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Transcript

(Toca el Espíritu que está sobre Adela. Pincha en las flores para leer lo que escribió a su amiga Águeda cuando tenía 21 años)

20 de noviembre de 1810 ¡Qué gran verdad es, Señor, que lo único necesario es la santidad! Que el ejemplo de tantos santos y santas de diferentes condiciones nos anime: a pesar de tener los mismos obstáculos que tenemos nosotros y aún otros mucho mayores, llegaron a ser santos.

30 de julio de 1810 Hubo santos que, con un estilo de vida que parecía ordinario, lograron infinitos méritos. Poner buena cara a alguien que nos cae mal, hablarle amistosamente... Querida amiga, ante nosotras tenemos tesoros. ¿Por qué no levantarnos para recogerlos? Expulsemos esta pereza espiritual: es el mayor mal de nuestra alma. Si tanto nos gusta trabajar para esta vida, seamos aún más audaces en trabajos que nos aprovechen para la eternidad.

7 de junio de 1810 Tratemos de adquirir ese entendimiento que nos haga conocer el camino que conduce a la Vida, esa ciencia de los santos, tan diferente de la ciencia del mundo y tan opuesta a ella. La ciencia del mundo busca la gloria, el darse postín. La de Jesús consiste en permanecer oculto a los ojos de un mundo, que no ve las cosas de la salvación.

15 de mayo de 1810 Un excelente ejercicio, que aconsejan mucho los santos consiste en dar una ojeada por la mañana a todo lo que vamos a hacer en el día, a fin de ver cómo nos podemos comportar cristianamente en todo; y por la tarde, ver cómo hemos sido fieles a ello. Querida amiga, cuesta mucho vencer la pereza, pero ¿no es necesario que cueste mucho para salvarse? El cielo, ¿no merece ser conquistado?

3 de agosto de 1814 En la fidelidad a las acciones ordinarias y en la perfección de su ejecución consiste el progreso que podemos ir logrando en la virtud. Dios no nos pide cosas extraordinarias, pero quiere que nos santifiquemos en las cosas que estamos haciendo todos los días.

El Espíritu Santo siempre ha estado presente en mi vida, desde el día de mi bautismo, que cada año he celebrado, porque nacer a la vida cristiana ha sido el mejor regalo que me han hecho. Recibí el Espíritu en mi confirmación, y con él encontré a mis mejores amigas. Espíritu que nos reunió en una pequeña Asociación, cada vez más numerosa, y que puso en nuestro camino a las personas que hacían falta para hacer realidad "nuestro querido proyecto" de vivir la vida religiosa. El Espíritu transforma nuestra vida, como transformó la de los apóstoles, que de asustados y encerrados, salieron a anunciar el evangelio con decisión. También hace posible que encontremos las ayudas necesarias, para mí lo fue el Padre Chaminade, el Buen Padre, entonces ya me parecía un santo.