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TRAVESURAS EN LOS PIRINEOS

Hoy os voy a explicar una de las historias de una panda de chavales que vivíamos en un internado y nos habíamos ido a las convivencias, Este año tocaba ir a Huesca. Mientras metíamos las mochilas en el rinconcito del autobús, ya estábamos hablando sobre las travesuras que íbamos a hacer en las convivencias. Iban a ser las mejores convivencias de nuestras vidas.

— Bonjour enfants, comment allez-vous? — dijo el conductor. — Profesora, ¿por qué el conductor habla así? — dijimos nosotros. Resulta que el conductor era francés y no sabía ni una palabra de español, Pero uno de nosotros sabía francés y nos iba a traducir a todos. — Vous pouvez vous asseoir où vous voulez — que significaba que nos sentáramos donde queríamos. Ha dicho que nos sentemos ordenados por número de zapato — Ya habían empezado las travesuras.

Empezamos a cambiarnos los zapatos para poder sentarnos donde queríamos, lo que pasa, es que algunos nos apretaban mucho y no aguantábamos mucho rato y nos tuvimos que poner en nuestro sitio. Al final el plan había salido mal.

Cuando llegamos a un pueblo de Huesca de los Pirineos, había niños y niñas de distintos internados. Lo primero que hicimos fue poner una trampa en una de las tiendas de campaña: pusimos una cuerda floja atada a un zapato viejo, para que cuando entrasen a dormir los monitores, tirásemos de la cuerda y el zapato cayera en la cabeza de uno de los monitores. — Ya veréis cuando veamos la cara del monitor, ¡jajajajajajaja!! — Se reían todos.

Cuando se hizo de noche se puso en marcha el plan. Uno se disfrazó de niña para que no le reconociesen y le dijo al vigilante para distraerlo — tengo mucho pipí, ¿me puede decir dónde se encuentra el baño?- “Estos niños…” pensaba el vigilante — sígueme anda- le dijo.

Y los otros aprovecharon ese momento para poner en marcha el plan. Pero sin darse cuenta, se tropezaron con la cuerda y se cayeron dentro de la tienda de los monitores y, al tropezar todos con la cuerda, la bota vieja se cayó. Y como antes no se habían fijado en la bota, un montón de ratoncillos salieron corriendo de ella. Y se armó la locura:

— Unos gritaban: “ ¡¡¡AHHHH!!! “, otros : “ ¡¡¡SOCORROOOO!!! “, “¡¡¡ME MUERDEEEN!!!”, “¡¡¡SE ME METEN POR LA ROPAAA!!! “. Todos corrían desesperados intentando salir de la tienda y acabaron tirándola. El niño disfrazado de niña acudió al oír los gritos y cuando llegó a la tienda se encontró con el barullo de tela y palos.

En medio de todo, de repente, se escuchó : — “¡¡¡PRRRRRRRF!!!” ¿Qué había sido esoooo? ¡Un pedo enorme! Un monitor se levantó hecho una furia.

— ¿Quién ha sido? Todos nos reíamos y creíamos que era Jordan, el pedorro del grupo, pero nos equivocábamos. Ya teníamos algo que hacer. Además de travesuras, debíamos investigar al pedorro. Dormimos todos apretados como sardinas y cuando se hizo de día, fuimos de excursión al río a pescar.

Fue un auténtico desastre: uno se cayó al río, a otro se le partió la caña y otro se clavó el anzuelo y tuvieron que llevarlo al hospital.

Por la noche hicimos una hoguera y tiramos los calzoncillos del monitor al fuego. Asamos patatas y comimos helado. Nos hicimos amigos de un chaval de otro internado. Se llamaba Alex y le encantaba el Real Zaragoza. Después de cenar contamos historias de miedo alrededor del fuego. Nos contábamos las historias más terroríficas para asustar a Pedro, que era un miedoso.

Durante la hoguera se nos ocurrió probar con otra travesura. Cogimos una zapatilla de cada niño y profesor que había en las convivencias y a la mañana siguiente dijimos que era un zorro lo que se las había quitado. Cuando llegó la noche hicimos un poco de ruido para que se lo creyeran de verdad. Y a la noche siguiente les quitamos la ropa pero como no nos cabía toda en la tienda de campaña, la tuvimos que esconder detrás de un arbusto para que no la encontraran.

Pero a la mañana siguiente… la ropa había desaparecido. Los monitores, muy enfadados, mandaron a todos los niños a buscar la ropa. Se pegaron todo el día buscando y cuando estaba ya anocheciendo Pedro llamó a todos.

Y cuando nos asomamos detrás de un arbusto, nos encontramos a todos los animales del bosque bailando la conga alrededor de una hoguera vestidos con nuestra ropa. Los chicos nos echamos a reír al ver a los animales bailando y, de repente, se quedaron quietos y se fueron corriendo. Nosotros fuimos detrás, hasta que llegamos a su campamento.

Nos encontramos con un pequeño escenario donde había instrumentos musicales. Nos pusimos a tocar y cantar y los animales. Al oír la música, salieron de su escondite. Al final nos hicimos todos amigos y tocamos, cantamos y bailamos todos juntos.

AUTORES:ERIC, SÁUL, JUAN, AWA, IKER. S, YAIZA, ADRIANA, GAEL Y CANDELA

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