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ESTRATEGIAS INTERACTIVAS EN EL AULA

¿Qué son?

¿Para qué sirven?

Las estrategias de aula son el conjunto de estrategias educativas, métodos, quehaceres, etc., que utiliza el profesorado diariamente para explicar, hacer comprender, motivar o mejorar los procesos de enseñanza aprendizaje. El conocimiento del conjunto de estrategias facilita la labor del docente.

Frecuentemente el profesor principiante se encuentra con ese tipo de dificultades, no sabe exactamente cómo motivar a sus estudiantes, cómo interaccionar en el aula, cómo relacionarse con ellos, cómo organizar una clase, cómo mantener una cierta disciplina o resolver diversos conflictos. Por lo general, se enfrenta a la carencia de material y de estrategias educativas.

CÓMO DESPLAZARTE EN EL AULA PARA QUE TUS ALUMNOS TE ESCUCHEN

¿Listo para descubrir cómo se puede enseñar no sólo con la palabra, sino también con el cuerpo?

Lo primero que ven tus alumnos es tu imagen

Se puede y se debe aprender a moverse por el aula y hacerlo de manera consciente para reforzar aquello que se quiera transmitir. Tu voz, tu energía y tu saber estar son tres elementos que no hacen más que reforzar aquello que quieres transmitir a tu alumnado. Por tanto, evita paralizarte, estar quieto o agazapado, porque la información que transmites a tus estudiantes refleja desinterés, inseguridad y/o nerviosismo. Si aprendes a controlar tu cuerpo y tus movimientos, ganarás en presencia y credibilidad. Olivia Mitchell, El arte de presentar.

Posición de poder. El docente se coloca de pie, cerca y frente a su alumnado. Recomendada al inicio o final de una sesión o para cuando se quiere transmitir confianza o autoridad. Se aconseja que el tiempo de permanencia en esta posición no sea muy prolongado.

Coreografía. La última posición es muy recomendable cuando se usa el proyector para una presentación. Esta posición es una especie de coreografía con el fin de dar importancia al contenido de alguna diapositiva: se trata de acercarse a la diapositiva y señalarla usando un puntero o simplemente la mano. Luego se vuelve a la posición de poder, es decir, en el centro, para dejar claro la importancia del contenido que se ha querido destacar.

Puntos de vista. Esta posición es perfecta si se quiere reflejar un continuo de opciones o puntos de vista. De lo que se trata es de usar una posición, un extremo para referirse a una postura, otro extremo para referirse a otra, y, finalmente, colocarse en el centro para adoptar una posición intermedia.

Contraste. Esta posición resulta muy útil cuando se defienden argumentos a favor y en contra de una tesis. A la hora de argumentar resulta muy efectivo usar dos posiciones opuestas en el aula, porque así se simulará que están discutiendo dos personas con criterios enfrentados.

Narración. Contar historias o anécdotas es una excelente manera de enseñar contenidos en el aula. Lo bueno que tiene el hecho de contar una historia es que suele producirse un cambio de voz y un cambio corporal importante. Esto es ya de por sí un elemento a favor que se puede complementar espacialmente creando un rectángulo imaginario por el que podemos movernos libremente durante la narración. Este rectángulo, junto con los cambios en la entonación, tiene como objetivo captar la atención del alumnado, así, por ejemplo, cuando la historia cuente con más de un personaje, podemos cambiar de voz y de posición dentro del rectángulo para que los estudiantes puedan seguir y entender mejor la historia.

Cronología. Esta posición pretende convertir el espacio donde se enseña en una línea de tiempo. Útil para la enseñanza de acontecimientos históricos, por ejemplo, ya que el desplazamiento implica un patrón cronológico y usa una posición diferente para cada etapa o momento. Se aconseja que para narrar el pasado debemos situarnos a la izquierda de los estudiantes e ir avanzando progresivamente hacia la derecha.

Mapa de presentación. El aula se convierte en una especie de mapa de lo que se quiere enseñar. Es muy útil cuando se divide el contenido de la clase en varios bloques o en actividades distintas: se trata de ocupar la posición en función del bloque de contenidos que se quiera transmitir, porque cuando el alumnado vea dónde se coloca el docente, captará al instante en qué bloque temático se encuentra.

· Énfasis. Si hasta ahora te has movido en la parte frontal del aula situada entre la pared de la pizarra y la primera fila de mesas, llega el momento de pasar a la acción. Cuando se quiera enfatizar algo muy importante, se realiza una pausa mientras se va entrando despacio por uno de los pasillos que se crean entre las mesas de los estudiantes. Y cuando hayas avanzado en silencio, nos acercamos a uno de nuestros alumnos y, en ese momento, lanzamos una frase lapidaria, esa frase que queremos que recuerden por encima de todo, el lema que resume lo enseñado ese día. El efecto puede ser sorprendente.

Comparación/contraste. Esta posición en el aula resulta francamente efectiva a la hora de representar cada una de las opciones que se estén comparando. Para cada una de estas opciones debes situarte en una posición distinta para que visualmente los estudiantes capten el contraste de lo que se expone.

Aproximación y contacto. Otro recurso muy efectivo para captar la atención en el aula, consiste en acercarse al alumno que en ese momento está hablando o distorsionando la clase por algún motivo, sin interrumpir la sesión lectiva. Debemos mantener el mismo tono de voz y desplazarnos de una forma natural y calmada. Mientras hablamos y caminamos hacia ese alumno en concreto, en ningún momento fijaremos la vista en él. De lo que se trata es de no llamar la atención o interrumpir el ritmo de lo que estemos enseñando. Cuando estemos al lado del alumno en cuestión, lo que haremos será seguir hablando con total normalidad al resto de la clase, no le hablaremos ni le diremos nada al alumno que hasta ese momento estaba distorsionando. Nos pondremos a su lado y, mientras seguimos hablando, le tocaremos levemente el hombro o la muñeca durante unos segundos, sin hablarle ni mirarle. En ese preciso momento el alumno captará el sentido del mensaje que le estamos transmitiendo y nosotros no tendremos la necesidad de interrumpir aquello que estemos enseñando.

Desplazamiento y rotación En muchas ocasiones, cuando enseñamos a nuestro alumnado, nos colocamos en frente, en la parte central y de espaldas a la pizarra. Pues bien, de lo que se trata es de realizar la siguiente actuación: sin dejar de hablar, nos iremos desplazando hacia el centro del aula e iremos dando vueltas muy lentamente sobre nuestro cuerpo a medida que vamos avanzando. Poco a poco nos iremos desplazando hacia la parte opuesta de la pared donde está la pizarra y desde allí seguiremos enseñando nuestros contenidos. ¿Qué conseguimos con ello? Muy fácil. Pronto se darán cuenta que de hemos desaparecido de su campo de visión. Esto les causará sorpresa y curiosidad. Y ahí está la clave. Su centro de interés que hasta aquel momento era la conversación con otro compañero, se desplazará hacia nosotros, porque habremos hecho algo fuera de lo común, pero con total normalidad y sin interrumpir nuestra sesión lectiva.

Invasión sutil del espacio. Otro recurso para captar la atención de un alumno con una conducta disruptiva es acercarnos otra vez hacia él. Como en las otras dos ocasiones de lo que se trata es de acercarnos de una forma natural y sin dejar de hablar. Nos iremos acercando hasta colocarnos a su lado y en ese momento haremos algo totalmente imprevisto: nos sentaremos encima de su pupitre. Se trata de una actuación invasiva, pero que también resulta muy efectiva para captar su atención. Es muy importante que permanezcamos encima del pupitre del alumno durante unos minutos y sigamos hablando y dando la clase de la forma más natural posible. De lo que se trata nuevamente es de no interrumpir la sesión lectiva. No hace falta decirle nada al alumno, no hay necesidad de dirigirle la palabra. Simplemente el alumno entenderá que su conducta no es la adecuada, le habremos causado cierta sorpresa y entenderá el mensaje no verbal que le estamos enviando a él y al resto de la clase.

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Cinco métodos para captar la atención de tus alumnos

Utiliza las TIC. Los elementos multimedia y los recursos que aprovechan las nuevas tecnologías son herramientas muy útiles para motivar y captar la atención de tus estudiantes, nativos digitales y acostumbrados a estímulos audiovisuales constantes. Apóyate siempre que sea posible en este tipo de elementos, que utilizan diversos sentidos, resultan dinámicos y ayudan a asimilar mejor los conocimientos.

Apela a las inteligencias múltiples. En muchas ocasiones la falta de atención y motivación se debe a un mal aprovechamiento de las diversas formas de aprender de tus alumnos. La teoría de las inteligencias múltiples tiene en cuenta las distintas capacidades de cada estudiante para adaptar el desarrollo de las clases a sus necesidades, su ritmo y su sistema de aprendizaje, según ocho inteligencias: visual-espacial, verbal lingüística, lógico-matemática, cinestésico-corporal, intrapersonal, interpersonal, musical y naturalista. Por ejemplo, puedes dramatizar una lección de ciencias en una obra de teatro, debatir sobre hechos históricos, resolver juegos de palabras e, incluso, componer y cantar canciones matemáticas.

Enfoca la actividad como un juego. El juego es uno de los elementos más eficaces para motivar a los estudiantes porque implica diversión y afronta el aprendizaje desde un punto de vista mucho más atractivo, el del entretenimiento y el ocio. Puedes poner en práctica la gamificación en tu aula o, sencillamente, aprovechar los juegos didácticos como recurso para apoyar tus lecciones.

  1. 1. Deja a un lado la clase magistral y opta por nuevas metodologías. Un estudio realizado en el MIT en 2010 detectó que la actividad cerebral de un estudiante durante la tradicional clase magistral llegaba a ser similar a la que se produce durante algunas fases del sueño. Para captar la atención de tus alumnos debes dejar a un lado el modelo de emisión-recepción pasiva y darles protagonismo en su propio aprendizaje. Metodologías activas como el trabajo por proyectos, el aprendizaje basado en la resolución de problemas, el trabajo colaborativo o la flipped classroom implican al alumno, le dan responsabilidades y le proponen retos y preguntas que estimulan su curiosidad.

Acerca el conocimiento a su vida cotidiana. Plantea los contenidos, las propuestas didácticas, los trabajos y las actividades de manera que se relacionen directamente con temas y vivencias que interesen a tus alumnos. Es importante que les hagas ver que los conocimientos, las destrezas y las habilidades que adquieran les resultarán útiles en su vida actual y en el futuro, para resolver problemas y situaciones diarias o para profundizar en asuntos que les afectan.