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Presentación escueta de la obra y sus principales rasgos.

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Poema de Mío Cid

"¡Dios, qué buen vasallo si tuviese buen señor!"

Autor anónimo

Temas

Personajes

Composición

Estructura

Obras

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José María González-Serna Sánchez - Enseñanza Secundaria de Personas Adultas

La estructura de la obra Tradicionalmente, la obra se ha dividido en tres cantares:

  • Cantar del Destierro. Narra los acontecimientos producidos entre el destierro de Castilla del héroe y la conquista de la ciudad de Valencia.
  • Cantar de las Bodas. Se centra en el perdón real del héroe, las bodas de las hijas del Cid con los infantes de Carrión y la vida en la corte valenciana.
  • Cantar de la Afrenta de Corpes. Presta atención al ataque vengativo de los infantes sobre las hijas del Cid y la posterior reivindicación que el héroe presenta ante el rey Alfonso.
Sin embargo, atendiendo a razones formales y temáticas sería más lógico dividirlo en dos secciones: hasta la conquista de Valencia y desde la conquista de la ciudad levantina. La primera parte sería la más marcadamente bélica. Se inicia con el destierro de Castilla y relata el proceso de salida del reino, así como las primeras batallas. Su final se sitúa en la conquista de una gran ciudad, Valencia, donde el Cid establece su corte y reúne a su familia. En esta sección domina el enfado del rey con el Cid (la Ira Regia) y el héroe pone de manifiesto su capacidad guerrera (la Fortitudo). Es también la sección en la que el protagonista pierde y es capaz de recuperar mediante los éxitos militares su honor como hombre guerrero. La segunda parte, en cambio, está dominada por el perdón real (la Gratia Regia) y por la capacidad intelectual del héroe (la Sapientia) que le permite escoger la mejor opción para recuperar el honor de su familia perdido en el ataque a sus hijas en el robledal de Corpes. Ahora cobra más importancia la reivindicación ante un tribunal presidido por el rey que las acciones bélicas.

La composición del Poema I. El Cid histórico. Rodrigo Díaz de Vivar fue un noble guerrero castellano que vivió en el siglo XI. Se sabe que su muerte se produjo en 1099 y puesto que en la obra se hace referencia a ella, el Poema de Mío Cid debió componerse en su primera versión con posterioridad a su muerte. II. La fecha del manuscrito. Al final del único manuscrito conservado se indica que fue "escrito", es decir, copiado en el año 1207. No obstante, la datación del soporte es posterior, por lo que se puede afirmar que lo que hoy tenemos es una copia de la copia de 1207. III. El autor del Poema. También se indica en el manuscrito que fue escrito por Per Abbat, lo que no quiere decir que esta persona fuera el autor del poema, sino el copista. Pata algunos estudiosos el Poema de Mío Cid fue obra de, al menos, dos autores. El primero de ellos, más cercano al tiempo de Rodrigo Díaz de Vivar, debió componer la primera parte de la obra, hasta la conquista de Valencia; el segundo habría compuesto los episodios de las bodas de las hijas del Cid y de la Afrenta de Corpes.

Los temas principales El tema principal de la obra es la recuperación de la honra perdida por el Cid que afectan a las dos facetas del personaje: el hombre guerrero y el hombre de familia. En el Poema se narran dos perdidas diferentes del honor:

  • El honor político. Es perdido por el Cid a causa de las falsas acusaciones presentadas ante el rey Alfonso. Como consecuencia, el monarca condena a destierro al protagonista y deja de considerarlo como vasallo. Ante esta situación, el Cid emprende una vida de luchas que siempre realiza en nombre del rey, a quien sigue considerando su señor. El resultado de esta actitud será el perdón real, obtenido tras la conquista de Valencia.
  • El honor familiar. Como símbolo de perdón, el rey concierta las bodas de las hijas del Cid con los infantes de Carrión, personas pertenecientes a la más alta nobleza del reino. No obstante, estos infantes se sienten ridiculizados por las gentes del Cid y deciden vengarse maltratando y abandonando a sus suerte a sus jóvenes esposas en el bosque de Corpes. Este hecho provoca la deshonra del Cid como padre y cabeza de su familia. Para recuperar esta honra familiar perdida, el protagonista recurre a la reclamación judicial, consiguiendo de esa manera anular las bodas de sus hijas y conseguir nuevos pretendientes de más alto linaje.
Además del anterior, en la obra pueden encontrarse otros temas secundarios:
  • El nacionalismo castellano. Los personajes de origen castellano (el Cid, su familia y sus soldados) son tratados de manera positiva en todo momento. Representan las más altas virtudes: valor, lealtad, sinceridad, honra. Frente a ellos, los personajes de origen leonés, con excepción del rey Alfonso, son caracterizado de manera negativa y situados como enemigos del Cid y su gente. Los verdaderos enemigos del protagonista no son los musulmanes con los que se ve obligado a luchar para ganar el pan, sino los leoneses que lo acusan falsamente o dirigen su cobardía hacia las desvalidas hijas del héroe.
  • La propuesta de un nuevo sistema legal. En la obra se defiende la necesidad de sustentar las acusaciones en pruebas que deben defenderse ante un tribunal. Así lo hace el Cid para castigar la cobardía de los infantes de Carrión. El autor apoya la idea de que solamente así imperará la verdad, pues de otra forma se seguirán produciendo errores como el destierro sufrido por el Cid, basado simplemente en acusaciones sin demostrar.

Principales personajes Todo el Poema gira en torno a Rodrigo Díaz de Vivar, personaje que se caracteriza por los siguientes rasgos: lealtad, valor, capacidad guerrera, inteligencia, amor por su familia, sinceridad. En definitiva, el autor de la obra propone al Cid como un modelo digno de imitación que no presenta ningún defecto. Las mismas virtudes que el Cid, aunque menos desarrolladas, se advierten en sus soldados: Minaya Álvar Fáñez, Martín Antolínez, Pero Muñoz, etcétera. Frente al protagonista, los leoneses que aparecen en la obra (con los infantes de Carrión como figuras principales) atesoran solamente defectos: cobardía, deslealtad, falta de sinceridad, villanía, etcétera. Mención aparte merece el rey Alfonso que, aunque es de origen leonés, es tratado con cierto respeto y cuya única culpa es la de haber creído en la sinceridad y lealtad de sus asesores leoneses. Aunque se trate de una obra de tema guerrero, las mujeres (doña Jimena, la esposa del Cid, y doña Elvira y doña Sol, sus hijas) tienen un importante papel, ya que permiten mostrar la cara humana y familiar del protagonista.