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Durante el Romanticismo fue habitual que los matrimonios durmiesen en estancias independientes, ubicadas en zonas distintas de la casa cuyo uso estaba diferenciado por género. Este dormitorio pertenece a los espacios masculinos del palacio, a los que corresponde una decoración más sobria. Destacan los objetos de uso íntimo y las representaciones de algunos tipos característicos de la época.

Anónimo Un lechuguino ca. 1845 Este elegante joven de melena ondulada viste de frac y posa exhibiendo en la mano un sombrero de copa. Luce además tupé, perilla y un impecable bigote de puntas rizadas. Es un “lechuguino”, uno de los tipos más emblemáticos del Romanticismo. Este término, usado al menos desde la década de 1820, hacía referencia a los caballeros que mostraban una imagen muy cuidada, influidos por los dictámenes de la moda y por el fenómeno del dandismo inglés. Este apelativo tenía ciertas connotaciones negativas. Estos personajes fueron muy criticados e incluso caricaturizados en estampas populares, ya que eran vistos como hombres remilgados y sometidos a la influencia de costumbres extranjeras. Conoce las modas masculinas de peinado y arreglos faciales en este álbum: https://bit.ly/39AAedk

Anónimo Un romántico ca. 1840 El término “romántico” se usó en la época para denominar a este movimiento cultural y a sus jóvenes seguidores. Su apariencia física era fundamental para reconocerlos, pues a pesar de proclamar entre sus ideales el ansia de libertad y la rebeldía pronto desarrollaron una imagen estereotipada que quedó recogida en el arte y la literatura. El personaje de esta pintura guarda gran semejanza con la irónica descripción que Ramón de Mesonero Romanos hizo en el texto El Romanticismo y los Románticos (1837): guedejas de cabello negro, barba y bigote espesos, mejillas lívidas, labios mortecinos, afilada nariz y ojos grandes y negros de mirar sombrío. Una imagen que según él reflejaba la atracción de este movimiento por lo melancólico y tétrico. En este enlace puedes leer el texto de Ramón de Mesonero Romanos, "El Romanticismo y los románticos”, donde describe a este tipo: https://bit.ly/2ZJJWbN

Tocador Segunda mitad del siglo XIX El dormitorio era el espacio donde se llevaban a cabo las labores de aseo e higiene y se aliviaban las necesidades fisiológicas, ya que hasta finales del siglo XIX no existió en los palacios un cuarto destinado específicamente a estas funciones. Por ello, durante esa centuria los muebles y objetos de aseo portátiles vivieron un gran desarrollo. En esta estancia destaca este tocador, conocido como “paje” y formado por un espejo con pie alto y una mesilla en la que colocar los utensilios de aseo. Los tocadores son muebles que se suelen asociar al ámbito femenino pero que también contaron con interesantes tipologías masculinas como esta, pensada para el peinado y afeitado de los caballeros.