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ALEXANDRA Y LA SABANA

por NIKOL ZHIVKO

Erase una vez una cebra que se llamaba Alexandra. Era una cebrita muy traviesa porque siempre se estaba escapando de casa. Tenía 9 hermanos mayores. Alexandra tiene la piel suave. Sus rayas son anchas pero sus manchas de la cabeza se parecen a una rosa y eso le hace muy especial.

Un día Andres, el hermano mediano, se alejo de casa porque quería tener una vida mejor, conocer mundos nuevos. Llego la hora de cenar y no encontraban a Andrés. Sus padres estaban preocupados. Decidieron ir a buscarlo pero no dejaron que fuesen sus hijos porque como era de noche se podían perder.

Se fueron a buscarlo a los árboles que tanto le gustaban. Encontraron una pista, restos de pelo de cebra en el árbol. Se volvieron a casa triste y preocupados. Alexandra dijo que ella misma iría a buscarlo. Sus padres aceptaron pero con una condición irás acompañada de tu padre.

Andrés oyó unas vocecitas de su madre que cada vez se alejaban más y más, en realidad era el ladrón Sarica. Al ver a Andrés y que sus manchas de su frente se parecían a una zanahoria supo que era de una familia importante.

Sarica: ¡Hola! ¿cómo te llamas? Andrés: Me llamo Andres ¿Y tú? Sarica: Sarica ¿quieres venir a mi casa a comer? Tengo las mejores flores del mundo, son blancas y azules huelen a espaguetis. Andrés: Vale, porque me muero de hambre.

A la hora de comer Andrés tenía muchísima hambre así que se comió un plato de flores bancas y azules. Pero Sarica le echó especies de espaguetis sin que se diera cuenta. A Andrés se le puso la cara roja y llena de granos enormes.

El pájaro Silvia es un petirojo que tenía un lazo azul a la derecha de la cabeza y escuchó los quejidos de Andrés. Entonces voló lo más rápido que pudo para avisar a la familia de Andrés. Javier el padre de Alexandra dijo: “nos vamos inmediatamente”.

Se fueron hacia la ciudad Diamante donde vivía un médico pobre que tenía poderes mágicos y hierbas medicinales. Al llegar al médico y contarle el problema que tenían él les dijo que les ayudaría pero con una condición. Para conseguir la medicina especial tendréis que traerme el diamante roto que está en el desierto. Pero ¡cuidado con los escorpiones! ¿Cómo lo vamos a encontrar? Pregunto Alexandra. Está en la mitad del desierto, respondió el médico. De acuerdo iremos dijo el padre.

Después de una semana de aburrido viaje encontraron el diamante pero estaba rodeado de escorpiones. Al ver los escorpiones se disgustaron. Pero rápidamente Alexandra tuvo una idea al ver como caía una lágrima en la arena y se convertía en mágica, pensó en hacer un trampolín para pasar por encima. Decidieron ir juntos corriendo al trampolín y de un salto enorme llegaron al diamante. Al final escaparon con él y llegaron al médico que les dio la medicina.

Alexandra y su papa se pusieron en marcha para buscar a Andres. Después de un corto viaje llegaron a la casa de Sarica. Entonces oyeron los gritos de Andrés que venían del jardín. Se encontraron a Andrés con la cara roja y con muchos granos pequeños.

- Alexandra: “¡Hola Andrés! ¿qué tal estas?” - Andrés: “mal me duele mucho la barriga” - Alexandra: Tomate el jarabe y verás como te vas a sentir mejor. - Andrés ¿a que sabe? - Alexandra: sabe a fresa.

Andres se toma el jarabe y en un momento se siente mejor. Su papa le dijo: “no te puedes escapar de casa sin nuestro permiso y no te puedes fiar de desconocidos. Andrés reconoció su error y los tres felices se fueron a casa en busca de su familia.