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Vigilia de Pentecostès

30 mayo 2020

Tras 40 días de camino cuaresmal que han desembocado en la celebración del Triduo pascual, con el que inauguramos los 50 días en honor de Cristo resucitado, ahora abrimos el corazón, con el deseo de vivir personal y comunitariamente, un renovado Pentecostés. El Espíritu Santo es el gran protagonista en todo el tiempo pascual que hemos vivido y en toda la vida de la Iglesia. Y es que el Espíritu Santo es fruto de la Pascua, que estuvo en el nacimiento de la Iglesia y que, además, siempre estará presente entre nosotros, inspirando nuestra vida, renovando nuestro interior e impulsándonos a ser testigos en medio de la realidad que nos corresponde vivir. La vida del cristiano es una existencia espiritual, una vida animada y guiada por el Espíritu hacia la santidad o perfección de la caridad. Gracias al Espíritu Santo y guiado por Él, el cristiano tiene la fuerza necesaria para luchar contra todo lo que se opone a la voluntad de Dios. Pidamos una vez más, al Espíritu Santo que nos regale sus dones y su fuerza y, sobre todo, nos haga fieles testigos de Jesucristo, nuestro Señor y nos ayude.

Vigilia de Pentecostès

30 mayo 2020

Vigilia de Pentecostès

30 mayo 2020

El primer anuncio es el anuncio principal o fundante que cada cristiano en particular y la comunidad eclesial en su conjunto debe volver a oír una y otra vez para estar en actitud de respuesta activa a Jesucristo Resucitado. El kerigma debe ser anunciadouna y otra vez para que se realice la presencia de Dios.Sabemos que la Palabra de Dios tiene la doble función de ser “generador” del primer encuentro con Jesucristo y “realimentador” de la vida con y en Cristo.En el anuncio se concentra lo esencial, que es lo más bello, lo más grande, lo más atractivo y al mismo tiempo lo más necesario. (cfEG, n. 35). Nada hay más sólido, más profundo, más seguro, más denso y más sabio que ese anuncio (cf. EG, n. 165) Jesucristo te ama, dio su vida para salvarte y ahora está vivo a tu lado cada día, para iluminarte, para fortalecerte, para liberarte (cf. EG, n. 164).

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30 mayo 2020

Primera parte: Anunciamos a Jesucristo muerto y resucitado

Lectura: Mc 16, 1-7¿Cómo es la experiencia de la resurrección de Jesús en mi vida?¿A quién y cómo tendría que anunciar a Jesucristo hoy día?

Vigilia de Pentecostès

30 mayo 2020

Primera parte: Anunciamos a Jesucristo muerto y resucitado

En una civilización paradójicamente herida de anonimato y, a la vez obsesionada por los detalles de la vida de los demás, impudorosamen¬te enferma de curiosidad malsana, la Iglesia necesita de la mirada cer¬cana para contemplar, conmoverse y detenerse ante el otro, cuantas veces sea necesario. En este mundo los ministros ordenados y los de¬más agentes pastorales pueden hacer presente la fragancia de la pre¬sencia cercana de Jesús y su mirada personal. La Iglesia tendrá que iniciar a sus hermanos -sacerdotes, religiosos y laicos- en este «arte del acompañamiento», para que todos aprendan siempre a quitarse las sandalias ante la tierra sagrada del otro (Éx 3, 5).Tenemos que darle a nuestro caminar el ritmo sanador de la projimidad, con una mirada respetuosa y llena de compasión pero que al mismo tiempo sane, libere y aliente a madurar en la vida cristiana (EG, n. 169).

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30 mayo 2020

Segunda parte: Acompañados por el Espíritu Sant, acompañamos como Jesucristo

Lectura: Lc 24, 13-35¿Cuál es mi experiencia de sentirme acompañado en mi vida personal?¿A quién y cómo tendría que acompañar hoy día?

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30 mayo 2020

Segunda parte: Acompañados por el Espíritu Sant, acompañamos como Jesucristo

Ser Iglesia en salida requiere formación. Sin un cultivo personal de la fe, no hay una fe madura. Necesitamos conocer nuestra fe y saber proponerla. Ser Iglesia en salida requiere, pues, una fe madura, con conocimiento de la misma, que discierne cómo se incultura de acuerdo con su campo privilegiado de misión: familiar, profesional, político, sindical, social, económico, medios de comunicación, sanitario, enseñanza, jóvenes, ecología, cooperación internacional.... Descubrir la misión que yo soy exige escucha, discernimiento, pero también formación para desplegar esa misión, en la catequesis, en la vida pública, en la familia, como dirigente de mi comunidad, con los jóvenes, en el campo sanitario, en la cooperación internacional, en la dirección espiritual...Y en nuestra formación necesitamos silencio, porque si no hay silen¬cio no hay profundidad; oración, porque sin oración la fe se apaga; lectura de los grandes documentos y grandes creyentes; revisión de vida y discernimiento, que orienta mi vida como misión.

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30 mayo 2020

Tercera parte: Formándonos según Jesucristo

Lectura: Hch 2, 42-47¿Cómo estoy llevando a cabo mi proceso de formación personal y comunitariamente? ¿Qué tendría que hacer para seguir creciendo en esta dimensión?

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30 mayo 2020

Tercera parte: Formándonos según Jesucristo

En la vida de la Iglesia los laicos somos levadura, fermento y luz. En el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia se recuerda la importancia de la dimensión espiritual y el valor de actuar con prudencia (nn. 541ss). Sin esta última no se aplicarían correctamente los principios a las situaciones. Esta virtud capacita para trabajar con realismo y sentido de la responsabilidad.La vida teologal del cristiano tiene una dimensión social y aun política que nace de la fe. Esta dimensión afecta al ejercicio de las vir¬tudes cristianas o, lo que es lo mismo, al dinamismo de la vida cristiana. Desde esta perspectiva adquiere toda su nobleza y dignidad social y política la caridad. Se trata del amor eficaz a las personas.

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30 mayo 2020

Cuarta parte: Testimoniamos a Jesucristo

Lectura: Mt 5, 13-16¿De qué manera está siendo mi vida sal y luz? ¿En qué realidades tendría que hacerme presente para, como dice el Evangelio, ser sal y luz? ¿Cómo tendría que hacerlo?

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30 mayo 2020

Cuarta parte: Testimoniamos a Jesucristo

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30 mayo 2020

Contemplemosla acción del Espíritu hoy...

  • Reconocemos la acción del Espíritu en su Iglesia, en los pastoresy fieles que con su palabra y su vida son testimonio de unamor que supera y dinamiza, del amor de Dios, manifestado enCristo Jesús, Señor nuestro, muerto y resucitado.
  • Reconocemos la acción del Espíritu en todos los esfuerzos quese hacen entre nosotros al servicio de los empobrecidos, de losenfermos, de los que se sienten solos y abandonados o despojadosde su dignidad. En las demandas y luchas que nacen de tantaspersonas en los países en vías de desarrollo, exigiendo quese les libere de la losa de la deuda externa. En los que luchancontra la injusticia y se mantienen firmes y esperanzados a pesarde las dificultades.
  • Reconocemos la acción del Espíritu en los padres y madres conhijos pequeños que quieren ayudarles a crecer como personas ycomo cristianos. En los jóvenes inquietos y creativos que luchancontra el fracaso escolar, el paro, la precariedad laboral y a favorde un futuro digno.
  • Reconocemos la acción del Espíritu en todos los creyentes quedesde las parroquias, el apostolado seglar y la Acción Católicadedican su tiempo a la construcción del reino de Dios.
  • Reconocemos la acción del Espíritu en los cristianos y cristianasque están presentes en el mundo político y sindical, y en las distintasasociaciones sociales y ciudadanas, que se esfuerzan porconstruir una sociedad más humana.
  • Reconocemos la acción del Espíritu en todos aquellos que, consu testimonio, intentan transmitir amabilidad, paz, alegría, esperanzaen casa, en el trabajo y en todos los lugares donde sedesarrolla la vida.
  • Reconocemos la acción del Espíritu en las mujeres y hombresque dedican su vida a la oración y a la contemplación y sontestimonio para todos de la presencia viva y amorosa de Dios.

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30 mayo 2020

Oración(extraída de la oración final que presenta Christifideles laici,de Juan Pablo II)

Oh, Virgen santísima,madre de Cristo y madre de la Iglesia,con alegría y admiraciónnos unimos a tu Magníficat,a tu canto de amor agradecido.Contigo damos gracias a Dios,«cuya misericordia se extiendede generación en generación»,por la espléndida vocacióny por la multiforme misiónconfiada a los fieles laicos,por su nombre llamados por Diosa vivir en comunión de amory de santidad con ély a estar fraternalmente unidosen la gran familia de los hijos de Dios,enviados a irradiar la luz de Cristoy a comunicar el fuego del Espíritupor medio de su vida evangélicaen todo el mundo.Tú, que junto a los apóstoleshas estado en oraciónen el cenáculoesperando la venida del Espíritu de Pentecostés,invoca su renovada efusiónsobre todos los fieles laicos, hombres y mujeres,para que correspondan plenamentea su vocación y misión,como sarmientos de la verdadera vid,llamados a dar mucho frutopara la vida del mundo.Virgen Madre,guíanos y sostennos para que vivamos siemprecomo auténticos hijos e hijasde la Iglesia de tu Hijoy podamos contribuir a establecer sobre la tierrala civilización de la verdad y del amor,según el deseo de Diosy para su gloria. Amén.