Want to make creations as awesome as this one?

Transcript

SONETOSGARCILASO DE LA VEGA

www.poeliteraria.es

1

2

3

4

5

6

7

8

9

10

21

31

12

22

32

13

23

33

14

24

34

15

16

17

18

19

20

25

26

27

28

29

30

35

36

37

38

39

40

11

Hermosas ninfas, que, en el río metidas,contentas habitáis en las moradasde relucientes piedras fabricadasy en columnas de vidrio sostenidas;agora estéis labrando embebecidaso tejiendo las telas delicadas,agora unas con otras apartadascontándoos los amores y las vidas:dejad un rato la labor, alzandovuestras rubias cabezas a mirarme,y no os detendréis mucho según ando,que o no podréis de lástima escucharme,o convertido en agua aquí llorando,podréis allá despacio consolarme. Hermosas ninfas, que, en el río metidas, contentas habitáis en las moradas de relucientes piedras fabricadas y en columnas de vidrio sostenidas; agora estéis labrando embebecidas o tejiendo las telas delicadas, agora unas con otras apartadas contándoos los amores y las vidas: dejad un rato la labor, alzando vuestras rubias cabezas a mirarme, y no os detendréis mucho según ando, que o no podréis de lástima escucharme, o convertido en agua aquí llorando, podréis allá despacio consolarme.

Cuando me paro a contemplar mi’stadoy a ver los pasos por dó me han traído,hallo, según por do anduve perdido,que a mayor mal pudiera haber llegado; mas cuando del camino’stó olvidado,a tanto mal no sé por dó he venido;sé que me acabo, y más he yo sentidover acabar comigo mi cuidado. Yo acabaré, que me entregué sin artea quien sabrá perderme y acabarmesi quisiere, y aún sabrá querello; que pues mi voluntad puede matarme,la suya, que no es tanto de mi parte,pudiendo, ¿qué hará sino hacello?

En fin a vuestras manos he venido,do sé que he de morir tan apretadoque aun aliviar con quejas mi cuidadocomo remedio m’es ya defendido; mi vida no sé en qué s’ha sostenidosi no es en haber sido yo guardadopara que sólo en mí fuese probadocuánto corta una ’spada en un rendido. Mis lágrimas han sido derramadasdonde la sequedad y el asperezadieron mal fruto dellas, y mi suerte: ¡basten las que por vos tengo lloradas;no os venguéis más de mí con mi flaqueza;allá os vengad, señora, con mi muerte!

La mar en medio y tierras he dejadode cuanto bien, cuitado, yo tenía;y yéndome alejando cada día,gentes, costumbres, lenguas he pasado. Ya de volver estoy desconfiado;pienso remedios en mi fantasía,y el que más cierto espero es aquel díaque acabará la vida y el cuidado. De cualquier mal pudiera socorrermecon veros yo, señora, o esperallo,si esperallo pudiera sin perdello; mas de no veros ya para valerme,si no es morir, ningún remedio hallo,y si éste lo es, tampoco podré habello.

Un rato se levanta mi esperanza,mas cansada d’haberse levantado,torna a caer, que deja, a mal mi grado,libre el lugar a la desconfianza. ¿Quién sufrirá tan áspera mudanzadel bien al mal? Oh corazón cansado,esfuerza en la miseria de tu estado,que tras fortuna suele haber bonanza! Yo mesmo emprenderé a fuerza de brazosromper un monte que otro no rompiera,de mil inconvenientes muy espeso; muerte, prisión no pueden, ni embarazos,quitarme de ir a veros como quiera,desnudo espirtu o hombre en carne y hueso.

Escrito’stá en mi alma vuestro gestoy cuanto yo escribir de vos deseo:vos sola lo escribistes; yo lo leotan solo que aun de vos me guardo en esto. En esto estoy y estaré siempre puesto,que aunque no cabe en mí cuanto en vos veo,de tanto bien lo que no entiendo creo,tomando ya la fe por presupuesto. Yo no nací sino para quereros;mi alma os ha cortado a su medida;por hábito del alma misma os quiero; cuanto tengo confieso yo deberos;por vos nací, por vos tengo la vida,por vos he de morir, y por vos muero.

Por ásperos caminos he llegadoa parte que de miedo no me muevo,y si a mudarme a dar un paso pruebo,allí por los cabellos soy tornado; mas tal estoy que con la muerte al ladobusco de mi vivir consejo nuevo,y conozco el mejor y el peor apruebo,o por costumbre mala o por mi hado. Por otra parte, el breve tiempo míoy el errado proceso de mis años,en su primer principio y en su medio, mi inclinación, con quien ya no porfío,la cierta muerte, fin de tantos daños,me hacen descuidar de mi remedio.

No pierda más quien ha tanto perdido;bástate, amor, lo que ha por mí pasado;válgame ora jamás haber probadoa defenderme de lo que has querido. Tu templo y sus paredes he vestidode mis mojadas ropas y adornado,como acontece a quien ha ya escapadolibre de la tormenta en que se vido. Yo habia jurado nunca más meterme,a poder mio y a mi consentimiento,en otro tal peligro como vano; mas del que viene no podré valerme,y en esto no voy contra el juramento,que ni es como los otros ni en mi mano.

De aquella vista pura y excelentesalen espirtus vivos y encendidos,y siendo por mis ojos recebidos,me pasan hasta donde el mal se siente; éntranse en el camino fácilmentepor do los mios, de tal calor movidos,salen fuera de mí como perdidos,llamados d’aquel bien que ’stá presente. Ausente, en la memoria la imagino;mis espirtus, pensando que la vían,se mueven y se encienden sin medida; mas no hallando fácil el camino,que los suyos entrando derretían,revientan por salir do no hay salida.

Señora mia, si yo de vos ausenteen esta vida turo y no me muero,paréceme que ofendo a lo que os quieroy al bien de que gozaba en ser presente; tras éste luego siento otro acidente,qu’es ver que si de vida desespero,yo pierdo cuanto bien de vos espero,y ansí ando en lo que siento diferente. En esta diferencia mis sentidosestán, en vuestra ausencia, y en porfía;no sé ya qué hacerme en mal tamaño; nunca entre sí los veo sino reñidos;de tal arte pelean noche y díaque sólo se conciertan en mi daño.

¡Oh dulces prendas, por mí mal halladas,dulces y alegres cuando Dios quería!Juntas estáis en la memoria mía,y con ella en mi muerte conjuradas. ¿Quién me dijera, cuando en las pasadashoras en tanto bien por vos me vía,que me habíais de ser en algún díacon tan grave dolor representadas? Pues en un hora junto me llevastestodo el bien que por términos me distes,llevadme junto el mal que me dejastes. Si no, sospecharé que me pusistesen tantos bienes porque deseastesverme morir entre memorias tristes.

Clarísimo marqués, en quien derramael cielo cuanto bien conoce el mundo,si al gran valor en qu’el sujeto fundoy al claro resplandor de vuestra llama arribare mi pluma y do la llamala voz de vuestro nombre alto y profundo,seréis vos solo eterno y sin segundo,y por vos inmortal quien tanto os ama. Cuanto del largo cielo se desea,cuanto sobre la tierra se procura,todo se halla en vos de parte a parte; y, en fin, de solo vos formó naturauna estraña y no vista al mundo ideay hizo igual al pensamiento el arte.

Dentro en mi alma fue de mí engendradoun dulce amor, y de mi sentimientotan aprobado fue su nacimientocomo de un solo hijo deseado; mas luego d’él nació quien ha estragadodel todo el amoroso pensamiento;en áspero rigor y en gran tormentolos primeros deleites ha tornado. ¡Oh crudo nieto, que das vida al padrey matas al agüelo!, ¿por qué crecestan desconforme a aquél de que has nacido? ¡Oh celoso temor!, ¿a quién pareces?,que aun la invidia, tu propia y fiera madre,se espanta en ver el monstruo que ha parido.

Si para refrenar este deseoloco, imposible, vano, temeroso,y guarecer de un mal tan peligroso,que es darme a entender yo lo que no creo, no me aprovecha verme cual me veo,o muy aventurado o muy medroso,en tanta confusión que nunca osofiar el mal de mí que lo poseo, ¿qué me ha de aprovechar ver la pinturad’aquel que con las alas derretidas,cayendo, fama y nombre al mar ha dado, y la del que su fuego y su locurallora entre aquellas plantas conocidas,apenas en el agua resfrïado?

Con ansia estrema de mirar qué tienevuestro pecho escondido allá en su centroy ver si a lo de fuera lo de dentroen aparencia y ser igual conviene, en él puse la vista, mas detienede vuestra hermosura el duro encuentromis ojos, y no pasan tan adentroque miren lo qu’el alma en si contiene. Y así se quedan tristes en la puertahecha, por mi dolor, con esa mano,que aun a su mismo pecho no perdona; donde vi claro mi esperanza muertay el golpe, que en vos hizo amor en vano,non esservi passato oltra la gona.

Mi lengua va por do el dolor la guía;ya yo con mi dolor sin guía camino;entrambos hemos de ir con puro tino;cada uno va a parar do no querría: yo porque voy sin otra compañíasino la que me hace el desatino;ella porque la lleve aquel que vinoa hacella decir más que querría. Y es para mí la ley tan desigualque aunque inocencia siempre en mi conoce,siempre yo pago el yerro ajeno y mío. ¿Qué culpa tengo yo del desvaríode mi lengua, si estoy en tanto malque el sufrimiento ya me desconoce?

A Dafne ya los brazos le crecíany en luengos ramos vueltos se mostraban;en verdes hojas vi que se tornabanlos cabellos qu’el oro escurecían; de áspera corteza se cubríanlos tiernos miembros que aun bullendo ’staban;los blancos pies en tierra se hincabany en torcidas raíces se volvían. Aquel que fue la causa de tal daño,a fuerza de llorar, crecer hacíaeste árbol, que con lágrimas regaba. ¡Oh miserable estado, oh mal tamaño,que con llorarla crezca cada díala causa y la razón por que lloraba!

En tanto que de rosa y azucenase muestra la color en vuestro gesto,y que vuestro mirar ardiente, honesto,enciende al corazón y lo refrena;y en tanto que el cabello, que en la venadel oro se escogió, con vuelo presto,por el hermoso cuello blanco, enhiesto,el viento mueve, esparce y desordena:coged de vuestra alegre primaverael dulce fruto, antes que el tiempo airadocubra de nieve la hermosa cumbre;marchitará la rosa el viento helado.Todo lo mudará la edad ligerapor no hacer mudanza en su costumbre.

Boscán, las armas y el furor de Marte,que con su propria fuerza el africanosuelo regando, hacen que el romanoimperio reverdezca en esta parte, han reducido a la memoria el artey el antiguo valor italïano,por cuya fuerza y valerosa manoÁfrica se aterró de parte a parte. Aquí donde el romano encendimiento,donde el fuego y la llama licenciosasolo el nombre dejaron a Cartago, vuelve y revuelve amor mi pensamiento,hiere y enciende el alma temerosa,y en llanto y en ceniza me deshago.

Como la tierna madre, que el dolientehijo le está con lágrimas pidiendoalguna cosa, de la cual comiendosabe que ha de doblarse el mal que siente, y aquel piadoso amor no le consienteque considere el daño que haciendolo que le pide hace, va corriendo,aplaca el llanto y dobla el accidente, así a mi enfermo y loco pensamientoque en su daño os me pide, yo querríaquitalle este mortal mantenimiento. Mas pídemelo y llora cada díatanto, que cuanto quiere le consiento,olvidando su suerte y aun la mía.

Ilustre honor del nombre de Cardona,décima moradora de Parnaso,a Tansillo, a Minturno, al culto Tasosujeto noble de imortal corona: si en medio del camino no abandonala fuerza y el espirtu a vuestro Laso,por vos me llevará mi osado pasoa la cumbre difícil d’Elicona. Podré llevar entonces sin trabajo,con dulce son qu’el curso al agua enfrena,por un camino hasta agora enjuto, el patrio, celebrado y rico Tajo,que del valor de su luciente arenaa vuestro nombre pague el gran tributo.

Gracias al cielo doy que ya del cuellodel todo el grave yugo he desasido,y que del viento el mar embravecidoveré desde lo alto sin temello; veré colgada de un sutil cabellola vida del amante embebecidoen error, en engaño adormecido,sordo a las voces que le avisan dello. Alegraráme el mal de los mortales,y yo en aquesto no tan inhumanoseré contra mi ser cuanto parece: alegraréme como hace el sano,no de ver a los otros en los males,sino de ver que dellos él carece.

Si quejas y lamentos pueden tanto,que el curso refrenaron de los ríos,y en los diversos montes y sombríoslos árboles movieron con su canto; si convirtieron a escuchar su llantolas fieras tigres y peñascos fríos;si, en fin, con menos casos que los míosbajaron a los reinos del espanto, ¿por qué no ablandará mi trabajosavida, en miseria y lágrimas pasadas,un corazón conmigo endurecido? Con más piedad debería ser escuchadala voz del que se llora por perdidoque la del que perdió y llora otra cosa.

Si quejas y lamentos pueden tantoque enfrenaron el curso de los ríosy en los diversos montes y sombríoslos árboles movieron con su canto; si convertieron a escuchar su llantolos fieros tigres y peñascos fríos;si, en fin, con menos casos que los míosbajaron a los reinos del espanto: ¿por qué no ablandará mi trabajosavida, en miseria y lágrimas pasada,un corazón comigo endurecido? Con más piedad debria ser escuchadala voz del que se llora por perdidoque la del que perdió y llora otra cosa.

Pensando que el camino iba derecho,vine a parar en tanta desventura,que imaginar no puedo, aun con locura,algo de que esté un rato satisfecho.El ancho campo me parece estrecho;la noche clara para mí es oscura;la dulce compañía, amarga y dura,y duro campo de batalla el lecho.Del sueño, si hay alguno, aquello partesola que es ser imagen de la muertese aviene con el alma fatigada.En fin, que como quiera estoy de arte,que juzgo ya por hora menos fuerte,aunque en ella me vi, la que es pasada.

Si a vuestra voluntad yo soy de ceray por sol tengo solo vuestra vista,la cual a quien no inflama o no conquistacon su mirar es de sentido fuera, ¿de dó viene una cosa que, si fueramenos veces de mí probada y vista,según parece que a razón resista,a mi sentido mismo no creyera? Y es que yo soy de lejos inflamadode vuestra ardiente vista y encendidotanto que en vida me sostengo apenas; mas si de cerca soy acometidode vuestros ojos, luego siento heladocuajárseme la sangre por las venas.

Julio, después que me partí llorandode quien jamás mi pensamiento partey dejé de mi alma aquella parteque al cuerpo vida y fuerza ’staba dando, de mi bien a mí mismo voy tomandoestrecha cuenta, y siento de tal artefaltarme todo’l bien que temo en parteque ha de faltarme el aire sospirando. Y con este temor mi lengua pruebaa razonar con vos, oh dulce amigo,del amarga memoria d’aquel día en que yo comencé como testigoa poder dar, del alma vuestra, nuevay a sabella de vos del alma mía.

Con tal fuerza y vigor son concertadospara mi perdición los duros vientosque cortaron mis tiernos pensamientosluego que sobre mí fueron mostrados. El mal es que me quedan los cuidadosen salvo destos acontecimientos,que son duros y tienen fundamientosen todos mis sentidos bien echados. Aunque por otra parte no me duelo,ya qu’el bien me dejó con su partida,del grave mal que en mí está de contino; antes con él me abrazo y me consuelo,porque en proceso de tan dura vidaataje la largueza del camino.

¡Oh hado secutivo en mis dolores,cómo sentí tus leyes rigurosas!Cortaste’l árbol con manos dañosasy esparciste por tierra fruta y flores, En poco espacio yacen los amores,y toda la esperanza de mis cosas,tornados en cenizas desdeñosasy sordas a mis quejas y clamores. Las lágrimas que en esta sepulturase vierten hoy en día y se vertieronrecibe, aunque sin fruto allá te sean, hasta que aquella eterna noche escurame cierre aquestos ojos que te vieron,dejándome con otros que te vean.

Echado está por tierra el fundamentoque mi vivir cansado sostenía.¡Oh cuánto bien se acaba en un solo día!¡Oh cuántas esperanzas lleva el viento!¡Oh cuán ocioso está mi pensamientocuando se ocupa en bien de cosa mía!A mi esperanza, así como a baldía,mil veces la castiga mi tormento.Las más veces me entretengo, otras resistocon tal furor, con una fuerza nueva,que un monte puesto encima rompería.Aqueste es el deseo que me llevaa que desee tornar a ver un díaa quien fuera mejor nunca haber visto.

Amor, amor, un hábito vestí,el cual de vuestro paño fue cortado;al vestir ancho fue, mas apretadoy estrecho cuando estuvo sobre mí. Después acá de lo que consentí,tal arrepentimiento me ha tomado,que pruebo alguna vez, de congojado,a romper esto en que yo me metí. Mas ¿quién podrá deste hábito librarse,teniendo tan contraria su natura,que con él ha venido a conformarse? Si alguna parte queda por venturade mi razón, por mí no osa mostrarse,que en tal contradicción no está segura.

Boscán, vengado estáis, con mengua mía,de mi rigor pasado y mi aspereza,con que reprehenderos la ternezade vuestro blando corazón solía; agora me castigo cada díade tal selvatiquez y tal torpeza,mas es a tiempo que de mi bajezacorrerme y castigarme bien podría. Sabed qu’en mi perfeta edad y armado,con mis ojos abiertos, m’he rendidoal niño que sabéis, ciego y desnudo. De tan hermoso fuego consumidonunca fue corazón; si preguntadosoy lo demás, en lo demás soy mudo.

Pasando el mar Leandro el animoso,en amoroso fuego todo ardiendo,esforzó el viento, y fuése embraveciendoel agua con un ímpetu furioso. Vencido del trabajo presuroso,contrastar a las ondas no pudiendo,y más del bien que allí perdía muriendoque de su propia vida congojoso, como pudo, ’sforzó su voz cansaday a las ondas habló d’esta manera,mas nunca fue su voz dellas oída: “Ondas, pues no se escusa que yo muera,dejadme allá llegar, y a la tornadavuestro furor esecutá en mi vida.”

Sospechas que, en mi triste fantasíapuestas, hacéis la guerra a mi sentido,volviendo y revolviendo el afligidopecho con dura mano noche y día: ya se acabó la resistencia míay la fuerza del alma; ya rendido,vencer de vos me dejo, arrepentidode haberos contrastado en tal porfía. Llevadme a aquel lugar tan espantableque, por no ver mi muerte allí esculpida,cerrados hasta aquí tuve los ojos. Las armas pongo ya, que concedidano es tan larga defensa al miserable:colgad en vuestro carro mis despojos.

Mario, el ingrato amor, como testigode mi fe pura y de mi gran firmeza,usando en mí su vil naturaleza,qu’es hacer más ofensa al más amigo, teniendo miedo que si escribo y digosu condición, abato su grandeza,no bastando su esfuerzo a su crüeza,ha esforzado la mano a mi enemigo; y ansí, en la parte que la diestra manogobierna y en aquella que declaralos concetos del alma, fui herido. Mas yo haré que aquesta ofensa carale cueste al ofensor, ya que estoy sano,libre, desesperado y ofendido.

Siento el dolor menguarme poco a poco,no porque ser le sienta más sencillo,mas fallece el sentir para sentillo,después que de sentillo estoy tan loco; ni en sello pienso que en locura toco,antes voy tan ufano con oílloque no dejaré el sello y el sufrillo,que si dejo de sello, el seso apoco. Todo me empece, el seso y la locura:prívame éste de sí por ser tan mío;mátame estotra por ser yo tan suyo. Parecerá a la gente desvaríopreciarme deste mal do me destruyo:yo lo tengo por única ventura.

A la entrada de un valle, en un desiertodo nadie atravesaba ni se vía,vi que con estrañeza un can hacíaestremos de dolor con desconcierto: ahora suelta el llanto al cielo abierto,ora va rastreando por la vía;camina, vuelve, para, y todavíaquedaba desmayado como muerto. Y fue que se apartó de su presenciasu amo, y no le hallaba, y esto siente:mirad hasta dó llega el mal de ausencia. Movióme a compasión ver su accidente;díjele, lastimado: “Ten paciencia,que yo alcanzo razón, y estoy ausente.”

Estoy contino en lágrimas bañado,rompiendo siempre el aire con sospiros,y más me duele el no osar decirosque he llegado por vos a tal estado; que viéndome do estoy y en lo que he andadopor el camino estrecho de seguiros,si me quiero tornar para hüiros,desmayo, viendo atrás lo que he dejado; y si quiero subir a la alta cumbre,a cada paso espántanme en la víaejemplos tristes de los que han caído; sobre todo, me falta ya la lumbrede la esperanza, con que andar solíapor la oscura región de vuestro olvido.

¡Oh celos, de amor terrible frenoqu’en un punto me vuelve y tiene fuerte;hermanos de crüel amarga muerteque, vista, turbas el cielo sereno! ¡Oh serpiente nacida en dulce senode hermosas flores, mi esperanza es muerte:tras próspero comienzo, adversa suerte,tras süave manjar, recio veneno! ¿De cuál furia infernal acá saliste,oh crüel monstruo, oh peste de mortales,que tan tristes, crudos mis dias heciste? Torna ya sin aumentar mis males;desdichado miedo, ¿a qué veniste?,que bien bastaba amor con sus pesares.

El mal en mí ha hecho su cimiento y sobr’él de tal arte ha labradoque amuestra bien estar determinadode querer para siempre este aposiento; trátame ansí que a mil habría muerto,mas yo para más mal estoy guardado;estó ya tal que todos me han dejadosino el dolor qu’en sí me tiene vuelto. Ya todo mi ser se ha vuelto en dolory ansí para siempre ha de turar,pues la muerte no viene a quien no es vivo; en tanto mal, turar es el mayor,y el mayor bien que tengo es el llorar:¡cuál será el mal do el bien es el que digo!