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Elaborado por: Inma Palomares

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El origen de la notación musical

ace miles de años, cuando no existía el violín ni el saxofón y las primeras canciones fueron inventadas, la gente no tenía necesidad de escribir la música, ¿sabéis por qué?

Porque la mayor parte de las veces se improvisaba, es decir, se cantaba y tocaba de forma espontánea, inventando cada vez piezas diferentes.

Oh…no consigo recordarla. ¿Cómo era?

Señor, toque otra vez la canción de ayer, ¡era muy bonita!

on el tiempo, algunas canciones fáciles eran recordadas y se transmitían a otras generaciones, pero otras muchas eran olvidadas.

ara entender cómo surgió el lenguaje que hoy nos permite conservar la música, tenemos que recorrer varios siglos de nuestra historia. Y es que la notación musical, es decir, el nombre de las notas y su duración, no se inventó de un día para otro.

eneralmente se dice que el surgimiento de la notación musical fue entre los siglos VIII y IX.

En la Edad Media, los monjes cristianos cantaban en las misas unas melodías llamadas “Canto gregoriano”. Tenían cantos para las distintas celebraciones y melodías diferentes para cada parte de la misa. Es decir, los cantantes de aquella época tenían que dominar cientos de melodías, ¡y algunas solamente se interpretaban una vez al año!

Cada vez se inventaban más y más melodías y se hacía más difícil recordarlas todas. Al principio se entrenaron a cantantes con buena memoria para que viajaran por Europa, con el fin de que en todos los templos cristianos las aprendieran y cantaran las mismas melodías. Pero con el paso del tiempo se dieron cuenta de que ese método no funcionaba del todo, ya que la memoria humana no es perfecta.

Ver un ejemplo

Fue así como surgieron los primeros signos que se escribieron encima de los textos para indicar la dirección de la melodía. Esos signos se llamaron neumas, y eran solamente una ayuda para la memoria del cantor.

Sin embargo, esta pequeña “ayuda” no indicaba la altura exacta de las notas que debían cantarse, solamente decían si la melodía tenía que subir o bajar.

En el siglo XI, el monje Guido D’Arezzo, viendo que era imposible recordar los cantos gregorianos, desarrolló un patrón de cuatro líneas horizontales y espacios (tetragrama), para indicar notas concretas.Con la invención de estas líneas fue posible escribir con exactitud la altura de cada una de las notas musicales.

En aquella época se solía cantar un himno para San Juan Bautista (24 de junio). Los versos, escritos en latín decían:

Como cada frase musical empezaba con una nota superior a la anterior, Guido decidió utilizar la primera sílaba de cada frase para identificar las notas con las que se entonaban.

ESCUCHAR

Ut queant laxis, Resonare fibbris, Mira gestorum, Fámuli tuorum, Solve polluti, Labii reatum, Sancte Ioannes.

Como veis, al principio la primera nota se llamaba UT, pero como es un poco difícil de pronunciar, un famoso teórico de la música, la cambió por DO. Además, si os habéis fijado, Guido sólo dio nombre las primeras 6 notas, pues en esta época creían que el séptimo tono estaba maldito, así que hubo que esperar hasta el siglo XVI para que inventaran la nota SI.

Una vez solucionado el tema de la representación de la altura del sonido de forma escrita, solamente faltaba encontrar una manera de representar la duración del sonido.

A finales del siglo XII, en la Escuela de Notre Dame de París, por primera vez se inventa un sistema que indica con exactitud la duración de las notas, basándose en dos notas: nota larga (longa) y nota corta (breve). Con esas dos notas se crearon distintas combinaciones o “modos”, y utilizando esos modos pudieron componerse muchísimas obras.

El valor más largo lo tenía la dúplex longa y el valor más corto la semibreve.

Este sistema se fue perfeccionando durante el siglo XIII. Para ello se establecieron cuatro figuras musicales:

Un siglo más tarde, se inventaron dos nuevas figuras rítmicas, ambas más pequeñas que el valor de una semibreve:

Al pasar a los siglos XV y XVI, en la época del Renacimiento, desaparecieron las notas de mayor valor como la dúplex longa, la longa y la breve. La nota de mayor valor en uso fue la semibreve, que con el tiempo se convirtió en la redonda actual.

INicio

Y este es el origen de las figuras que conocemos hoy en día como la redonda, la blanca, la negra y la corchea. Gracias a este sistema, podemos componer música y conservarla para que nunca más sea olvidada.