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Transcript

SOLEDAD

01

Aislamiento por falta de contacto con otras personas.

TRISTEZA

02

Estado de ánimo pesimista y de insatisfacción personal.

CULPA

03

Sentirse responsable de algo que creemos que ha sido provocado por nuestra acción u omisión.

RABIA E IRA

04

Se expresa en fomra de enfado, furia, agresividad e incluso violencia.

MIEDO

05

Reacción exagerada a la pérdida de salud, a no estar a la altura, a los cambios...

VICTIMISMO

06

Exagerar los problemas y pensar que es la única persona que sufre.

RENCOR

07

Rechazo y resentimiento hacia otra persona a la que creemos causante de nuestra situación.

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Sentimientos dañinos que pueden surgir al cuidar

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pulsa en los simbolos + para saber cómo actuar

¿Cómo actuar? • Si nuestro soledad esta causada por una baja frecuencia de contactos sociales: – Adaptar nuestro plan de cuidados u horario para que recoja tiempo y momentos que dedicar a estar con nuestros amigos y familiares. – Aprovechar todos los recursos de los que disponemos para poder disponer de mayor tiempo libre. – Expresar nuestra necesidad y no dudar en pedir ayudas y apoyos concretos en momentos determinados que faciliten poder estar con otros. – Optimizar la dedicación a nuestros contactos priorizando aquéllos que nos resultan más agradables, divertidos y satisfactorios. • Si nos sentimos solos e incomprendidos: – Desafíe este sentimiento. Los contactos sociales son necesarios en todas las formas en las que éstos se pueden producir. – No evitar la exposición a los contactos sociales e, incluso, esforzarnos por que ésta sea mayor al menos durante un tiempo – Averiguar qué exige la situación social en la que nos encontramos y actuar de acuerdo a ella. Existen momentos para el apoyo emocional o para la mera diversión y recreación. No intente cambiar el espíritu de cada encuentro sino disfrutar éste en cualquiera de las formas en las que se desarrolle. – Optimice las relaciones satisfactorias, lo que incluye compartir hobbies e inquietudes. – Busque canales de expresión, desahogo y entendimiento sólidos y estables, pero no los emplee únicamente para ello.

¿Cómo combatir la tristeza? • Tolerancia con uno mismo. Entender que es un sentimiento normal y no caer en la autocrítica ni en sobreexigencias. • Una de las mejores terapias contra la tristeza es intentar realizar todo aquello que la propia tristeza dificulta. El esfuerzo inicial que ello requiere será menos a medida que realicemos estas actividades y tendrá efectos positivos en cómo nos sentimos. • Identificar en qué situaciones o momentos se sienten tristes o deprimidos y evitarlos en la medida de lo posible. • Cuidar nuestro lenguaje. Especialmente en cómo nos hablamos a nosotros mismos. Evitar decirse a sí mismos frases del tipo “Las cosas deberían ser de otra manera”. En realidad, la realidad es como es y no “debería” ser de otra manera. Sí “puede ser de otra forma, pero debemos generar nosotros ese cambio”. • Potenciar el sentido del humor • Modificar nuestra realidad y resolver los problemas con determinación y proactividad, pero, no pretender resolver todos los problemas a la vez. Abordar un problema cada vez y, si nos resulta inabordable, dividirlo en partes más pequeñas y actuar sobre ellas de una en una. • Realizar actividades gratificantes y que nos distraigan de los problemas puede ser un gran recurso para luchar contra los sentimientos negativos. • El ejercicio físico nos libera de preocupaciones y nos provee de energía. Es un aliado importante.

¿Cómo actuar? • Aceptar nuestros sentimientos. Es común experimentar culpa y aceptarlo con serenidad es el primer paso para poder realizar modificaciones en las situaciones que nos la provocan. • Identificar por qué nos sentimos culpables y ante qué situaciones. Conocerlos es conocernos mejor a nosotros mismos y estar más preparados para actuar ante ellos. • Preste atención a cómo expresa y experimenta sus responsabilidades con los cuidados. Preste atención cómo emplea las palabras “debo”, “podría hacer”, “debería hacer”, etc. Quizás nuestra autoexigencia sea demasiado elevada. • Si determinadas situaciones o comportamientos nos generan culpa, debemos ver si podemos modificarlos. Modificarlos implica determinación por mejorar y nos otorgará un mayor grado de control sobre estas situaciones. • Contrastar nuestro rol ideal de cuidadores con el cuidador que somos y somos capaces de ser. Quizás nuestro ideal sea inalcanzable. • Expresar como nos sentimos es un bálsamo para nuestro estado emocional. Los familiares y amistades son un buen apoyo. • Ser comprensivo con uno mismo es importante. En muchas ocasiones somos nuestro peor juez. • Si nos resulta imposible vencer los sentimientos de culpa, podemos acudir a un profesional.

Consejos para actuar cuando nos sentimos iracundos Las causas de por qué somos cuidadores y de qué formas se manifiesta nuestra realidad cotidiana como tales son distintas en cada caso. El entendimiento de agentes externos como “culpables” nos incapacita para tomar decisiones hacia el futuro, puesto que éste se entiende fuera de nuestra capacidad para ser controlado. La toma de control de los cuidados exige gestionar nuestros sentimientos de rabia e ira: • Debe entenderse que sentir ira es normal y común entre cuidadores. • En lugar de intentar reprimirla o de liberarla sin control, intente expresar lo que siente y por qué lo siente. La asertividad es nuestra mejor aliada. • Busque canales, espacios y agentes estables y perdurables con los que poder expresar cómo se siente. Familiares o amigos que nos ofrezcan entendimiento satisfactorio o Grupos de Apoyo Mutuo suelen ser las mejores alternativas. • La terapia psicológica o el counselling nos pueden ayudar a entender nuestros sentimientos y a gestionarlos positivamente mediante la confrontación con la objetividad de los hechos y las situaciones. • Realizar ejercicio físico con regularidad es una de las mejores maneras de canalizar las energías destructivas y nos predispone a entender mejor nuestra realidad cotidiana. • Ante la previsible aparición de un estado iracundo, los ejercicios de relajación nos pueden prevenir de actuar con rabia y de sus fatales consecuencias. En Internet existen infinidad de ejemplos acerca de ello. En el canal de You Tube de SerCuidadorA puede encontrar videos de cómo realizar estos ejercicios.

Todas las personas tenemos experiencia del miedo. De pequeños tiene que ver con ciertos pensamientos mágicos y con una imaginación desbordante. De adultos los miedos se relacionan con la percepción de no llegar, de fallar, de falta de control. De pensar que todo esto o aquello me supera y de que no tengo recursos personales para hacer frente a esta o a aquella situación. La persona cuidadora puede sentir miedo a no estar a la altura de las circunstancias, miedo a que la persona dependiente empeore, miedo a la muerte, miedo ante el cansancio propio, etc. Aparece aquí un abanico muy variado de pensamientos e ideas irracionales sobre capacidades y competencias. Este no es el tema que nos ocupa, pero así, y para que nos entendamos, un pensamiento es irracional cuando le otorgamos una probabilidad de ocurrencia mucho mayor que la que realmente tiene. El miedo se debilita al compartirlo. Si quieres cuidar, cuídate primero. Todas estas emociones son parte de ti y son buenas. Quizás nos bombardean con mensajes de que tenemos que estar siempre contentos. El cuidado de una persona dependiente conlleva un gran desgaste emocional. Aunque pueda sonar rudo, la carga compartida es menos carga. Así evitaremos enfermar por el síndrome del cuidador. Así la soledad, la culpa, la rabia y el miedo no se convertirán en sombras permanentes de la persona cuidadora. Alfonso Echávarri GorrichoPsicólogo colaborador de Cuida tu Salud Emocional https://www.solidarios.org.es/articulos-sindrome-del-cuidador-c Síndrome del cuidador, ¿cómo prevenirlo?Solidarios para el Desarrollo: somos personas voluntarias que trabajamos con quienes sufren la exclusión social, la discriminación y la soledad....Solidarios

https://www.cop.es/colegiados/PV00520/pdf/Autocompasi%C3%B3n.pdf

Consejos para actuar: El rencor es un sentimiento difícil de abordar y reconducir. El origen del rencor y resentimiento se encuentra en una evaluación de la realidad sesgada por emociones muy intensas. Aceptar serenamente que es normal sentir rencor, especialmente en el caso de las cuidadoras y cuidadores, es el primer paso. Con la aceptación debe venir una vivencia mucho menos turbadora de estos sentimientos. Nos provocarán un malestar cada vez menor y, con ello, será el momento de evaluar si estos sentimientos se ajustan a la realidad de los hechos. Asumir y entender que el rencor es normal y cuáles son sus causas en nuestro caso particular es la parte menos importante a la hora de abordarlo. Piense: • El rencor puede surgir por hechos pasados que no pueden cambiarse. • No enfrentar estos sentimientos de rencor nos incapacita para tomar medidas y llevar la vida que queremos llevar. • En nosotros está la capacidad de modificar nuestra realidad de acuerdo a nuestras necesidades y planteamientos vitales, y nadie es capaz de poner tanto empeño en ello como cada uno de nosotros mismos. • Mitigando nuestros sentimientos de rencor, encontraremos mayor facilidad para acompañar nuestras acciones de mejora con recursos y apoyos de todo tipo, especialmente de familiares y amigos.