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Esta sala es un confortable espacio de trabajo, fundamental en las casas de la burguesía del Romanticismo. En él no puede faltar una importante mesa de despacho, desde donde controlar la pujante economía familiar; una chimenea, que nos habla del grado de confort alcanzado en estos palacios y posiblemente, una biblioteca. Temáticamente, en la sala se exponen retratos prototipo del hombre burgués del momento: militares, banqueros, hombres de negocios hechos a sí mismos. Algunos de ellos fueron coleccionistas de arte, y con estos retratos adornaban sus casas a la vez que consolidaban su recién adquirido estatus económico y social.

Vicente López El Marqués de la Remisa 1844 Vicente López fue el retratista más alabado del reinado de Fernando VII, siendo capaz de adaptarse al nuevo gusto y a las nuevas corrientes románticas en sus últimas obras. Destaca por sus excelentes composiciones, refinado dibujo, ricas tonalidades y minuciosidad de los detalles, en los que se recrea con un total dominio de la luz y el brillo. El retratado es Gaspar de Remisa, uno de los banqueros más importantes del siglo XIX que llegó a atesorar una de las mayores fortunas de su tiempo. Interesado por el mundo de la cultura, fue presidente del Liceo Artístico y Literario, mecenas de pintores y patrocinador de “La España Artística y Monumental”, obra clave del romanticismo español. Vestido con elegante frac negro y portando bastón, guantes y sombrero de copa en una mano, con la otra se apoya en la misma mesa que podemos contemplar delante en esta misma sala.

Antonio María Esquivel Santiago Alonso Cordero, el Maragato 1842 Retrato de cuerpo entero pintado por Esquivel, que sorprende por la indumentaria popular de la comarca de La Maragatería que viste orgulloso Santiago Alonso Cordero. Claro ejemplo del hombre hecho a sí mismo, amasó una importante fortuna gracias a su moderna visión de los negocios, partiendo de unos orígenes humildes como arriero. Sin renegar nunca de ellos, se hace retratar en un rico interior burgués por uno de los mejores y más cotizados retratistas del momento. Esquivel fue uno de los pintores más reconocidos del siglo XIX, destacando dentro del género del retrato. Su formación bebe de la pintura barroca sevillana a la que añade, gracias a sus estudios en la capital y su relación con los pintores madrileños, influencias de la pintura clásica española así como las tendencias europeas del momento. Si quieres conocer el proceso de restauración llevado a cabo en este retrato en 2017: http://bit.ly/2rjKndO

Reloj Segunda mitad del siglo XIX Sobre las chimeneas de las casas burguesas se solía colocar un reloj de sobremesa con guarnición a ambos lados, generalmente dos jarrones de fina porcelana o dos figuras, creando un conjunto de gran armonía decorativa. Este reloj ovalado, de mármol negro y rosado jaspeado, con decoraciones en bronce, tiene maquinaria de tipo París, lo que permite economizar espacio en su interior adaptándose al diseño exterior de la caja. Su motor a resorte permite ocho días de cuerda, y presenta un frente muy original con dos esferas de porcelana blanca acristaladas: la de arriba es un disco horario con cifras romanas y la de abajo un calendario perpetuo que indica también las fases de la Luna y el Sol.

Mesa de despacho ca. 1833 Elegante mesa de caoba que perteneció al Marqués de la Remisa, como podemos comprobar en el retrato del mismo. Destinada a tareas burocráticas, simboliza el nuevo estatus que alcanza el burgués en el siglo XIX. Destaca por su funcionalidad, simplicidad y aspecto arquitectónico -casi escultórico- gracias a las semicolumnas jónicas que presenta a ambos lados. Sobre la mesa se disponen objetos de escritorio: escribanías de plata, porta documentos de piel, pisapapeles de vidrio. Estos objetos indican el carácter intelectual y pragmático del trabajo en el despacho, a la vez que reflejan la alta posición económica y social de su propietario. Para saber más de esta pieza: https://bit.ly/2PvFg3w