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Transcript

Actividad Pastoral

PREJUCEC

Nuestras queridas niñas, les enviamos un afectuoso saludo para ustedes y sus familias.Hoy como equipo de pastoral Prejucec tenemos preparada una actividad de reflexión individual preparada con mucho cariño.Felicitaciones a todas las que han trabajado enviando sus actividades, estamos muy contentas que puedan participar!!

Tía Marcia y María José

Recuerda que puedes enviar tus actividades, comentarios o sugerencias al correo: pastoral.santamartacurico@gmail.com

“A veces pedimos a Dios que cambie nuestra situación, sin saber que Él nos puso en esa situación para cambiarnos”

El hijo pródigo

Pastoral Prejucec

Lucas 15,11-32

El hijo Prodigo.San Lucas 15:11-32 Jesús dijo también: «Un hombre tenía dos hijos, y el menor de ellos le dijo a su padre: “Padre, ame la parte de los bienes que me corresponde.” Entonces el padre les repartió los bienes. Unos días después, el hijo menor juntó todas sus cosas y se fue lejos, a una provincia apartada, y allí dilapidó sus bienes llevando una vida disipada. Cuando ya lo había malgastado todo, sobrevino una gran hambruna en aquella provincia, y comenzó a pasar necesidad. Se acercó entonces a uno de los ciudadanos de aquella tierra, quien lo mandó a sus campos para cuidar de los cerdos. Y aunque deseaba llenarse el estómago con las algarrobas que comían los cerdos, nadie se las daba. Finalmente, recapacitó y dijo: “¡Cuántos jornaleros en la casa de mi padre tienen pan en abundancia, y yo aquí me estoy muriendo de hambre! Pero voy a levantarme, e iré con mi padre, y le diré: ‘Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y no soy digno ya de ser llamado tu hijo; ¡hazme como a uno de tus jornaleros!’” Y así, se levantó y regresó con su padre. Todavía estaba lejos cuando su padre lo vio y tuvo compasión de él. Corrió entonces, se echó sobre su cuello, y lo besó. Y el hijo le dijo: “Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y no soy digno ya de ser llamado tu hijo.” Pero el padre les dijo a sus siervos: “Traigan la mejor ropa, y vístanlo. Pónganle también un anillo en su mano, y calzado en sus pies. Vayan luego a buscar el becerro gordo, y mátenlo; y comamos y hagamos fiesta, porque este hijo mío estaba muerto, y ha revivido; se había perdido, y lo hemos hallado.” Y comenzaron a regocijarse. » El hijo mayor estaba en el campo, y cuando regresó y llegó cerca de la casa, oyó la música y las danzas. Entonces llamó a uno de los criados, y le preguntó qué estaba pasando. El criado le respondió: “Tu hermano ha vuelto, y tu padre ha ordenado matar el becerro gordo, porque lo ha recibido sano y salvo.” Cuando el hermano mayor escuchó esto, se enojó tanto que no quería entrar. Así que su padre salió a rogarle que entrara. Pero el hijo mayor le dijo a su padre: “Aunque llevo tantos años de servirte, y nunca te he desobedecido, tú nunca me has dado siquiera un cabrito para disfrutar con mis amigos. Pero ahora viene este hijo tuyo, que ha malgastado tus bienes con rameras, ¡y has ordenado matar el becerro gordo para él!” El padre le dijo: “Hijo mío, tú siempre estás conmigo, y todo lo que tengo es tuyo. Pero era necesario hacer una fiesta y regocijarnos, porque tu hermano estaba muerto, y ha revivido; se había perdido, y lo hemos hallado.”»

Reflexión En el padre de esta parábola, Cristo quiere mostramos la imagen de Dios Padre. Y esta actitud del Padre se puede comprender sólo desde su amor paternal. Porque sabemos que todo el actuar de Dios es motivado y conducido por amor y mediante amor. Pero nosotros, quizás, confiamos demasiado en el amor justiciero de Dios: que Él nos ama en razón de nuestros esfuerzos y méritos propios. Contamos con nuestro ser bueno, para recibir el amor de Dios, para recibir nuestra recompensa bien merecida. Pero cuando somos sinceros, debemos declaramos como siervos. Así debemos reconocer siempre de nuevo que somos pecadores, que quedamos con nuestras limitaciones y debilidades, que no logramos superarlas a pesar de todos nuestros esfuerzos. Entonces comprendemos que tenemos que vincular nuestra miseria personal con la misericordia de Dios. Porque lo más profundo del amor paternal de Dios es su misericordia. Él ama a sus hijos no tanto por sus méritos, sino porque es Padre. Él no quiere más que amar a sus hijos sin límites. Recuerda, el perdón siempre sana tu corazón y le da alegría a tu alma !!!

Actividad de reflexión personal ¿Ahora piensa cuantas veces te ha perdonado Dios? Él está esperando, ansioso por verte para correr hacia ti y perdonarte, abrigarte nuevamente, para que seas parte de la familia. ¿Quieres ser perdonado? ¿Y tú, eres capaz de perdonar sin poner condiciones?