿Abejas? hombre de negocios — ¡No! Cositas doradas que vuelven locos a los perezosos.

principito — ¿Y qué haces con tantas estrellas?Preguntó el principito, que nunca renunciaba a una pregunta.

principito — ¡Ah! ¿Estrellas? hombre de negocios — Eso es, estrellas.hombre de negocios — Quinientos un millones seiscientos veintidós mil setecientos treinta y uno, para ser exactos. Yo soy serio y exacto.

hombre de negocios — Nada, las poseo.principito — Yo he visto un rey que lo posee todo.hombre de negocios — Los reyes no poseen. Los reyes reinan. Es muy diferente.principito — ¿Para qué te sirve tener estrellas? hombre de negocios — Para ser rico.principito — ¿Y para qué te sirve ser rico? hombre de negocios — Para comprar otras estrellas.El principito pensó que el hombre de negocios se parecía un poco al bebedor.Tampoco entendía su razonamiento.

principito — ¿Cómo puedes poseer estrellas? ¿Qué haces con ellas?hombre de negocios — Cuando encuentras un diamante que no es de nadie, es tuyo. Pues las estrellas no son de nadie y yo soy el primero en darse cuenta, así que son mías. Las admiro y las cuento una y otra vez.El principito no estaba satisfecho con la explicación: principito — Cuando yo poseo una flor, puedo cogerla. ¡Pero tú no puedes llevarte las estrellas!

hombre de negocios — No, pero puedo depositarlas en el banco.principito — ¿Qué quiere decir eso? hombre de negocios — Quiere decir que escribo en un papel el número de estrellas que poseo. Después, meto el papelito en un cajón y lo cierro con llave. principito — ¿Y eso es todo? hombre de negocios — Es suficiente.El principito pensó que poseer estrellas era divertido y poético, pero no serio.El principito y las personas grandes tenían una idea muy diferente sobre qué son las cosas serias.

Continuará...

principito — Yo poseo una flor y la riego todos los días. También poseo 3 volcanes que deshollino todas las semanas.Yo soy útil para mi flor y para mis volcanes, pero tú no eres útil a las estrellas.El hombre de negocios quiso contestar, pero no encontró respuesta y el principito se fue de ese planeta.El principito pensó que no había ya duda: las personas grandes son muy raras.