MEDIA LATA DE ANCHOAS-
Ana Rico
Created on June 23, 2020
PRIMER PREMIO segunda categoria
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Transcript
Primer premio de la segunda categoría:
Media lata de anchoas
de Jimena Blanco
Concurso Literario 2020
En un rincón oscuro se escuchaba un leve maullido. Parecía que la vida se desvanecía de aquella criatura poco a poco. Su pelaje ya no era tan suave como antaño, cuando la comida abundaba y nunca pasaba frío. Aquel pobre gatito había visto con sus propios ojos cómo se transformó la ciudad que una vez fue su hogar. Ya no había tantos árboles, ni tantos pájaros. Las calles cada vez estaban más descuidadas y se habían dejado de regar los parques, no había suficiente agua. El animal abrió sus pequeños ojos amarillentos por última vez, luego se durmió esperando la muerte.
Para su sorpresa, el gato se despertó en una camioneta destartalada, todo estaba muy desordenado y bastante sucio. Había cajas y mantas tiradas en el suelo, unos pósters antiguos y rasgados tapaban las ventanas y dónde una vez hubo un volante había una pequeña estantería llena de libros. Se encontró con una lata a medio comer de anchoas y un pequeño cuenco de agua, la cual no estaba muy limpia.
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Este intentó acercarse y casi se lleva un zarpazo en toda la cara. “Tranquilo” le dijo, “no quiero hacerte daño, vivo solo en esta autocaravana y paso mucho miedo. De noche oigo ruidos terroríficos, cuando hay luz me pasó todo el tiempo buscando alimento y herramientas. No he llegado a conocer a mis padres. Ni siquiera sé cuántos años tengo. Pero cuando te ví en ese callejón me recordaste a mí mismo. Por eso yo te cuidaré y seremos amigos. Mmm te llamaré… Birojo. ¡Sí, Birojo! ¡Me gusta! Y además te pega mucho”.El gato le había entendido a la perfección, tanto tiempo en la calle le había dotado de un entendimiento del español perfecto, aunque no sabía hablarlo. El nombre que le había puesto no le hacía mucha gracia, era un tanto desagradable.
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Pero aquel pobre niño no tenía nada más que un gatito moribundo y famélico, no podía abandonarlo sin más. Birojo analizó al chico de los pies a la cabeza. Llevaba unas deportivas a las que le faltaban los cordones, unos pantalones de chándal largos y una chaqueta azul marino. Llevaba el pelo corto y mal cortado como si se lo hubiera intentado cortar el solo frente a un espejo. Sus ojos eran castaños. A pesar de su juventud, tendría unos 14 años, su mirada era cansada y sería. Como todos, aquel niño había visto cosas que nadie quería ni imaginar.
Todas estas catástrofes azotaron a Birojo como un látigo.. Sus dueños lo abandonaron al no tener suficientes recursos para todos, en la calle los más desfavorecidos intentaban cazarlo para dar de comer a sus hijos… Sin embargo, aquel niño lo había acogido en su pequeño hogar.
Pagaron cantidades ingentes de dinero a numerosos científicos para que ellos lograran encontrar la forma de poder dejar de existir físicamente. Varios fueron cruelmente asesinados, pues no encontraban soluciones lo suficientemente rápidas y eficientes. El asunto se les fue de las manos y empezaron a obligar a todo el mundo que supiera de ciencias a trabajar en el experimento. El humano había acabado con la poca vida y belleza que quedaba en la Tierra. La selva amazónica se quedó sin árboles hace dos años, el río Nilo se secó por completo hace tres y este año (el 2070) se habían extinguido las últimas aves y animales acuáticos. Los alimentos que comían no eran más que productos químicos que recreaban la comida anterior.
Todas estas catástrofes azotaron a Birojo como un látigo.. Sus dueños lo abandonaron al no tener suficientes recursos para todos, en la calle los más desfavorecidos intentaban cazarlo para dar de comer a sus hijos… Sin embargo, aquel niño lo había acogido en su pequeño hogar..
Pagaron cantidades ingentes de dinero a numerosos científicos para que ellos lograran encontrar la forma de poder dejar de existir físicamente. Varios fueron cruelmente asesinados, pues no encontraban soluciones lo suficientemente rápidas y eficientes. El asunto se les fue de las manos y empezaron a obligar a todo el mundo que supiera de ciencias a trabajar en el experimento. El humano había acabado con la poca vida y belleza que quedaba en la Tierra. La selva amazónica se quedó sin árboles hace dos años, el río Nilo se secó por completo hace tres y este año (el 2070) se habían extinguido las últimas aves y animales acuáticos. Los alimentos que comían no eran más que productos químicos que recreaban la comida anterior.
El niño pareció reconocerlo, posiblemente fuese el comerciante de la zona. Su cara se llenó de asombro al ver a Birojo tratándose de esconder en una esquina. “¿Pero qué tenemos aquí? ¡Este gato puede valer una fortuna! He oído que el propietario de un importante banco está buscando una mascota. ¡Este gato podría darme de comer durante años!” dijo el hombre. “Que pena ”comentó el niño “porque este gato es mío y no tengo intención de vendérselo a nadie por nada del mundo. Ahora es mi amigo.” “¡Qué es tu amigo! Dámelo ahora mismo o te lo quitaré a la fuerza.” El chico cogió a Birojo y salió corriendo por la puerta delantera. El hombre era rápido, pero el niño se sabía tan bien las calles que la persecución duró poco.
No hubo respuesta. El gato empezó a chuparle la cara, morderle los dedos y a maullar desesperadamente. Nada hizo despertar al niño. Muerto yacía en medio de la carretera. El hecho de que nadie le echaría en falta atosigaba a Birojo. Cuando se fue a despedir de aquel chico encontró un ápice de esperanza. Un brote verde luchaba por crecer entre el asfalto. Tal vez no era demasiado tarde.
FIN