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Transcript

Encuentro para padres Tema: La Confirmación

Generalidades sobre Sacramentos

Los sacramentos son signos sensibles y eficaces de la gracia invisible de Dios a través de los cuales se otorga la vida divina, es decir, ofrecen al creyente el ser hijos de Dios. Según el catolicismo, fueron instituidos por Jesucristo y confiados a la Iglesia. El rito litúrgico católico es el conjunto de prescripciones que reglamentan las ceremonias y están contenidos en los Libros litúrgicos católicos. Los diversos ritos en la Iglesia se fueron formando en las distintas regiones donde se extendió la Iglesia. Todos los ritos derivan de aquella primera «fracción del pan» que practicaron los apóstoles, según las instrucciones recibidas de Jesús, para conmemorar su muerte y resurrección, celebrando la Eucaristía.

En el día de Pentecostés, tuvo lugar la Confirmación con la venida del Espíritu Santo, después de la gloriosa ascensión de Jesús a los Cielos. Debemos y podemos acceder a Dios con todos los sentidos, no sólo con el intelecto, principalmente con el corazón. Por eso se nos da Dios en signos terrenos, que son Los SACRAMENTOS Los sacramentos son dones de Cristo a su Iglesia. Ella tiene la misión de dispensarlos y de protegerlos.

Fue así como el Espíritu Santo los llenó de poder a todos ellos, y enseguida empezaron a hablar en otros idiomas. Cada uno hablaba según lo que el Espíritu Santo le indicaba.

Algunos datos

(Hechos 2,4)

Hechos 2, 4 Fue así como el Espíritu Santo los llenó de poder a todos ellos, y enseguida empezaron a hablar en otros idiomas. Cada uno hablaba según lo que el Espíritu Santo le indicaba.

Jesús ha confiado la transmisión de sus palabras y signos a determinadas personas, en concreto a sus APÓSTOLES, y no los ha entregado a una masa anónima. Hoy se diría: no colocó su herencia en la red con libre acceso, sino que la albergó en un dominio propio.​

El protagonista es el Espíritu Santo

No en una red con acceso libre

con el Espíritu...

FE ¿Magia? ¡NO!

Es necesario conectarse

Orar es ponerse en manos de Dios

Mi FE es como el WIFI, es invisible pero me conecta con lo que necesito...DIOS

Los sacramentos no son magia. Un sacramento sólo puede tener efecto cuando se entiende y acoge en la Fe. Los sacramentos no sólo suponen la fe, sino que también la fortalecen y la expresan.

John Beckett: 2 tragedias, 1 descubrimiento

* Por supuesto, No es Cristo que necesita de nosotros, sino que nosotros necesitamos de Él. * Nos ama y se entrega para ayudarnos a ser cada día más felices * Finalmente Él está dispuesto para ayudarnos para que haya coherencia entre lo que celebramos y la vida. * Los sacramentos son los canales por donde nos llega la vida de Dios​

Somos nosotros que tenemos que cargar el corazón con lo que Jesús nos da.

La FE un regalo de Dios

Desde que se constituía una nueva comunidad, había dos elementos que formaban a los cristianos y los confirmandos con Cristo: desde los orígenes fueron estos dos sacramentos: el Bautismo y la Confirmación * El Bautismo nos hace hijos de Dios * Nos une profundamente a Cristo La Confirmación nos compromete a ser mejores testigos y defender la FE con las palabras y obras. Con la Confirmación se perpetúa la venida del Espíritu Santo: * Bautismo nos regala mayor unión con Cristo * La confirmación nos reafirma una mayor unión con el Espíritu Santo​

Efectos de estos sacramentos

§ Imposición de las manos (poner bajo la sombra, bajo la acción del Espíritu Santo * Unción en la frente con el Crisma (mezcla de aceite y aromas que han sido consagrados por el obispo en la Semana Santa): Signo de la fortaleza (aceites) y del especial estilo de vida que todo cristiano debe tener (aromas) Se estable una integración con Cristo.

Madurez personal en la fe. De la misma manera que tenemos un crecimiento físico y psíquico en nuestra vida; si no queremos quedarnos en un infantilismo espiritual, hemos de crecer proporcionalmente en la fe. La semilla, el don del Espíritu Santo que se plantó en nosotros el día de nuestro Bautismo, no puede quedar estancado, sino que ha de crecer continuamente: hemos de llegar a la madurez del hombre en la fe. Se trata pues, de fortalecer y de llevar adelante el don recibido en el Bautismo, hasta llegar a la plenitud de la gracia. La Confirmación nos recuerda y potencia nuestra vocación a la santidad. Esta dimensión del sacramento está significada, sobre todo, por los siguientes ritos en la ceremonia de la Confirmación:

LA MADUREZ

DOS SIGNOS

(2 Cor 2, 15)

Óleo (unción) (ungir a una persona es unir singularmente al ungido por excelencia: Cristo​​

2da. Corintios 2, 15 Porque nosotros somos para Dios el buen olor de Cristo, tanto entre los que se salvan, como entre los que se pierden.

Esta integración lo injerta en la comunidad eclesial. El hecho de que sea el Obispo (o un delegado directo de éste) el que celebre el sacramento, significa la dimensión eclesial de este sacramento. Se trata de integrarnos plenamente en la Iglesia y sentirnos hijos de ella. Nadie puede construirse en solitario su vida; y tampoco su vida de fe. Necesitamos de una comunidad en la que se nos sostenga y que sea para nosotros refugio y fuerza en el caminar. Esta dimensión eclesial, está significada sobre todo por los siguientes ritos en la liturgia de la Confirmación: a) La imposición de las manos (que realiza el obispo sobre la cabeza del confirmando): signo del cobijo que buscamos bajo el "tejado" de la Iglesia. b) La figura del padrino-madrina (que en el momento de la confirmación pone su mano sobre el hombro del confirmando): Signo de la necesidad de ayuda en el caminar cristiano. Tenemos que saber pedir ayuda, y dejarnos ayudar, en la vida cristiana.

Breve catequesis del Papa Francisco

Antes de recibir la unción que confirma y fortalece la gracia del bautismo, por eso los que serán los confirmados que renuevan las promesas hechas un día por sus padres y padrinos. Ahora son ellos mismos los que profesan la fe de la Iglesia, respondiendo “creo”, y dispuestos a creer “en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, ya que su venida requiere corazones reunidos en oración El celebrante imponiendo las manos suplica a Dios infunda el Espíritu Santo que trae consigo la riqueza de los dones: sabiduría, inteligencia, consejo, fortaleza, ciencia, piedad y santo temor de Dios. Estas son las siete virtudes del Espíritu para el cumplimiento de nuestra misión. También San Pablo describe el abundante fruto del Espíritu que es “amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio de sí” (Gal 5, 22)

El único Espíritu distribuye los dones que enriquecen a la Iglesia: él es el Autor de la diversidad, pero al mismo tiempo el Creador de la unidad. Se completa la gracia del bautismo al imponer las manos, y se unge con óleo perfumado.

Hechos 1, 14

Hechos 1:14 Todos ellos perseveraban en la oración y con un mismo espíritu, en compañía de algunas mujeres, de María, la madre de Jesús, y de sus hermanos.

El óleo perfumado (el crisma) es una sustancia terapéutica y cosmética que, al penetrar en los tejidos del cuerpo cura las heridas y perfuma los miembrosPor estas cualidades fue asumido para expresar la acción del Espíritu Santo que consagra e impregna al bautizado, embelleciéndolo con carismas. El sacramento es conferido mediante la unción con el crisma en la frente, efectuada por el celebrante mediante imposición de la mano y con estas palabras: “Recibe por esta señal el Don del Espíritu Santo”. El Espíritu Santo es el don invisible otorgado y el crisma es su sello visible. Por este signo de la cruz trazado con el óleo perfumado, el confirmado recibe así una huella espiritual indeleble, el “carácter” que lo configura más perfectamente a Cristo y le da la gracia para difundir entre los hombres el “buen olor” San Ambrosio dice: El Espíritu es un don inmerecido, que hay que recibir con gratitud, dejando espacio a su creatividad inagotable. Es un don para conservar con cuidado, para secundar con docilidad, dejándose moldear, como la cera, por su ardiente caridad, para reflejar a Cristo en el mundo de hoy.

(2 Cor 2, 15)

1ra. Cor 2:15 Somos el buen olor que de Cristo sube hacia Dios, y lo perciben tanto los que se salvan como los que se pierden.

Esta unción confirma y fortalece la gracia del Bautismo, uniéndonos con Cristo y la Iglesia, por eso los confirmando renuevan las promesas hechas por sus padres y padrinos, y el celebrante invoca al Espíritu para que derrame sus dones: San Pablo describe el abundante fruto del Espíritu que es “amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, y dominio de sí” Nos ayuda a dar testimonio de su fe con los actos que acompañan la palabra.El Espíritu es creador de la diversidad, pero al mismo tiempo creador de la unidad. El óleo es una sustancia terapéutica y cosmética, porque cura las heridas y perfuma los miembros. El celebrante dice: recibe el DON del Espíritu Santo, que es el Don invisible otorgado y el Crisma su sello visible. El Espíritu es un Don inmerecido, que hay que recibirlo con gratitud, dejando espacio a su creatividad inagotable. Es un don para conservar con cuidado, para secundar con docilidad, dejándose moldear como la cera, para reflejar a Jesucristo en el mundo de hoy. Como todo sacramento, la Confirmación es obra de Dios.

Conceptos principales

+ ¿Qué significa la expresión «celo apostólico»? + ¿Qué consideras más necesario en tu vida cristiana: la madurez de tu fe, tu integración en la Iglesia o tu celo apostólico? + Lee con atención Hech 2,1-13. ¿Qué cambio se refleja en la actitud de los apóstoles tras recibir el Espíritu Santo? ¿Qué consecuencias puede tener al recibir la Confirmación? ¿Qué esperas que cambie en tu vida?

"Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en un mismo lugar. De repente vino del cielo un ruido como el de una ráfaga de viento impetuoso, que llenó toda la casa en la que se encontraban. Se les aparecieron unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos; quedaron todos llenos del Espíritu Santo y se pusieron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse. Había en Jerusalén hombres piadosos, que allí residían, venidos de todas las naciones que hay bajo el cielo. Al producirse aquel ruido la gente se congregó y se llenó de estupor al oírles hablar cada uno en su propia lengua. Estupefactos y admirados decían: «¿Es que no son galileos todos estos que están hablando? Pues ¿cómo cada uno de nosotros les oímos en nuestra propia lengua nativa? Partos, medos y elamitas; habitantes de Mesopotamia, Judea, Capadocia, el Ponto, Asia, Frigia, Panfilia, Egipto, la parte de Libia fronteriza con Cirene, forasteros romanos, judíos y prosélitos, cretenses y árabes, todos les oímos hablar en nuestra lengua las maravillas de Dios.» Todos estaban estupefactos y perplejos y se decían unos a otros: «¿Qué significa esto?» Otros en cambio decían riéndose: «¡Están llenos de vino!»"

Gracias por venir y acompañar a sus hijos